La política exterior de un eventual gobierno de Cristina Kirchner
Gabriel Profiti
Gabriel Profiti
El Diario/Editorial/09/06/2007
Más predispuesta que su esposo a los modales diplomáticos y a los periplos transoceánicos, Cristina Fernández de Kirchner podría imprimir un giro a la política exterior argentina, aunque los cambios serían de forma y no tanto de fondo.La candidatura presidencial de la primera dama, aún no oficializada, fue presentada como una brisa renovadora para un Gobierno que arrastra fatigas —algunas lógicas, otras inesperadas— tras cumplir cuatro años en el poder.Según transmiten hombres cercanos a la pareja presidencial, la senadora oxigenaría dos principales aspectos: la institucionalidad y las relaciones internacionales.Sobre este último punto ya hay evidencias. La esposa del presidente Néstor Kirchner ha desarrollado en los últimos meses una intensa actividad en el exterior que coincide con una decisión de instalar su figura internacionalmente.En lo que va de 2007 visitó Francia, Estados Unidos, México, Ecuador y Venezuela y la semana próxima irá a Ginebra, Suiza, para participar de un panel en la reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Además estaría previsto para los próximos meses un nuevo viaje, rodeado de hermetismo, al mundo árabe, musulmán, que serviría como contrapeso de su alta exposición y compromiso con la comunidad judía nacional e internacional.En contraposición, la última vez que Néstor Kirchner se embarcó en un viaje de largo aliento fue en septiembre del año pasado, para la Asamblea General de Naciones Unidas. Desde entonces, redujo su actividad fronteras afuera de la Argentina a países de América Latina.Su escaso afecto a los protocolos y los periplos prolongados, sumado a los roces que tuvo con líderes del mundo desarrollado en estos últimos años, contribuyeron a formar una imagen del Gobierno argentino que ahora Cristina parece decidida a modificar.Pero, ¿quién conduciría el nuevo proceso desde el Palacio San Martín? ¿Habrá cambio de timonel?En la mayor parte de las giras de la primera dama estuvo el canciller Jorge Taiana, quien sería uno de los pocos integrantes del gabinete actual que permanecería en el cargo en caso de que Cristina finalmente se postule y gane las elecciones.Taiana, ex integrante de la JP y de dilatada trayectoria en el Ministerio de Relaciones Exteriores, tomó el control del Palacio San Martín en 2005 luego de que Rafael Bielsa encabezara la lista de diputados nacionales por la Capital del Frente para la Victoria. El jefe de la diplomacia argentina acaba de pilotar el renovado apoyo de la Organización de Estados Americanos (OEA) a la posición argentina en torno al conflicto de las Malvinas, postura que no cambiará con Cristina en el poder.Otro de los puntos clave de la política exterior en el nuevo período será el conflicto por las papeleras, aunque el Gobierno uruguayo ya transmite que tampoco habría soluciones diplomáticas con Cristina. Las definiciones, por tanto, serán judiciales y recaerán en el Tribunal Internacional de La Haya.Los cambios sí podrían ser más evidentes en las relaciones con el primer mundo, al menos en cuanto al lenguaje diplomático, y con gobiernos que mantuvieron roces con la Argentina.Por caso, la primera dama estrechó vínculos con figuras del Partido Demócrata estadounidense, como la aspirante a la Casa Blanca, Hillary Clinton, con quien —en caso de coincidir en el poder— podría encauzar una relación bilateral con muchos vaivenes.Cristina también mantuvo reuniones fructíferas con el presidente de México, Felipe Calderón, y el flamante jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, y en ambos casos exhibió gestos de acercamiento que podrían germinar en el próximo lustro.OPINIONES. La política exterior argentina “necesariamente tiene que ser distinta”, con Cristina Kirchner opinó Julio Burdman, politólogo y director de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano.“La Argentina de Kirchner —evaluó—, un gobierno post-crisis, es un pais aislado desde el punto de vista financiero internacional: no coloca deuda, no cuenta con el Fondo y recibe poca inversión extranjera porque, técnicamente, es un país que no termina de salir del default”.Para Burdman, este aislamiento “se ve disimulado gracias a la extraordinaria situación macroeconómica, pero el día que ésta se acabe, se hará sentir. Para superar el aislamiento hace falta politica internacional, y da la impresión de que Cristina es más sensible a ese punto”.“Ahora, del diagnóstico de que es necesaria una política exterior más densa, al plan estratégico de política exterior, hay un trecho cuyo recorrido no hemos visto aún”, completó.Por su parte, Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, evaluó que “con Cristina Kirchner, cambia el estilo de la política exterior, no la política propiamente dicha”. “Ella recibiría las cartas credenciales de los embajadores extranjeros a diferencia de su marido, daría más prioridad al tema que Kirchner y tendría mejor diálogo con sus colegas extranjeros que su marido”, indicó.No obstante, consideró que “seguirá una política ambivalente o ambigua respecto a Washington y una actitud pendular y oscilante entre Lula y Chávez en la región. El nacionalismo seguiría siendo una pieza clave del discurso de la política exterior argentina”.“Pero si bien no habrá cambios, un estilo diferente puede dar una imagen diferente y a veces en política —tanto interna como externa— la imagen puede modificar la realidad”, concluyó.
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