Opinión
Con permiso
Pedro de Hoyos
Diario Siglo XXI-España
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Entre las muchas cosas que me molestan de Ibarretxe destaca su tono lacrimógeno, su intemperancia plañidera y su cerrazón intelectual que le lleva a negar la evidencia y a manipular la realidad para que se parezca a su opinión.
No soporto sus continuas peroratas melodramáticas de que los vascos y las vascas somos los mejores de este mundo mundial, víctimas irredentas del imperialismo español decimonónico que nos domina y esclaviza, saqueando nuestra Hacienda e impidiendo por la fuerza de las armas nuestro maravilloso desarrollo como potencia supermundial del globo terráqueo de la tierra total. Euzkadi es una sociedad enferma en la que 150.000 ciudadanos anhelan, ansían y se despepitan por vivir en la Albania de Enver Hoxa, felices de verse oprimidos por la hoz y el martillo marxistaestalinistaleninista de un Estado, independiente, sí, dirigido por una estrella de la altura política, estratégica e intelectual de Arnaldo Otegui, y cuyo jefe del ejército sea Josu Ternera Loca; una sociedad que se autodenomina demócrata, pero que usa la palabra “español” para insultar, que considera fachas a todos los que no piensen como ellos, que aísla a las víctimas como apestados, en la que miles de votos apoyan a asesinos en serie porque sólo asesinan por la espalda a españoles o, como mucho, malos vascos, dejando vivir tranquilamente a aquellos buenos vascos que callan, tragan y aceptan, sin duda porque son los más débiles, esta situación, dejando hacer con impunidad a los dueños de vidas y haciendas que visten pistolas por la calle, como en el antiguo Oeste.Ibarretxe es un ciego que no quiere ver el desequilibrio de la tierra que dirige, que considera soportables y secundarias todas estas cosas, porque en caso contrario lucharía contra ellas, que carece de autoridad para celebrar un referéndum independentista pero que promete celebrarlo “en ausencia de violencia” y que se olvida de esta coletilla cuando ve que si no, no habrá manera de celebrarlo. Ibarretxe es un ciego sectario, plañidero y maniqueo, que divide su onírico mundo entre los buenos vascos que le apoyan y aquellos malos vascos que se sienten españoles y no le apoyan, es incapaz de ponerse en el lugar de los demás, sentir como sentirían los demás y defender a los más débiles entre los suyos, como sería su obligación, que son precisamente los que son perseguidos por sus opiniones, los que van con escoltas y carecen de lo básico en toda democracia: Libertad. Que eso es lo que Euskadi necesita: Libertad y Democracia. Este sectario, que no ve la viga en el propio ojo y sí la paja en el ajeno, se atreve a exigir al Gobierno español que pida “perdón a Gernika, a Euskadi y a toda la sociedad española por los crímenes cometidos por los alzados en armas” durante la guerra civil, supongo. Este personaje que no encuentra la enfermedad que padece su tierra, porque le beneficia una Euskadi enferma, pretende apropiarse de una de las grandes obras de arte contemporáneo español porque retrata la tragedia de su tierra, Gernika, olvidando que fue un cuadro encargado por el Gobierno de España, pintado por un español y que ha representado siempre la tragedia de España entera. Va Ibarretxe a verse sometido a juicio por haberse reunido con el partido ilegal que sirve de sostén y apoyo a los terroristas, juicio que, en el hipotético caso de que lo perdiera, mostraría cómo “el fascismo” se ha subido a la chepa de la judicatura, mostraría cómo la política “española” influiría en la pérdida de libertad de los jueces vascos, pero en el caso de ganarlo mostraría la independencia de la clase judicial vasca que pese a las presiones españolistas ha sabido mantenerse incólume y defender la nobleza, bizarría y honradez del lehendakari de todos los vascos.Y vascas.
Entre las muchas cosas que me molestan de Ibarretxe destaca su tono lacrimógeno, su intemperancia plañidera y su cerrazón intelectual que le lleva a negar la evidencia y a manipular la realidad para que se parezca a su opinión.
No soporto sus continuas peroratas melodramáticas de que los vascos y las vascas somos los mejores de este mundo mundial, víctimas irredentas del imperialismo español decimonónico que nos domina y esclaviza, saqueando nuestra Hacienda e impidiendo por la fuerza de las armas nuestro maravilloso desarrollo como potencia supermundial del globo terráqueo de la tierra total. Euzkadi es una sociedad enferma en la que 150.000 ciudadanos anhelan, ansían y se despepitan por vivir en la Albania de Enver Hoxa, felices de verse oprimidos por la hoz y el martillo marxistaestalinistaleninista de un Estado, independiente, sí, dirigido por una estrella de la altura política, estratégica e intelectual de Arnaldo Otegui, y cuyo jefe del ejército sea Josu Ternera Loca; una sociedad que se autodenomina demócrata, pero que usa la palabra “español” para insultar, que considera fachas a todos los que no piensen como ellos, que aísla a las víctimas como apestados, en la que miles de votos apoyan a asesinos en serie porque sólo asesinan por la espalda a españoles o, como mucho, malos vascos, dejando vivir tranquilamente a aquellos buenos vascos que callan, tragan y aceptan, sin duda porque son los más débiles, esta situación, dejando hacer con impunidad a los dueños de vidas y haciendas que visten pistolas por la calle, como en el antiguo Oeste.Ibarretxe es un ciego que no quiere ver el desequilibrio de la tierra que dirige, que considera soportables y secundarias todas estas cosas, porque en caso contrario lucharía contra ellas, que carece de autoridad para celebrar un referéndum independentista pero que promete celebrarlo “en ausencia de violencia” y que se olvida de esta coletilla cuando ve que si no, no habrá manera de celebrarlo. Ibarretxe es un ciego sectario, plañidero y maniqueo, que divide su onírico mundo entre los buenos vascos que le apoyan y aquellos malos vascos que se sienten españoles y no le apoyan, es incapaz de ponerse en el lugar de los demás, sentir como sentirían los demás y defender a los más débiles entre los suyos, como sería su obligación, que son precisamente los que son perseguidos por sus opiniones, los que van con escoltas y carecen de lo básico en toda democracia: Libertad. Que eso es lo que Euskadi necesita: Libertad y Democracia. Este sectario, que no ve la viga en el propio ojo y sí la paja en el ajeno, se atreve a exigir al Gobierno español que pida “perdón a Gernika, a Euskadi y a toda la sociedad española por los crímenes cometidos por los alzados en armas” durante la guerra civil, supongo. Este personaje que no encuentra la enfermedad que padece su tierra, porque le beneficia una Euskadi enferma, pretende apropiarse de una de las grandes obras de arte contemporáneo español porque retrata la tragedia de su tierra, Gernika, olvidando que fue un cuadro encargado por el Gobierno de España, pintado por un español y que ha representado siempre la tragedia de España entera. Va Ibarretxe a verse sometido a juicio por haberse reunido con el partido ilegal que sirve de sostén y apoyo a los terroristas, juicio que, en el hipotético caso de que lo perdiera, mostraría cómo “el fascismo” se ha subido a la chepa de la judicatura, mostraría cómo la política “española” influiría en la pérdida de libertad de los jueces vascos, pero en el caso de ganarlo mostraría la independencia de la clase judicial vasca que pese a las presiones españolistas ha sabido mantenerse incólume y defender la nobleza, bizarría y honradez del lehendakari de todos los vascos.Y vascas.
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