Históricamente, las relaciones chino-indias presentan factores críticos, vinculados, por ejemplo, a su rivalidad en la definición del orden asiático y global. En la cuestión nuclear, de comercio, inversiones, energía y defensa, los elementos de competición entre los dos países se entremezclan con los de cooperación, con resultados difícilmente previsibles. En este escenario, la Unión de Myanmar es cada vez más el punto central de sus intereses comunes: su posición estratégica y el territorio, rico en recursos naturales, alimentan el enfrentamiento entre Pekín y Nueva Delhi.
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Francesco Bellini
Francesco Bellini
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La creciente demanda energética de este siglo tiene como protagonistas a China y la India. Su sed de petróleo y gas ha desestabilizado la tradicional demanda-oferta, y así el equilibrio energético mundial.Desde el punto de vista histórico, el enfrentamiento entre China y la India es debido, bien sea a la frontera común o a la influencia que ejercen en los estados, tanto los del sureste asiático como a lo largo de las rutas marítimas del Océano Índico, que cada vez se hacen más estratégicos para ambos. Actualmente, China controla una parte de Cachemira, el Aksai Chin, reivindicado por la India y obtenido por Pekín gracias a la colaboración de Pakistán y a los victoriosos enfrentamientos por las fronteras de 1962 entre los dos países. Sin embargo, China quiere amplios territorios del Arunachal Pradesh, mientras que el reciente acercamiento diplomático entre los dos países ha puesto fin a las reivindicaciones chinas del Sikkim, anexionado por la India en 1975. Nueva Delhi y Pekín se disputan además el influjo sobre Nepal, país tradicionalmente mediador entre ambos colosos y, sobre todo, sobre Myanmar, país que une China y la India.La reciente competición chino-india por la supremacía de los recursos energéticos parece haber dado la ventaja a Pekín, pero los dos países han abierto un nuevo capítulo, terminado en enero del 2006, basado en la cooperación en el sector petrolífero y del gas natural, para limitar el aumento excesivo de los precios provocado por su propia concurrencia. Como quiera que se desarolle el mismo, no hay duda de que la relación entre China y la India está destinada a consolidarse como una de las más importantes, no sólo en cuanto a los equilibrios estratégicos en Asia, sino también a nivel mundial.
La creciente demanda energética de este siglo tiene como protagonistas a China y la India. Su sed de petróleo y gas ha desestabilizado la tradicional demanda-oferta, y así el equilibrio energético mundial.Desde el punto de vista histórico, el enfrentamiento entre China y la India es debido, bien sea a la frontera común o a la influencia que ejercen en los estados, tanto los del sureste asiático como a lo largo de las rutas marítimas del Océano Índico, que cada vez se hacen más estratégicos para ambos. Actualmente, China controla una parte de Cachemira, el Aksai Chin, reivindicado por la India y obtenido por Pekín gracias a la colaboración de Pakistán y a los victoriosos enfrentamientos por las fronteras de 1962 entre los dos países. Sin embargo, China quiere amplios territorios del Arunachal Pradesh, mientras que el reciente acercamiento diplomático entre los dos países ha puesto fin a las reivindicaciones chinas del Sikkim, anexionado por la India en 1975. Nueva Delhi y Pekín se disputan además el influjo sobre Nepal, país tradicionalmente mediador entre ambos colosos y, sobre todo, sobre Myanmar, país que une China y la India.La reciente competición chino-india por la supremacía de los recursos energéticos parece haber dado la ventaja a Pekín, pero los dos países han abierto un nuevo capítulo, terminado en enero del 2006, basado en la cooperación en el sector petrolífero y del gas natural, para limitar el aumento excesivo de los precios provocado por su propia concurrencia. Como quiera que se desarolle el mismo, no hay duda de que la relación entre China y la India está destinada a consolidarse como una de las más importantes, no sólo en cuanto a los equilibrios estratégicos en Asia, sino también a nivel mundial.
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La tierra de oro de la mitología védica, en su vasto territorio entre el Himalaya y el Océano Índico posee, además de una envidiable posición estratégica, algunas de las materias primas indispensables para los países limítrofes, como gas natural, petróleo y minerales preciosos. La India y China (que comparte con Myanmar 2.000 km de frontera nororiental) están separadas de forma equidistante del triángulo septentrional birmano.La mayor parte de las cadenas montañosas y cursos fluviales atraviesa el país de norte a sur, dificultando la realización de vías de comunicación entre el este de la India y Myanmar. Sin embargo, al mismo tiempo son favorables los cambios de frontera china del nordeste: Pekín ha utilizado esta configuración geofísica favorable para construir conexiones de vital importancia desde la frontera china hasta Mandalay, en el corazón de Myanmar y hasta las costas.Un elemento estratégico del Océano Índico son las rutas marítimas, tradicionalmente surcadas por los comerciantes árabes y luego por naves de las potencias coloniales europeas, que suponen la espina dorsal geopolítica de dicha zona. Es gracias a las conexiones marítimas que esta región se puede analizar como un conjunto homogéneo. A través de estas rutas pasa una gran parte del comercio mundial, en aumento con la expansión de las exportaciones chinas e indias.Sin embargo, en esta autopista marítima confluyen también muchos tráficos ilícitos, de los que la India y China son protagonistas. En concreto, los de las armas abastecen numerosas guerrillas relativas a conflictos étnicos y religiosos de la región.Se supone que la cuenca marítima del Asia sudoriental tiene suficientes hidrocarburos y gas como para garantizar los suministros a toda la zona que la rodea. En concreto, Myanmar, a pesar de ser país productor, se encuentra en dificultades por el alto riesgo de inestabilidad específica.
La tierra de oro de la mitología védica, en su vasto territorio entre el Himalaya y el Océano Índico posee, además de una envidiable posición estratégica, algunas de las materias primas indispensables para los países limítrofes, como gas natural, petróleo y minerales preciosos. La India y China (que comparte con Myanmar 2.000 km de frontera nororiental) están separadas de forma equidistante del triángulo septentrional birmano.La mayor parte de las cadenas montañosas y cursos fluviales atraviesa el país de norte a sur, dificultando la realización de vías de comunicación entre el este de la India y Myanmar. Sin embargo, al mismo tiempo son favorables los cambios de frontera china del nordeste: Pekín ha utilizado esta configuración geofísica favorable para construir conexiones de vital importancia desde la frontera china hasta Mandalay, en el corazón de Myanmar y hasta las costas.Un elemento estratégico del Océano Índico son las rutas marítimas, tradicionalmente surcadas por los comerciantes árabes y luego por naves de las potencias coloniales europeas, que suponen la espina dorsal geopolítica de dicha zona. Es gracias a las conexiones marítimas que esta región se puede analizar como un conjunto homogéneo. A través de estas rutas pasa una gran parte del comercio mundial, en aumento con la expansión de las exportaciones chinas e indias.Sin embargo, en esta autopista marítima confluyen también muchos tráficos ilícitos, de los que la India y China son protagonistas. En concreto, los de las armas abastecen numerosas guerrillas relativas a conflictos étnicos y religiosos de la región.Se supone que la cuenca marítima del Asia sudoriental tiene suficientes hidrocarburos y gas como para garantizar los suministros a toda la zona que la rodea. En concreto, Myanmar, a pesar de ser país productor, se encuentra en dificultades por el alto riesgo de inestabilidad específica.
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El papel de Myanmar en tanto que suministrador de China de un acceso rápido hacia el Océano Índico es fundamental en el escenario del Asia meridional. La explotación de los recursos naturales de Myanmar siempre ha sido dirigida por los principios locales, reyes y gobernadores birmanos, con una fuerte y determinante influencia china en el último medio siglo. El gobierno comunista de Pekín siempre ha considerado el país como una fuente de recursos naturales, manteniéndolo en la línea de sus fieles aliados en el sudeste asiático.Las relaciones bilaterales entre China y Myanmar pueden resumirse en tres fases: en un primer periodo, entre 1949 y 1961, el gobierno democrático liderado por el primer ministro U Nu en la Birmania independiente, no sólo era aliado de China, sino que fue de los primeros en reconocer políticamente a la República Popular China. Ambos países firmaron un tratado sobre las fronteras en el 1960, lanzando, un año después, una operación militar conjunta contra el Partido Nacionalista Chino.Desde 1962 hasta 1988, bajo el régimen dictatorial de Ne Win, las relaciones entre los dos países se endurecen, con persecuciones periódicas y revueltas anti chinas, mientras que las células del Partido Comunista Birmano (PCB) buscan refugio en China.A pesar de esto, en 1979, el gobierno de Pekín firma proyectos e inversiones en Birmania de unos 63 millones de dólares. Finalmente, en 1988, las relaciones entre ambos países se hacen críticas de acuerdo con la revuelta estudiantil de Tienanmen en Pekín y la insurrección nacional “8888” (del 8-8-1988) prodemocrática en Birmania.En los últimos años, desde 1989 hasta hoy en día, con el régimen militar de Than Shwe, se instaura una relación favorable con Pekín: China, para adquirir los recursos energéticos birmanos, utiliza las oportunidades que le ofrece el aislamiento internacional de Myanmar impuesto por la ONU debido a las continuas violaciones de los derechos humanos, proporcionándole ayudas militares en Rangoon (ex sede del gobierno birmano), reforzando su ejército. Paralelamente, Pekín decide adoptar una política de no participación en los asuntos interiores del gobierno birmano. Esto propició el fracaso de las iniciativas para la democracia de Aung San Suu Kyii, mantenida desde hacía tiempo y símbolo de la oposición al régimen, desde los tiempos de la victoria aplastante de su Liga Nacional para la Democracia (NLD), en las elecciones anuladas de imperio en 1990. A partir de 1997, China comenzó a proyectar hacia el exterior su sed de energía, pues no podía satisfacer plenamente la enorme demanda doméstica a las tasas de consumo actuales. No es de extrañar que Pekín siempre haya mirado el Golfo de Bengala y el Océano Índico en general, con el espíritu de un país en continua expansión comercial hacia todos los puntos cardinales.De hecho, el gobierno chino ha favorecido el desarrollo de Myanmar con proyectos como la estratégica Stilwell road, que reducirá las distancias actuales entre China y Myanmar de 6.000 a 1.300 km.Además, recientemente se han llevado a cabo las obras del llamado East-West Economic Corridor, una larguísima autopista que, desde el puerto vietnamita de Da Nang, en el Mar de China Meridional, a través de Laos, Camboya y Tailandia, debería alcanzar el puerto birmano de Mawlamyine en el Océano Índico.Dicho corredor disminuirá las distancias recorridas actualmente por los comerciantes chinos por el mar mediante el Estrecho de Malaca de 4.000 a 1.000 km. En los últimos 10 años, las relaciones económicas, políticas, militares y de desarrollo entre los dos países se han reforzado cada vez más.
El papel de Myanmar en tanto que suministrador de China de un acceso rápido hacia el Océano Índico es fundamental en el escenario del Asia meridional. La explotación de los recursos naturales de Myanmar siempre ha sido dirigida por los principios locales, reyes y gobernadores birmanos, con una fuerte y determinante influencia china en el último medio siglo. El gobierno comunista de Pekín siempre ha considerado el país como una fuente de recursos naturales, manteniéndolo en la línea de sus fieles aliados en el sudeste asiático.Las relaciones bilaterales entre China y Myanmar pueden resumirse en tres fases: en un primer periodo, entre 1949 y 1961, el gobierno democrático liderado por el primer ministro U Nu en la Birmania independiente, no sólo era aliado de China, sino que fue de los primeros en reconocer políticamente a la República Popular China. Ambos países firmaron un tratado sobre las fronteras en el 1960, lanzando, un año después, una operación militar conjunta contra el Partido Nacionalista Chino.Desde 1962 hasta 1988, bajo el régimen dictatorial de Ne Win, las relaciones entre los dos países se endurecen, con persecuciones periódicas y revueltas anti chinas, mientras que las células del Partido Comunista Birmano (PCB) buscan refugio en China.A pesar de esto, en 1979, el gobierno de Pekín firma proyectos e inversiones en Birmania de unos 63 millones de dólares. Finalmente, en 1988, las relaciones entre ambos países se hacen críticas de acuerdo con la revuelta estudiantil de Tienanmen en Pekín y la insurrección nacional “8888” (del 8-8-1988) prodemocrática en Birmania.En los últimos años, desde 1989 hasta hoy en día, con el régimen militar de Than Shwe, se instaura una relación favorable con Pekín: China, para adquirir los recursos energéticos birmanos, utiliza las oportunidades que le ofrece el aislamiento internacional de Myanmar impuesto por la ONU debido a las continuas violaciones de los derechos humanos, proporcionándole ayudas militares en Rangoon (ex sede del gobierno birmano), reforzando su ejército. Paralelamente, Pekín decide adoptar una política de no participación en los asuntos interiores del gobierno birmano. Esto propició el fracaso de las iniciativas para la democracia de Aung San Suu Kyii, mantenida desde hacía tiempo y símbolo de la oposición al régimen, desde los tiempos de la victoria aplastante de su Liga Nacional para la Democracia (NLD), en las elecciones anuladas de imperio en 1990. A partir de 1997, China comenzó a proyectar hacia el exterior su sed de energía, pues no podía satisfacer plenamente la enorme demanda doméstica a las tasas de consumo actuales. No es de extrañar que Pekín siempre haya mirado el Golfo de Bengala y el Océano Índico en general, con el espíritu de un país en continua expansión comercial hacia todos los puntos cardinales.De hecho, el gobierno chino ha favorecido el desarrollo de Myanmar con proyectos como la estratégica Stilwell road, que reducirá las distancias actuales entre China y Myanmar de 6.000 a 1.300 km.Además, recientemente se han llevado a cabo las obras del llamado East-West Economic Corridor, una larguísima autopista que, desde el puerto vietnamita de Da Nang, en el Mar de China Meridional, a través de Laos, Camboya y Tailandia, debería alcanzar el puerto birmano de Mawlamyine en el Océano Índico.Dicho corredor disminuirá las distancias recorridas actualmente por los comerciantes chinos por el mar mediante el Estrecho de Malaca de 4.000 a 1.000 km. En los últimos 10 años, las relaciones económicas, políticas, militares y de desarrollo entre los dos países se han reforzado cada vez más.
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Nueva Delhi está retomando sus relaciones con el comité militar birmano, que siempre ha sido apoyado por Pekín. Para no perder los privilegios que tanto le ha costado conseguir sobre Myanmar, últimamente el gobierno indio parece imitar la política exterior china incrementando los contactos con Naypydaw (actual sede del gobierno birmano).De hecho, las relaciones políticas y económicas entre Myanmar y la India tienen una larga historia de interacción cultural, religiosa y social. Tras la independencia birmana de 1948, Rangoon tenía muy buenas relaciones con el gobierno indio: las rivalidades políticas y étnicas, la corrupción asociada a los comunistas y la represión de la oleada democrática popular debilitaron progresivamente la democracia, enfriando las relaciones entre los dos países hasta 1992.Después, las relaciones con la India cambiaron radicalmente, centrándose únicamente en argumentos políticoeconómicos basados en intereses concretos. Tras la liberación económica de la India en 1992, Myanmar comenzó a interesarse por el ventajoso mercado ASEAN (Asociación de las Naciones del Asia Sudoriental), convirtiéndose en miembro en 1996, hasta resultar el cuarto socio indio con intercambios comerciales por un valor de 650 millones de dólares en el último año.La mejora de las relaciones entre Nueva Delhi y Naypydaw favorece el incremento de las conexiones: un nuevo gaseoducto por un valor de 7.500 millones de dólares desde el sur de Irán atravesará Pakistán hasta llegar a la India, con una posible prolongación hasta el territorio chino, se construirán nuevas carreteras para unir China y la India a través de Birmania, se realizarán varios puertos, carreteras y ferrocarriles para mejorar la comunicación india con Myanmar, Tailandia y Vietnam, se ampliarán las líneas aéreas entre la India y Myanmar para expandir el comercio.La India está convirtiéndose en un proveedor regular de armas para Myanmar, junto a China, Ucrania y Rusia y está comenzando a competir con dichos países. En principio, suministra armas ligeras, pero este comercio incluye cada vez armas más pesadas.La India siempre ha tenido que importar energía y comenzó a proveerse directamente en extranjero más tarde que China. Sin embargo, actualmente las estrategias energéticas de ambos colosos asiáticos son similares.El pasado junio, por ejemplo, el gobierno indio anunció que extraerá gas natural licuado por 1,25 milones de toneladas de Argelia hasta el 2009. Parece ser que Nueva Delhi, además de comprar gas, extenderá su apoyo estratégico a Myanmar para poder competir con China.India está recuperando el terreno perdido gracias a un enfoque muy pragmático y lineal apoyado por Washington, claramente antichino: ya sea mediante el desarrollo del sector nuclear o por la conformación compacta del área, que facilita el aprovisionamiento.
Nueva Delhi está retomando sus relaciones con el comité militar birmano, que siempre ha sido apoyado por Pekín. Para no perder los privilegios que tanto le ha costado conseguir sobre Myanmar, últimamente el gobierno indio parece imitar la política exterior china incrementando los contactos con Naypydaw (actual sede del gobierno birmano).De hecho, las relaciones políticas y económicas entre Myanmar y la India tienen una larga historia de interacción cultural, religiosa y social. Tras la independencia birmana de 1948, Rangoon tenía muy buenas relaciones con el gobierno indio: las rivalidades políticas y étnicas, la corrupción asociada a los comunistas y la represión de la oleada democrática popular debilitaron progresivamente la democracia, enfriando las relaciones entre los dos países hasta 1992.Después, las relaciones con la India cambiaron radicalmente, centrándose únicamente en argumentos políticoeconómicos basados en intereses concretos. Tras la liberación económica de la India en 1992, Myanmar comenzó a interesarse por el ventajoso mercado ASEAN (Asociación de las Naciones del Asia Sudoriental), convirtiéndose en miembro en 1996, hasta resultar el cuarto socio indio con intercambios comerciales por un valor de 650 millones de dólares en el último año.La mejora de las relaciones entre Nueva Delhi y Naypydaw favorece el incremento de las conexiones: un nuevo gaseoducto por un valor de 7.500 millones de dólares desde el sur de Irán atravesará Pakistán hasta llegar a la India, con una posible prolongación hasta el territorio chino, se construirán nuevas carreteras para unir China y la India a través de Birmania, se realizarán varios puertos, carreteras y ferrocarriles para mejorar la comunicación india con Myanmar, Tailandia y Vietnam, se ampliarán las líneas aéreas entre la India y Myanmar para expandir el comercio.La India está convirtiéndose en un proveedor regular de armas para Myanmar, junto a China, Ucrania y Rusia y está comenzando a competir con dichos países. En principio, suministra armas ligeras, pero este comercio incluye cada vez armas más pesadas.La India siempre ha tenido que importar energía y comenzó a proveerse directamente en extranjero más tarde que China. Sin embargo, actualmente las estrategias energéticas de ambos colosos asiáticos son similares.El pasado junio, por ejemplo, el gobierno indio anunció que extraerá gas natural licuado por 1,25 milones de toneladas de Argelia hasta el 2009. Parece ser que Nueva Delhi, además de comprar gas, extenderá su apoyo estratégico a Myanmar para poder competir con China.India está recuperando el terreno perdido gracias a un enfoque muy pragmático y lineal apoyado por Washington, claramente antichino: ya sea mediante el desarrollo del sector nuclear o por la conformación compacta del área, que facilita el aprovisionamiento.
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La suerte de la Unión de Myanmar, independientemente de los aspectos históricos, está cada vez más condicionada por los dos gigantes asiáticos protagonistas de la economía mundial: la India y China. Estas se han movilizado en torno al general Than Shwe, mientras que Estados Unidos y los opositores internos perseguidos se preguntan si la política de aislamiento del régimen no ha favorecido, paradójicamente, a las alianzas birmanas con los dos colosos asiáticos, indiferentes a la naturaleza democrática del gobierno. Esto ha supuesto, para el régimen birmano, mucho más que un reto de cara al poder americano, demostrando que su comité militar puede imponer las reglas del juego a las superpotencias asiáticas.La India y China son estados indispensables para la estabilidad de Myanmar, pero las exigencias económicas de los dos países parecen prevalecer sobre la oportunidad política de favorecer el asentamiento de un gobierno democrático en Naypydaw.La política de Nueva Delhi de establecer relaciones más firmes con el régimen militar birmano ha recibido duras críticas, tanto desde dentro como desde fuera del país, pues se ha considerado como una traición de la ética política india. Sin embargo, el gobierno ha declarado que no es su función exportar su ideología a otros países.Por su parte, China, ignorando el embargo de la ONU a Myanmar, ha proporcionado una gran cantidad de armamento al comité de Than Shwe, además de haber accedido a puertos del Océano Índico, estratégicos para su política de importación energética.
La suerte de la Unión de Myanmar, independientemente de los aspectos históricos, está cada vez más condicionada por los dos gigantes asiáticos protagonistas de la economía mundial: la India y China. Estas se han movilizado en torno al general Than Shwe, mientras que Estados Unidos y los opositores internos perseguidos se preguntan si la política de aislamiento del régimen no ha favorecido, paradójicamente, a las alianzas birmanas con los dos colosos asiáticos, indiferentes a la naturaleza democrática del gobierno. Esto ha supuesto, para el régimen birmano, mucho más que un reto de cara al poder americano, demostrando que su comité militar puede imponer las reglas del juego a las superpotencias asiáticas.La India y China son estados indispensables para la estabilidad de Myanmar, pero las exigencias económicas de los dos países parecen prevalecer sobre la oportunidad política de favorecer el asentamiento de un gobierno democrático en Naypydaw.La política de Nueva Delhi de establecer relaciones más firmes con el régimen militar birmano ha recibido duras críticas, tanto desde dentro como desde fuera del país, pues se ha considerado como una traición de la ética política india. Sin embargo, el gobierno ha declarado que no es su función exportar su ideología a otros países.Por su parte, China, ignorando el embargo de la ONU a Myanmar, ha proporcionado una gran cantidad de armamento al comité de Than Shwe, además de haber accedido a puertos del Océano Índico, estratégicos para su política de importación energética.
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Equilibri.net - Italy/30/08/2007
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