04/09/2007
Opinión
Dmitri Kósyrev
-
En Kazajstán acaba de celebrarse una fecha histórica. Hace 16 años, durante la época de Mijaíl Gorbachov y pocos meses antes de haber desaparecido la Unión Soviética, Kazajstán cerró el polígono nuclear de Semipalátinsk.
En aquel entonces, esa acción se percibió como otro reto lanzado a Moscú y un símbolo de la desintegración de la URSS. Pero en realidad, resultó el inicio de una política bien pensada de un flamante Estado independiente. Porque más adelante Kazajstán se libró muy rápido (al igual que Ucrania) del arsenal nuclear soviético emplazado en su territorio y se proclamó Estado desnuclearizado.¿Qué habría pasado si Kazajstán (también Ucrania y Bielorrusia) se hubiera quedado con todo el armamento nuclear? Pues habría pasado lo siguiente: ese país tendría a su disposición 1.040 ojivas nucleares de un megatón de potencia cada una, 104 misiles balísticos intercontinentales y 40 bombarderos pesados Tu-95 equipados con misiles crucero X-55 con 370 ojivas nucleares tácticas.O sea, sería la cuarta potencia nuclear que incluso hubiera dejado atrás a China. Pero no, Kazajstán prefirió destruir ese armamento o retirarlo de su territorio. Y por ello merece un gran respeto.En los años de su independencia Kazajstán se convirtió en uno de los Estados económicamente más exitosos y prósperos del mundo. La ausencia del armamento nuclear no le ha perjudicado en absoluto. Pakistán, en cambio, posee armas nucleares pero le falta mucho para alcanzar a Kazajstán (a la India y China también).Al haber rechazado el uso de la energía atómica para fines militares, Kazajstán no renunció a aprovecharla para necesidades civiles. Y bien porque en su territorio yace una de las mayores reservas mundiales de uranio. Dicho sea de paso, es una de las áreas de la cooperación ruso-kazaja. Entre 2002 y 2006, Kazajstán ejecutó un proyecto excepcional. Consistió en la dilución de unas tres toneladas de uranio altamente enriquecido procedente del reactor BN-350 instalado en la planta nuclear de Ulbinsk. Esa cantidad resultaría suficiente para fabricar dos decenas de bombas atómicas. En vez de bombas fue elaborado un combustible de uranio poco enriquecido para reactores civiles. Vale destacar que fue una invención propia de los científicos nucleares kazajos. Kazajstán, además, participa en el proyecto internacional de reactor termonuclear y, por si fuera poco, ha comprado el 10% de las acciones de la compañía norteamericana Westinghouse que construye centrales nucleares.Hablando de Kazajstán viene a la mente Irán. O sea, el debate sobre si tiene un programa secreto nuclear o no, y si tiene derecho a desarrollar la energía nuclear para uso civil.¿En qué se diferencian el Kazajstán de 16 años atrás y el Irán de hoy? ¿En que aplican una política distinta? Pero hoy día el mundo es otro. Lamentablemente, no es mejor que antes. Se puede culpar a EEUU y a Europa por haber cometido muchos errores con respecto a Rusia y los países de la CEI en el período postsoviético. Basta recordar el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) desbaratado por los norteamericanos. Pero aparte de errores también hubo el programa Nunn-Lugar de Cooperación para la Reducción de Amenazas, que realmente previno la proliferación nuclear en el planeta. Asimismo sirvió de garantía a Kazajstán cuando decidió retirar el arsenal que había heredado.Quien sabe, a lo mejor todo sería distinto si Irán no fuera incluido en el "Eje del Mal" y habría participado en el programa Nunn-Lugar. Tal vez el Irán de hoy mantendría relaciones aceptables con EEUU, Rusia, China y los países árabes y contaría con un potente sector de energía atómica destinada exclusivamente para fines pacíficos.Eso puede parecer imposible, pero allí está el ejemplo de Kazajstán.
En aquel entonces, esa acción se percibió como otro reto lanzado a Moscú y un símbolo de la desintegración de la URSS. Pero en realidad, resultó el inicio de una política bien pensada de un flamante Estado independiente. Porque más adelante Kazajstán se libró muy rápido (al igual que Ucrania) del arsenal nuclear soviético emplazado en su territorio y se proclamó Estado desnuclearizado.¿Qué habría pasado si Kazajstán (también Ucrania y Bielorrusia) se hubiera quedado con todo el armamento nuclear? Pues habría pasado lo siguiente: ese país tendría a su disposición 1.040 ojivas nucleares de un megatón de potencia cada una, 104 misiles balísticos intercontinentales y 40 bombarderos pesados Tu-95 equipados con misiles crucero X-55 con 370 ojivas nucleares tácticas.O sea, sería la cuarta potencia nuclear que incluso hubiera dejado atrás a China. Pero no, Kazajstán prefirió destruir ese armamento o retirarlo de su territorio. Y por ello merece un gran respeto.En los años de su independencia Kazajstán se convirtió en uno de los Estados económicamente más exitosos y prósperos del mundo. La ausencia del armamento nuclear no le ha perjudicado en absoluto. Pakistán, en cambio, posee armas nucleares pero le falta mucho para alcanzar a Kazajstán (a la India y China también).Al haber rechazado el uso de la energía atómica para fines militares, Kazajstán no renunció a aprovecharla para necesidades civiles. Y bien porque en su territorio yace una de las mayores reservas mundiales de uranio. Dicho sea de paso, es una de las áreas de la cooperación ruso-kazaja. Entre 2002 y 2006, Kazajstán ejecutó un proyecto excepcional. Consistió en la dilución de unas tres toneladas de uranio altamente enriquecido procedente del reactor BN-350 instalado en la planta nuclear de Ulbinsk. Esa cantidad resultaría suficiente para fabricar dos decenas de bombas atómicas. En vez de bombas fue elaborado un combustible de uranio poco enriquecido para reactores civiles. Vale destacar que fue una invención propia de los científicos nucleares kazajos. Kazajstán, además, participa en el proyecto internacional de reactor termonuclear y, por si fuera poco, ha comprado el 10% de las acciones de la compañía norteamericana Westinghouse que construye centrales nucleares.Hablando de Kazajstán viene a la mente Irán. O sea, el debate sobre si tiene un programa secreto nuclear o no, y si tiene derecho a desarrollar la energía nuclear para uso civil.¿En qué se diferencian el Kazajstán de 16 años atrás y el Irán de hoy? ¿En que aplican una política distinta? Pero hoy día el mundo es otro. Lamentablemente, no es mejor que antes. Se puede culpar a EEUU y a Europa por haber cometido muchos errores con respecto a Rusia y los países de la CEI en el período postsoviético. Basta recordar el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) desbaratado por los norteamericanos. Pero aparte de errores también hubo el programa Nunn-Lugar de Cooperación para la Reducción de Amenazas, que realmente previno la proliferación nuclear en el planeta. Asimismo sirvió de garantía a Kazajstán cuando decidió retirar el arsenal que había heredado.Quien sabe, a lo mejor todo sería distinto si Irán no fuera incluido en el "Eje del Mal" y habría participado en el programa Nunn-Lugar. Tal vez el Irán de hoy mantendría relaciones aceptables con EEUU, Rusia, China y los países árabes y contaría con un potente sector de energía atómica destinada exclusivamente para fines pacíficos.Eso puede parecer imposible, pero allí está el ejemplo de Kazajstán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario