27/6/07

De nuevo 'No a la guerra'

OPINION
JOSÉ Mª FDEZ. CRIADO
Confieso que al enterarme de la muerte en el Líbano de seis soldados del ejército español, en mis primeras reacciones miré si alguno de los fallecidos era de León. Varias decenas de militares leoneses están en esas oficialmente llamadas misiones humanitarias o de paz en los diversos escenarios bélicos que las potencias occidentales, que no la comunidad internacional como se dice, tienen abiertos en Kosovo, Bosnia, Afganistán y en el Líbano donde actúa una docena de paisanos nuestros. Mi reacción puede juzgarse mezquina, pueblerina; a tal punto la cercanía nos constriñe y condiciona los sentimientos. En mi ruindad, hasta pensé en qué medida esta contingencia hubiera podido aguarnos las fiestas de San Juan ya de por sí bastante aguadas.
Sin embargo la noticia de que tres de los seis soldados fallecidos eran colombianos, que no de origen colombiano como también se dice, me produjo un estremecimiento mayor que el que me hubiera causado la posibilidad antes apuntada y parejo al provocado por los 18 a 20 años de estos chavales con la mayoría de edad apenas estrenada y ya puesta ¡hijos míos! al servicio de qué intereses.
Pero, sean jóvenes extranjeros por una prometida nacionalidad española, o jóvenes nacionales como salida laboral, todos a sueldo (soldados), nada puede ocultar, por más pirotecnia de eufemismos que se despliegue (acción humanitaria, misión de paz, fuerzas pacificadoras ...), la realidad de la guerra en la que está metido el Estado español, con Europa, en el Líbano: una ocupación, como la de Iraq, Afganistán o Palestina, oculta tras una resolución ad hoc de la ONU, la 1701, que hace aparecer como 'fuerzas de interposición de paz' una intervención más de la OTAN (el 95% de las tropas en el Líbano pertenece a esta Alianza), a instancias de USA en su estrategia de control del Gran Oriente Medio hegemonizado por Israel cuya derrota en julio de 2006 por la fuerzas de resistencia libanesa había que paliar a toda costa.
¿Qué si no es esa diligencia en el cumplimiento de esta resolución para el Líbano cuando están por cumplir decenas de resoluciones que obligan a Israel para con Palestina? ¿Qué si no el que las supuestas fuerzas de interposición ocupen el país agredido y no el agresor? ¿Qué se dice de la ocupación por Israel de las granjas de Chebá en el Líbano y los Altos del Golán en Siria? ¿Qué responsabilidad se exige por el destrozo masivo de infraestructuras, barrios urbanos, aldeas libanesas? ¿Qué de la siembra de millones de bombas de fragmentación dejadas por el invasor en el campo de batalla? ¿Qué del embargo de armas al que se defiende y del libérrimo suministro (3.000 millones de dólares USA anuales) al que ataca?
Hace unas semanas la población leonesa vitoreaba al ejército español en su desfile militar a orillas del Bernesga. La misma población, o parecida, salió a la calle masivamente para oponerse a la guerra de Iraq y después por la vuelta a casa de las tropas allí enviadas. El problema era de lenguaje: aquello era guerra, y esto, que es lo mismo, se llama misión de paz.
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elmundo-lacronica.com/Portada/27/06/2007

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