18/08/2007
El plan secreto para el NAU (North American Union)
El plan secreto para el NAU (North American Union)
Horacio Garetto*
Rebelión
Rebelión
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En mis navegaciones y lecturas, hace unos meses, me topé con una exposición de un plan que me llamó poderosamente la atención. La exposición la hacía un analista financiero cuyas columnas son reproducidas en forma habitual, más o menos una vez por semana, en la que es considerada, por muchos, como una de las mejores páginas web de economía y finanzas del mundo: www.FinancialSense.com. Del mundo capitalista, se entiende. Pero de las mejores desde el punto de vista de la cantidad y calidad de los columnistas que allí se publican, del nivel de estos, del nivel de libertad, etc.
Pero como no vi que nadie más lo comentara y como se trataba de algo que, por su tremenda índole, hubiera ameritado miles de comentarios, tenía como un recelo, como una desconfianza, como un miedo de ser el único de hablar del tema. Como si se tratara de un hierro caliente periodístico.
Después, en algún momento de los meses siguientes, en la columna Bajo la Lupa, del mexicano Alfredo Jalife Rahme, del diario La Jornada de México, se hizo una referencia, crítica, a un artículo de Benn Steil, aparecido en la revista Foreign Affairs. Ahí me acordé de que el referido analista financiero también citaba ese artículo de Benn Steil. Y en la navegación del domingo a la noche por el site web Global Research.ca esta vez sí volví a ver una referencia sobre el tema. Entonces dejé a un costado las dudas y resolví. Esto tiene que ser aireado. Que sea divulgado y que el destino disponga. Esta vez la nota la firmaba un canadiense de nombre Connie Fogal a quién la gente del Global Research presenta como líder de un partido político canadiense nuevo, reciente, fundado en 1997, llamado Canadian Action Party. Connie Fogal se manifiesta ferozmente indignado por el asunto. Tanto por su contenido como por la cosa secretoide y, por lo tanto, rabiosamente antidemocrática del asunto.
Nuestro analista financiero referido al principio no firma con su nombre. Firma con un seudónimo. El seudónimo elegido es el de Castor Profundo. Yo lo encuentro apetecible y por ello lo leo habitualmente. Tiene una página web con el mismo nombre y sucedió que por el verano de 2006 nuestro referido fue el primero, que yo conozca, en avisar de de la existencia de un plan político para disolver la soberanía de Estados Unidos, de México y de Canadá en una gran unidad regional que se denominaría la “Unión Norteamericana”. La sigla en inglés es nau. A veces también se hace referencia a ese proyecto con el nombre de Security and Prosperity Partnership. Ese plan no fue informado por los medios de comunicación. Deep Caster trató el tema en una columna suya del 11 de agosto de 2006.
El componente clave de la unión sería una nueva moneda, el “amero”, como lo denominó Robert Pastor, un consultor del Council of Foreign Relations. Desde luego que este plan de “deconstrucción” de naciones representaría la destrucción final del dólar, cuya agonía ya comenzó.
La tasa anual de incremento de la oferta monetaria (el M 3) es de aproximadamente (porque esta cifra dejó de publicarse) del 12% anual (cálculos de shadowstats.com). Con una economía que no crece, o crece muy poco, o, más exactamente todavía, está en recesión, ese 12% anual de incremento de la oferta monetaria llevará inevitablemente a la hiperinflación. Es decir, a la destrucción de la moneda.
Ahora bien son tan trascendentes las consecuencias de estas elucubraciones que correspondería examinar que alternativas hay para todo esto. Una es religar las actuales monedas fiduciarias con el oro y/o con la plata. Es el enfoque que defiende Castor Profundo. La otra opción, sin duda que es la que prefiere el cartel de los Bancos Centrales y otros pesos pesados de las finanzas internacionales, es la de disolver las grandes monedas nacionales y crear monedas regionales o monedas multinacionales. Como por ejemplo, el “amero”.
Las líneas de la batalla están trazadas. De una gran batalla monetaria. De un lado las monedas basadas en el oro o en la plata. Del otro los partidarios del amero u otras modelos de monedas fiduciarias.
El plan también supondría una revolucionaria abolición de las fronteras y un libre flujo de bienes y personas.
Se puede pensar que se vienen dando pasos en esta dirección desde la fecha de la reunión en Waco, Texas, en marzo de 2006, entre los presidentes Bush, Fox y Martin de Canadá.
Estos planes y estas proposiciones hay que tomarlas seriamente.
Un artículo que se publicó recientemente en la revista Foreign Affairs nos aclara el tema. Foreign Affairs es la revista portavoz del Council of Foreign Relations (CFR). Esta revista puede ser considerada, con toda justicia, como la revista portavoz de los puntos de vista y los pensamientos del club de los grandes financistas internacionales y del club de los grandes bancos centrales atlantistas. Ese artículo fue el escrito por Bern Steil. Steil es el jefe de “Economía internacional del CFR. Se lo tituló “El fin de las monedas nacionales”. En ese artículo Benn Steil argumenta que la combinación “globalización más monedas nacionales” es una combinación peligrosa. Es causa de crisis financieras y tensiones geopolíticas. “Los países tienen que abandonar el nacionalismo monetario porque el nacionalismo monetario es fuente de inestabilidad”, nos quería convencer Bern Steil.
A lo cual Castor Profundo replica que esto es falso de toda falsedad. No es el nacionalismo monetario la causa de la inestabilidad sino los regímenes monetarios de monedas fiduciarias, es decir basadas en la sola confianza, sin respaldo en activos tangibles como el oro o la plata, que se prestan a maquinaciones y manipulaciones de los gobiernos.
Los grandes ganadores de la globalización son los grandes financistas y grandes conglomerados integrados multinacionales. Los trabajadores y las clases medias no, tampoco los inversores individuales. La clase media norteamericana está desapareciendo.
Perder la soberanía monetaria es perder también soberanía política y libertad.
No debería sorprender que el editor del art. de Mr. Steil sea la misma gente que da aire al plan de Robert Pastor de la “Unión Norteamericana”.
El plan está en marcha.
Hasta ahí, resumido, lo que expone Castor Profundo.
Ahora veamos lo que Connie Fogal. Este líder político dice que el NAU es el equivalente de un golpe de Estado. De una deglución de los aparatos democráticos de Canadá, México y Estados Unidos.
El primer paso hacia el NAU fue el NAFTA, describe. El segundo la integración (o, según se mire) cooptación de las estructuras militares de Canadá en el NORAD, en el NorthCom (Comando Norte del Pentágono) y el Bi-National Planning Agreement. Porque todo esto existe es que estamos en Afganistán, dice Folgar.
El tercer paso hacia el NAU fue la implementación de las legislaciones antiterroristas, con severas consecuencias para las libertades. La Patriot Act en EU y la Ley Antiterrorista en Canadá. Por este conducto se van instrumentando las estructuras de un estado policial. El proyecto “Fortaleza América” (“Fortress America”).
El cuarto paso, siempre según Fogal, es el Security and Prosperity Partnership Agreement (SPP siglas en inglés). Este acuerdo es el equivalente de una “captura hostil” de los brazos ejecutivos de los gobiernos de Canadá, México y EU. Es el equivalente de un golpe de estado. Ese SPP es una traición de nuestros gobiernos convirtiéndose en instrumentos de aplicación de una agenda de un gobierno oculto. El gobierno del complejo industrial-militar-financiero. Su sucursal en Canada: el Canadian Council of Chief Executives, a su vez dominado por el Council of Foreign Relations y el aparato militar de EU. Ese SPP creó una especie de “consejo de la competitividad” en cada país, integrado por 10 a 16 personas de la industria y la academia, que se reunirán con los dos presidentes y el primer ministro canadiense para dar los próximos pasos en Montebello, en este mes de agosto de 2007. Desde marzo de 2005 bajo la dirección de tres altos ministros de cada país, alrededor de 100 grupos de trabajos de tecnócratas no elegidos discuten la reestructuración de los aparatos administrativos de cada país. Una elite transnacional no elegida se impone a los gobiernos. Su mentalidad no es muy distinta de la que tenían los reyes cuando hablaban “de que su derecho de gobernar era de origen divino”.
Sabemos que un poderoso think thank liderado por gente como el antiguo senador Sam Nunn y conducido por gente de confianza como Zbigniew Brezinsky, Henry Kissinguer, Richard Armitage, Harold Brown, William Cohen, está en las etapas finales de preparación de un informe para la Casa Blanca y el Congreso norteamericano sobre los beneficios de la integración de EU, Canadá y México en una sola unidad política, económica y de seguridad.
Sabemos que el informe final está programado que se presente a los tres presidentes el 30 de septiembre. Hubo siete sesiones de mesas redondas secretas entre todos estos equipos para elaborar el informe. Sabemos todo esto por un informe del CSIS, es decir el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, famoso instituto con sede en Washington
En mis navegaciones y lecturas, hace unos meses, me topé con una exposición de un plan que me llamó poderosamente la atención. La exposición la hacía un analista financiero cuyas columnas son reproducidas en forma habitual, más o menos una vez por semana, en la que es considerada, por muchos, como una de las mejores páginas web de economía y finanzas del mundo: www.FinancialSense.com. Del mundo capitalista, se entiende. Pero de las mejores desde el punto de vista de la cantidad y calidad de los columnistas que allí se publican, del nivel de estos, del nivel de libertad, etc.
Pero como no vi que nadie más lo comentara y como se trataba de algo que, por su tremenda índole, hubiera ameritado miles de comentarios, tenía como un recelo, como una desconfianza, como un miedo de ser el único de hablar del tema. Como si se tratara de un hierro caliente periodístico.
Después, en algún momento de los meses siguientes, en la columna Bajo la Lupa, del mexicano Alfredo Jalife Rahme, del diario La Jornada de México, se hizo una referencia, crítica, a un artículo de Benn Steil, aparecido en la revista Foreign Affairs. Ahí me acordé de que el referido analista financiero también citaba ese artículo de Benn Steil. Y en la navegación del domingo a la noche por el site web Global Research.ca esta vez sí volví a ver una referencia sobre el tema. Entonces dejé a un costado las dudas y resolví. Esto tiene que ser aireado. Que sea divulgado y que el destino disponga. Esta vez la nota la firmaba un canadiense de nombre Connie Fogal a quién la gente del Global Research presenta como líder de un partido político canadiense nuevo, reciente, fundado en 1997, llamado Canadian Action Party. Connie Fogal se manifiesta ferozmente indignado por el asunto. Tanto por su contenido como por la cosa secretoide y, por lo tanto, rabiosamente antidemocrática del asunto.
Nuestro analista financiero referido al principio no firma con su nombre. Firma con un seudónimo. El seudónimo elegido es el de Castor Profundo. Yo lo encuentro apetecible y por ello lo leo habitualmente. Tiene una página web con el mismo nombre y sucedió que por el verano de 2006 nuestro referido fue el primero, que yo conozca, en avisar de de la existencia de un plan político para disolver la soberanía de Estados Unidos, de México y de Canadá en una gran unidad regional que se denominaría la “Unión Norteamericana”. La sigla en inglés es nau. A veces también se hace referencia a ese proyecto con el nombre de Security and Prosperity Partnership. Ese plan no fue informado por los medios de comunicación. Deep Caster trató el tema en una columna suya del 11 de agosto de 2006.
El componente clave de la unión sería una nueva moneda, el “amero”, como lo denominó Robert Pastor, un consultor del Council of Foreign Relations. Desde luego que este plan de “deconstrucción” de naciones representaría la destrucción final del dólar, cuya agonía ya comenzó.
La tasa anual de incremento de la oferta monetaria (el M 3) es de aproximadamente (porque esta cifra dejó de publicarse) del 12% anual (cálculos de shadowstats.com). Con una economía que no crece, o crece muy poco, o, más exactamente todavía, está en recesión, ese 12% anual de incremento de la oferta monetaria llevará inevitablemente a la hiperinflación. Es decir, a la destrucción de la moneda.
Ahora bien son tan trascendentes las consecuencias de estas elucubraciones que correspondería examinar que alternativas hay para todo esto. Una es religar las actuales monedas fiduciarias con el oro y/o con la plata. Es el enfoque que defiende Castor Profundo. La otra opción, sin duda que es la que prefiere el cartel de los Bancos Centrales y otros pesos pesados de las finanzas internacionales, es la de disolver las grandes monedas nacionales y crear monedas regionales o monedas multinacionales. Como por ejemplo, el “amero”.
Las líneas de la batalla están trazadas. De una gran batalla monetaria. De un lado las monedas basadas en el oro o en la plata. Del otro los partidarios del amero u otras modelos de monedas fiduciarias.
El plan también supondría una revolucionaria abolición de las fronteras y un libre flujo de bienes y personas.
Se puede pensar que se vienen dando pasos en esta dirección desde la fecha de la reunión en Waco, Texas, en marzo de 2006, entre los presidentes Bush, Fox y Martin de Canadá.
Estos planes y estas proposiciones hay que tomarlas seriamente.
Un artículo que se publicó recientemente en la revista Foreign Affairs nos aclara el tema. Foreign Affairs es la revista portavoz del Council of Foreign Relations (CFR). Esta revista puede ser considerada, con toda justicia, como la revista portavoz de los puntos de vista y los pensamientos del club de los grandes financistas internacionales y del club de los grandes bancos centrales atlantistas. Ese artículo fue el escrito por Bern Steil. Steil es el jefe de “Economía internacional del CFR. Se lo tituló “El fin de las monedas nacionales”. En ese artículo Benn Steil argumenta que la combinación “globalización más monedas nacionales” es una combinación peligrosa. Es causa de crisis financieras y tensiones geopolíticas. “Los países tienen que abandonar el nacionalismo monetario porque el nacionalismo monetario es fuente de inestabilidad”, nos quería convencer Bern Steil.
A lo cual Castor Profundo replica que esto es falso de toda falsedad. No es el nacionalismo monetario la causa de la inestabilidad sino los regímenes monetarios de monedas fiduciarias, es decir basadas en la sola confianza, sin respaldo en activos tangibles como el oro o la plata, que se prestan a maquinaciones y manipulaciones de los gobiernos.
Los grandes ganadores de la globalización son los grandes financistas y grandes conglomerados integrados multinacionales. Los trabajadores y las clases medias no, tampoco los inversores individuales. La clase media norteamericana está desapareciendo.
Perder la soberanía monetaria es perder también soberanía política y libertad.
No debería sorprender que el editor del art. de Mr. Steil sea la misma gente que da aire al plan de Robert Pastor de la “Unión Norteamericana”.
El plan está en marcha.
Hasta ahí, resumido, lo que expone Castor Profundo.
Ahora veamos lo que Connie Fogal. Este líder político dice que el NAU es el equivalente de un golpe de Estado. De una deglución de los aparatos democráticos de Canadá, México y Estados Unidos.
El primer paso hacia el NAU fue el NAFTA, describe. El segundo la integración (o, según se mire) cooptación de las estructuras militares de Canadá en el NORAD, en el NorthCom (Comando Norte del Pentágono) y el Bi-National Planning Agreement. Porque todo esto existe es que estamos en Afganistán, dice Folgar.
El tercer paso hacia el NAU fue la implementación de las legislaciones antiterroristas, con severas consecuencias para las libertades. La Patriot Act en EU y la Ley Antiterrorista en Canadá. Por este conducto se van instrumentando las estructuras de un estado policial. El proyecto “Fortaleza América” (“Fortress America”).
El cuarto paso, siempre según Fogal, es el Security and Prosperity Partnership Agreement (SPP siglas en inglés). Este acuerdo es el equivalente de una “captura hostil” de los brazos ejecutivos de los gobiernos de Canadá, México y EU. Es el equivalente de un golpe de estado. Ese SPP es una traición de nuestros gobiernos convirtiéndose en instrumentos de aplicación de una agenda de un gobierno oculto. El gobierno del complejo industrial-militar-financiero. Su sucursal en Canada: el Canadian Council of Chief Executives, a su vez dominado por el Council of Foreign Relations y el aparato militar de EU. Ese SPP creó una especie de “consejo de la competitividad” en cada país, integrado por 10 a 16 personas de la industria y la academia, que se reunirán con los dos presidentes y el primer ministro canadiense para dar los próximos pasos en Montebello, en este mes de agosto de 2007. Desde marzo de 2005 bajo la dirección de tres altos ministros de cada país, alrededor de 100 grupos de trabajos de tecnócratas no elegidos discuten la reestructuración de los aparatos administrativos de cada país. Una elite transnacional no elegida se impone a los gobiernos. Su mentalidad no es muy distinta de la que tenían los reyes cuando hablaban “de que su derecho de gobernar era de origen divino”.
Sabemos que un poderoso think thank liderado por gente como el antiguo senador Sam Nunn y conducido por gente de confianza como Zbigniew Brezinsky, Henry Kissinguer, Richard Armitage, Harold Brown, William Cohen, está en las etapas finales de preparación de un informe para la Casa Blanca y el Congreso norteamericano sobre los beneficios de la integración de EU, Canadá y México en una sola unidad política, económica y de seguridad.
Sabemos que el informe final está programado que se presente a los tres presidentes el 30 de septiembre. Hubo siete sesiones de mesas redondas secretas entre todos estos equipos para elaborar el informe. Sabemos todo esto por un informe del CSIS, es decir el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, famoso instituto con sede en Washington
"North American Future 2025 Project."
Folgar rechaza todo esto. Se pronuncia por la soberanía e independencia de Canadá. Convoca a la acción. ¿Qué se puede hacer? Esto: por de pronto verse en Montebello, Quebec, los días 20 y 21 y leer sus sugerencias en mail aparte y discutirlas y actuar.
Por otra parte, también corresponde saber que no sería la primera vez que las elites plutocráticas tienen este comportamiento. Recuérdese la experiencia del MAI (Acuerdo Multilateral de Inversiones, Multilateral Agreement Inversions) verdadera “constitución” de los derechos del capital, que se tramó en secreto y se estaba por encajar al mundo hasta que alguien lo filtró y saltaron el cerco Francia y Canadá y se lo pudo desbaratar. Conocer como fue esa historia puede ayudar a entender como fue la trama oculta de esta.
A mí todo esto me huele al estado de angustia metafísica en estado de desastre financiero de la elite anglosajona plutocrática mundial, que ha perdido el control del Frankenstein de la globalización y busca inconscientemente saciar su angustia en una desesperada fuga hacia delante, conducta típica de sociedad de sociópatas.
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*Horacio J. Garetto es miembro de Rebelión
hgaretto@wilnet.com.ar
Folgar rechaza todo esto. Se pronuncia por la soberanía e independencia de Canadá. Convoca a la acción. ¿Qué se puede hacer? Esto: por de pronto verse en Montebello, Quebec, los días 20 y 21 y leer sus sugerencias en mail aparte y discutirlas y actuar.
Por otra parte, también corresponde saber que no sería la primera vez que las elites plutocráticas tienen este comportamiento. Recuérdese la experiencia del MAI (Acuerdo Multilateral de Inversiones, Multilateral Agreement Inversions) verdadera “constitución” de los derechos del capital, que se tramó en secreto y se estaba por encajar al mundo hasta que alguien lo filtró y saltaron el cerco Francia y Canadá y se lo pudo desbaratar. Conocer como fue esa historia puede ayudar a entender como fue la trama oculta de esta.
A mí todo esto me huele al estado de angustia metafísica en estado de desastre financiero de la elite anglosajona plutocrática mundial, que ha perdido el control del Frankenstein de la globalización y busca inconscientemente saciar su angustia en una desesperada fuga hacia delante, conducta típica de sociedad de sociópatas.
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*Horacio J. Garetto es miembro de Rebelión
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