24/7/07

Juicio a Aznar

Rafael Fernando Navarro
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Hay una plataforma integrada por personas de todos los niveles que pretenden llevar a Aznar ante los tribunales por haber colaborado a la invasión de Irak incluyendo a España en contra de la voluntad manifiesta del pueblo.
Preguntado el actual Presidente del Gobierno sobre si estaba de acuerdo con esta actitud, respondió que era suficiente el rechazo en las urnas de semejante postura. Entiendo que un Presidente opine de esa forma por “corrección política” Pero los que no estamos atados por esa corrección podemos opinar lo contrario.
En democracia, un cargo elegido en las urnas no recibe un cheque en blanco para que actúe de forma arbitraria. Se debe siempre al pueblo que lo ha votado y si traiciona esa voluntad popular debe ser reemplazado por otro. Pero dependiendo de la arbitrariedad ejercida se le debe añadir un correctivo.
La invasión de Irak se llevó a cabo sobre las falsedades más viles y las mentiras urdidas ex profeso para justificarla. Pensaron los tres componentes de la decisión criminal que sus pueblos iban a secundar esas mentiras a cambio de aprovecharse de prebendas que les serían adjudicadas por consentir la invasión. Gozaríamos de petróleo, se instauraría la democracia en Irak, se pacificarían las relaciones entre Israel y Palestina y todos nos veríamos recompensados en nuestros bienes si consentíamos en la muerte de miles de iiraquíes. Era un canje evidente, un “comercio justo”: muertos ajenos por bienestar propio.
En el caso español habría un beneficio añadido: saldríamos del rincón de la historia. El Presidente Aznar ignoraba qué España tenía bajo su mandato. No sabía que estábamos integrados en Europa desde hacía años y que disfrutábamos de un prestigio internacional considerable. Como todos los salvapatrias se creyó designado para encumbrarnos y pasar así a la historia como un Felipe II o un Carlos V. Ignoraba además que los españoles no deseábamos privilegios a costa de muertos ni beneficios a cambio de sangre. Un gobernante que desconoce la idiosincrasia de sus gobernados sólo puede llevar a su país por caminos equivocados.
Al margen de la ignorancia de Aznar sobre España y los españoles, el que sí pretendió salir de su mediocridad fue él mismo. Conceptuado en su propio partido como un dictador temido y como un hombre sin calidad de mandatario entre los jefes de estado mundiales, necesitó cubrir su vanidad oligospérmica fotografiándose junto a Buhs en las Azores. Despreció a todo un pueblo que le exigía no participar en una guerra injusta, sangrienta, montada en la ilegalidad, al margen de las Naciones Unidas y que iba a ocasionar un dolor infinito y miles de muertos.
Los españoles hemos sufrido como consecuencia el atentado más grave de nuestra historia. Ciento noventa y dos muertos y cientos de heridos que arrastrarán de por vida sus malformaciones y un dolor físico y moral infinito. Pero nada de eso le importó al mesías Aznar. Todo estaba bien empleado si él pasaba a la historia como integrante del maldito triunvirato de las Azores. No sabemos cuánto tiempo estaremos todavía bajo la mirada tremenda del terrorismo internacional por esa inclusión del país en un acto de guerra. Mientras, él va pregonando por el mundo su ignorancia histórica y su rencor contra una España que le ha vuelto las espaldas.
Y esta responsabilidad no se salva con una derrota electoral. El no se presentaba a una reelección presidencial. Ya estaba avisado de que sufriría una derrota y eso le llevó a desistir de esa presentación para un nuevo mandato. Y ahora, mientras él se enriquece como asalariado de un magnate neocon de la comunicación, los iraquíes mueren por cientos cada día. Aznar no puede huir de tanta sangre derramada por su complicidad, por su orgullo, por su maloliente vanidad.
Repugna realmente ver a este hombre insistiendo en su vocación de guardián de los valores de occidente, argumentando que Europa sin cristianismo es inconcebible, que los valores que tiene la Europa moderna se deben sólo y exclusivamente a su vocación cristiana. Repugna tanta ignorancia paseada por universidades norteamericanas y europeas y por aforos de fanáticos ideólogos muy cercanos al más puro fascismo.
Aznar debe ser juzgado y que la sangre vergonzantemente vertida caiga sobre sus espaldas. España saldrá purificada y la voz ronca de los que queríamos la paz estará redimida para siempre.
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La República-España/España/24/07/2007

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