El presidente de EEUU llega hoy a Brasil, para continuar después rumbo a Uruguay, Colombia, Guatemala y México en un viaje de una semana que tiene un doble objetivo: lanzar un mensaje a sus socios del sur de que el patio trasero de EEUU no cayó en el olvido tras el 11-S, y frenar la ola de retórica antigringa que se expande a gran velocidad por la región. La versión oficial se queda en que la visita busca dar a conocer su plan para “promover la libertad, la prosperidad y la justicia social” en estos países.
El presidente de Venezuela y máximo rival de Bush en el Cono Sur, Hugo Chávez, intentará eclipsar la gira desde Buenos Aires, donde ha convocado a un trío de mandatarios populistas: Néstor Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia) y Rafael Correa (Ecuador). Falta el más rebelde de todos frente a Washington, Fidel Castro (Cuba), que por motivos de salud se encuentra retirado del poder y no podrá reforzar el boicot. Está claro que Chávez no quiere dejar pasar la oportunidad de derrotar verbalmente a Mister Danger –como apoda a Bush– en su propio terreno, y hará todo lo posible por desprestigiar los buenos propósitos del dirigente con sus vecinos.
Expansión.com - (Articulo Recuperado)
Bush, consciente de que lo tiene difícil para ganarse a los latinoamericanos y atenuar el ruido de las protestas previstas, aterriza en el subcontinente con la promesa de más ayudas al desarrollo. EEUU enviará un barco cargado de médicos para atender a unos 85.000 pacientes, formará a personal sanitario, invertirá 75 millones de dólares en cursos de inglés y becas para estudiar en EEUU, incentivará el acceso al crédito de las pymes en los bancos estadounidenses y otorgará ayudas para comprar vivienda, entre otras medidas. Además, apoyará a El Salvador, Honduras, Nicaragua y Paraguay con 900 millones de dólares para cumplir los Objetivos del Milenio. Sólo en el área de salud, Washington ha invertido ya 1.000 millones de dólares en la región desde 2001.
Pero la gran apuesta de Bush para sacar de la pobreza a estos países es el libre comercio en América. EEUU ha firmado acuerdos con diez gobiernos latinoamericanos, tres de ellos pendientes de ser aprobados en el Congreso (Perú, Colombia y Panamá). Antes de emprender el viaje, Bush pidió a los gobernantes latinos que sean “pacientes” para ver los frutos de estos acuerdos. La otra gran baza es el liderazgo de las empresas estadounidenses en la región, donde invirtieron el año pasado cerca de 353.000 millones de dólares, una cifra que sitúa a EEUU como el mayor inversor extranjero.
Colaboración española
El punto flaco de Bush es su diplomacia, que no termina de caer simpática en Latinoamérica, sobre todo después del fracaso de las recetas liberales de Washington para acabar con la pobreza en los 90. En este sentido, el Gobierno español se ofrece como mediador entre EEUU y los gobernantes más díscolos –los que se reúnen en Buenos Aires y alguno más, como el nicaragüense Daniel Ortega–, un ofrecimiento que todavía no ha cuajado en nada concreto. Esta ocasión podría ser clave para que Madrid demuestre su capacidad de mantener tranquilos a Chávez y sus adeptos durante la estancia de Bush.
La agenda presidencial incluye reuniones con Luiz Inácio Lula (Brasil), para cooperar en la producción de etanol como fuente alternativa al petróleo; Tabaré Vázquez (Uruguay) en señal de reciprocidad a su visita a Washington en 2006; Álvaro Uribe (Colombia), su mejor aliado, para expresar el apoyo a la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico; Óscar Berger (Guatemala) para agradecer su apoyo en Irak; y Felipe Calderón (México), con quien retomará la espinosa cuestión de los inmigrantes ilegales en EEUU.
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