A diario arriban aviones con agua, comida y medicamentos de todo el mundo, pero no siempre llegan a la población afectada por deficiencias en la organización. La mayoría de la gente sigue durmiendo a la intemperie o en carpas improvisadas. En tanto, continúan los remezones: ya hubo más de 450 réplicas.
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En Pisco hay nueve centros de distribución de comida, medicamentos y agua. Se accede a ellos a través de un sistema de padrones. Pero mucha gente no está anotada, de manera que el sistema resulta poco efectivo. Así, la ciudad peruana más afectada por el terremoto del miércoles pasado que dejó una cifra superior a 500 muertos, sigue sufriendo las consecuencias de esa devastadora catástrofe. Para colmo, toda la región costera debe soportar remezones. En estos cinco días hubo 458 réplicas. Las entidades humanitarias catalogan de caótica la situación. La comunidad internacional envía toneladas de insumos diariamente y los pobladores lo saben, ya que las radios y los medios de comunicación locales los pones sobre aviso. Sin embargo, es muy poco lo que llega a sus manos. La mayoría de las familias de Pisco duerme a la intemperie o en carpas que improvisó con palos y sábanas porque no recibió ninguna de las tiendas de campaña que llegan en los aviones humanitarios. Otros se niegan a abandonar sus casas, aunque estén derrumbadas, porque quieren proteger lo poco que les quedó. Ambos sectores pasan hambre y sed. Otra situación conflictiva es la que se vive en los campamentos para damnificados. El Ejército suele dejar allí alimentos para varios días. Pero la gente que ya está establecida en ellos no quiere recibir más personas porque, según dicen, las raciones no alcanzan para todos. En tanto, familias enteras se suelen apostar a los costados del camino que une la base aeronáutica -centro de acopio de las donaciones- y la ciudad de Pisco, por donde pasan los camiones militares que transportan los insumos. Con carteles en alto piden agua y hacen señas con las manos cada vez que ven pasar un vehículo. A raíz de este caos, varias agrupaciones civiles, internacionales y de Perú empezaron a distribuir la ayuda por su cuenta, lo que vuelve aún más desordenada la situación. Apenas ve que alguien reparte alimentos, la gente se abalanza sobre los vehículos y se generan peleas para obtener algo. Los medios periodísticos peruanos adelantaron que a partir de hoy varias empresas de transporte y logística privadas comenzarán a colaborar en la distribución de los alimentos, para tratar de paliar tanto drama. Hoy se registró un nuevo temblor de 4 grados de magnitud en la escala abierta de Richter. Tuvo su epicentro en la provincia de Ilo, en la sureña región de Moquegua. No provocó daños personales ni materiales, según informó el Instituto Geofísico del Perú (IGP). El sismo fue la réplica número 458 desde el temblor de 7,9 grados en la escala Richter que destruyó la ciudad de Pisco y causó estragos en Cañete, Chincha e Ica.
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Clarin.com-Argentina/21/08/2007
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