26/05/2007
Dentro de los campos de refugiados Narh al-Bared y Bedawi
¿Quién está detrás de los combates en el norte del Líbano?
Franklin Lamb
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Probablemente me ayudó una andrajosa camiseta raída del UNHCR (Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas), reliquia de Bint Jbeil y de la guerra israelí-Hezbolá de julio que llevaba puesta. Así como, sospecho, el jersey de la Cruz Roja, mi kaffiyeh a cuadros negros y blancos y la bandera palestina que llevaba sobre la solapa cuando iba con un grupo de trabajadores de ayuda palestinos y me introduje a Nahr el-Bared tratando de no llamar la atención.
Nuestra misión era facilitar la entrega de alimentos, frazadas y colchones, pero también sentía curiosidad sobre la situación política. ¿Quién estaba detrás de los eventos que hicieron erupción tan rápida y violentamente después de un presunto ‘asalto a un banco’? ¡Un robo que, según con quien hablabas, permitió que los bandidos enmascarados se embolsaran 150.000, 1.500 o 150 dólares!
Parece que cada medio noticioso en Beirut tiene una fuente diferente de ‘información confidencial’ basada en qué confesión religiosa es la dueña y ‘conoce’ a los verdaderos culpables que mueven los hilos. Pero entonces, incluso los que somos particularmente obtusos hemos comprendido, como aconsejaba a menudo el difunto Rafic Hariri, que: “¡En el Líbano, no creas nada de lo que te dicen y sólo la mitad de lo que ves!”
Mis amigos me hicieron jurar a voz en cuello que afirmaría que soy canadiense en lugar de estadounidense si sujetos de al Qaeda nos detenían dentro del campo. Mi impresión es que no estaban tan preocupados por mi seguridad, como por la propia, si los capturaban conmigo. No sería por primera vez que he dependido de mis vecinos del norte para salir de un potencial lío por la nacionalidad estadounidense en Oriente Próximo, así que escondí mi tarjeta de identidad de USA.
Mientras nos acercábamos al baluarte de Fateh al Islam, nos avisaron que estaríamos en las miras de francotiradores del ejército libanés desde afuera del campo Nahr el-Bared
así como de francotiradores de Fateh al-Islam desde su interior, y que cualquier movimiento falso, o la mala suerte, podían ser fatales.
Después de tres días de bombardeo y de más de 100 muertos, y sin electricidad o agua, Nahr el-Bared huele a carne quemada y podrida, a casas carbonizadas con su contenido humeante, a aguas servidas expuestas y el olor acre de munición estallada de morteros y de tanques.
Las cifras en la prensa de una población de entre 30.000 y 32.000 no son exactas. ¡45.000 viven en Bared! Contrariamente a algunos informes todavía no dejan que entren alimentos y agua.
Entre un 15 y un 70% de algunas áreas han sido destruidas. Hubo ligeros tiroteos esta mañana y por la tarde. Bombardeos del ejército a un ritmo de entre 10 y 18 obuses por minuto desde las 4.30 a las 10 de la mañana el martes. El ejército se niega a permitir que la Media Luna Roja Palestina saque a civiles, porque no confía en ellos. Sólo permite a la Cruz Roja Libanesa. Es posible entrar a Bared por atrás (lado este). El ejército confisca las cámaras de los periodistas que capturan. El gobierno libanés controla la información y no quiere que todavía se conozca el alcance del daño. Hay cuerpos que todavía no han sido recuperados. Un 40% de la población del campo ha sido evacuada. El resto no quiere partir por temor a que les disparen o que estén perdiendo sus hogares por quinta vez, o más en algunos casos.
No hay electricidad, y las pilas de los teléfonos celulares se agotan. Los parientes que han huido dicen a sus familias que se queden porque no hay suficientes colchones en el campo Badawi. Evacuados sin refugio viven hasta 26 en una pieza en escuelas de Badawi, etc. 3.000 evacuados en una escuela en Badawi. La ayuda de la ONU comienza a llegar a Badawi, pero los trabajadores no pueden entregarla hasta ahora a Bared por un ataque a un convoy de ayuda el martes.
Encontré a Abdul Rahman Hallab famoso por la fábrica de golosinas libanesas en Trípoli. Le ayudé a descargar 5.000 comidas para evacuados de Bared que están en Badawi. Es libanés, no palestino.
Toda la población del campo dice que Fateh Al-Islam (FAI) llegó en septiembre-octubre de 2006 y que no tienen parientes en el campo. Son de Arabia Saudí, Pakistán, Argelia, Iraq, Túnez, y otros sitios. No hay palestinos entre ellos, con la excepción de algunos allegados. La mayoría dice que son pagados por el grupo Hariri.
Desmienten los informes de que Fateh al-Islam ayude a gente en Bared. “Todo lo que hacen es orar, me dijo una mujer, y entrenamiento militar. Son mucho más religiosos que los chiíes,” me dijeron.
La población del campo Badawi era de unos 15.000 y desde esta mañana es de 28.000. Cuatro cuerpos llegaron esta mañana a Safad, el único hospital de la Media Luna Roja Palestina en el norte del Líbano.
Me dijeron que el ejército tendrá que destruir todas las casas en Bared para expulsar a Fateh al Islam.
Espero quedarme esta noche en Bared con trabajadores asistenciales. Algunos dicen que los miembros de FAI morirán combatiendo, otros que se podría negociar un acuerdo. Trataré de esto último con una ONG de Noruega. No estoy seguro si alguien en el gobierno está interesado. Hace un minuto un miembro de Fateh at_Islam entró a la oficina médica que estoy utilizando en el hospital Safed y dijo que quieren un cese al fuego permanente y que no quieren que haya más gente muerta o herida.
Afirman que no tienen problemas con el ejército.
Algunos antecedentes sobre Nahr el-Bared: Como los otros campos palestinos en el Líbano, está habitado por palestinos que fueron forzados a abandonar sus hogares, tierras y propiedades personales en 1947-1948, a fin de hacer sitio para judíos de Europa y otros sitios antes de la fundación de Israel el 15 de mayo de 1948.
De los 16 campos de refugiados originales, establecidos para albergar a los más de 100.000 refugiados que cruzaron la frontera hacia Líbano desde Palestina durante la Nakba, siguen existiendo 12 campos oficiales. El campo en Tal El-Za`tar fue limpiado étnicamente por fuerzas de la Falange Cristiana a comienzos de la guerra civil libanesa entre 1975 y 1990, y los campos Nabatieh, Dikwaneh y Jisr el-Basha fueron destruidos por ataques israelíes y de la milicia libanesa y no fueron reconstruidos. Los que quedan incluyen los siguientes que actualmente albergan a más de la mitad de los 433.276 refugiados palestinos en el Líbano:
Al-Badawi, Burj El-Barajna, Jal El-Bahr, Sabra y Chatila, Ain El-Helwa, Nahr El-Bared, Rashidieh, Burj El Shemali, El-Buss, Wavel, Mieh Mieh y Mar Elias.
Nahr el-Bared está a 11 kilómetros al norte de Trípoli, cerca de la bellísima costa del Mediterráneo y tiene más de 32.000 refugiados, muchos de los cuales fueron expulsados del área del Lago Huleh de Palestina, incluyendo a Safed. Como todos los campos oficiales de refugiados palestinos en el Líbano, más varios ‘extraoficiales,’ Nahr el-Bared sufre serios problemas incluyendo la falta de una infraestructura adecuada, de sobrepoblación, pobreza y desempleo.
Cifrada a más de un 25%, Nahr el-Bared tiene el mayor porcentaje de refugiados palestinos de todos, que viven en la mayor miseria y que están oficialmente registrados en la ONU como casos de “penuria especial”. Sus residentes, como todos los palestinos en el Líbano son descaradamente discriminados y ni siquiera son contados oficialmente. Se les niega la ciudadanía y se les prohíbe que trabajen en los 70 oficios y profesiones principales (lo que incluye a McDonald's y a KFC en el centro de Beirut) y no pueden poseer bienes raíces. Los palestinos en el Líbano carecen esencialmente de derechos sociales o cívicos y sólo un acceso limitado a las instalaciones educacionales del gobierno. No tienen acceso a los servicios sociales públicos. Como resultado se basan casi enteramente en la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) como el único proveedor para las necesidades de sus familias.
No sorprende que haya simpatías para al Qaeda, si no afiliaciones formales, en los 12 campos oficiales así como en los 7 extraoficiales. Grupos con nombres como Fateh al-Islam, Jund al-Shams (Soldado de Damasco), Ibns al-Shaheed" (hijos de los mártires), Issbat al-Anssar que se convirtió en Issbat al-Noor – “La comunidad de la iluminación” y muchos otros.
Ante las debacles del gobierno de Bush en Iraq y Afganistán y su aliento para que Israel continúe su destrucción del Líbano el verano pasado, la situación en el Líbano refleja, en algunos aspectos, los inicios de los años ochenta, cuando aparecieron grupos para resistir a la invasión y ocupación israelíes aprobadas por USA. Pero, en lugar de ser chiíes y pro-Hezbolá, los grupos actuales son sobre todo suníes y contrarios a Hezbolá. Por lo tanto se cualifican para la ayuda de USA, canalizada a través de patrocinadores financieros suníes asociados con el gobierno de Bush que está comprometido a financiar grupos islamistas suníes para debilitar a Hezbolá.
Este proyecto se ha convertido en una obsesión de la Casa Blanca después de la derrota de Israel en julio de 2006.
Para comprender lo que está ocurriendo con Fateh al-Islam en Nahr el-Bared sería necesaria una breve introducción al sorprendente, pero tenebroso “Club Welch” del Líbano.
El Club debe su nombre a su padrino, David Welch, adjunto a la Secretaria de Estado Rice, que es el hombre punta del gobierno de Bush y es guiado por Eliot Abrams.
Miembros libaneses clave del Club Welch (alias: el ‘Club’) incluyen a:
El veterano de la guerra civil libanesa, señor de la guerra, señor feudal, y volátil, Walid Jumblatt del partido druso (el Partido Socialista Progresista o PSP).
Otro veterano de la guerra civil, señor de la guerra, terrorista (pasó 11 años en la prisión por masacres cometidas contra correligionarios cristianos, entre otros), Samir Geagea. Líder del extremista partido Falange y sus Fuerzas Libanesas (LF) el grupo que condujo la matanza organizada por los israelíes en Sabra-Chatila (aunque fue dirigida por Elie Hobeika, otrora mentor de Geagea, este último no participó en la matanza de septiembre de 1982 de 1.700 palestinos y libaneses).
El multimillonario jeque saudí y presidente del Club, Saad Hariri, líder del Movimiento Futuro suní (FM).
Hace más de un año el Movimiento Futuro de Hariri comenzó a establecer células terroristas islamistas suníes (el PSP y LF ya tenían su propia milicia desde la guerra civil y a pesar de los acuerdos de Taif que preveían su desarme, las milicias han sido rearmadas, arden por entrar en acción y hacen todo lo posible por provocar a Hezbolá).
Las células ‘terroristas’ islamistas suníes creadas por el FM debían servir de cobertura para proyectos (contra Hezbolá) del Club Welch. El plan era que se podría culpar a al Qaeda o a Siria por las acciones de esas células, de las que Fateh el-Islam forma parte, o a cualquier otro, menos al Club.
Para formar las nuevas milicias, el FM reunió a residuos de antiguos extremistas en los campos de refugiados palestinos que habían sido sometidos, marginados y disminuidos durante la ocupación siria del Líbano. Cada combatiente recibió 700 dólares al mes, lo que no está nada de mal en el Líbano actual.
La primera milicia financiada por el Club Welch, establecida por el FM, es conocida localmente como Jund-al-Sham (soldados de Sham, donde “Sham” en árabe denota a Siria, Líbano, Palestina y Jordania) creada en el campo de refugiados palestinos Ain-el-Hilwa cerca de Sidón. También se refieren a este grupo en los campos como Jund-el-Sitt (soldados del Sitt, donde "Sitt" en Sidón, Ain-el-Hilwa y los suburbios pertenecen a Bahia Hariri, la hermana de Rafiq Hariri, tía de Saad, y miembro del parlamento.)
La segunda fue Fateh-al-Islam (El nombre, inventado sagazmente, une Fateh como en palestino y la palabra Islam como en Qaeda). FM estableció esta célula del Club en el campo de refugiados Nahr-al-Bared al norte de Trípoli para lograr un equilibrio geográfico.
Fateh el-Islam tenía 400 combatientes bien pagados hasta hace tres días. Actualmente pueden tener más o menos, más voluntarios. Los dirigentes recibieron apartamentos de lujo con vista al océano en Trípoli donde almacenaron armas y residían cuando no estaban en Nahr-al-Bared. ¿Adivinen quién es el dueño de los apartamentos?
Según miembros tanto de Fateh el-Islam como de Jund-al-Sham sus grupos actuaron siguiendo directivas del presidente del Club, Saad Hariri. ¿Qué anduvo mal? ¿Por qué “el asalto al banco” y la matanza en Nahr el-Bared?
Según miembros de Fateh el-Islam, al gobierno de Bush le entró miedo porque gente como Seymour Hersh anda husmeando y la disciplina post-Iraq de la Casa Blanca está en caída libre. Además, la inteligencia de Hezbolá lo sabía todo sobre las actividades del Club y estaba en condiciones de liquidar a los dos grupos que se suponían debían provocar una guerra civil suní-chií que Hezbolá jura que impedirá.
Las cosas comenzaron a ir muy mal rápidamente para el Club la semana pasada.
FM “detuvo” el pago de la nómina en la cuenta de Fateh el-Islam en el banco de propiedad de la familia Hariri.
Fateh-al-Islam, trató de negociar por lo menos un ‘pago de cesantía’ sin lograrlo y se sintieron traicionados. (Hay que recordar que muchos de sus combatientes son adolescentes fácilmente frustrados y que su paga mantiene a sus familias). Los miembros de la milicia robaron el banco que extendió sus cheques sin valor. Se enfurecieron por partida doble cuando supieron que FM afirma en los medios que tuvo una pérdida muy superior a lo que realmente sustrayeron y que el Club va a estafar a la compañía de seguros y obtener en realidad un inmenso beneficio.
Las Fuerzas de Seguridad Interior del Líbano (recién reclutadas para servir los antojos del Club y del Movimiento Futuro) atacaron los apartamentos de Fateh-al-Islam en Trípoli. No les fue muy bien y tuvieron que llamar al ejército libanés.
Dentro de una hora, Fateh-al-Islam tomó represalias contra puestos y puntos de control del ejército libanés, y contra soldados libaneses de civil en su tiempo libre y cometieron horrendos asesinatos incluyendo cuatro degüellos.
Hasta ese punto Fateh-al-Islam no había tomado represalias contra las fuerzas de Seguridad Interior en Trípoli porque las FSI son favorables a Hariri y algunos son amigos y Fateh al-Islam todavía esperaba que Hariri les pagara. En su lugar Fateh al Islam atacó al ejército.
El gabinete de Siniora se reunió y solicitó que el ejército libanés entrara al campo de refugiados y silenciara (de más de una manera) a Fateh-al-Islam. Ya que el ingreso a los campos está prohibido por el acuerdo de la Liga Árabe de 1969, el ejército se negó después de darse cuenta de la dimensión de la conspiración en su contra del Club Welch. El ejército sabe que el ingreso por la fuerza a un campo de refugiados abrirá un frente contra el ejército en todos los doce campos de refugiados palestinos y desgarrará al ejército siguiendo líneas sectarias.
El ejército considera que las Fuerzas Internas de seguridad del Club, que no se coordinaron con él como lo requiere la ley libanesa, le han tendido una trampa y ni siquiera lo informaron de la “operación interfamiliar” que las FIS realizaron contra los pisos francos de Fateh-al-Islam en Trípoli.
Actualmente, hay fuertes tensiones entre el ejército libanés y el Club Welch. Hay quien menciona la frase ‘golpe del ejército.’
El Club trata de dirigir el Parlamento y está dispuesto a llegar a cualquier extremo para no ‘perder’ al Líbano. Todavía tiene 70 escaños en el Parlamento mientras la oposición dirigida por Hezbolá tiene 58. Y tiene un primer ministro sumiso en la persona de Fuad Siniora.
El Club trató de tomar control de la presidencia y cuando no lo logró, la marginó. El año pasado trató de controlar el Comité Constitucional Parlamentario, que audita las políticas y leyes del gobierno y vigila sus acciones. Cuando el Club fracasó en su intento, simplemente abolió el Comité Constitucional. Este comité clave ya no existe en el gobierno del Líbano.
El principal error del Club Welch fue cuando intentó influenciar al ejército libanés para que desarmara a la Resistencia Libanesa dirigida por Hezbolá. Cuando el ejército sabiamente se negó, el Club coordinó con el gobierno de Bush a fin de presionar a Israel para que intensificara dramáticamente sus represalias ante la captura por Hezbolá de los dos soldados y ‘rompiera las reglas’ respecto a la reacción históricamente más limitada y tratara de destruir a Hezbolá durante la guerra de julio de 2006.
El Club Welch considera ahora que el ejército libanés representa un problema serio. El gobierno de Bush trata de debilitarlo y de marginarlo para eliminar uno de los dos últimos obstáculos para implementar la agenda de Israel en el Líbano.
Si el ejército es debilitado, no puede proteger a más de un 70% de los cristianos en el Líbano que apoyan al Movimiento Libre Patriótico del general Aun. El MLP está formado sobre todo por civiles libaneses bien educados, de clase media y desarmados. La única protección que tienen es el ejército libanés que ayuda a mantener su presencia en la escena política. El otro tipo de cristianos en el Líbano es la minoría, de aproximadamente un 15% de los cristianos, asociados a las Fuerzas Libanesas de Geagea que son sólo una milicia. Si el Club puede debilitar al ejército aún más de lo que ya está, entonces esta minoría de la Falange sería la única fuerza relativamente sólida en la escena cristiana y se convertirá en el “ejército” del Club.
Otro motivo por el que el Club quiere debilitar al ejército libanés es que el ejército es nacionalista y es una válvula de seguridad para que Líbano asegure el derecho al retorno palestino a Palestina, la defensa de la independencia libanesa y la cultura de resistencia dirigidas por Hezbola, con quien tiene excelentes relaciones.
Por su parte, el Club Welch quiere mantener a algunos palestinos en Líbano como mano de obra barata, embarcar a otros hacia países dispuestos a aceptarlos (y a ser pagados generosamente por hacerlo por los contribuyentes estadounidenses) y permitir en el mejor de los casos que unos pocos miles vuelvan a Palestina para terminar con el tema del ‘derecho al retorno’ mientras al mismo tiempo se firma un tratado del tipo del del 17 de mayo de 1983 con Israel, que enriquezca a los miembros del Club y entregue a Israel agua del Líbano y gran parte de la soberanía libanesa.
Para acortar una larga historia, Fateh el-Islam debe ser silenciado a cualquier precio. Su historia, si es conocida, es un veneno para el Club y sus patrocinadores. Probablemente veremos el intento de su destrucción en los días por venir.
Hezbolá observa y apoya al ejército libanés.
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El reciente libro de Franklin Lamb “The Price We Pay: A Quarter Century of Israel's use of American Weapon's against Lebanon” (1978-2006) está a la venta en Amazon.com.uk. “Hezbollah: A Brief Guide for Beginners” debería aparecer a comienzos del verano.
Para contactos con el Dr. Lamb escriba a: fplamb@gmail.com.
http://www.counterpunch.org/lamb05242007.html
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