21/7/07

Hamit Bozarlan: Turquía es aún una democracia tutelada

El primer ministro turco, Erdogan, criticó durante la campaña los ataques sufridos contra los convoys electorales de su partido
(Foto, Serdar/Flickr)
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El 22 de julio se celebran elecciones legislativas anticipadas en Turquía para poner fin a la crisis política que vive el país desde el escrutinio presidencial de mayo pasado.
Crisis institucional, islamismo, cuestión kurda, etc. La perspectiva de adhesión de Ankara continua siendo una incógnita. Hamit Bozarlan, co-Director del Instituto de Estudios del Islam y de las Sociedades del Mundo Musulmán en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París (EHESS), nos transmite su punto de vista.¿Cuáles son las principales características de la relación entre la Unión Europea y Turquía?El lado “especulativo” de esta relación se va amplificando desde 2004. Me duele que los aspectos tratados por los medios de comunicación y los políticos sufran de tanta falta de profundidad. Nos olvidamos muy a menudo de decir que las cosas en Turquía se están desarrollando muy mal. Asistimos a un movimiento de repliegue sobre sí misma, una especie de “nacional-socialismo”, según la cual los Turcos constituirían una etnia oprimida por las otras clases u otras etnias y deberían, por esta razón, lanzarse a una guerra de liberación, intentando vencer a los kurdos, los armenios o los cristianos. Esta dinámica interna es nefasta y no va en el sentido de un acercamiento hacia la Unión Europea.¿O sea que la crisis institucional destapada por las recientes elecciones presidenciales frustradas no sería sino una muestra de tendencias más antiguas?En efecto, una vez que los padrinos de Turquía, Gerard Shröder y Bill Clinton, han desaparecido de la escena política, se asiste a una degradación de la situación.¿Qué rol puede jugar en esta situación la Unión Europea?El problema está en que desde 1999, fecha de la aceptación de su candidatura en Bruselas, Turquía se ve obligada a aplicar una política día a día. No se trata de una hoja de ruta, ni de criterios claramente establecidos, ya que aquellos de Copenhague no son suficientes. Se ha creído que los escenarios griego, portugués o español de integración posteriores a las dictaduras se podían aplicar. Pero Turquía jamás ha conocido este tipo de escenario político, y no es factible aplicar esta integración.¿Es previsible una ruptura de las negociaciones con Turquía?Es una posibilidad presente en Turquía, donde existen fuerzas al interior del establishment turco y del ejército que solicitan llanamente el retiro de la candidatura de Ankara a la adhesión. Es el caso del General Tuncer Kilinc, que de nuevo se encuentra a la cabeza del Consejo Nacional de Seguridad turco, uno de los órganos más poderosos de Turquía. Kilinc se muestra favorable a un acercamiento hacia Rusia. Esta eurofobia muestra las líneas de ruptura existentes en la misma Turquía, ya que no se trata de una posición simplemente nacionalista.¿Es concebible una alianza entre Turquía y Rusia?La economía turca se encuentra de tal manera integrada a la de la Unión Europea, que una alianza con Moscú no es racional ni deseable. Pero han existido tales vueltas a lo largo de la Historia, que uno no esta nunca protegido de este tipo de sorpresas.¿Qué piensa usted del proyecto de Nicolás Sarkozy de construir una unión del Mediterráneo con Turquía dentro?Es difícil proyectar una imagen de Turquía para dentro de veinte o treinta años. Pensar en una Unión Europea en términos de territorio es del todo absurdo. Es necesario preguntarse si se trata de un sueño generalizado, de un proyecto político. Además, es necesario que la Unión Europea tenga bien presente que, como socio en el seno del espacio mediterráneo, deberá erigirse en un tercer elemento, bisagra entre Oriente Medio y los Estados Unidos. Hemos asistido al resurgir de posturas que cuestionan en Turquía los Derechos Humanos, la veracidad del genocidio armenio o los derechos de las minorías kurdas, sin hablar del asesinato del periodista armenio Hrant DinkTurquía es una democracia bajo tutela, dentro de la cual los militares imponen ultimátums, ¡hasta por internet! Se trata de una característica histórica turca: los militares son considerados como los guardianes de la integridad nacional, son un actor supra-social. En Turquía hay profesores enjuiciados por haber “insultado” la memoria de Attaturk, el padre de la Turquía moderna. Mustafá Kemal está santificado. Hay que volver a cuestionar la idea según la cual el renacimiento de un país pasa por fuerza por la eliminación de sus “enemigos”, como se ha hecho con los armenios por ejemplo.¿La Unión Europea no tiene una influencia para empujar a Turquía en la buena senda?Es deber de Europa es intervenir para dar fuerza y apoyar los movimientos demócratas, aún marginales. De todos modos, también es necesario que esta dinámica salga del interior del país. Hubiera estado bien ofrecer a Turquía -y creo que aún no es demasiado tarde- la promesa de una integración plena para cuando los problemas señalados con anterioridad fueran resueltos. Sobre la cuestión de ser un socio privilegiado de la UE, respondo que de todas maneras eso ya se da. Por otro lado, Europa debe sensibilizar a sus propias opiniones públicas. Creo que los europeos deben temer más a la falta de respeto a los Derechos Humanos que a otros aspectos.
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cafebabel.com-France/21/07/2007

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