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Javier Farje
BBC Mundo
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La decisión de la Corte Suprema de Chile de extraditar a Alberto Fujimori significa que, una vez que el gobierno de Santiago y la Unidad de Extradiciones de la cancillería peruana se hayan puesto de acuerdo para su regreso Lima, comenzará el juicio propiamente dicho.
La fiscalía peruana confirmó que, una vez que Fujimori sea recluido en un penal de alta seguridad, comenzará el juicio oral.
El ex mandatario podría terminar como su antiguo jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, que cumple un gran número de condenas por corrupción y violaciones a los derechos humanos.
País dividido
Javier Farje
BBC Mundo
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La decisión de la Corte Suprema de Chile de extraditar a Alberto Fujimori significa que, una vez que el gobierno de Santiago y la Unidad de Extradiciones de la cancillería peruana se hayan puesto de acuerdo para su regreso Lima, comenzará el juicio propiamente dicho.
La fiscalía peruana confirmó que, una vez que Fujimori sea recluido en un penal de alta seguridad, comenzará el juicio oral.
El ex mandatario podría terminar como su antiguo jefe de inteligencia, Vladimiro Montesinos, que cumple un gran número de condenas por corrupción y violaciones a los derechos humanos.
País dividido
Fujimori llega a un país que aún debate su controvertido legado.
Para quienes están agradecidos por el fin de Sendero Luminoso, luego de la captura de su líder máximo, Abimael Guzmán, y su plana mayor en 1992, se trata de un juicio injusto.
Familiares de las víctimas responsabilizan a Fujimori por el asesinato de varios opositores durante su década de gobierno.
Muchos argumentan que el Grupo Colina y los excesos de Montesinos ocurrieron a espaldas del jefe de Estado, demasiado preocupado en poner en marcha reformas económicas y políticas en su país.
Cuando Fujimori cerró el Congreso de su país en abril de 1992, por considerar que el poder legislativo, en el que no tenía una mayoría útil, era un estorbo para sus reformas, poca gente salió a protestar y Alan García, su predecesor, terminó en el exilio.
Sus seguidores consideran que se trataron de medidas dolorosamente necesarias para sacar a Perú de ese letargo aterrorizado en el que vivía, como producto de la crueldad de Sendero Luminoso y la irresponsabilidad fiscal del gobierno anterior.
Además, muchos familiares de los policías y militares muertos por el maoísmo delirante de Guzmán ven en Fujimori al hombre que detuvo la barbarie.
La toma de la residencia del embajador de Japón en Lima, en 1996, por parte del pro-cubano Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, y su violento fin en abril de 1997 le dio a Fujimori un aire de triunfo que aún celebran quienes participaron en el operativo.
Justicia
Pero no todos quieren que esa época de excesos quede en el olvido. Los familiares de los masacrados en Barrios Altos y La Cantuta quieren que se haga justicia y apuntan a Fujimori como el instigador de Colina y sus actividades subterráneas.
Para quienes están agradecidos por el fin de Sendero Luminoso, luego de la captura de su líder máximo, Abimael Guzmán, y su plana mayor en 1992, se trata de un juicio injusto.
Los opositores a Fujimori consideran que las desproporciones de su gobierno no se pueden justificar con el argumento fácil de que el fin justifica los medios.
Un estado de derecho no puede comportarse de la misma forma que sus enemigos, dicen.
Para quienes están agradecidos por el fin de Sendero Luminoso, luego de la captura de su líder máximo, Abimael Guzmán, y su plana mayor en 1992, se trata de un juicio injusto.
Familiares de las víctimas responsabilizan a Fujimori por el asesinato de varios opositores durante su década de gobierno.
Muchos argumentan que el Grupo Colina y los excesos de Montesinos ocurrieron a espaldas del jefe de Estado, demasiado preocupado en poner en marcha reformas económicas y políticas en su país.
Cuando Fujimori cerró el Congreso de su país en abril de 1992, por considerar que el poder legislativo, en el que no tenía una mayoría útil, era un estorbo para sus reformas, poca gente salió a protestar y Alan García, su predecesor, terminó en el exilio.
Sus seguidores consideran que se trataron de medidas dolorosamente necesarias para sacar a Perú de ese letargo aterrorizado en el que vivía, como producto de la crueldad de Sendero Luminoso y la irresponsabilidad fiscal del gobierno anterior.
Además, muchos familiares de los policías y militares muertos por el maoísmo delirante de Guzmán ven en Fujimori al hombre que detuvo la barbarie.
La toma de la residencia del embajador de Japón en Lima, en 1996, por parte del pro-cubano Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, y su violento fin en abril de 1997 le dio a Fujimori un aire de triunfo que aún celebran quienes participaron en el operativo.
Justicia
Pero no todos quieren que esa época de excesos quede en el olvido. Los familiares de los masacrados en Barrios Altos y La Cantuta quieren que se haga justicia y apuntan a Fujimori como el instigador de Colina y sus actividades subterráneas.
Para quienes están agradecidos por el fin de Sendero Luminoso, luego de la captura de su líder máximo, Abimael Guzmán, y su plana mayor en 1992, se trata de un juicio injusto.
Los opositores a Fujimori consideran que las desproporciones de su gobierno no se pueden justificar con el argumento fácil de que el fin justifica los medios.
Un estado de derecho no puede comportarse de la misma forma que sus enemigos, dicen.
Al mismo tiempo, las organizaciones de defensa de los derechos humanos opinan que aunque Montesinos haya sido el hombre fuerte del gobierno, éste no pudo haber actuado sin la aprobación de Fujimori.
Un panorama distinto
Las cosas han cambiado desde la huída de Fujimori a Japón en 2000.
Alan García revivió su carrera política y volvió al poder, mientras que Sendero Luminoso se ha limitado a sobrevivir como un mal recuerdo, que de tiempo en tiempo se refleja en la figura cansada del hoy viejo y encarcelado Abimael Guzmán, mientras que algunos remanentes de su grupo arman escaramuzas sin importancia en la selva peruana.
El antes incendiario García es hoy presidente de un gobierno de bomberos, que no está dispuesto a malograr una economía relativamente próspera, que crece a un ritmo de 4% anual.
El gobierno actual, al que muchos criticaron por elaborar un pedido de extradición pasado por agua sin posibilidades de éxito, quiere que el proceso termine lo más pronto posible.
Los seguidores del "Chino"creen que su posible exculpación podría convertirse en el pistoletazo de partida en la carrera de reivindicación de Fujimori, al que quisieran ver elegido presidente.
En las elecciones de 2006, la hija del ex mandatario, Keiko, fue elegida al parlamento con la mayor votación registrada en Lima.
Pero el partido de Fujimori fracasó en sus intentos por convertirse en una fuerza política de peso en el congreso y su candidata ni siquiera superó la primera vuelta.
Dos contradicciones que, en todo caso, reflejan el país que creó Fujimori, para bien o para mal de los peruanos.
Lea: ¿Quién es Alberto Fujimori?
Un panorama distinto
Las cosas han cambiado desde la huída de Fujimori a Japón en 2000.
Alan García revivió su carrera política y volvió al poder, mientras que Sendero Luminoso se ha limitado a sobrevivir como un mal recuerdo, que de tiempo en tiempo se refleja en la figura cansada del hoy viejo y encarcelado Abimael Guzmán, mientras que algunos remanentes de su grupo arman escaramuzas sin importancia en la selva peruana.
El antes incendiario García es hoy presidente de un gobierno de bomberos, que no está dispuesto a malograr una economía relativamente próspera, que crece a un ritmo de 4% anual.
El gobierno actual, al que muchos criticaron por elaborar un pedido de extradición pasado por agua sin posibilidades de éxito, quiere que el proceso termine lo más pronto posible.
Los seguidores del "Chino"creen que su posible exculpación podría convertirse en el pistoletazo de partida en la carrera de reivindicación de Fujimori, al que quisieran ver elegido presidente.
En las elecciones de 2006, la hija del ex mandatario, Keiko, fue elegida al parlamento con la mayor votación registrada en Lima.
Pero el partido de Fujimori fracasó en sus intentos por convertirse en una fuerza política de peso en el congreso y su candidata ni siquiera superó la primera vuelta.
Dos contradicciones que, en todo caso, reflejan el país que creó Fujimori, para bien o para mal de los peruanos.
Lea: ¿Quién es Alberto Fujimori?
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BBC Mundo - UK/25/09/2007
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