20/4/07
UNION DE NACIONES SUDAMERICANAS
Los presidentes Hugo Chávez y Luis Inácio Lula da Silva, acompañados por sus colegas de Paraguay, Nicanor Duarte, y de Bolivia, Evo Morales, colocaron la primera piedra del más moderno Complejo Petroquímico de la región, un proyecto conjunto entre las empresas Pequiven, de Venezuela, y su homóloga brasileña Braskem.(Foto)
Donde los recursos energéticos serán la base del desarrollo
Mientras el imperio estimula las guerras de agresión con la complicidad y la abulia del Norte rico e industrializado para garantizarse a sangre y fuego los recursos petroleros con que saciar su demencial sociedad de consumo, justo al Sur del Río Bravo acaba de nacer la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), alianza política estratégica que reafirma esa energía como un bien común, soporte del bienestar social y el desarrollo de nuestros pueblos.
Granma Internacional/ http://www.granma.cu/ NOTICIAS/18/04/2007
NIDIA DIAZ
Los presidentes Hugo Chávez y Luis Inácio Lula da Silva, acompañados por sus colegas de Paraguay, Nicanor Duarte, y de Bolivia, Evo Morales, colocaron la primera piedra del más moderno Complejo Petroquímico de la región, un proyecto conjunto entre las empresas Pequiven, de Venezuela, y su homóloga brasileña Braskem.
El trascendental alumbramiento tuvo lugar en la ciudad de Porlamar, isla venezolana de Margarita, con la paternidad compartida de los gobiernos de las doce naciones que integran Sudamérica, ocho de las cuales estuvieron representadas a nivel de mandatarios en lo que constituyó la Primera Cumbre Energética convocada por el presidente Hugo Chávez, que, además, fue calificada de exitosa por sus participantes.
A la cita asistieron los presidentes Alvaro Uribe, Colombia; Néstor Kirchner, Argentina; Evo Morales, Bolivia; Hugo Chávez, Venezuela; Luis Inacio Lula da Silva, Brasil; Michelle Bachelet, Chile; Rafael Correa, Ecuador, y Nicanor Duarte, Paraguay, así como delegados Uruguay, Suriname, Guyana y Perú.
La reunión se había gestado en Cochabamba, Bolivia, en diciembre pasado, cuando la última reunión presidencial de la Comunidad Sudamericana de Naciones que sirvió de análisis y reflexión acerca del tema energético y de su importancia para el desarrollo integral de nuestros pueblos.
Darle seguimiento a esa problemática con aspiraciones de institucionalizar sus acuerdos, teniendo en cuenta que a esa altura ya avanzaban algunos proyectos conjuntos, sería tarea de esta Primera Cumbre Energética.
Hay que tener en cuenta que la cita se realiza en un momento crucial para el futuro de la humanidad, cuando el Norte rico e industrializado se desespera ante la inevitable realidad del agotamiento de muchos de los recursos naturales que producen energía, como el petróleo, el gas y el agua.
América Latina se convierte entonces en una región sobre la cual la avaricia imperial centra sus aspiraciones como nunca antes por constituir una de los mayores reservorios de petróleo, gas, agua y bosques del mundo, y sobre todo cuando se conoce que en los próximos 20 años la demanda de los dos primeros crecerá en 22% y 62%, respectivamente.
De lo que se trata, entonces, es de consensuar una política integracionista que rebase lo comercial en materia energética y se convierta en el vehículo insustituible para el desarrollo económico y social de la región, toda vez que nadie duda que en el mundo de hoy no puede haber desarrollo sin garantía energética.
Y en nuestro caso, se trata de un imperativo si tenemos en cuenta que el colonialismo, primero, y luego el neocolonialismo y el neoliberalismo, lastraron estructuralmente nuestras economías al convertirnos en agroexportadores.
De lo que se trata es de consuno, revertir esa situación de dependencia y subdesarrollo, utilizando nuestros recursos naturales como garantía de nuestra propia soberanía e independencia y en beneficio de nuestros pueblos.
Razones suficientes para que la cumbre de Isla Margarita, tras un franco, cordial y abierto debate entre sus participantes adoptara cuatro importantísimos acuerdos:
1.- Nombrar este esfuerzo integracionista de sus estados miembros como Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
2.- Establecer la creación del Consejo Energético, cuya misión es la de presentar una propuesta en esta área para la 3ª Cumbre Suramericana de Naciones. El Consejo estará integrado por los ministros de Energía de cada país, quienes trabajarán sobre el principio de que la integración energética debe ser utilizada como una herramienta importante para promover el desarrollo social y económico, así como para erradicar la pobreza.
3.- Designar una Secretaría Permanente que tendrá su sede en las proximidades del monumento a la Mitad del Mundo, en Quito, Ecuador.
4.- Encomendar a los ministros de Relaciones Exteriores para designar la Secretaría Permanente y transformar la Comisión de altos funcionarios en un consejo de delegados o comisión política encargada de redactar un proyecto de acuerdo constitutivo de la UNASUR.
Otro de las propuestas que, según analistas y medios de prensa, por sí sola hubiera validado la reunión regional, fue la de creación del Tratado Energético Suramericano, cuyo objetivo es el de contar en un futuro cercano con un instrumento aglutinador de un sistema de producción, distribución y suministro de energía seguro para los pueblos del continente, según explicara el presidente Hugo Chávez.
Estos acuerdos se producen cuando ya están en marcha proyectos integracionistas como el del Gran Gasoducto del Sur, devenido megaproyecto que llevará el gas desde el Caribe venezolano hasta el Río de la Plata, atravesando el inmenso territorio de Brasil.
En esa dirección también avanza el llamado Transoceánico que cruzará desde Venezuela hasta la costa del pacífico colombiano y Panamá con aspiraciones de extenderlo hasta Nicaragua.
Precisamente unas horas antes de inaugurarse la Cumbre los presidentes de Brasil y Venezuela, Lula y Chávez, respectivamente, colocaron la piedra fundacional del más moderno Complejo Petroquímico de la región para el procesamiento de oleofinas y polipropileno, en el estado de Anzoátegui. El proyecto conjunto estará a cargo de la empresa venezolana Pequiven y su homóloga brasileña Braskem.
Es un hecho importante si se tiene en cuenta que no pocos medios de prensa, precisamente aquellos que suelen ser cajas de resonancia de las mentiras imperiales, repitieron hasta el cansancio que los presuntos desencuentros de Lula y Chávez, sobre todo en el tema más reciente de la producción de etanol, haría fracasar la Cumbre y la integración sudamericana volvería al plano de las quimeras.
El tema, por el contrario, sirvió para aclarar posiciones y ganar adeptos en el sentido de que, como dijera el líder bolivariano, nadie está en contra del etanol sino de la macabra idea del presidente de los Estados Unidos de convertir masivamente la producción de maíz y otros cereales y granos en biocombustibles para sus automóviles.
Tanto es así que el propio Chávez expresó su disposición de comprar etanol a Brasil sin aranceles de importación —como sí le impone EE.UU—, para añadirlo a la gasolina venezolana.
Importante también resultó el hecho de que en la Declaración de Margarita también se plantee la necesidad de desarrollar programas y actividades de cooperación en materia de ahorro y uso eficiente de la energía, cuando ninguna de las alternativas que busca el Norte rico va en dirección del ahorro ni del uso racional de ese recurso.
En el texto, los máximos representantes de las declaraciones de los 12 países plasman su voluntad de promover la cooperación entre las empresas petroleras nacionales de los países miembros, incluyendo la industrialización de los hidrocarburos, así como las transacciones comerciales de energéticos, a fin de contribuir al desarrollo y competitividad de la región suramericana y aumentar el bienestar de los pueblos en el marco de criterios de complementariedad, de solidaridad y de equidad.
Asimismo, expresaron su reconocimiento a las iniciativas tomadas por los distintos países para incrementar la cooperación y la coordinación de sus esfuerzos de energía, tales como Petrosur, Petrocaribe, Petroandina, Petroamérica, Petrolera del Cono Sur y otras.
La Primera Cumbre Energética, sin dudas, se ha convertido ya en un momento de trascendental importancia y base para nuevos empeños en el camino de la verdadera integración que es, también, el de la construcción de una América nueva.
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