Noel Manzanares Blanco
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Luego de estudiarme el interesante artículo aparecido en el Sitio Web Rebelión con el título “Cuba: revolución permanente y contradicciones contemporáneas”, firmado por James Petras y Robin Eastman-Abaya (*), encuentro oportuno compartir algunas ideas acerca de la dinámica actual del Socialismo en la mayor de las Antillas aunque deba hacerlo a grandes zancadas.
Ante todo, debo ratificar aquí que asumo por Socialismo al proyecto que, a partir de los mejores valores del pensamiento universal, en lo interno se aleja del predominio de la propiedad privada, básicamente desde una planificación que privilegie el bienestar de las masas populares y favorezca su inclusión total, en una perspectiva de racionalidad, cuyo eje es la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la persona; al tiempo que en lo externo se esfuerza por concretar la fraternidad, la dignidad, la equidad y la felicidad de todos los pueblos del Universo, en contracorriente con el egoísmo, el mercantilismo y el dogmatismo.
La viabilidad del Socialismo está sujeta -en buena medida - a la calidad de su vanguardia ideo-política, a la capacidad de asimilación-creación del sujeto rector, además de saber combinar dialécticamente lo autóctono con lo foráneo y a la magnitud en la que el Partido dirigente sea carne-sangre-sudor-lágrimas-corazón del pueblo.
A tono con esta definición, quiero recordar que, a pesar de la bancarrota del socialismo al estilo soviético, del recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos contra el pueblo cubano y de la negativa repercusión de la crisis internacional, proclamamos a los cuatro vientos el desafío de salvar nuestros más caros valores, a saber: la Patria, la Revolución y el Socialismo.
Un ejemplo inequívoco de la idea anterior se encuentra en el hecho de que la inmensa mayoría, de manera abrumadora, votó precisamente por esos valores al calor del proceso electoral general de 1993, muy a contrapelo de estar viviendo los peores contornos de lo que se ha denominado Período Especial.
En el convulso panorama de fin de milenio, la Dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC), particularmente Fidel Castro, con el concurso de cubanas y cubanos, trazó una estrategia contentiva de medidas indispensables: incremento del vínculo con el capital extranjero, despenalización de la tenencia de moneda libremente convertible, ampliación de los trabajadores por cuenta propia.
Todo ello exacerbó las desigualdades sociales –tanto más porque en las tres décadas que le siguieron al año 1959 la Revolución había logrado lo contrario-, independientemente de que desde el barrio hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular se sometió a consulta los ajustes económico-sociales.
Sin embargo, tal estrategia se encaró divorciada de las recetas neoliberales, constituyendo una prueba fehaciente el caso de que ni una sola escuela se cerró ni se redujo el número de docentes, muy por el contrario de lo acontecido en América Latina y el Caribe.
En un balance de los resultados en más de tres lustros, encontramos que el año pasado se creció un 12,5 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB), el más elevado en casi medio siglo -en línea con la metodología que rige a escala mundial-; y que al concluir el 2006 exhibimos un 5,3 de mortalidad por cada mil nacimientos, un indicador que es un sueño para otros países tercermundistas; al tiempo que la esperanza de vida al nacer en Cuba se encamina a rebasar las ocho décadas, las personas discapacitadas reciben atención diferenciada de parte del Estado y se marcha rumbo a una población poseedora de una cultura general integral, entre otros logros.
También, encontramos las espinas que rodean a las rosas. Escapa a la casualidad el hecho de que la Dirección del PCC esté estudiando con profundidad los complejos y difíciles problemas; esté convocando a dirigentes y trabajadores de fila a identificar con precisión y valorar con profundidad cada problema en el radio de acción, y simultáneamente, nos exhorte a un quehacer revolucionario con más organización, más trabajo sistemático y efectivo, más estudio y previsión a partir de una planificación basada en prioridades claramente establecidas –según el análisis realizado por Raúl Castro el pasado 26 de julio en Camagüey.
Entretanto, practicamos el Internacionalismo. Una muestra está en la Operación Milagro: miles y miles de humildes ciudadanas y ciudadanos de América Latina y el Caribe han recuperado o mejorado la vista, en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas.
Al respecto, constituye un secreto a voces que pudiéramos tener un tilín más, si limitáramos la ayuda a los pobres de la Tierra. Pero nunca olvidamos que el principio que guía a la práctica de la Fraternidad desde la Patria de José Martí es: no dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos.
Finalmente, deseo confesar que tengo la más absoluta convicción de que se puede garantizar la irreversibidad del Socialismo en Cuba, si construimos la invulnerabilidad en las esferas militar, económico-social e ideo-política; si en todos los rincones del archipiélago nacional edificamos cada día una obra mejor; y si cubanas y cubanos nos esforzamos cotidianamente por concretar el concepto de Revolución expuesto por Fidel el 1ro de mayo de 2000:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
Luego de estudiarme el interesante artículo aparecido en el Sitio Web Rebelión con el título “Cuba: revolución permanente y contradicciones contemporáneas”, firmado por James Petras y Robin Eastman-Abaya (*), encuentro oportuno compartir algunas ideas acerca de la dinámica actual del Socialismo en la mayor de las Antillas aunque deba hacerlo a grandes zancadas.
Ante todo, debo ratificar aquí que asumo por Socialismo al proyecto que, a partir de los mejores valores del pensamiento universal, en lo interno se aleja del predominio de la propiedad privada, básicamente desde una planificación que privilegie el bienestar de las masas populares y favorezca su inclusión total, en una perspectiva de racionalidad, cuyo eje es la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la persona; al tiempo que en lo externo se esfuerza por concretar la fraternidad, la dignidad, la equidad y la felicidad de todos los pueblos del Universo, en contracorriente con el egoísmo, el mercantilismo y el dogmatismo.
La viabilidad del Socialismo está sujeta -en buena medida - a la calidad de su vanguardia ideo-política, a la capacidad de asimilación-creación del sujeto rector, además de saber combinar dialécticamente lo autóctono con lo foráneo y a la magnitud en la que el Partido dirigente sea carne-sangre-sudor-lágrimas-corazón del pueblo.
A tono con esta definición, quiero recordar que, a pesar de la bancarrota del socialismo al estilo soviético, del recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos contra el pueblo cubano y de la negativa repercusión de la crisis internacional, proclamamos a los cuatro vientos el desafío de salvar nuestros más caros valores, a saber: la Patria, la Revolución y el Socialismo.
Un ejemplo inequívoco de la idea anterior se encuentra en el hecho de que la inmensa mayoría, de manera abrumadora, votó precisamente por esos valores al calor del proceso electoral general de 1993, muy a contrapelo de estar viviendo los peores contornos de lo que se ha denominado Período Especial.
En el convulso panorama de fin de milenio, la Dirección del Partido Comunista de Cuba (PCC), particularmente Fidel Castro, con el concurso de cubanas y cubanos, trazó una estrategia contentiva de medidas indispensables: incremento del vínculo con el capital extranjero, despenalización de la tenencia de moneda libremente convertible, ampliación de los trabajadores por cuenta propia.
Todo ello exacerbó las desigualdades sociales –tanto más porque en las tres décadas que le siguieron al año 1959 la Revolución había logrado lo contrario-, independientemente de que desde el barrio hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular se sometió a consulta los ajustes económico-sociales.
Sin embargo, tal estrategia se encaró divorciada de las recetas neoliberales, constituyendo una prueba fehaciente el caso de que ni una sola escuela se cerró ni se redujo el número de docentes, muy por el contrario de lo acontecido en América Latina y el Caribe.
En un balance de los resultados en más de tres lustros, encontramos que el año pasado se creció un 12,5 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB), el más elevado en casi medio siglo -en línea con la metodología que rige a escala mundial-; y que al concluir el 2006 exhibimos un 5,3 de mortalidad por cada mil nacimientos, un indicador que es un sueño para otros países tercermundistas; al tiempo que la esperanza de vida al nacer en Cuba se encamina a rebasar las ocho décadas, las personas discapacitadas reciben atención diferenciada de parte del Estado y se marcha rumbo a una población poseedora de una cultura general integral, entre otros logros.
También, encontramos las espinas que rodean a las rosas. Escapa a la casualidad el hecho de que la Dirección del PCC esté estudiando con profundidad los complejos y difíciles problemas; esté convocando a dirigentes y trabajadores de fila a identificar con precisión y valorar con profundidad cada problema en el radio de acción, y simultáneamente, nos exhorte a un quehacer revolucionario con más organización, más trabajo sistemático y efectivo, más estudio y previsión a partir de una planificación basada en prioridades claramente establecidas –según el análisis realizado por Raúl Castro el pasado 26 de julio en Camagüey.
Entretanto, practicamos el Internacionalismo. Una muestra está en la Operación Milagro: miles y miles de humildes ciudadanas y ciudadanos de América Latina y el Caribe han recuperado o mejorado la vista, en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas.
Al respecto, constituye un secreto a voces que pudiéramos tener un tilín más, si limitáramos la ayuda a los pobres de la Tierra. Pero nunca olvidamos que el principio que guía a la práctica de la Fraternidad desde la Patria de José Martí es: no dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos.
Finalmente, deseo confesar que tengo la más absoluta convicción de que se puede garantizar la irreversibidad del Socialismo en Cuba, si construimos la invulnerabilidad en las esferas militar, económico-social e ideo-política; si en todos los rincones del archipiélago nacional edificamos cada día una obra mejor; y si cubanas y cubanos nos esforzamos cotidianamente por concretar el concepto de Revolución expuesto por Fidel el 1ro de mayo de 2000:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
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* Material publicado en www.rebelion.org
* Material publicado en www.rebelion.org
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Radio Cadena Agramonte - Cuba/08/09/2007
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