09/06/2007
Por: Manú Dorbierer
Ésta ha sido una semana reveladora. A través de graves asuntos por fin ventilados han quedado expuestos al sol, para conocimiento del público mexicano que tiene memoria y no está en edad de chuparse el dedo, los trapos políticos de la elección 2006, la más sucia que se haya visto en México. Muy elocuente fue el análisis a posteriori de la Ley Televisa. Lástima que el Congreso no la analizó a priori aunque desde el primer momento un grupo de senadores, encabezados por el panista Javier Corral y el priista Manuel Bartlett, dio la voz de alarma. La ley Televisa era una aberración. No importó. Nadie hizo caso porque se trataba simple y llanamente de imponer a punta de spots a un candidato que no subía: Felipe Calderón.
Hoy la Suprema Corte, una vez ahogado el niño, tapa el negro pozo y cree que con desaparecer los peores artículos, todo queda en orden y aquí no ha pasado nada. Presidida por el ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, electo en enero 2007, la Corte necesitaba recuperar un poco de credibilidad, ya que el anterior presidente Mariano Azuela, gente de Miguel de la Madrid, se entregó a los caprichos de Fox (la intentona de desafuero de AMLO, que tanto lo entusiasmó) y de Marta (caso Gutiérrez Vivó vs. Radio Centro: la ministra Olga Sánchez Cordero explicó que no podía votar contra su amiga de infancia Ana María Aguirre). Ahora la Corte actuó con conceptos de más altura:
" Está en juego un sector vital para la soberanía misma del Estado mexicano, aseguró uno de los ministros, convencidos de que nunca antes habían tenido en sus manos un juicio en el que estuvieran en juego tantos intereses y en el que se mantuvieran involucrados personajes de todos los sectores de mayor poder en el país, lo mismo del área política que económica. Pero en donde debe prevalecer el interés nacional".
Así la Corte declaró la invalidez de los artículo 28 y 28-A de la Ley Federal Radio y Televisión, que permitían a los concesionarios brindar servicios adicionales de telecomunicaciones, sin participar en licitación y sin obligación de pago al Estado. También eliminó el refrendo automático y sin requisito alguno de las concesiones y el plazo fijo de 20 años para las mismas. Con 8 votos (de 11 ) a favor, se invalidó el Artículo 16 de la Ley Federal de Radio y Televisión. En lugar de fijar un plazo, se añadió la frase: "hasta por 20 años". De esta manera el Estado (es decir el país, todos los ciudadanos mexicanos) mantendrá su derecho sobre el espectro radioeléctrico nacional que pretendió agandallarse el duopolio y se podría dar el caso de que una concesión se cancelara antes de los 20 años. En suma a Televisa y a TVAzteca, que se pasaron de listos, la Corte les revirtió, elegantemente dicho, "el chirrión por el palito".
Y hoy al actual jefe de los senadores priistas Manlio Fabio Beltrones le inquieta el poder que pueda tener sobre las concesiones el Ejecutivo, obvio representante del Estado, Felipe Calderón. Claro, la Corte en su enfoque favoreció al Ejecutivo en detrimento del Legislativo que traicionó "el interés nacional" al votar la dicha ley el año pasado. La resolución de la Corte deja mal parada a la LIX Legislatura y arroja graves sospechas sobre la honestidad de los legisladores de todos los partidos que impusieron la ley Televisa en momentos previos a la elección presidencial. Sirvieron al duopolio -y sin duda no fue gratis-, pero también a una runfla de empresarios lo suficientemente ricos para sobornarlos. Sirvieron a Calderón, que se infló a base de spots, y paradojicamente hoy Beltrones le reprocha a la Corte el excesivo poder que le dio al Ejecutivo sobre el espacio radioeléctrico de México, "discrecionalidad superior al de Hugo Chávez en Venezuela", chilla el priista. Sería cuestión de primera importancia transparentar la actuación de Emilio Gamboa, hoy jefe de los diputados y antes de los senadores del PRI , y del mismo Beltrones que hoy se indigna contra el Poder Judicial.
La actual ética postura de la Corte dio por resultado que se atacara "el corazón mismo de la ley Televisa", según metáfora de la BBC, la televisora estatal británica , reconocida como una de las mejores del mundo que ocupa a 20 mil personas. En ese tenor podemos mencionar otras igualmente prestigiosas televisoras estatales: FRANCE TV (13 mil 500) , con sus cadenas France 2 y France 3, y su internacional TV5Monde, la cadena de TV ARTE -de 2 estados, el alemán y el francés-. Las televisiones estatales alemanas ARD y ZDF ocupan 40 mil personas y la RAI del estado italiano (11 mil 800 personas).
En USA hay muchas televisoras públicas. Las grandes ciudades como New York o Los Ángeles pueden tener varias. La vicepresidenta de la Asociación de Estaciones Públicas de USA, Lonna Thompson, declara: Sin Televisión pública no podría haber diversidad cultural. Y en una entrevista a REBELIÓN, a la pregunta ¿cuál piensa que debe ser el rol de la TV pública en el siglo XXI, responde: "-"La atracción principal de la TV pública debe pasar por los contenidos de calidad. Contra eso, la "loca" TV privada no puede hacer nada. No porque no esté en condiciones, sino porque maneja otros tiempos y otras finalidades. La TV pública mantiene sus televidentes por la calidad de los programas. La TV pública tiene la misión social de informar, inspirar y educar. La TV comercial no da la oferta de oportunidades de conocimiento, información, apertura a otros escenarios y culturas y al cruce de lenguajes artísticos como lo hace la TV pública. En la televisión global actual, la TV pública es la única capaz de difundir, conservar y construir las identidades locales. ¿Qué sería de la diversidad cultural, si no, en manos de las cadenas comerciales, a las que sólo les interesa repetir una y otra vez esquemas y estereotipos de ciclos probados".
En efecto, las cadenas televisivas públicas son más interesantes y divertidas que las comerciales. Y tienen la ventaja de no tener en la mayoría de los casos la insoportable publicidad comercial que obliga a cambiar de canal, a enmudecer o apagar el televisor. Televisa en su afán hipermercantil abusa. Carlos Loret tiene que detenerse en su noticiero cada dos o tres noticias y hace perder un valioso tiempo maturino a los televidentes. Ayer conté entre noticia y noticia 27 comerciales de: Movistar, Costeña, Jumex, American Express, Nido, Eternal, Educar, SNTE, Famsa, Kelllogs, Cámara de Diputados, Celular Sony-Ericson, Just for Men, Telenovela, Nivea, Corona, Ford, soya, Colgate, Banamex, pan (alimento), Buscapina, Nextel, Gatorade, un coche… y quizás hubo más porque no resistí y apagué el botón de la paz. Aquí una súplica a la CNN en español: Dejen que Aristegui desarrolle su interesante programa sin tanta odiosa pausa. Pasa la mismo que con las noticias de Loret de Mola.
Por otra parte ,vemos que Hugo Chávez en Venezuela se nos adelantó para variar, aprovechando el final de la concesión en la TV abierta de Radio Caracas TV (sigue en TV de paga), la televisa local . Instaló en su espacio a una televisora de Estado, es decir una televisión pública. El reto para el venezolano es hoy emular a otras televisoras de Estado como las europeas citadas, modernas y democráticas y no las televisoras estatales de países autoritarios en el siglo pasado. Aprovechando el viaje, alguien más que la Ciudad de México debería proponer que el Estado mexicano abra espacios públicos en el espectro radioeléctrico de este país que ya se habían agandallado Televisazteca y anexas. Ahora es cuando millones de personas que no son borregos del duopolio ni del gobierno espurio podrían expresarse, los índigenas en primer término.
Asimismo, si la Suprema Corte de México acepta que se puso en juego la soberanía nacional y que debe prevalecer el interés nacional, sería bueno que no sólo invalidara los artículos más aberrantes del intento del duopolio de asaltar al Estado mexicano sino que sería indispensable acabar con la impunidad pidiendo cuentas a los que, con tal de llevar a Calderón a la Presidencia, cedieron dicha soberanía. Estaría involucrada en ese verdadero crimen contra México mucha gente, empezando por la LIX Legislatura en pleno: esos diputados que "no leyeron" o no entendieron la canallada propuesta y esos senadores que vimos votarla con sonrisa burlona en los labios en el canal del Congreso, encabezados por Emilio Gamboa Patrón, el cabildero de toda esa monstruosidad que el PRIAN armó y que hoy colocó el viejo PRI como jefe de sus diputados, insisto. No cabe duda, la aceptación de esa ley fue un complot del que no se salvó ni el propio López Obrador que por ingenuidad o temor a perder todo apoyo de la tele no se quiso pelear con las televisoras y decía: "No creo que sea cierto (que haya habido una negociación política para sacar adelante la Ley de Radio y Televisión). No creo que eso pase". manudornbierer@gmail.com
Ésta ha sido una semana reveladora. A través de graves asuntos por fin ventilados han quedado expuestos al sol, para conocimiento del público mexicano que tiene memoria y no está en edad de chuparse el dedo, los trapos políticos de la elección 2006, la más sucia que se haya visto en México. Muy elocuente fue el análisis a posteriori de la Ley Televisa. Lástima que el Congreso no la analizó a priori aunque desde el primer momento un grupo de senadores, encabezados por el panista Javier Corral y el priista Manuel Bartlett, dio la voz de alarma. La ley Televisa era una aberración. No importó. Nadie hizo caso porque se trataba simple y llanamente de imponer a punta de spots a un candidato que no subía: Felipe Calderón.
Hoy la Suprema Corte, una vez ahogado el niño, tapa el negro pozo y cree que con desaparecer los peores artículos, todo queda en orden y aquí no ha pasado nada. Presidida por el ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, electo en enero 2007, la Corte necesitaba recuperar un poco de credibilidad, ya que el anterior presidente Mariano Azuela, gente de Miguel de la Madrid, se entregó a los caprichos de Fox (la intentona de desafuero de AMLO, que tanto lo entusiasmó) y de Marta (caso Gutiérrez Vivó vs. Radio Centro: la ministra Olga Sánchez Cordero explicó que no podía votar contra su amiga de infancia Ana María Aguirre). Ahora la Corte actuó con conceptos de más altura:
" Está en juego un sector vital para la soberanía misma del Estado mexicano, aseguró uno de los ministros, convencidos de que nunca antes habían tenido en sus manos un juicio en el que estuvieran en juego tantos intereses y en el que se mantuvieran involucrados personajes de todos los sectores de mayor poder en el país, lo mismo del área política que económica. Pero en donde debe prevalecer el interés nacional".
Así la Corte declaró la invalidez de los artículo 28 y 28-A de la Ley Federal Radio y Televisión, que permitían a los concesionarios brindar servicios adicionales de telecomunicaciones, sin participar en licitación y sin obligación de pago al Estado. También eliminó el refrendo automático y sin requisito alguno de las concesiones y el plazo fijo de 20 años para las mismas. Con 8 votos (de 11 ) a favor, se invalidó el Artículo 16 de la Ley Federal de Radio y Televisión. En lugar de fijar un plazo, se añadió la frase: "hasta por 20 años". De esta manera el Estado (es decir el país, todos los ciudadanos mexicanos) mantendrá su derecho sobre el espectro radioeléctrico nacional que pretendió agandallarse el duopolio y se podría dar el caso de que una concesión se cancelara antes de los 20 años. En suma a Televisa y a TVAzteca, que se pasaron de listos, la Corte les revirtió, elegantemente dicho, "el chirrión por el palito".
Y hoy al actual jefe de los senadores priistas Manlio Fabio Beltrones le inquieta el poder que pueda tener sobre las concesiones el Ejecutivo, obvio representante del Estado, Felipe Calderón. Claro, la Corte en su enfoque favoreció al Ejecutivo en detrimento del Legislativo que traicionó "el interés nacional" al votar la dicha ley el año pasado. La resolución de la Corte deja mal parada a la LIX Legislatura y arroja graves sospechas sobre la honestidad de los legisladores de todos los partidos que impusieron la ley Televisa en momentos previos a la elección presidencial. Sirvieron al duopolio -y sin duda no fue gratis-, pero también a una runfla de empresarios lo suficientemente ricos para sobornarlos. Sirvieron a Calderón, que se infló a base de spots, y paradojicamente hoy Beltrones le reprocha a la Corte el excesivo poder que le dio al Ejecutivo sobre el espacio radioeléctrico de México, "discrecionalidad superior al de Hugo Chávez en Venezuela", chilla el priista. Sería cuestión de primera importancia transparentar la actuación de Emilio Gamboa, hoy jefe de los diputados y antes de los senadores del PRI , y del mismo Beltrones que hoy se indigna contra el Poder Judicial.
La actual ética postura de la Corte dio por resultado que se atacara "el corazón mismo de la ley Televisa", según metáfora de la BBC, la televisora estatal británica , reconocida como una de las mejores del mundo que ocupa a 20 mil personas. En ese tenor podemos mencionar otras igualmente prestigiosas televisoras estatales: FRANCE TV (13 mil 500) , con sus cadenas France 2 y France 3, y su internacional TV5Monde, la cadena de TV ARTE -de 2 estados, el alemán y el francés-. Las televisiones estatales alemanas ARD y ZDF ocupan 40 mil personas y la RAI del estado italiano (11 mil 800 personas).
En USA hay muchas televisoras públicas. Las grandes ciudades como New York o Los Ángeles pueden tener varias. La vicepresidenta de la Asociación de Estaciones Públicas de USA, Lonna Thompson, declara: Sin Televisión pública no podría haber diversidad cultural. Y en una entrevista a REBELIÓN, a la pregunta ¿cuál piensa que debe ser el rol de la TV pública en el siglo XXI, responde: "-"La atracción principal de la TV pública debe pasar por los contenidos de calidad. Contra eso, la "loca" TV privada no puede hacer nada. No porque no esté en condiciones, sino porque maneja otros tiempos y otras finalidades. La TV pública mantiene sus televidentes por la calidad de los programas. La TV pública tiene la misión social de informar, inspirar y educar. La TV comercial no da la oferta de oportunidades de conocimiento, información, apertura a otros escenarios y culturas y al cruce de lenguajes artísticos como lo hace la TV pública. En la televisión global actual, la TV pública es la única capaz de difundir, conservar y construir las identidades locales. ¿Qué sería de la diversidad cultural, si no, en manos de las cadenas comerciales, a las que sólo les interesa repetir una y otra vez esquemas y estereotipos de ciclos probados".
En efecto, las cadenas televisivas públicas son más interesantes y divertidas que las comerciales. Y tienen la ventaja de no tener en la mayoría de los casos la insoportable publicidad comercial que obliga a cambiar de canal, a enmudecer o apagar el televisor. Televisa en su afán hipermercantil abusa. Carlos Loret tiene que detenerse en su noticiero cada dos o tres noticias y hace perder un valioso tiempo maturino a los televidentes. Ayer conté entre noticia y noticia 27 comerciales de: Movistar, Costeña, Jumex, American Express, Nido, Eternal, Educar, SNTE, Famsa, Kelllogs, Cámara de Diputados, Celular Sony-Ericson, Just for Men, Telenovela, Nivea, Corona, Ford, soya, Colgate, Banamex, pan (alimento), Buscapina, Nextel, Gatorade, un coche… y quizás hubo más porque no resistí y apagué el botón de la paz. Aquí una súplica a la CNN en español: Dejen que Aristegui desarrolle su interesante programa sin tanta odiosa pausa. Pasa la mismo que con las noticias de Loret de Mola.
Por otra parte ,vemos que Hugo Chávez en Venezuela se nos adelantó para variar, aprovechando el final de la concesión en la TV abierta de Radio Caracas TV (sigue en TV de paga), la televisa local . Instaló en su espacio a una televisora de Estado, es decir una televisión pública. El reto para el venezolano es hoy emular a otras televisoras de Estado como las europeas citadas, modernas y democráticas y no las televisoras estatales de países autoritarios en el siglo pasado. Aprovechando el viaje, alguien más que la Ciudad de México debería proponer que el Estado mexicano abra espacios públicos en el espectro radioeléctrico de este país que ya se habían agandallado Televisazteca y anexas. Ahora es cuando millones de personas que no son borregos del duopolio ni del gobierno espurio podrían expresarse, los índigenas en primer término.
Asimismo, si la Suprema Corte de México acepta que se puso en juego la soberanía nacional y que debe prevalecer el interés nacional, sería bueno que no sólo invalidara los artículos más aberrantes del intento del duopolio de asaltar al Estado mexicano sino que sería indispensable acabar con la impunidad pidiendo cuentas a los que, con tal de llevar a Calderón a la Presidencia, cedieron dicha soberanía. Estaría involucrada en ese verdadero crimen contra México mucha gente, empezando por la LIX Legislatura en pleno: esos diputados que "no leyeron" o no entendieron la canallada propuesta y esos senadores que vimos votarla con sonrisa burlona en los labios en el canal del Congreso, encabezados por Emilio Gamboa Patrón, el cabildero de toda esa monstruosidad que el PRIAN armó y que hoy colocó el viejo PRI como jefe de sus diputados, insisto. No cabe duda, la aceptación de esa ley fue un complot del que no se salvó ni el propio López Obrador que por ingenuidad o temor a perder todo apoyo de la tele no se quiso pelear con las televisoras y decía: "No creo que sea cierto (que haya habido una negociación política para sacar adelante la Ley de Radio y Televisión). No creo que eso pase". manudornbierer@gmail.com
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