Miguel Lozano
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Caracas-Buscó erigirse líder opositor, pero ocho meses después de su fracaso electoral, el gobernador de Zulia, Manuel Rosales, sigue sin conseguirlo y enfrenta la posibilidad de ser llevado a los tribunales por desacato.
El político zuliano que enfrentó en las elecciones de diciembre pasado el liderazgo de Hugo Chávez, no sólo ha fracasado en sus intentos de unir una oposición en retroceso, sino que enfrenta una complicada situación en el estado Zulia, su coto político.
Fuentes de ese rico estado petrolero occidental adelantaron que se espera para fines de septiembre la presentación ante la Fiscalía de una solicitud de investigación sobre irregularidades cometidas por su gobierno en el pago de prestaciones a jubilados.
La indagación puede llevar a una acusación por desacato que se sumaría a otros 162 casos de desconocimiento de decisiones judiciales pendientes en sus siete años como gobernador.
Hasta hoy las autoridades zulianas han incumplido, con diversos subterfugios, un mandato de pago de los adeudos a unos dos mil empleados emitido el pasado 27 de abril por un Tribunal Contencioso Administrativo.
A ello se suma la inseguridad en el estado, que con 43 casos de secuestro este año ocupa el primer lugar del país en este delito, con 26 hombres, 12 mujeres, dos niños y tres adolescentes plagiados.
La situación provoca críticas a Rosales, quien desactivó en 2006 el Comando Unificado Anti-secuestro por irregularidades de la Policía Regional.
Paradójicamente Rosales, involucrado en desvío de recursos y deficiencias en la acción contra la delincuencia, utilizó en su campaña presidencial los temas de la corrupción y la inseguridad para intentar descalificar el gobierno del presidente Chávez.
De tal forma, el político zuliano suma al fracaso electoral la imposibilidad de liderar la oposición, como aseguró al término de los comicios y una gestión cuya efectividad es muy criticada.
Esto deja sin liderazgo a una oposición que no encuentra opciones para enfrentar las políticas sociales oficiales, sustentadas en una mejor distribución de la riqueza petrolera.
Los partidos que gobernaron casi medio siglo hasta 1999 (Acción Democrática y COPEI) han desaparecido prácticamente, mientras organizaciones creadas para sustituirlos, debido a su descrédito, no han logrado presentar propuestas atrayentes.
Primero Justicia, que nació como posible sucesor se dividió luego de las elecciones, con el paso de varios dirigentes a Un Nuevo Tiempo, partido regional de Rosales.
La táctica, sin embargo, parece equivocada por las lagunas y falta de carisma del gobernador y atenta contra las perspectivas de unidad opositora vislumbradas luego de los comicios.
Ante la presentación por Chávez de una propuesta de reforma constitucional para garantizar los principios socialistas del país, la oposición ha sido incapaz de estructurar propuestas alternativas, más allá de intentos de descalificación.
En tanto -no sin dificultad- Chávez avanza en la unificación de organizaciones que le apoyan con la formación del Partido Socialista Unido de Venezuela, como garantía de los cambios y búsqueda de una eficiente dirección colectiva.
Su objetivo socialista -apoyado por más del 60 por ciento de votantes- avanza sin una verdadera resistencia, ante la ausencia de programa y unidad de una derecha que ocho años después de perder las riendas del poder sigue desconcertada./apr Ml
Caracas-Buscó erigirse líder opositor, pero ocho meses después de su fracaso electoral, el gobernador de Zulia, Manuel Rosales, sigue sin conseguirlo y enfrenta la posibilidad de ser llevado a los tribunales por desacato.
El político zuliano que enfrentó en las elecciones de diciembre pasado el liderazgo de Hugo Chávez, no sólo ha fracasado en sus intentos de unir una oposición en retroceso, sino que enfrenta una complicada situación en el estado Zulia, su coto político.
Fuentes de ese rico estado petrolero occidental adelantaron que se espera para fines de septiembre la presentación ante la Fiscalía de una solicitud de investigación sobre irregularidades cometidas por su gobierno en el pago de prestaciones a jubilados.
La indagación puede llevar a una acusación por desacato que se sumaría a otros 162 casos de desconocimiento de decisiones judiciales pendientes en sus siete años como gobernador.
Hasta hoy las autoridades zulianas han incumplido, con diversos subterfugios, un mandato de pago de los adeudos a unos dos mil empleados emitido el pasado 27 de abril por un Tribunal Contencioso Administrativo.
A ello se suma la inseguridad en el estado, que con 43 casos de secuestro este año ocupa el primer lugar del país en este delito, con 26 hombres, 12 mujeres, dos niños y tres adolescentes plagiados.
La situación provoca críticas a Rosales, quien desactivó en 2006 el Comando Unificado Anti-secuestro por irregularidades de la Policía Regional.
Paradójicamente Rosales, involucrado en desvío de recursos y deficiencias en la acción contra la delincuencia, utilizó en su campaña presidencial los temas de la corrupción y la inseguridad para intentar descalificar el gobierno del presidente Chávez.
De tal forma, el político zuliano suma al fracaso electoral la imposibilidad de liderar la oposición, como aseguró al término de los comicios y una gestión cuya efectividad es muy criticada.
Esto deja sin liderazgo a una oposición que no encuentra opciones para enfrentar las políticas sociales oficiales, sustentadas en una mejor distribución de la riqueza petrolera.
Los partidos que gobernaron casi medio siglo hasta 1999 (Acción Democrática y COPEI) han desaparecido prácticamente, mientras organizaciones creadas para sustituirlos, debido a su descrédito, no han logrado presentar propuestas atrayentes.
Primero Justicia, que nació como posible sucesor se dividió luego de las elecciones, con el paso de varios dirigentes a Un Nuevo Tiempo, partido regional de Rosales.
La táctica, sin embargo, parece equivocada por las lagunas y falta de carisma del gobernador y atenta contra las perspectivas de unidad opositora vislumbradas luego de los comicios.
Ante la presentación por Chávez de una propuesta de reforma constitucional para garantizar los principios socialistas del país, la oposición ha sido incapaz de estructurar propuestas alternativas, más allá de intentos de descalificación.
En tanto -no sin dificultad- Chávez avanza en la unificación de organizaciones que le apoyan con la formación del Partido Socialista Unido de Venezuela, como garantía de los cambios y búsqueda de una eficiente dirección colectiva.
Su objetivo socialista -apoyado por más del 60 por ciento de votantes- avanza sin una verdadera resistencia, ante la ausencia de programa y unidad de una derecha que ocho años después de perder las riendas del poder sigue desconcertada./apr Ml
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Prensa Latina - Cuba19/08/2007
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