En ocasión de celebrarse en Santo Domingo, la XIII Reunión Ministerial del Grupo Río y la Unión Europea, el Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM) expresa su opinión en torno a varios temas de interés para los cancilleres participantes en este evento internacional.
ARGENPRESS.info/20/04/2007
País/es: Haití
Atendiendo a que Haití ha estado en la agenda de cumbres recientes del Grupo de Río. Queremos recordar la preocupación expresada en la Declaración de los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río sobre la situación en Haití y el Papel de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), aprobada en Turkeyen, Guayana, el 3 de marzo de 2007, en la que “Renovaron el compromiso de cooperación con la reconstrucción integral de Haití, incluyendo la consolidación de la institucionalidad democrática, de la capacidad de gestión del Estado y el logro de una paz duradera en un contexto de pleno respeto a los Derechos Humanos [...] Convencidos de que el pueblo haitiano es el actor principal de los esfuerzos de desarrollo del país [...] Coincidieron en señalar en que el desarrollo socio-económico de Haití requiere del apoyo sostenido de la comunidad internacional y, por ello, exhortaron a los países e instituciones donantes para que aceleren la puesta a disposición de sus promesas de contribuciones...”
El SJRM entiende que la XIII Reunión Ministerial del Grupo Río y la Unión Europea es una oportunidad para exhortar a quienes se han comprometido con la ayuda solidaria a la hermana nación de Haití, a cumplir con lo libremente acordado, porque entendemos que no basta con declaraciones grandilocuentes para luego no cumplirlas. Es necesario que los recursos prometidos fluyan con la regularidad necesaria. Que no sea en forma lenta, de tal modo que sirva de poco, pero que no sea tan veloz y termine haciendo más daño que bien.
Consideramos que estas acciones financieras solidarias deben estar centradas en crear condiciones para que el despegue económico de Haití sea viable y pueda brindar las mejores condiciones de vida posible a sus nacionales. En este proceso no se debe olvidar el diálogo auténtico y franco con los responsables en Haití, para determinar cuáles son las prioridades más acuciantes que deben ser atendidas.
Pero queremos llamar la atención sobre otros aspectos que pudieran ensombrecer estas ayudas, pues, los paquetes de ayuda financiera solidaria servirán de poco si no se elimina la pesada carga que representa la deuda externa, que como hemos conocido en muchos otros casos, los países pobres receptores de ayuda acaban pagando a los ricos y/o donantes más de lo que reciben.
Propugnamos porque las acciones financieras solidarias sean realmente ayuda real, es decir, que los dineros destinados a la ayuda no se pierdan en costos administrativos, intereses comerciales y descoordinación.
Que se salvaguarde la dignidad nacional de nuestro hermano país y no se utilice la ayuda financiera internacional como un instrumento significativo de la política de asuntos exteriores y comerciales de un país en particular o de bloques de naciones.
Asimismo, hacemos un llamado a los ministros del Grupo Río y la Unión Europea a que demanden del gobierno dominicano el debido respeto a las personas, que por la situación en que está sumida Haití, se ven obligadas a migrar a territorio dominicano.
Además, que cuando el Estado dominicano ejerza su derecho soberano a deportar a inmigrantes no autorizados lo hagan respetando las leyes nacionales, los convenios internacionales de los que el país es signatario y el Protocolo de Repatriación firmado entre los gobiernos de ambas naciones, en 1999.
De igual manera, demandamos que otras naciones más desarrolladas, receptoras de migrantes, no discriminen a los migrantes haitianos y ofrezcan un trato digno y humano, como el que le brindan a migrantes de otros países.
Por último, queremos recordar las palabras del poeta chileno, Pablo Neruda “la solidaridad es la ternura de los pueblos”.
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