Más que interés estratégico, la decisión del Presidente de Rusia Vladimir Putín, en el sentido de reanudar los vuelos de aviación estratégica, tiene un alcance fundamental de carácter político. El gobierno de Rusia no se siente amenazado por los vuelos estratégicos de los Estados Unidos de América porque sabe muy bien que esos vuelos son defensivos y no agresivos. Si no lo supiera Putín sería un ignorante en materia histórica relacionada con la llamada Guerra Fría.
Esa voluntad política que implica una maniobra amenazante y de mucho sentido psicológico, aunque tiene proyección militar preocupante, no llega a los extremos de una amenaza, porque Putín sabe que el poderío militar y termonuclear estadounidense es inmensamente superior con respecto al de la antigua Unión Soviética, hoy Rusia. Además, él sabe muy bien que el gobierno de Washington nunca ha estado en disposición de enfrentarse a Rusia en una guerra directa, porque para eso oportunidades y pretextos tuvo en gran escala desde cuando Rusia se repartió parte de Europa Central durante la Segunda Guerra Mundial hasta durante la crisis de los cohetes en octubre de 1962 cuando Rusia los estaba instalando con la complicidad de la tiranía de Fidel Castro en la isla de Cuba.
De todas maneras, es importante la decisión tomada por Putín y dada a conocer oficialmente por él en una visita a Chebarkul en los Urales. Y hay que recordar que los Urales representan en la geografía la línea que separa a Europa de Asia.
Se ha dicho que el viernes 17 de agosto, los bombarderos rusos volaron sobre los océanos Atlántico y Pacífico y el Polo Norte, y aviones de la OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) los iban observando. En la actualidad Rusia tiene 79 aviones estratégicos, capaces de transportar 900 cohetes de crucero, según informó la televisión rusa. Son menos que los que tenía durante los años de la Guerra Fría.
Evidentemente, la decisión de Putín tiene sus ramificaciones amenazantes con respecto a los Estados Unidos de América y, desde luego, a los aliados de esta superpotencia como el Reino Unido. Y esta actitud agresiva tiene como punto de partido el hecho de que Estados Unidos y la OTAN están tratando de establecer un sistema de escudos anticohetes en los estratégicos países de la República Checa y Polonia.
Esa voluntad política que implica una maniobra amenazante y de mucho sentido psicológico, aunque tiene proyección militar preocupante, no llega a los extremos de una amenaza, porque Putín sabe que el poderío militar y termonuclear estadounidense es inmensamente superior con respecto al de la antigua Unión Soviética, hoy Rusia. Además, él sabe muy bien que el gobierno de Washington nunca ha estado en disposición de enfrentarse a Rusia en una guerra directa, porque para eso oportunidades y pretextos tuvo en gran escala desde cuando Rusia se repartió parte de Europa Central durante la Segunda Guerra Mundial hasta durante la crisis de los cohetes en octubre de 1962 cuando Rusia los estaba instalando con la complicidad de la tiranía de Fidel Castro en la isla de Cuba.
De todas maneras, es importante la decisión tomada por Putín y dada a conocer oficialmente por él en una visita a Chebarkul en los Urales. Y hay que recordar que los Urales representan en la geografía la línea que separa a Europa de Asia.
Se ha dicho que el viernes 17 de agosto, los bombarderos rusos volaron sobre los océanos Atlántico y Pacífico y el Polo Norte, y aviones de la OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) los iban observando. En la actualidad Rusia tiene 79 aviones estratégicos, capaces de transportar 900 cohetes de crucero, según informó la televisión rusa. Son menos que los que tenía durante los años de la Guerra Fría.
Evidentemente, la decisión de Putín tiene sus ramificaciones amenazantes con respecto a los Estados Unidos de América y, desde luego, a los aliados de esta superpotencia como el Reino Unido. Y esta actitud agresiva tiene como punto de partido el hecho de que Estados Unidos y la OTAN están tratando de establecer un sistema de escudos anticohetes en los estratégicos países de la República Checa y Polonia.
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Diario las Américas-USA/19/08/2007
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