Jets Sukhoi Su-27 del equipo acrobático Caballeros Rusos, ayer durante una exhibición en Zhukovsky, a las afueras de Moscú
Foto: Reuters-
Pekín compra a Turkmenistán gas que Moscú adquiría barato para revenderlo
Pekín compra a Turkmenistán gas que Moscú adquiría barato para revenderlo
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Moscú-Aliados en la convicción compartida de rechazar el mundo unipolar que Estados Unidos quiere imponer, por suerte con más pena que gloria hasta ahora, Rusia y China pueden acabar enfrentados -en el mediano plazo, si no es que antes-, al llegar el inevitable momento en que sus intereses económicos pesen más que sus coincidencias en materia de política internacional.
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La cada vez menos encubierta disputa por el control de los ingentes recursos de petróleo y gas natural en Asia central, una región que rusos y chinos empiezan a reivindicar como prioritaria y en la cual buscan afianzar su liderazgo a ojos de los despóticos regímenes que surgieron ahí en lugar de las antiguas repúblicas soviéticas, puede ser la primera señal de esa tan lamentable como previsible confrontación.
Un mes antes de que unidades selectas de los ejércitos de Rusia y China acabaran con "una incursión armada" impulsada por el "terrorismo internacional", acorde con el guión de las maniobras Misión de Paz 2007, broche de oro para la reciente cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS, integrada por ambos países y cuatro repúblicas ex soviéticas de Asia central), Pekín no dudó en concretar la compra de parte del gas natural turkmeno que Moscú creía como de su exclusiva incumbencia.
Turkmenistán, que no es miembro de la OCS, posee grandes reservas de gas natural y hasta hace poco dependía por completo de los gasoductos de Rusia, que adquiere la materia prima turkmena a un precio mucho más bajo del que lo revende como mezcla con el gas ruso a países europeos.
Para eludir esa dependencia, el entonces presidente vitalicio de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, suscribió en abril de 2006 un acuerdo de cooperación con China, que consideraba la construcción de un gasoducto directo, sin pasar por territorio ruso, y la venta anual de 30 mil millones de metros cúbicos de gas turkmeno.
Pero Niyazov murió en diciembre pasado y su sucesor, Gurbangulí Berdymujammedov, prometió al primer ministro Mijail Fradkov, quien encabezó la delegación de Rusia en las exequias del turkmenbashi o padre de todos los turkmenos, como se hacía llamar el difunto, que el consorcio ruso Gazprom tendría derecho preferente para importar el gas de Turkmenistán hasta 2028.
Rusia y Turkmenistán acordaron en 2003, que en el periodo entre 2009 y 2028 la república centroasiática deberá suministrar al país eslavo un mínimo de 70 mil y un máximo de 90 mil metros cúbicos de gas natural al año.
A falta de dos años para que entre en vigor ese acuerdo, Turkmenistán extrae por ahora 70 mil metros cúbicos, de los cuales 42 mil millones son destinados a Rusia, 8 mil millones van a parar a Irán y el resto se queda para consumo interno.
Con la desaparición de Niyazov y a la luz de las primeras declaraciones del nuevo líder turkmeno, Rusia trató de amarrar los compromisos mediante la firma, en mayo de este año, con Turkmenistán y Kazajstán, de una declaración de intenciones para construir un gasoducto tripartita en el Caspio.
En ese contexto, y para sorpresa del Kremlin, Berdymujammedov visitó en julio Pekín para ultimar los detalles que dejó pendiente Niyazov. Por lo pronto, Turkmenistán y la compañía nacional de petróleo y gas de China (CNPC) anunciaron su decisión de explotar conjuntamente los yacimientos Bajtiarlyk, desde donde se planea construir el gasoducto "Asia central" que llevará el gas turkmeno a China sin pasar por territorio ruso.
Asimismo, la corporación Turkmengas suscribió con CNPC un contrato, que tendrá 30 años de vigencia, para suministrar 30 mil metros cúbicos de gas al año a partir de 2009, cuando se prevé terminar la construcción del gasoducto a cargo de China, que por si fuera poco otorgó a Turkmenistán un crédito blando para adquirir equipos chinos.
Con estos acuerdos bajo el brazo, que pretenden diversificar las rutas de exportación del gas turkmeno, Berdymujammedov acudirá a la cita con sus colegas de Rusia y Kazajstán, en septiembre próximo, en la cual se tenía previsto firmar los contratos específicos para la construcción del gasoducto del Caspio.
Y mientras Gazprom y CNPC ponen en duda el volumen real de las reservas de su socio centroasiático y se preguntan si el gas turkmeno podrá alcanzar para todos, la rivalidad entre Rusia y China, que exhiben su poderío militar para contrarrestar la expansión de Estados Unidos en Asia central, puede generar un impacto negativo en la estabilidad de la región
La cada vez menos encubierta disputa por el control de los ingentes recursos de petróleo y gas natural en Asia central, una región que rusos y chinos empiezan a reivindicar como prioritaria y en la cual buscan afianzar su liderazgo a ojos de los despóticos regímenes que surgieron ahí en lugar de las antiguas repúblicas soviéticas, puede ser la primera señal de esa tan lamentable como previsible confrontación.
Un mes antes de que unidades selectas de los ejércitos de Rusia y China acabaran con "una incursión armada" impulsada por el "terrorismo internacional", acorde con el guión de las maniobras Misión de Paz 2007, broche de oro para la reciente cumbre anual de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS, integrada por ambos países y cuatro repúblicas ex soviéticas de Asia central), Pekín no dudó en concretar la compra de parte del gas natural turkmeno que Moscú creía como de su exclusiva incumbencia.
Turkmenistán, que no es miembro de la OCS, posee grandes reservas de gas natural y hasta hace poco dependía por completo de los gasoductos de Rusia, que adquiere la materia prima turkmena a un precio mucho más bajo del que lo revende como mezcla con el gas ruso a países europeos.
Para eludir esa dependencia, el entonces presidente vitalicio de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, suscribió en abril de 2006 un acuerdo de cooperación con China, que consideraba la construcción de un gasoducto directo, sin pasar por territorio ruso, y la venta anual de 30 mil millones de metros cúbicos de gas turkmeno.
Pero Niyazov murió en diciembre pasado y su sucesor, Gurbangulí Berdymujammedov, prometió al primer ministro Mijail Fradkov, quien encabezó la delegación de Rusia en las exequias del turkmenbashi o padre de todos los turkmenos, como se hacía llamar el difunto, que el consorcio ruso Gazprom tendría derecho preferente para importar el gas de Turkmenistán hasta 2028.
Rusia y Turkmenistán acordaron en 2003, que en el periodo entre 2009 y 2028 la república centroasiática deberá suministrar al país eslavo un mínimo de 70 mil y un máximo de 90 mil metros cúbicos de gas natural al año.
A falta de dos años para que entre en vigor ese acuerdo, Turkmenistán extrae por ahora 70 mil metros cúbicos, de los cuales 42 mil millones son destinados a Rusia, 8 mil millones van a parar a Irán y el resto se queda para consumo interno.
Con la desaparición de Niyazov y a la luz de las primeras declaraciones del nuevo líder turkmeno, Rusia trató de amarrar los compromisos mediante la firma, en mayo de este año, con Turkmenistán y Kazajstán, de una declaración de intenciones para construir un gasoducto tripartita en el Caspio.
En ese contexto, y para sorpresa del Kremlin, Berdymujammedov visitó en julio Pekín para ultimar los detalles que dejó pendiente Niyazov. Por lo pronto, Turkmenistán y la compañía nacional de petróleo y gas de China (CNPC) anunciaron su decisión de explotar conjuntamente los yacimientos Bajtiarlyk, desde donde se planea construir el gasoducto "Asia central" que llevará el gas turkmeno a China sin pasar por territorio ruso.
Asimismo, la corporación Turkmengas suscribió con CNPC un contrato, que tendrá 30 años de vigencia, para suministrar 30 mil metros cúbicos de gas al año a partir de 2009, cuando se prevé terminar la construcción del gasoducto a cargo de China, que por si fuera poco otorgó a Turkmenistán un crédito blando para adquirir equipos chinos.
Con estos acuerdos bajo el brazo, que pretenden diversificar las rutas de exportación del gas turkmeno, Berdymujammedov acudirá a la cita con sus colegas de Rusia y Kazajstán, en septiembre próximo, en la cual se tenía previsto firmar los contratos específicos para la construcción del gasoducto del Caspio.
Y mientras Gazprom y CNPC ponen en duda el volumen real de las reservas de su socio centroasiático y se preguntan si el gas turkmeno podrá alcanzar para todos, la rivalidad entre Rusia y China, que exhiben su poderío militar para contrarrestar la expansión de Estados Unidos en Asia central, puede generar un impacto negativo en la estabilidad de la región
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La Jornada-México/25/08/2007
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