“La violencia de los dominadores ha convertido al mundo en un matadero”.
Salvador Allende
El cinismo, la mentira y el caos son las características más resaltantes de la política de la administración de George Bush en el Medio Oriente, especialmente en Irak. La intervención ante el senado del comandante de las tropas aliadas en Irak, general David H. Petraeus, considerado por Bush como “un mesías de la contrainteligencia”, confirmó que el Pentágono ha perdido definitivamente su institucionalidad para ser un organismo politizado al estilo de la CIA. No es ningún secreto que el general Petraeus es hombre de Dick Cheney, cuyos “especialistas” revisaron y corrigieron su informe de la “nueva’ estrategia en Irak. Ya se sabe también que a cambio de su testimonio optimista sobre ‘la mejoría’ de la situación en Irak gracias a la política de contrainsurgencia “diseñada” por el general y el incremento de las fuerzas armadas norteamericanas, recibió el espaldarazo del círculo del poder real para sus ambiciones presidenciales el 2012.
La estrategia de Petraeus de sembrar el caos en Irak y su anhelo de convertirse en aliado incondicional de Bush como camino para sus propias ambiciones, indignó a muchos militares norteamericanos. De acuerdo al columnista Gareth Porter de Inter Press Service Agency (IPS), el superior de Petraeus, jefe del Comando Central, el almirante William Fallon, dijo que tiene una impresión negativa del general y que éste hace daño a la institución. En opinión del almirante, la “estrategia de caos” que Petraeus diseñó en su reciente manual aumentará más el caos en Irak y obligará a Estados Unidos a quedarse indefinidamente en este país, descuidando los intereses nacionales en el resto del Medio Oriente y en el mundo entero, drenando los recursos financieros de Norteamérica.
El almirante Fallon no es ningún pacifista, sino un militar realista que sabe perfectamente que el uso de paramilitares y escuadrones de la muerte como punto clave de la “estrategia de caos” aplicada por Petraeus, armando con Kalashnikov a sunitas y a chiítas para que luchen unos contra otros hasta el desgaste, sumergiría finalmente a todo el Medio Oriente en un caos total.
Bajo la sugerencia de Washington, el general Petraeus presentó al-Qaida como el mayor peligro para Irak, distorsionando completamente la realidad. La ‘organización’ de bin-Laden tiene no más de 800 mujahidines en el país, mientras que el número de guerrilleros sunitas llega a unos 100,000 y seguirá creciendo mientras Estados Unidos siga ocupando Irak.
El fracaso de la política de Bush en Irak es diario. No había pasado ni 12 horas de su discurso al país exaltando el éxito de Petraeus en la provincia de Anbar donde el jeque Abdul Sattar Abu Risha formó con otros 200 jeques un Consejo de Salvación de orientación pronorteamericana, cuando Bush recibió la noticia: “Sr. presidente, su jeque fue asesinado”. Y así día a día, la muerte reina en Irak desangrando a sunitas, chiítas, kurdos y por supuesto a los soldados norteamericanos. La coalición de 36 países de la cual tanto habla el presidente, en realidad no tiene ningún valor. De 173,000 tropas aliadas envueltas en la guerra en Irak, 162,000 son norteamericanas. Solamente 11,500 pertenecen, no a 36 como suele decir el presidente sino a 34 países, y pronto serán menos. Gran Bretaña ya anunció la salida de sus 5,000 soldados, igualmente Islandia ordenó a su único militar enviado a Bagdad que se bata en retirada.
Así está la coalición internacional. Pero lo peor es la moral y efectividad de las tropas estadounidenses, tal es, que el mismo “maestro” de contrainteligencia, general David Petraeus prefiere utilizar contratistas (mercenarios) como sus guardaespaldas en vez de sus propias fuerzas especiales. En total, el número de mercenarios, a quienes se acusa de provocar los atentados, y que convirtieron el país en su botín de guerra está superando unos 160,000. Sumados todos, significa que ni con 330,000 militares y contratistas, y también unos 30,000 militares adicionales estacionados en Medio Oriente, puede Estados Unidos ganar su cínica guerra que de paso está devorando a la flor y nata de la juventud norteamericana, en especial la de descendencia hispana que está sacrificando su futuro para satisfacer las ambiciones de unos 500 hombres archimillonarios pertenecientes a unas 80 mega corporaciones ávidas de apoderarse de los recursos de Irak.
Madres hispanas ya es hora de decir basta.
vicky.pelaez@eldiariony.com
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El Diario-USA/19/09/2007
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