26/9/07

Almudena Grandes y su nueva novela: ‘El crimen del franquismo fue cortar los hilos de la memoria’

Por Susana Reinoso
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Buenos Aires - Almudena Grandes ha escrito una novela capaz de calentar el corazón. Por el tono y por la historia; por el mensaje ético y la esperanza. Son 933 páginas cuyo título, El corazón helado (Tusquets), honra un verso seco de Antonio Machado: "Una de las dos Españas/ha de helarte el corazón".
La obra cuenta una historia familiar, que es también la de los españoles y las consecuencias de la guerra civil, con su saga de secretos domésticos, verdades silenciadas, detrás de los cuales se ocultan traiciones, miserias, mentiras y heroísmo.
La escritora que hace casi 20 años vendió miles de ejemplares de su novela erótica Las edades de Lulú, ganadora del premio La Sonrisa Vertical, de Tusquets, llegó a Buenos Aires de incógnito por pocos días. Lo hizo "como turista que ama Buenos Aires" y para acompañar a su marido, el poeta Luis García Montero, que participa de un homenaje por videoconferencia a Francisco Ayala en el Espacio Telefónica.
Conocida por asumir públicamente sus compromisos políticos, la narradora abrirá mañana en España el Hay Festival de Segovia, como parte de una programación con más de 150 actos culturales y el foco puesto en los corresponsales de guerra y en la literatura de los países árabes.
En diálogo con La Nación, dice Almudena Grandes que uno de los mayores crímenes del franquismo ha sido "cortar los hilos de la memoria". Pero ¿es esto posible?
"Es posible intentarlo, tanto así que durante muchos años los nietos no podíamos creer la vida de nuestros abuelos. Hoy, en España, este proceso que lidera la sociedad civil para la recuperación de la memoria colectiva se apoya mucho en las historias individuales. Esto tiene que ver con una cuestión generacional, que se nota en la literatura y en el cine", explica la novelista, de 47 años.
Apasionada para hablar, dice la narradora que tanto los vencedores como los vencidos, en buena medida y por muy distintas razones, optaron por el silencio. Pero la generación de los nietos, crecida en el secreto y la ignorancia transmitidos en el seno familiar, es la que vino a zanjar un pasado que desconocía.
"Dar por zanjado un pasado que no conoces es muy complicado. Hay mucha necesidad de definir qué es España, quiénes somos y qué pasó", señala. Y se da tiempo para formular críticas al actual ministro de Cultura de su país, César Antonio Molina, y a defender la gestión de su amiga Rosa Regàs al frente de la Biblioteca Nacional. Agrega que el Partido Socialista volverá a ganar las elecciones el año próximo y dice que el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, "es un cadáver político".
-¿Cuándo empezó su reflexión sobre las secuelas de la guerra civil?
-Yo tenía 11 años y mi madre me comentó que mi abuela había visto bailar desnuda a Josephine Baker en Madrid. Ese detalle pequeño me despertó mucha curiosidad. Yo preguntaba: "¿Dónde?". Y mi madre respondía: "En un teatro. Yo no podía creerlo".
-¿En muchas familias españolas hay secretos por develar?
-En casi todas. A lo mejor no hay grandes secretos, como en mi novela. Pero seguro que sí hay pequeños secretos. Hay muchas historias que se ha optado por no contar.
-¿Quiénes se oponen a la ley de memoria histórica?
-La derecha. El gran problema de este estado de cosas es que durante la transición española no se hizo un ejercicio de la memoria. Aquí lo que hay que reconocer es que antes de la guerra civil hubo un gobierno democráticamente elegido y luego un golpe de Estado que acabó con ese estado.
-¿Qué fue lo que más le costó en esta novela?
-Encontrar el tono. Estuve dedicada a ella cuatro años y tardé casi un año y medio en prepararla. La tenía escrita en un cuaderno. Durante cuatro años no hice otra cosa. Fue muy difícil, pero es lo mejor que he hecho. Yo sentía que era el gran tema de mi generación. Los personajes y la historia son míos, pero el tema les pertenece a todos los españoles. Yo quería escribir una novela política que no fuera panfletaria, una novela política, seca, pero desde los sentimientos. El riesgo era el sentimentalismo.
-¿Y cómo la cambió este libro?
-(Se ríe) Me afectó mucho y hasta me ha hecho daño. Ahora lo sé todo. Esta novela es una toma de posición clara sobre mi propio país./Diario La Nación-Argentina
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Glocalia - España/26/09/2007

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