El presidente de Venezuela Hugo Chávez anunció una serie de reformas constitucionales con las que podría perpetuarse en el poder. DW-WORLD habló con el parlamentario socialdemócrata Lothar Mark.
Al hablar con el diputado socialdemócrata y relator para Latinoamérica ante la Comisión de Política Exterior del Parlamento alemán, Lothar Mark, es inevitable recordar la famosa “Ost Politik” de Willy Brandt, que propuso el diálogo para normalizar las relaciones con las naciones de Europa del Este. En conversación con DW-WORLD, Mark insiste en la necesidad de que la Unión Europea y de ser necesario, Alemania por cuenta propia, intensifique la cooperación y el diálogo con los países de América Latina. El también comisionado para Latinoamérica en el grupo parlamentario socialdemócrata tiene una visión social, pragmática y realista sobre la orientación que debiera darse a dicha cooperación.
Mark defiende que Alemania atienda más activamente sus intereses en la política exterior, en la economía y en áreas como Derechos Humanos, aunque sea discrepando de la política estadounidense. Según el parlamentario, que ha mantenido durante los últimos años un diálogo abierto con Hugo Chávez, la situación en Venezuela es el resultado de las políticas aplicadas por anteriores gobiernos venezolanos y de la presión y marginación por parte de Estados Unidos.
¿Cómo conoció a Hugo Chávez?
Lo conocí en 1999, poco después de las elecciones en Venezuela, entonces tuvimos una conversación muy larga, y desde entonces hemos tenido varios encuentros. Mi impresión es que es un hombre que busca su propio camino pero que le hubiera gustado trabajar en cooperación con Alemania y con la Unión Europea. La presión de Estados Unidos lo ha marginado. También por esa presión los europeos, los alemanes rompieron demasiado rápido el diálogo con Chávez en vez de intentar acercarlo a Europa.
El parlamentario socialdemócrata y relator para América Latina, Lothar Mark.
¿Que opina sobre las reformas de Chávez para permitir la reelección del presidente de manera ilimitada?
No podemos tener algo en contra de esta reforma pues en otras democracias occidentales está permitida la reelección varias veces, así que es permisible. Lo que tiene un sabor desagradable es el hecho de que la reforma constitucional será decidida por un parlamento, que es ocupado en su totalidad por los partidarios de Chávez. Pero no es obra de Chávez sino de que la oposición no se presentó a las elecciones de diciembre del 2005. Los 167 escaños del parlamento son ocupados por chavistas.
Chávez tiene una creciente influencia política y ha logrado marginar a sus críticos. ¿No hay peligro de una dictadura?
La pregunta es si es permisible que un parlamento renuncie a cada vez mayores competencias. No creo que Chávez se dirija hacia una dictadura, para mi el problema es que el parlamento acepte todo sin críticas, sin oposición, aunque la responsabilidad sea de la oposición misma. Creo que la Unión Europea y la República Federal de Alemania debieran intensificar el diálogo con Venezuela y con Chávez en vez de marginarlo. La única manera de vincularlo a la red democrática europea es estableciendo el diálogo, manteniéndolo y profundizándolo.
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva.
Se tiene la impresión de que el Gobierno alemán no tiene mucho interés en América Latina.
Hay algo de cierto, pero no todo. El gobierno alemán se sabe un amigo confiable de América Latina, pero a la vez descuida sus relaciones con el subcontinente. Precisamente por sentirnos tan cercanos culturalmente a estos países, debiéramos acercarnos más y tener una mayor cooperación política, tanto a nivel entre Unión Europea y MERCOSUR, como entre UE y la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En este sentido creo que Alemania debiera ejercer una mayor presión sobre la Unión Europea, pero si ésta no reacciona, entonces Alemania debiera por separado promover una política de cooperación más estrecha con Latinoamérica. Sin discriminar ideologías ni partidismos, si son socialistas o si son cercanos a Estados Unidos. Tenemos que seguir nuestro propio camino en América Latina.
¿Podría usted trasladar estas reflexiones en una iniciativa hacia América Latina?
El problema es que en la gran coalición (Democristianos y Socialdemócratas) se pueden presentar propuestas que sean respaldadas por la coalición en su conjunto. Desafortunadamente hasta la fecha no hemos podido acordar una propuesta sobre América Latina en las deliberaciones preliminares entre los distintos grupos parlamentarios. Pero he conversado sobre esta situación con el ministro alemán del Exterior (Frank Walter Steinmeier) y le he pedido un mayor respaldo.
El ministro alemán del Exterior, Frank-Walter Steinmeier, durante una visita a Brasil.
Mark defiende que Alemania atienda más activamente sus intereses en la política exterior, en la economía y en áreas como Derechos Humanos, aunque sea discrepando de la política estadounidense. Según el parlamentario, que ha mantenido durante los últimos años un diálogo abierto con Hugo Chávez, la situación en Venezuela es el resultado de las políticas aplicadas por anteriores gobiernos venezolanos y de la presión y marginación por parte de Estados Unidos.
¿Cómo conoció a Hugo Chávez?
Lo conocí en 1999, poco después de las elecciones en Venezuela, entonces tuvimos una conversación muy larga, y desde entonces hemos tenido varios encuentros. Mi impresión es que es un hombre que busca su propio camino pero que le hubiera gustado trabajar en cooperación con Alemania y con la Unión Europea. La presión de Estados Unidos lo ha marginado. También por esa presión los europeos, los alemanes rompieron demasiado rápido el diálogo con Chávez en vez de intentar acercarlo a Europa.
El parlamentario socialdemócrata y relator para América Latina, Lothar Mark.
¿Que opina sobre las reformas de Chávez para permitir la reelección del presidente de manera ilimitada?
No podemos tener algo en contra de esta reforma pues en otras democracias occidentales está permitida la reelección varias veces, así que es permisible. Lo que tiene un sabor desagradable es el hecho de que la reforma constitucional será decidida por un parlamento, que es ocupado en su totalidad por los partidarios de Chávez. Pero no es obra de Chávez sino de que la oposición no se presentó a las elecciones de diciembre del 2005. Los 167 escaños del parlamento son ocupados por chavistas.
Chávez tiene una creciente influencia política y ha logrado marginar a sus críticos. ¿No hay peligro de una dictadura?
La pregunta es si es permisible que un parlamento renuncie a cada vez mayores competencias. No creo que Chávez se dirija hacia una dictadura, para mi el problema es que el parlamento acepte todo sin críticas, sin oposición, aunque la responsabilidad sea de la oposición misma. Creo que la Unión Europea y la República Federal de Alemania debieran intensificar el diálogo con Venezuela y con Chávez en vez de marginarlo. La única manera de vincularlo a la red democrática europea es estableciendo el diálogo, manteniéndolo y profundizándolo.
La canciller alemana Angela Merkel y el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva.
Se tiene la impresión de que el Gobierno alemán no tiene mucho interés en América Latina.
Hay algo de cierto, pero no todo. El gobierno alemán se sabe un amigo confiable de América Latina, pero a la vez descuida sus relaciones con el subcontinente. Precisamente por sentirnos tan cercanos culturalmente a estos países, debiéramos acercarnos más y tener una mayor cooperación política, tanto a nivel entre Unión Europea y MERCOSUR, como entre UE y la Comunidad Andina de Naciones (CAN). En este sentido creo que Alemania debiera ejercer una mayor presión sobre la Unión Europea, pero si ésta no reacciona, entonces Alemania debiera por separado promover una política de cooperación más estrecha con Latinoamérica. Sin discriminar ideologías ni partidismos, si son socialistas o si son cercanos a Estados Unidos. Tenemos que seguir nuestro propio camino en América Latina.
¿Podría usted trasladar estas reflexiones en una iniciativa hacia América Latina?
El problema es que en la gran coalición (Democristianos y Socialdemócratas) se pueden presentar propuestas que sean respaldadas por la coalición en su conjunto. Desafortunadamente hasta la fecha no hemos podido acordar una propuesta sobre América Latina en las deliberaciones preliminares entre los distintos grupos parlamentarios. Pero he conversado sobre esta situación con el ministro alemán del Exterior (Frank Walter Steinmeier) y le he pedido un mayor respaldo.
El ministro alemán del Exterior, Frank-Walter Steinmeier, durante una visita a Brasil.
¿Ve usted posibilidades en el futuro?
Eso espero. Tanto el ministro del Exterior, como la canciller Angela Merkel, están conscientes del problema. La Unión Europea a veces es ignorada por algunos países en materia de política exterior. Tan sólo hay que recordar la manera como Sarkozy resolvió con Libia el caso de las enfermeras encarceladas. Como Estados Unidos cerró con India un acuerdo nuclear o negocia con países considerados “villanos”, sin consultarnos siquiera. Por eso pienso que Alemania también debiera considerar más su propia política exterior, sus intereses económicos, sus consideraciones sobre derechos humanos. Todo esto debiera ocupar un primer plano y no por llevarle la contra a Estados Unidos o la Unión Europea, sino para demostrar que también nosotros representamos nuestros intereses. Quien defiende sus intereses es respetado en la Unión Europea y en Estados Unidos.
¿Que opina sobre el llamado Socialismo del Siglo XXI que persigue Chávez?
Tengo mis reservas al respecto. Creo que el mundo ha adoptado otra dirección. La globalización ha tomado decisiones que no hubieran podido ser detenidas políticamente. No se trata ahora de regresar la rueda de la historia. Lo que sí comparto, aunque propondría otro camino para lograrlo, es que la política social a nivel mundial debiera tener mayor peso. La problemática social de América Latina, de los países de África y de muchas naciones de Asia se debe a que los contrastes entre riqueza y pobreza son muy grandes. La cantidad de pobres, de los que viven en la miseria es desproporcionadamente mayor. Tanto países industrializados como naciones en desarrollo podrían contribuir a resolver este problema.
Entre mayor sea la discrepancia en el sector social, en el sector educativo, en la salud en estos países mayor será el riesgo de que se venda a estas naciones no una política social democrática, que vería yo con buenos ojos, sino una política social populista o una política marxista en el sentido tradicional, que no puede ser en interés de la comunidad internacional.
Eso espero. Tanto el ministro del Exterior, como la canciller Angela Merkel, están conscientes del problema. La Unión Europea a veces es ignorada por algunos países en materia de política exterior. Tan sólo hay que recordar la manera como Sarkozy resolvió con Libia el caso de las enfermeras encarceladas. Como Estados Unidos cerró con India un acuerdo nuclear o negocia con países considerados “villanos”, sin consultarnos siquiera. Por eso pienso que Alemania también debiera considerar más su propia política exterior, sus intereses económicos, sus consideraciones sobre derechos humanos. Todo esto debiera ocupar un primer plano y no por llevarle la contra a Estados Unidos o la Unión Europea, sino para demostrar que también nosotros representamos nuestros intereses. Quien defiende sus intereses es respetado en la Unión Europea y en Estados Unidos.
¿Que opina sobre el llamado Socialismo del Siglo XXI que persigue Chávez?
Tengo mis reservas al respecto. Creo que el mundo ha adoptado otra dirección. La globalización ha tomado decisiones que no hubieran podido ser detenidas políticamente. No se trata ahora de regresar la rueda de la historia. Lo que sí comparto, aunque propondría otro camino para lograrlo, es que la política social a nivel mundial debiera tener mayor peso. La problemática social de América Latina, de los países de África y de muchas naciones de Asia se debe a que los contrastes entre riqueza y pobreza son muy grandes. La cantidad de pobres, de los que viven en la miseria es desproporcionadamente mayor. Tanto países industrializados como naciones en desarrollo podrían contribuir a resolver este problema.
Entre mayor sea la discrepancia en el sector social, en el sector educativo, en la salud en estos países mayor será el riesgo de que se venda a estas naciones no una política social democrática, que vería yo con buenos ojos, sino una política social populista o una política marxista en el sentido tradicional, que no puede ser en interés de la comunidad internacional.
Eva Usi
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Deutsche Welle Español-Germany/18/08/2007
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