16/06/2007
Intervención en la manifestación del 9 de junio de 2007 en París para decir NO a la ocupación de Palestina40 años de cobardía, injusticia e indignidad
Jean-Claude Lefort*
Rebelión
Intervención en la manifestación del 9 de junio de 2007 en París para decir NO a la ocupación de Palestina40 años de cobardía, injusticia e indignidad
Jean-Claude Lefort*
Rebelión
-
Traducido por Caty R.**
Traducido por Caty R.**
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Señoras, señores, queridos amigos,
Hoy me presento y tomo la palabra ante vosotros invadido por un sentimiento de ira infinita.
Porque no nos hemos reunido aquí para celebrar un aniversario feliz, sino para exigir lo que debería ser una realidad desde hace 40 años: la existencia de un estado palestino codo con codo, en paz y seguridad con su vecino Israel.
Hace 40 años que dura esta guerra.
40 años que todo el mundo conoce los fundamentos para resolver este conflicto.
40 años que las resoluciones de la ONU y los Convenios internacionales se burlan y se pisotean impunemente.
40 años de ocupación y colonización.
40 años en los que el derecho de la fuerza sustituye a la fuerza del derecho.
40 años que el Consejo de Seguridad de la ONU mira pero no hace nada.
40 años que se exonera de su deber principal que es restablecer e imponer la paz de conformidad con el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.
40 años que no aplica sus propias resoluciones.
40 años que se invocan los más diversos pretextos para no hacer nada; o más exactamente para dejar que Israel haga.
40 años de cobardía. 40 años de injusticia. 40 años de indignidad.
40 años insultando a la conciencia humana universal.
Y estos 40 años, ¿en cuántos más se van a convertir?
El conflicto entre Israel y Palestina es un caso único en el mundo.
En la historia contemporánea nunca se había visto a un pueblo -el pueblo palestino- estar así, bajo la plácida mirada del Consejo de Seguridad, privado totalmente de sus legítimos derechos durante 40 años. Privado del derecho a tener un estado en las fronteras marcadas en 1967. Privado del derecho a tener por capital Jerusalén Este. Privado del derecho a ver a sus gentes, expulsadas de su tierra ancestral, disfrutar de un reglamento justo.
¡Y ahora este pueblo no sólo está ocupado, colonizado y martirizado, además es sancionado!
¿Cuándo, dónde, en qué parte del mundo se ha visto esto? ¡Un pueblo ocupado y además sancionado!
Es una abominación total. Por lo tanto es legítimo que vengamos hoy a defender el derecho y la justicia: Acusamos a los "grandes" del mundo de un crimen contra el pueblo palestino:
Ustedes firmaron en nombre de los pueblos del mundo la Carta de las Naciones Unidas. Asumieron el solemne compromiso de “preservar a las generaciones futuras de la plaga de la guerra”.
Proclamaron su “fe en los derechos fundamentales del hombre, (...) en la igualdad de derechos de los hombres y mujeres, así como de las naciones, grandes y pequeñas”. Ustedes se comprometieron a “crear las condiciones necesarias para el mantenimiento de la justicia y el respeto a las obligaciones derivadas de los tratados y otras fuentes del derecho internacional”. Ustedes son los encargados de cumplir estos compromisos sagrados. ¡Pero ustedes consideran que esos compromisos son válidos en todas partes excepto en Oriente Próximo! Tenemos derecho, repito, a acusarles; porque ustedes tienen una enorme y terrible responsabilidad en el hecho de que en Oriente Próximo haya un pueblo asesino y otro esté acorralado en un espantoso callejón sin salida.
Por eso me presento ante vosotros invadido por un sentimiento de ira absoluta. Soy un hombre furioso. Una cólera tanto más fuerte porque, sin ser el único, formo parte de esos políticos que no empeñaron sus esfuerzos para que se apliquen las palabras pronunciadas o el derecho movilizado.
Ustedes nunca actuaron. Jamás…
¡Y hoy nos encontramos con que la ONU, en su último informe, se pregunta si la incesante política de colonización israelí podrá permitir la creación de un estado palestino! Sin embargo, todos saben perfectamente que el estado de Israel practicó desde el principio la política de los hechos consumados, como si tuviera todos los derechos, incluso el de promulgar su ley sin contar con nadie.
Pero no se ha hecho nada a pesar de las resoluciones internacionales. El estado de Israel siempre gozó y sigue gozando de una impunidad total.
Y hoy, cuando nos dicen que un estado palestino ya no es posible, ¿deberíamos renunciar?
Pues bien, que no cuenten con nosotros para aceptar lo inaceptable. Es inadmisible que continúen la ocupación y la colonización. ¡Es a ellos, fuente de todos los males, a quienes hay que atacar!
Es urgente; tras 40 años estamos en el momento crucial. ¿Es que no lo ven? La Unión Europea y Francia podrían ser la punta de lanza de iniciativas políticas significativas para oponerse a esa aberrante situación y para alinearse claramente y de una vez por todas al lado de la paz y del derecho, a diferencia de “Bush el diabólico”. Para trabajar en un acuerdo de paz que por fin sea global y no provisional, parcial o no sé qué otro modelo de la “Hoja de Ruta”.
¿No son una petición fundada y una exigencia realista?
Desde el pasado 16 de mayo Francia tiene un nuevo Presidente de la República de reconocidas inclinaciones atlantistas, igual que el ministro de Asuntos Exteriores, pero todos hemos podido observar que la cuestión de Oriente Próximo estuvo totalmente ausente del debate presidencial. Increíblemente ausente.
Sin embargo el nuevo Presidente se pronunció sobre este asunto en respuesta a un cuestionario enviado por la plataforma de las ONG francesas para Palestina. Habla allí bien claro del derecho a la existencia de dos estados y de las fronteras de 1967, pero no menciona ninguna de las resoluciones de la ONU. En Israel se congratuló por la construcción del tranvía de Jerusalén por dos empresas francesas. Precisó que la cuestión “de la seguridad de Israel no era negociable” pero se guardó mucho de decir que el derecho de los palestinos a disponer de un estado soberano tampoco debería ser negociable.
¡Inútil precisar que la puesta en ejecución del artículo 2 del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Israel (que prevé la suspensión de acuerdos con todo aquel país que no respete los derechos humanos, N. de T.), y por tanto suspender este acuerdo, es una idea que ni le pasa por la cabeza!
Por nuestra parte exigimos que se tome esa decisión. Y recordamos al nuevo Presidente las palabras que pronunció en Israel tras la elección de Abu Mazen como jefe de la Autoridad Palestina en diciembre de 2004: “el pueblo siempre tiene razón cuando se expresa por la vía de las urnas”. ¡Bien dicho, señor nuevo Presidente de la República! Por lo tanto, ¡reconozca al gobierno palestino de Unión Nacional nacido de las urnas y diga "basta" a las sanciones! La cuestión que hoy se plantea realmente, 40 años después de 1967 y con la pervivencia de una situación insoportable, es hablar exactamente de este asunto, que no es nuevo. Pero es también, y sobre todo, actuar justamente. Y ahí es donde debemos movilizarnos. Porque las inclinaciones atlantistas evocadas pueden manifestarse claramente o no. La inacción, por ejemplo, es una manera de dejar hacer a otros, EEUU e Israel, y en consecuencia apoyarlos sesgadamente.
Es sorprendente constatar a este respecto que el G8, que acaba de reunirse en Rostock, no tuvo una palabra para recordar el conflicto de Oriente Próximo. Ni una sola palabra. En cambio todos los participantes han designado a Francia para que se haga cargo de la terrible situación de Darfour. Por lo tanto Francia puede actuar. Y comentando las decisiones que se deben tomar sobre esta dolorosa cuestión, el nuevo Presidente declaró: “si tal o cual gobierno (...) se opone a un reglamento político, por supuesto la comunidad estaría autorizada a proponer sanciones sobre dicho gobierno”. Sanciones fundadas... En este caso se lanza la palabra “sanción”. ¡Entonces, señor nuevo Presidente, lo que sirve para un caso debe ser válido para todos los demás, incluido el de Israel que mantiene una ocupación extranjera que nadie detiene desde hace 40 años!
La paz en Oriente Próximo, señor Presidente, y contrariamente a lo que usted también dijo, no puede venir sólo de las dos partes implicadas. Hace falta que actúe la ONU, que tiene ese deber supremo. Es necesario y posible: el bloqueo o el veto estadounidense al Consejo de Seguridad se puede levantar si existe voluntad política. Hacen falta una solución política y una conferencia internacional cuanto antes. Francia puede ser el motor. Sería, por una vez, una buena "ruptura". En todo caso es una exigencia para nosotros.
Queridos amigos, es el momento de actuar aunque todo abogue por la resignación –una resignación deseada-. Quizá se podría reducir el problema palestino a un simple hecho diferente y además incomprensible, o a un asunto humanitario… Pero nosotros, más que nunca, estamos con Palestina para el reconocimiento de sus legítimos derechos.
¡Todos somos palestinos!
Desde su encierro mi amigo Marwan Barghouti nos envió recientemente un bello mensaje que concluye diciendo: “Jamás olvidaremos a los amigos que estuvieron al lado del pueblo palestino en su lucha para salir de estos tiempos difíciles, y la nobleza de su compromiso permanecerá en nuestra memoria”.
Y concluía: “Tengo la esperanza de que nosotros, el pueblo palestino y todos nuestros amigos, podremos celebrar un día en las calles y plazas de Jerusalén el advenimiento de la libertad y la paz en nuestra tierra, Palestina, tierra de paz” (1).
¡Sí, tiene razón! Por nuestra actuación, que claramente debemos intensificar, llegará ese día de alegría del que nos habla Marwan. Ese día vendrá para todos los pueblos de esta región, especialmente para los palestinos e israelíes liberados para siempre del cáncer espantoso de una guerra de 40 años que no cesa.
¡Es más que un deseo, es un juramento que debemos hacer juntos hoy, queridos amigos, en este día de triste aniversario!
¡Juntos venceremos!
Señoras, señores, queridos amigos,
Hoy me presento y tomo la palabra ante vosotros invadido por un sentimiento de ira infinita.
Porque no nos hemos reunido aquí para celebrar un aniversario feliz, sino para exigir lo que debería ser una realidad desde hace 40 años: la existencia de un estado palestino codo con codo, en paz y seguridad con su vecino Israel.
Hace 40 años que dura esta guerra.
40 años que todo el mundo conoce los fundamentos para resolver este conflicto.
40 años que las resoluciones de la ONU y los Convenios internacionales se burlan y se pisotean impunemente.
40 años de ocupación y colonización.
40 años en los que el derecho de la fuerza sustituye a la fuerza del derecho.
40 años que el Consejo de Seguridad de la ONU mira pero no hace nada.
40 años que se exonera de su deber principal que es restablecer e imponer la paz de conformidad con el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.
40 años que no aplica sus propias resoluciones.
40 años que se invocan los más diversos pretextos para no hacer nada; o más exactamente para dejar que Israel haga.
40 años de cobardía. 40 años de injusticia. 40 años de indignidad.
40 años insultando a la conciencia humana universal.
Y estos 40 años, ¿en cuántos más se van a convertir?
El conflicto entre Israel y Palestina es un caso único en el mundo.
En la historia contemporánea nunca se había visto a un pueblo -el pueblo palestino- estar así, bajo la plácida mirada del Consejo de Seguridad, privado totalmente de sus legítimos derechos durante 40 años. Privado del derecho a tener un estado en las fronteras marcadas en 1967. Privado del derecho a tener por capital Jerusalén Este. Privado del derecho a ver a sus gentes, expulsadas de su tierra ancestral, disfrutar de un reglamento justo.
¡Y ahora este pueblo no sólo está ocupado, colonizado y martirizado, además es sancionado!
¿Cuándo, dónde, en qué parte del mundo se ha visto esto? ¡Un pueblo ocupado y además sancionado!
Es una abominación total. Por lo tanto es legítimo que vengamos hoy a defender el derecho y la justicia: Acusamos a los "grandes" del mundo de un crimen contra el pueblo palestino:
Ustedes firmaron en nombre de los pueblos del mundo la Carta de las Naciones Unidas. Asumieron el solemne compromiso de “preservar a las generaciones futuras de la plaga de la guerra”.
Proclamaron su “fe en los derechos fundamentales del hombre, (...) en la igualdad de derechos de los hombres y mujeres, así como de las naciones, grandes y pequeñas”. Ustedes se comprometieron a “crear las condiciones necesarias para el mantenimiento de la justicia y el respeto a las obligaciones derivadas de los tratados y otras fuentes del derecho internacional”. Ustedes son los encargados de cumplir estos compromisos sagrados. ¡Pero ustedes consideran que esos compromisos son válidos en todas partes excepto en Oriente Próximo! Tenemos derecho, repito, a acusarles; porque ustedes tienen una enorme y terrible responsabilidad en el hecho de que en Oriente Próximo haya un pueblo asesino y otro esté acorralado en un espantoso callejón sin salida.
Por eso me presento ante vosotros invadido por un sentimiento de ira absoluta. Soy un hombre furioso. Una cólera tanto más fuerte porque, sin ser el único, formo parte de esos políticos que no empeñaron sus esfuerzos para que se apliquen las palabras pronunciadas o el derecho movilizado.
Ustedes nunca actuaron. Jamás…
¡Y hoy nos encontramos con que la ONU, en su último informe, se pregunta si la incesante política de colonización israelí podrá permitir la creación de un estado palestino! Sin embargo, todos saben perfectamente que el estado de Israel practicó desde el principio la política de los hechos consumados, como si tuviera todos los derechos, incluso el de promulgar su ley sin contar con nadie.
Pero no se ha hecho nada a pesar de las resoluciones internacionales. El estado de Israel siempre gozó y sigue gozando de una impunidad total.
Y hoy, cuando nos dicen que un estado palestino ya no es posible, ¿deberíamos renunciar?
Pues bien, que no cuenten con nosotros para aceptar lo inaceptable. Es inadmisible que continúen la ocupación y la colonización. ¡Es a ellos, fuente de todos los males, a quienes hay que atacar!
Es urgente; tras 40 años estamos en el momento crucial. ¿Es que no lo ven? La Unión Europea y Francia podrían ser la punta de lanza de iniciativas políticas significativas para oponerse a esa aberrante situación y para alinearse claramente y de una vez por todas al lado de la paz y del derecho, a diferencia de “Bush el diabólico”. Para trabajar en un acuerdo de paz que por fin sea global y no provisional, parcial o no sé qué otro modelo de la “Hoja de Ruta”.
¿No son una petición fundada y una exigencia realista?
Desde el pasado 16 de mayo Francia tiene un nuevo Presidente de la República de reconocidas inclinaciones atlantistas, igual que el ministro de Asuntos Exteriores, pero todos hemos podido observar que la cuestión de Oriente Próximo estuvo totalmente ausente del debate presidencial. Increíblemente ausente.
Sin embargo el nuevo Presidente se pronunció sobre este asunto en respuesta a un cuestionario enviado por la plataforma de las ONG francesas para Palestina. Habla allí bien claro del derecho a la existencia de dos estados y de las fronteras de 1967, pero no menciona ninguna de las resoluciones de la ONU. En Israel se congratuló por la construcción del tranvía de Jerusalén por dos empresas francesas. Precisó que la cuestión “de la seguridad de Israel no era negociable” pero se guardó mucho de decir que el derecho de los palestinos a disponer de un estado soberano tampoco debería ser negociable.
¡Inútil precisar que la puesta en ejecución del artículo 2 del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Israel (que prevé la suspensión de acuerdos con todo aquel país que no respete los derechos humanos, N. de T.), y por tanto suspender este acuerdo, es una idea que ni le pasa por la cabeza!
Por nuestra parte exigimos que se tome esa decisión. Y recordamos al nuevo Presidente las palabras que pronunció en Israel tras la elección de Abu Mazen como jefe de la Autoridad Palestina en diciembre de 2004: “el pueblo siempre tiene razón cuando se expresa por la vía de las urnas”. ¡Bien dicho, señor nuevo Presidente de la República! Por lo tanto, ¡reconozca al gobierno palestino de Unión Nacional nacido de las urnas y diga "basta" a las sanciones! La cuestión que hoy se plantea realmente, 40 años después de 1967 y con la pervivencia de una situación insoportable, es hablar exactamente de este asunto, que no es nuevo. Pero es también, y sobre todo, actuar justamente. Y ahí es donde debemos movilizarnos. Porque las inclinaciones atlantistas evocadas pueden manifestarse claramente o no. La inacción, por ejemplo, es una manera de dejar hacer a otros, EEUU e Israel, y en consecuencia apoyarlos sesgadamente.
Es sorprendente constatar a este respecto que el G8, que acaba de reunirse en Rostock, no tuvo una palabra para recordar el conflicto de Oriente Próximo. Ni una sola palabra. En cambio todos los participantes han designado a Francia para que se haga cargo de la terrible situación de Darfour. Por lo tanto Francia puede actuar. Y comentando las decisiones que se deben tomar sobre esta dolorosa cuestión, el nuevo Presidente declaró: “si tal o cual gobierno (...) se opone a un reglamento político, por supuesto la comunidad estaría autorizada a proponer sanciones sobre dicho gobierno”. Sanciones fundadas... En este caso se lanza la palabra “sanción”. ¡Entonces, señor nuevo Presidente, lo que sirve para un caso debe ser válido para todos los demás, incluido el de Israel que mantiene una ocupación extranjera que nadie detiene desde hace 40 años!
La paz en Oriente Próximo, señor Presidente, y contrariamente a lo que usted también dijo, no puede venir sólo de las dos partes implicadas. Hace falta que actúe la ONU, que tiene ese deber supremo. Es necesario y posible: el bloqueo o el veto estadounidense al Consejo de Seguridad se puede levantar si existe voluntad política. Hacen falta una solución política y una conferencia internacional cuanto antes. Francia puede ser el motor. Sería, por una vez, una buena "ruptura". En todo caso es una exigencia para nosotros.
Queridos amigos, es el momento de actuar aunque todo abogue por la resignación –una resignación deseada-. Quizá se podría reducir el problema palestino a un simple hecho diferente y además incomprensible, o a un asunto humanitario… Pero nosotros, más que nunca, estamos con Palestina para el reconocimiento de sus legítimos derechos.
¡Todos somos palestinos!
Desde su encierro mi amigo Marwan Barghouti nos envió recientemente un bello mensaje que concluye diciendo: “Jamás olvidaremos a los amigos que estuvieron al lado del pueblo palestino en su lucha para salir de estos tiempos difíciles, y la nobleza de su compromiso permanecerá en nuestra memoria”.
Y concluía: “Tengo la esperanza de que nosotros, el pueblo palestino y todos nuestros amigos, podremos celebrar un día en las calles y plazas de Jerusalén el advenimiento de la libertad y la paz en nuestra tierra, Palestina, tierra de paz” (1).
¡Sí, tiene razón! Por nuestra actuación, que claramente debemos intensificar, llegará ese día de alegría del que nos habla Marwan. Ese día vendrá para todos los pueblos de esta región, especialmente para los palestinos e israelíes liberados para siempre del cáncer espantoso de una guerra de 40 años que no cesa.
¡Es más que un deseo, es un juramento que debemos hacer juntos hoy, queridos amigos, en este día de triste aniversario!
¡Juntos venceremos!
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(1) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51903
Original en francés: http://www.france-palestine.org/article6430.html
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(1) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51903
Original en francés: http://www.france-palestine.org/article6430.html
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*Jean-Claude Lefort es diputado comunista de la Asamblea Francesa, miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores, Vicepresidente de la Delegación de la Unión Europea, miembro del Alto Consejo de Cooperación Internacional, Vicepresidente de la Delegación francesa de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) y uno de los dirigentes del grupo parlamentario ATTAC.
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**Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, la traductora y la fuente.
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