CARLOS CARNICERO
26/04/2007
El Zumbido
Acebes tiene los días contados
Agustín Díaz de Mera ha quedado listo para sentencia política. Tendrá que responder de un grave delito por haber mentido al tribunal. No tiene un solo clavo para agarrarse y el descrédito ha enterrado su carrera política. La pregunta que queda pendiente, solo de inscribirle la fecha en que su desaparición política sea una realidad, es esta: ¿cómo puede sostenerle su partido?
España no aplica los criterios razonables que están vigentes en cualquier país de nuestro entorno en cuanto a los límites en los que la política se constata con la honorabilidad. Esto sucede por la existencia de un tipo de prensa sensacionalista que tiene posibilidades, todavía, de hacerse pasar como medios de comunicación honorables.
Digan lo que digan y hagan lo que hagan, los miembros de la derecha política son apuntalados por El Mundo y por la COPE, cuyos altavoces son capaces de la más brutal hipocresía. Al no sentirse constreñidos a la verdad, el soporte para cualquier posición política, que en otro entorno sería inconcebible, es aquí un retrato cotidiano. La política española es un universo de zombis que arrastran su descrédito solo porque sus ignominias son compartidas por estos medios de comunicación que disponen de espacios de impunidad en la sociedad española.
Habrá que esperar la sentencia judicial del 11-M, pero seguirá habiendo quien se resista a la evidencia. Ciegos que no quieren ver. Siguen desfilando testigos que confirman, como un yunque cotidiano, la inmensa conspiración de que ha sido objeto este sumario para soportar la mentira política con la que cayó el Gobierno de José María Aznar. Pero detrás de todos estos acontecimientos está la cita inapelable de las elecciones generales, dentro de un año. Las fichas de dominó, entonces, arrastraran a todos los que han participado en este comedia.
España está sumergida en una profunda crisis política que ha deteriorado nuestro sistema de convivencia. La consideración de que en la política vale cualquier cosa para desarbolar al adversario ha establecido que la mentira no desacredita a quien la promueve.
El Partido que lidera Mariano Rajoy dispone de apoyos que todavía son suficientes para no tener que rendir cuentas a su electorado. Agustín Díaz de Mera resiste para que su caída no arrastre a Ángel Acebes y éste soporta el discurso político que José María Aznar ha establecido para deslegitimar al Gobierno. Muchos intereses entrecruzados que hacen aguantar este inmenso
castillo de naipes en donde el PP tendrá que hacer una inmensa catarsis el día que se produzca su descalabro electoral.
Nada de esto sería posible si El Mundo y la COPE no hubieran establecido una campana de vacío en medio de la sociedad española que permite que la mentira se abra camino en ese hemisferio donde el odio es más fuerte que la razón.
Esa atmósfera de impunidad tiene sus días contados y cada sesión del juicio del 11-M es un día menos en el calendario que conduce inexorable a que personas como Ángel Acebes y Agustín Díaz de Mera sean estigmatizados para siempre.
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