INCIDENTES AEREOS EN BRASIL : CORTOCIRCUITO Y FALLAS EN LOS GRUPOS ELECTROGENOS DE EMERGENCIA
GOLPEADO. PRESIDENTE DE BRASIL, LUIZ INACIO LULA DA SILVA.
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Los controladores aéreos sollozaban desesperados. Dos aviones tuvieron que aterrizar de emergencia y otros que llegaban de EE.UU. tuvieron que volver a su aeropuerto de origen. Se cancelaron 144 vuelos.
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Los monitores se apagaron y la sala de control de vuelos de Manaos, el Cindacta 4, quedó en penumbras. "¡Estamos a ciegas!", gritó un controlador aéreo, mientras varios de sus colegas, atónitos frente a las computadoras, empezaron a sollozar. Fueron momentos de pánico: estaban sin radar y apenas contaban con equipos de radio para instruir a los pilotos sobre qué hacer. Fue un apagón por un cortocircuito que ocurrió entre las 23.45 del viernes y las 2 de la madrugada de ayer en ese aeropuerto brasileño. De inmediato quedaron afectados doce vuelos. Dos aviones que volaban en dirección a Miami, operados en forma conjunta por American Airlines y TAM, debieron realizar un aterrizaje "imprevisto" en el aeropuerto de la capital amazónica y sólo pudieron partir cuatro horas después, cuando volvió la luz y el radar. Otras cinco aeronaves que venían desde Miami, Dallas, Houston y Bogotá fueron obligadas a retornar a sus aeropuertos de origen: les informaron, que no había condiciones de entrar en el espacio aéreo brasileño; un trauma para los pasajeros que vieron regresar los aviones a su lugar de partida cuando faltaba poco para llegar a destino. Marc Henderson, portavoz del aeropuerto Internacional de Miami, informó que al menos tres vuelos de American con escala final en San Pablo y Río de Janeiro debieron volver. Poco después trascendía que lo mismo había ocurrido con un avión de Varig procedente de Bogotá y con una aeronave de Continental Airlines proveniente de Houston. Cuatro días después de que un avión explotara en el aeropuerto paulista de Congonhas, el representante de la empresa operadora de los aeropuertos brasileños, Infraero, debía dar explicaciones a la prensa ahora sobre cinco que habían salido del aeropuerto internacional de Guarulhos rumbo a Estados Unidos y tuvieron que volver a la terminal aérea por un corte energético.Una caída de la energía eléctrica y la falta de funcionamiento de los grupos electrógenos de emergencia pusieron fuera de funcionamiento la torre de control y el centro de vigilancia aérea de Manaos, lo que determinó la suspensión de todos los vuelos que pasaran por Amazonas, Roraima, Rondonia y Acre. El caos aéreo que se produjo ayer fue tal que hubo atrasos en 717 vuelos y se cancelaron 144, sobre un total superior a 1.282.Ciertamente los restrasos afectan también los vuelos desde y hacia la Argentina."Hubo problemas en Cindacta 4 (Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo) de Manaos y cinco vuelos tuvieron que regresar", se limitaron a informar los portavoces de Infraero. Las dos aeronaves con vuelos de American y de TAM que debieron bajar en forma imprevista en el aeropuerto amazónico pudieron salir, como se dijo anteriormente, recién cuatro horas más tarde. Pero si eso pone de relieve la precariedad con que las compañías operan hoy día en Brasil, anoche trascendió un dato que pone los pelos de punta: un noticioso de la TV Globo emitió la entrevista con un controlador del Cindacta quien, preservando la difusión de su nombre, denunció: "En ese momento del apagón de nuestro sistema de control estuvieron a punto de chocar dos aviones". Fue en el programa "Jornal Hoje" de la emisora. Las posibilidades de una aproximación relativamente peligrosa entre dos aeronaves son mayores de lo que cualquier viajero imagina. Sólo que en Brasil, una situación de ese tipo causa un terror justificado, después de dos accidentes dramáticos ocurridos en apenas 9 meses. Con una red aérea en estado de caos, porque no se puede definir de otra manera, no había cómo impedir que al sufrimiento de los familiares de las víctimas del desastre aéreo del avión de la TAM del martes pasado, se sumara ahora el impacto de la "ceguera" temporaria del Cindacta 4. La suegra del empresario Márcio Rogério Andrade, madre de Melissa, de 29 años, y de Andrés, que viajaban junto a su nietito Alanis, de 2 años, no pudo llegar a tiempo para el entierro de su familia víctima del desastre. Marilda Ura venía desde Japón con una escala en Nueva York. Ayer debería haber aterrizado en Guarulhos, pero su vuelo fue desviado a Santiago de Chile por el apagón aéreo del norte de Brasil. La salida de funcionamiento del radar amazónico se debió, según informaciones recogidas por los medios de prensa brasileños, a que no funcionaron los tres generadores propios de energía que entran en operaciones en cuanto cae la provisión de electricidad de la red convencional. Como demostró el accidente de fin de setiembre con el avión de Gol que chocó contra una avioneta en vuelo y luego el del martes pasado, una serie de "ineficiencias" pone en juego en Brasil la vida de pasajeros y tripulaciones. Para evitar ulteriores consecuencias siniestras, los operadores usaron radios de Infraero para monitorear las aeronaves que sobrevolaban Amazonas, un método precario que sólo sirve para resolver una emergencia.
Los monitores se apagaron y la sala de control de vuelos de Manaos, el Cindacta 4, quedó en penumbras. "¡Estamos a ciegas!", gritó un controlador aéreo, mientras varios de sus colegas, atónitos frente a las computadoras, empezaron a sollozar. Fueron momentos de pánico: estaban sin radar y apenas contaban con equipos de radio para instruir a los pilotos sobre qué hacer. Fue un apagón por un cortocircuito que ocurrió entre las 23.45 del viernes y las 2 de la madrugada de ayer en ese aeropuerto brasileño. De inmediato quedaron afectados doce vuelos. Dos aviones que volaban en dirección a Miami, operados en forma conjunta por American Airlines y TAM, debieron realizar un aterrizaje "imprevisto" en el aeropuerto de la capital amazónica y sólo pudieron partir cuatro horas después, cuando volvió la luz y el radar. Otras cinco aeronaves que venían desde Miami, Dallas, Houston y Bogotá fueron obligadas a retornar a sus aeropuertos de origen: les informaron, que no había condiciones de entrar en el espacio aéreo brasileño; un trauma para los pasajeros que vieron regresar los aviones a su lugar de partida cuando faltaba poco para llegar a destino. Marc Henderson, portavoz del aeropuerto Internacional de Miami, informó que al menos tres vuelos de American con escala final en San Pablo y Río de Janeiro debieron volver. Poco después trascendía que lo mismo había ocurrido con un avión de Varig procedente de Bogotá y con una aeronave de Continental Airlines proveniente de Houston. Cuatro días después de que un avión explotara en el aeropuerto paulista de Congonhas, el representante de la empresa operadora de los aeropuertos brasileños, Infraero, debía dar explicaciones a la prensa ahora sobre cinco que habían salido del aeropuerto internacional de Guarulhos rumbo a Estados Unidos y tuvieron que volver a la terminal aérea por un corte energético.Una caída de la energía eléctrica y la falta de funcionamiento de los grupos electrógenos de emergencia pusieron fuera de funcionamiento la torre de control y el centro de vigilancia aérea de Manaos, lo que determinó la suspensión de todos los vuelos que pasaran por Amazonas, Roraima, Rondonia y Acre. El caos aéreo que se produjo ayer fue tal que hubo atrasos en 717 vuelos y se cancelaron 144, sobre un total superior a 1.282.Ciertamente los restrasos afectan también los vuelos desde y hacia la Argentina."Hubo problemas en Cindacta 4 (Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo) de Manaos y cinco vuelos tuvieron que regresar", se limitaron a informar los portavoces de Infraero. Las dos aeronaves con vuelos de American y de TAM que debieron bajar en forma imprevista en el aeropuerto amazónico pudieron salir, como se dijo anteriormente, recién cuatro horas más tarde. Pero si eso pone de relieve la precariedad con que las compañías operan hoy día en Brasil, anoche trascendió un dato que pone los pelos de punta: un noticioso de la TV Globo emitió la entrevista con un controlador del Cindacta quien, preservando la difusión de su nombre, denunció: "En ese momento del apagón de nuestro sistema de control estuvieron a punto de chocar dos aviones". Fue en el programa "Jornal Hoje" de la emisora. Las posibilidades de una aproximación relativamente peligrosa entre dos aeronaves son mayores de lo que cualquier viajero imagina. Sólo que en Brasil, una situación de ese tipo causa un terror justificado, después de dos accidentes dramáticos ocurridos en apenas 9 meses. Con una red aérea en estado de caos, porque no se puede definir de otra manera, no había cómo impedir que al sufrimiento de los familiares de las víctimas del desastre aéreo del avión de la TAM del martes pasado, se sumara ahora el impacto de la "ceguera" temporaria del Cindacta 4. La suegra del empresario Márcio Rogério Andrade, madre de Melissa, de 29 años, y de Andrés, que viajaban junto a su nietito Alanis, de 2 años, no pudo llegar a tiempo para el entierro de su familia víctima del desastre. Marilda Ura venía desde Japón con una escala en Nueva York. Ayer debería haber aterrizado en Guarulhos, pero su vuelo fue desviado a Santiago de Chile por el apagón aéreo del norte de Brasil. La salida de funcionamiento del radar amazónico se debió, según informaciones recogidas por los medios de prensa brasileños, a que no funcionaron los tres generadores propios de energía que entran en operaciones en cuanto cae la provisión de electricidad de la red convencional. Como demostró el accidente de fin de setiembre con el avión de Gol que chocó contra una avioneta en vuelo y luego el del martes pasado, una serie de "ineficiencias" pone en juego en Brasil la vida de pasajeros y tripulaciones. Para evitar ulteriores consecuencias siniestras, los operadores usaron radios de Infraero para monitorear las aeronaves que sobrevolaban Amazonas, un método precario que sólo sirve para resolver una emergencia.
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Clarin.com-Argentina/Edición Impresa/2207/2007
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