Por: Juan De La Borbolla R.
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El México-Brasil no es sólo un referente futbolístico sobre todo para nuestro pueblo, que como bien dijera el presidente Calderón tras de la veneración que la gran fanaticada futbolística mexicana profesa por la camiseta tricolor, le sigue en pasión la que le brinda a la famosa “verde-amarilla”.
En la brevedad de la visita que realizó a México el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se plantearon interesantes temas, que ojalá tengan un seguimiento puntual en los próximos meses, por la enorme conveniencia que ellos conllevarían no sólo para estos dos grandes países, sino en general para toda Iberoamérica.
Por una parte recordando Lula que el primer viaje efectuado por Felipe Calderón en su calidad de presidente electo fue precisamente a Centro y Sudamérica, planteó el Presidente brasileño la conveniencia de una integración más directa de nuestro país con el Mercosur, aprovechando las ventajas del bloque comercial que integran Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y la complementariedad de las dos economías regionales.
También durante esta visita de Estado ambos gobernantes firmaron un Memorándum de Entendimiento en materia de cooperación energética, mediante el cual se emprenderán acciones conjuntas para el desarrollo tecnológico en materia de exploración y producción de petróleo y gas natural, además de colaborar conjuntamente en el desarrollo de formas alternativas de energía, tema éste en el que Brasil ha venido destacando, gracias a la riqueza de sus recursos naturales muchos de los cuales están siendo debidamente aprovechados como formas no convencionales de generación de energía.
Las compañías petroleras nacionales: Pemex y Petrobras, celebraron otros dos convenios de colaboración para contar con las mejores prácticas en el desarrollo y explotación de crudos pesados en aguas profundas, tema éste en el que Petrobras es una de las compañías líderes en el mundo, con tecnología de punta muy aprovechable para los nuevos retos que tiene la extracción de los yacimientos de crudo en las profundidades del Golfo de México y que por los problemas financieros de Pemex no han podido ser debidamente explotados.
México y Brasil son dos grandes potencias iberoamericanas que en muchos momentos han mantenido recelos mutuos por liderazgos políticos personalistas que han provocado animadversiones absurdas.
Sin embargo la complementariedad de sus economías hace que debieran ser dos países mucho más integrados entre sí en beneficio de sus pueblos, los cuales no han aprovechado en sus respectivas calidades de vida la riqueza natural que ambos países tienen.
El sector empresarial brasileño creo que hasta el momento ha sabido sacar mayor partido de esta relación de complementariedad (cosa muy parecida a lo que sucede en el fútbol), por lo que es de esperar que también el Gobierno y el empresariado mexicano comience a ver más hacia las oportunidades que plantea Brasil y que se contemplaron muy viables a raíz de esta visita de Estado del presidente Lula.
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El México-Brasil no es sólo un referente futbolístico sobre todo para nuestro pueblo, que como bien dijera el presidente Calderón tras de la veneración que la gran fanaticada futbolística mexicana profesa por la camiseta tricolor, le sigue en pasión la que le brinda a la famosa “verde-amarilla”.
En la brevedad de la visita que realizó a México el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se plantearon interesantes temas, que ojalá tengan un seguimiento puntual en los próximos meses, por la enorme conveniencia que ellos conllevarían no sólo para estos dos grandes países, sino en general para toda Iberoamérica.
Por una parte recordando Lula que el primer viaje efectuado por Felipe Calderón en su calidad de presidente electo fue precisamente a Centro y Sudamérica, planteó el Presidente brasileño la conveniencia de una integración más directa de nuestro país con el Mercosur, aprovechando las ventajas del bloque comercial que integran Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay y la complementariedad de las dos economías regionales.
También durante esta visita de Estado ambos gobernantes firmaron un Memorándum de Entendimiento en materia de cooperación energética, mediante el cual se emprenderán acciones conjuntas para el desarrollo tecnológico en materia de exploración y producción de petróleo y gas natural, además de colaborar conjuntamente en el desarrollo de formas alternativas de energía, tema éste en el que Brasil ha venido destacando, gracias a la riqueza de sus recursos naturales muchos de los cuales están siendo debidamente aprovechados como formas no convencionales de generación de energía.
Las compañías petroleras nacionales: Pemex y Petrobras, celebraron otros dos convenios de colaboración para contar con las mejores prácticas en el desarrollo y explotación de crudos pesados en aguas profundas, tema éste en el que Petrobras es una de las compañías líderes en el mundo, con tecnología de punta muy aprovechable para los nuevos retos que tiene la extracción de los yacimientos de crudo en las profundidades del Golfo de México y que por los problemas financieros de Pemex no han podido ser debidamente explotados.
México y Brasil son dos grandes potencias iberoamericanas que en muchos momentos han mantenido recelos mutuos por liderazgos políticos personalistas que han provocado animadversiones absurdas.
Sin embargo la complementariedad de sus economías hace que debieran ser dos países mucho más integrados entre sí en beneficio de sus pueblos, los cuales no han aprovechado en sus respectivas calidades de vida la riqueza natural que ambos países tienen.
El sector empresarial brasileño creo que hasta el momento ha sabido sacar mayor partido de esta relación de complementariedad (cosa muy parecida a lo que sucede en el fútbol), por lo que es de esperar que también el Gobierno y el empresariado mexicano comience a ver más hacia las oportunidades que plantea Brasil y que se contemplaron muy viables a raíz de esta visita de Estado del presidente Lula.
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El Siglo Durango-Mexico/11/08/2007
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