El presidente de los EE.UU. concretó finalmente su gira por cinco países latinoamericanos, la primera que realiza luego de un largo período en el que las relaciones con esta parte del continente quedaron relegadas por otras prioridades de la política exterior norteamericana.
Clarin - Buenos Aires
La gira del presidente Bush incluyó a Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, países que su gobierno considera aliados estratégicos o con gobiernos que Washington prefiere privilegiar, frente a otros más distantes o francamente críticos, como es el caso de Venezuela y Bolivia.
Así, resultó clara la intención de subrayar la jerarquía que se le otorga a Brasil como primer socio estratégico de Sudamérica, el apoyo al presidente colombiano Alvaro Uribe como principal aliado y las simpatías hacia el Uruguay, con cuyo gobierno se busca un acuerdo de libre comercio.
El aspecto geopolítico de la gira del presidente Bush contó con el inesperado refuerzo ofrecido por el presidente venezolano Hugo Chávez, que trazó una gira contrapuesta y simultánea, por países cuyos gobiernos considera más afines. Si la intención subyacente del gobierno norteamericano fue neutralizar la influencia de Chávez, puede estimarse que sus logros han sido cuanto menos magros.
Más allá de las estrategias de confrontación y los juegos por ganar influencia y presencia regional, importa destacar que los países latinoamericanos recobran algo de presencia e interés en la agenda hemisférica tanto por sus problemas como por sus oportunidades. Y esto es algo que las políticas exteriores nacionales deben saber aprovechar.
La gira del presidente norteamericano George W. Bush por cinco países latinoamericanos da cuenta de una presencia de la región que Washington ha desatendido en los últimos años.
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