18/3/07

EL ÉXITO ECONÓMICO... ¿NO LOGRA TAPAR TODO?

Los aviones vuelan a ciegas. Algunos gobernadores terminan tirados por la ventana. Hay proyectos de ley a los que se les agregan extraños anexos con escondidos pagos millonarios a ex empresarios.
El crecimiento de la economía oculta muchas cosas, pero no todo. El Estado y la política parecen, a veces, pordioseros pudientes.

ARGENTINA - 18-03-2007
El gobernador riojano, Angel Maza, ha pagado con su propia caída la ambición de perpetuidad en el poder. Esa ambición no viene sola: generalmente está acompañada, en el Norte miserable y a veces inviable, por la ostentación de riqueza y de privilegios por parte de los gobernantes. Maza había hecho construir en la residencia oficial una pileta de natación propia de un millonario de la lista Forbes. Todos los dirigentes riojanos son hijos políticos de Menem; lo que está ocurriendo allí es un trámite sucesorio con herederos hostiles. Kirchner se ocupó de seducirlos, no de renovarlos.

Carlos Rovira tambalea en Misiones desde que perdió también la posibilidad de continuar sin límites en el poder. Ahora se dedica a imaginar obras faraónicas mientras muchos misioneros abandonan la provincia y la esperanza. ¿La próxima desgracia se abatirá sobre el tucumano José Alperovich? Algunos colaboradores de Kirchner le anticiparon al Presidente que su aliado en Tucumán podría caer en cualquier momento.

Enfrentado con el vicegobernador, Fernando Juri, Alperovich carece de la prosapia peronista de su contendiente, pero logró introducir la reelección en la Constitución provincial poco tiempo antes de que esos proyectos cayeron fulminados por la votación misionera. Extasis y derrumbe de Alperovich.

Desde entonces, el gobernador perdió la mayoría de la Legislatura provincial, ahora en manos del vicegobernador. Kirchner confía en que la coalición opositora a Alperovich no alcanzará los dos tercios para tumbarlo.

Sus colaboradores le advirtieron que un gobernador empieza a perder popularidad y legisladores cuando no puede lidiar con el Parlamento. Para peor, Juri es hijo de uno de los dirigentes históricos del peronismo tucumano. Alperovich es un forastero en el peronismo, que pasó por el radicalismo y por el duhaldismo antes de aterrizar en el kirchnerismo. La pasión por el turismo empapa la política.

Alperovich avanzó sobre la política y sobre los cargos institucionales con el nombre de su propia esposa, una mujer sin antecedentes en la vida política. Ella fue la primera candidata a diputada nacional en las elecciones de 2005 por la triunfante lista del gobernador. Alperovich suele hacer reuniones políticas en su amplio departamento ubicado en una de las zonas más caras de la Capital.

Kirchner ya demostró con Maza que no está dispuesto a intervenir provincias sólo para salvar a sus amigos. Hizo bien. El remedio federal sólo se justifica cuando se pierde definitivamente el orden público o cuando las arbitrariedades del poder ponen en riesgo las garantías de los ciudadanos. Las instituciones deben resolver los conflictos de las instituciones. Así, de nada le valdrá a Alperovich su recargada sumisión kirchnerista.

Nada cambia nunca. El Grupo Greco viene reclamándole una indemnización al Estado desde 1987 y entabló juicios desde 1991. Los abogados del Estado parecieron siempre letrados de los Greco: dejaron vencer los plazos y muy pocas veces apelaron las decisiones judiciales. Una nueva fórmula apareció en los últimos tiempos: en un proyecto de ley firmado por el Presidente para pagar deudas a jubilados, a ex empleados de YPF y a víctimas de la dictadura se coló, en el Ministerio de Economía, un misterioso anexo que incluía pagos a los Greco por 587 millones de pesos. Figuró como "pago a proveedores" y el proyecto se abortó en el Senado por la insistencia de la oposición.

Ahora hay una sentencia firme de un juez para que se pague ese monto, que el Estado nunca apeló. La ministra de Economía, Felisa Miceli, sostiene que a los Greco no hay que pagarles nada. Quizá sea una buena idea, irremediablemente tardía. ¿Por qué entonces justo en su ministerio se agregó el anexo al proyecto enviado al Congreso por el Gobierno?

En un e-mail que el director de Deuda Pública, Jorge Amado, un subordinado de Miceli, le mandó al senador peronista Jorge Capitanich, aquél fue muy claro: en esos fondos habilitados por el Congreso, afirma, "se incluye la deuda con el Grupo Greco; esta última -agrega- está representada en seis formularios y se alcanzarían a pagar sólo cinco de ellos. El resto se pagará cuando se apruebe el nuevo presupuesto", concluye.

Otra funcionaria de Economía, Valeria Pomodoro, le informó luego al Senado, desatado ya el escándalo, que el Grupo Greco no figuraba entre los beneficiarios de ningún pago. ¿Cuál de los dos dijo la verdad?

La orden del juez Francisco Soto no se apeló en tiempos de Lavagna porque se consideró que la tasación que había hecho el Estado era la correcta y que el magistrado había aceptado esa tasación. El Estado siempre debería apelar las sentencias de pago, porque la Justicia está en un limbo de sospechas demasiado viejo. A su vez, la secretaria legal y administrativa de Miceli, Estela Palomeque, tuvo el expediente en sus manos entre el 4 y el 22 de mayo de 2006 y tampoco nunca objetó nada.

El procurador del tesoro, Osvaldo Guglielmino, el abogado de los intereses de la Nación, también aconsejó no apelar en su momento. Y, encima, en tiempos recientes hizo dos dictámenes diferentes sobre el pago a los Greco: en el primero lo respaldaba abiertamente y en el segundo sólo dejaba hacer. El primero desapareció del expediente, pero una copia está en manos del abogado Ricardo Monner Sans, que pidió a la Justicia que investigue a Guglielmino y a Miceli.

Conclusiones. Una: Miceli es culpable, por lo menos, de no controlar su cartera cuando ya es poco lo que está bajo su control. La caminaron , fue la deducción de importantes sectores políticos del Gobierno. Esto es: simplemente la engañaron. Otra: ¿podría un director de área como Amado, funcionario de carrera, agregarle por sí solo un anexo a un proyecto con la firma presidencial? ¿Podría hacer eso, cuando él le envió, campante, un e-mail a un senador confesando las intenciones? ¿Hasta dónde llegan las complicidades en Economía?

La tercera: Miceli hizo un planteo de nulidad del pago sólo cuando ya la mancha del escándalo mojaba la página de los diarios. La última: ¿por qué los senadores peronistas apuraron la aprobación de una ley tan extraña? ¿Por qué intentaron que saliera, a fines del año último, cuando ni siquiera figuraba en el orden del día?

El viernes, la ministra les dijo a altos funcionarios oficiales que si los periodistas están preocupados por este oscuro trasiego de dinero público, deberían sumarse al pedido de nulidad del Ministerio de Economía. ¿Deberían dejar de escribir y llevarles sus informaciones a los jueces? Si fue así, Miceli ya no recuerda quién hace qué en la vida pública.

Los aviones vuelan en la Argentina con la intuición de los pájaros. El problema es que la intuición no siempre es certera: hubo varios casos, en los últimos tiempos, de aviones que estuvieron a punto de colisionar en el cielo. ¿Para qué tener superávit y enormes reservas en el Banco Central si se carece de elementales radares en los aeropuertos?

La ministra de Defensa, Nilda Garré, le garantizó al Gobierno que los vuelos son seguros, pero los pilotos y los controladores aéreos aseguran todo lo contrario. El viernes se inició una causa judicial por el estado de los vuelos y un gremio de pilotos decidió no volar por las pésimas condiciones de los radares. Otra vez: ¿quién dice la verdad?

El conflicto terminó donde terminan todos los problemas en la era de Kirchner: en manos de Julio De Vido. Tal vez era necesario crear un organismo civil e independiente de control aéreo; de hecho, hay muchos países importantes en el mundo que lo hacen así.

Pero ¿tenía que quedar aquí bajo la responsabilidad del polémico secretario de Transporte, Ricardo Jaime, el funcionario que más subsidios al transporte dio y que menos problemas del transporte resolvió? Jaime sobrelleva también muchas causas judiciales por sus manejos en la Secretaría de Transporte.

Los subsidios no mejorarán el vuelo de los aviones ni el de los pájaros, pero ya es un milagro que hayan caído más gobernadores que aviones.

Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION

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