7/8/07

Bielorrusia saldará su deuda gasista con Gazprom con ayuda de Venezuela

Una estación compresora del gasoducto que cruza Bielorrusia en dirección a Europa.
(Foto: AP)
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DANIEL UTRILLA
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MOSCÚ.- Si durante la era soviética Moscú disuadía con
misiles nucleares, ahora la Rusia capitalista baraja un mecanismo no menos explosivo para los bolsillos de sus socios comerciales: el gas y la naturaleza expansiva de sus precios.
Ilustrativo de esta política fue el
ultimátum que Gazprom, el todopoderoso monopolio gasístico ruso, dio la semana pasada a su vecina Bielorrusia para que saldara una deuda por gas de 460 millones de dólares (333,7 millones de euros) antes de siete días si no quería ver reducido el suministro en un 45%.
Transcurridas 24 horas del plazo dado por Moscú, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha accedido a pagar a regañadientes la deuda. El
autocrático líder de Bielorrusia (la más sovietizada de las repúblicas de la antigua URSS) nombró a Venezuela como su principal valedor en este contencioso.
"Nuestros amigos, y en especial Hugo Chávez, han anunciado que están dispuestos a extendernos un crédito en condiciones ventajosas", dijo Lukashenko, que acusa a Moscú de querer controlar la economía de su país "privatizando el país entero" por medio de sus oligarcas.
El apoyo del que goza Lukashenko entre los bielorrusos se debe, precisamente, a que su gestión a la soviética (un 80% de las empresas bielorrusas son estatales) les ahorró el paso traumático al capitalismo que en Rusia ha degenerado en una gran diferencia entre ricos y pobres.
Moscú está interesado en controlar el 50% de los activos de Beltransgaz, el monopolio bielorruso del gas. Washington sugiere a Moscú que no use los precios del gas como arma disuasoria contra sus vecinos, acostumbrados durante décadas a recibir gas ruso subvencionado por inercia del paternalismo soviético.
Consumo de gas en la Unión Europea
En enero de 2006, la quintuplicación de los precios del gas a Ucrania (que volvió la espaldas a Rusia tras la
Revolución Naranja de 2004) derivó en cortes de suministro que afectaron a centroeuropa.
La creciente dependencia europea respecto del gas ruso (más de una cuarta parte del gas que consume la UE es ruso), también ha hecho saltar las alarmas en Bruselas, que busca alternativas. Prueba de ello es el gasoducto Bakú-Tiflis-Erserun, que comenzó a funcionar este año como parte del proyecto de gasoducto Nabucco, que busca asegurar el abastecimiento de gas desde el Mar Caspio a Europa (hasta Austria) al margen de Rusia.
Durante el contencioso con Bielorrusia, Gazprom prometió a sus socios europeos que no se verán afectados. Sin embargo, Occidente observa con preocupación los
tímidos pasos dados por Rusia para crear una OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) del gas, idea que el presidente ruso, Vladimir Putin, tildó en febrero de "interesante". La idea de crear un cártel para regular los precios de este combustible flotó en el foro de países exportadores de gas que se celebró el 9 de abril en Doha.
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elmundo.es-España/07/08/2007

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