14/09/2007
Opinión
ASTRID BARNET
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Desde mucho antes de posesionarse de la Casa Blanca —más exactamente, durante su cruzada electoral por el Partido Republicano—, el presidente George W. Bush hizo campaña en torno a algunos de los principales problemas de política nacional que su administración impulsaría cuando tomase las riendas del poder.
Cuando ofertó sus medidas económicas, W. habló acerca de la inseguridad que sienten millones de estadounidenses en la actualidad, y de que "los tiempos en que vivimos y trabajamos están cambiando drásticamente… pues el código impositivo, el seguro médico, las pensiones, la capacitación de trabajadores: todo esto se creó para el mundo de ayer, no el de mañana".
Habló acerca de la idea de una sociedad de propietarios "donde la gente sería recompensada por su trabajo al ser propietarios —tener ahorros, inversiones y propiedades—, como medidas de protección frente a la incertidumbre económica para no caer así en una sociedad de beneficencia".
Bush detalló esta propuesta hace pocos años en uno de sus discursos, basándose en la generación del baby boom —la nacida durante las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial—, "que se acerca a la jubilación, y muchos de nuestro hijos y nietos se preocupan, y con razón, de si habrá Seguro Social cuando lo necesiten… por lo que debemos reforzarlo, permitiendo que los trabajadores jóvenes ahorren parte de sus impuestos en una cuenta personal o de reserva de ahorros que pueda llamarse propia y que el Gobierno nunca les pueda quitar".
¿Qué ha sucedido? Realmente las propuestas de cuentas individuales de jubilación y de salud forman parte de los preparativos para una renovada ofensiva —tanto de republicanos como de demócratas— contra el seguro social, el Medicare y otras conquistas sociales del pueblo norteamericano.
La actual "reforma" del seguro social —que pretende verdaderamente socavar su carácter como derecho social de todos—, se hace bajo el pretexto de que en las próximas décadas el número creciente de trabajadores jubilados llevará al sistema del Seguro Social a la quiebra.
El Presidente también prometió fortalecer el Medicare. Sin embargo, bajo el pretexto de ofrecer seguro para las medicinas recetadas, la ley bipartidista aprobada el pasado año por el Congreso y firmada por Bush, permite que el peso del seguro médico recaiga más sobre los propios jubilados, obligándolos a que dependan más de compañías privadas de seguro. Así lo reconoció recientemente el administrador de Medicare, doctor Mark McLellan, cuando manifestó a medios de prensa que "parte de este aumento se debe a los miles de millones de dólares que Medicare desembolsa a las compañías de seguros para que ofrezcan proyectos privados".
En relación con el tema de pensiones-jubilaciones, la situación está también que arde para W. Por ejemplo, por citar uno entre muchos, el fabricante estadounidense de neumáticos para automóviles, Goodyears, tiene la intención de realizar cambios en las pensiones y compensaciones por jubilación de sus empleados de Estados Unidos, con el fin de aumentar su competitividad a nivel internacional, mediante la reducción de costos estructurales.
La firma pondrá en marcha estas modificaciones en los pagos por jubilación y en sus pensiones como parte de la estrategia que está llevando a cabo, destinada a reducir sus costos en 1 000 millones de dólares (763,3 millones de euros) antes de finales del 2008. Para lograr estos ahorros, la compañía rediseñará sus compensaciones médicas por jubilación, eliminará el Medicare para los nuevos trabajadores e interrumpirá el pago de los seguros de salud para los empleados jubilados. Asimismo, congelará las compensaciones de planes de pensiones definidas en los actuales contratos el próximo 31 de diciembre del 2008.
Goodyears realizará estas modificaciones durante un período de dos años, en el que la mayor parte de los cambios en los planes de pensiones se realizarán durante el 2008, mientras que las compensaciones por jubilación se transformarán, en su mayor parte, en el 2009. En conclusión: millones de trabajadores desempleados o sin derecho a jubilación en toda la Unión.
Es bueno recordar que cerca de 83 millones de personas en Estados Unidos —una de cada tres menores de 65 años—, carecían de seguro médico en algún momento en el período 2004-2005. El pueblo trabajador norteamericano ganó las concesiones codificadas en la Ley del Seguro Social de 1935 —con pensiones, indemnización para discapacitados y seguro por desempleo— mediante numerosas batallas en los años 30 del pasado siglo.
EN CUBA
Diametralmente opuesta a la situación que afronta la primera economía del mundo, en la mayor Isla de las Antillas y según proyecciones realizadas de la población cubana, para el período 2001-2020 las personas con 60 años de edad y más, aumentarán su proporción de 14,5% a 21,4%. La población de 0 a 14 años, que en el 2001 ascendía al 20,9%, descenderá al 15,6% en el 2020.
En el año 1959, la población cubana pensionada era de apenas 154 mil beneficiarios, con un gasto ascendente de 114,3 millones de pesos. Al cierre del 2005, la masa de pensionados ascendió a más de un millón 400 000, con un gasto de dos mil 917,3 millones de pesos. Según datos estadísticos, las personas que se jubilen después del 2015, fundamentalmente en la década del 2020 al 2030 en que alcanzarán la edad de jubilación, deberán estar próximas a los tres millones.
Los requisitos actuales de jubilación por edad —55 años las mujeres y 60 años los hombres—, fijados en el Artículo 68 de la Ley 24, de 1979, vienen dados desde 1913 por la primera Ley de Seguro Social dictada en Cuba. En esa época existía un gran desempleo y una baja esperanza de vida, por lo que alcanzar el tiempo de servicios exigidos (25 años) era casi un sueño.
Tras el triunfo de la Revolución, el financiamiento de la Seguridad Social viene dado por la contribución de los empleadores, el Estado y los trabajadores (de Empresas en Perfeccionamiento Empresarial y de la Flota Pesquera), y los gastos están dados por las prestaciones monetarias a las que tienen derecho los trabajadores y sus familias, de acuerdo con la legislación vigente.
En resumen, la esperanza de vida de los cubanos, que es ahora de 77 años, debe seguir aumentando como resultado de los logros en el sector de la salud y otros programas trazados por la Revolución. Y es que en Cuba el propósito de vivir activo y con mucha salud, ya sea como jubilado o pensionado, constituye un deber cotidiano de cada organismo involucrado en esta tarea.
Todo muy diferente a lo que está ocurriendo con los ancianos en Estados Unidos, cuyo Gobierno, mediante el denominado Plan Bush para una Cuba Libre, pretende borrar de un plumazo las conquistas sociales de los cubanos, en el hipotético e irrealizable caso de que se apoderaran del país.
Desde mucho antes de posesionarse de la Casa Blanca —más exactamente, durante su cruzada electoral por el Partido Republicano—, el presidente George W. Bush hizo campaña en torno a algunos de los principales problemas de política nacional que su administración impulsaría cuando tomase las riendas del poder.
Cuando ofertó sus medidas económicas, W. habló acerca de la inseguridad que sienten millones de estadounidenses en la actualidad, y de que "los tiempos en que vivimos y trabajamos están cambiando drásticamente… pues el código impositivo, el seguro médico, las pensiones, la capacitación de trabajadores: todo esto se creó para el mundo de ayer, no el de mañana".
Habló acerca de la idea de una sociedad de propietarios "donde la gente sería recompensada por su trabajo al ser propietarios —tener ahorros, inversiones y propiedades—, como medidas de protección frente a la incertidumbre económica para no caer así en una sociedad de beneficencia".
Bush detalló esta propuesta hace pocos años en uno de sus discursos, basándose en la generación del baby boom —la nacida durante las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial—, "que se acerca a la jubilación, y muchos de nuestro hijos y nietos se preocupan, y con razón, de si habrá Seguro Social cuando lo necesiten… por lo que debemos reforzarlo, permitiendo que los trabajadores jóvenes ahorren parte de sus impuestos en una cuenta personal o de reserva de ahorros que pueda llamarse propia y que el Gobierno nunca les pueda quitar".
¿Qué ha sucedido? Realmente las propuestas de cuentas individuales de jubilación y de salud forman parte de los preparativos para una renovada ofensiva —tanto de republicanos como de demócratas— contra el seguro social, el Medicare y otras conquistas sociales del pueblo norteamericano.
La actual "reforma" del seguro social —que pretende verdaderamente socavar su carácter como derecho social de todos—, se hace bajo el pretexto de que en las próximas décadas el número creciente de trabajadores jubilados llevará al sistema del Seguro Social a la quiebra.
El Presidente también prometió fortalecer el Medicare. Sin embargo, bajo el pretexto de ofrecer seguro para las medicinas recetadas, la ley bipartidista aprobada el pasado año por el Congreso y firmada por Bush, permite que el peso del seguro médico recaiga más sobre los propios jubilados, obligándolos a que dependan más de compañías privadas de seguro. Así lo reconoció recientemente el administrador de Medicare, doctor Mark McLellan, cuando manifestó a medios de prensa que "parte de este aumento se debe a los miles de millones de dólares que Medicare desembolsa a las compañías de seguros para que ofrezcan proyectos privados".
En relación con el tema de pensiones-jubilaciones, la situación está también que arde para W. Por ejemplo, por citar uno entre muchos, el fabricante estadounidense de neumáticos para automóviles, Goodyears, tiene la intención de realizar cambios en las pensiones y compensaciones por jubilación de sus empleados de Estados Unidos, con el fin de aumentar su competitividad a nivel internacional, mediante la reducción de costos estructurales.
La firma pondrá en marcha estas modificaciones en los pagos por jubilación y en sus pensiones como parte de la estrategia que está llevando a cabo, destinada a reducir sus costos en 1 000 millones de dólares (763,3 millones de euros) antes de finales del 2008. Para lograr estos ahorros, la compañía rediseñará sus compensaciones médicas por jubilación, eliminará el Medicare para los nuevos trabajadores e interrumpirá el pago de los seguros de salud para los empleados jubilados. Asimismo, congelará las compensaciones de planes de pensiones definidas en los actuales contratos el próximo 31 de diciembre del 2008.
Goodyears realizará estas modificaciones durante un período de dos años, en el que la mayor parte de los cambios en los planes de pensiones se realizarán durante el 2008, mientras que las compensaciones por jubilación se transformarán, en su mayor parte, en el 2009. En conclusión: millones de trabajadores desempleados o sin derecho a jubilación en toda la Unión.
Es bueno recordar que cerca de 83 millones de personas en Estados Unidos —una de cada tres menores de 65 años—, carecían de seguro médico en algún momento en el período 2004-2005. El pueblo trabajador norteamericano ganó las concesiones codificadas en la Ley del Seguro Social de 1935 —con pensiones, indemnización para discapacitados y seguro por desempleo— mediante numerosas batallas en los años 30 del pasado siglo.
EN CUBA
Diametralmente opuesta a la situación que afronta la primera economía del mundo, en la mayor Isla de las Antillas y según proyecciones realizadas de la población cubana, para el período 2001-2020 las personas con 60 años de edad y más, aumentarán su proporción de 14,5% a 21,4%. La población de 0 a 14 años, que en el 2001 ascendía al 20,9%, descenderá al 15,6% en el 2020.
En el año 1959, la población cubana pensionada era de apenas 154 mil beneficiarios, con un gasto ascendente de 114,3 millones de pesos. Al cierre del 2005, la masa de pensionados ascendió a más de un millón 400 000, con un gasto de dos mil 917,3 millones de pesos. Según datos estadísticos, las personas que se jubilen después del 2015, fundamentalmente en la década del 2020 al 2030 en que alcanzarán la edad de jubilación, deberán estar próximas a los tres millones.
Los requisitos actuales de jubilación por edad —55 años las mujeres y 60 años los hombres—, fijados en el Artículo 68 de la Ley 24, de 1979, vienen dados desde 1913 por la primera Ley de Seguro Social dictada en Cuba. En esa época existía un gran desempleo y una baja esperanza de vida, por lo que alcanzar el tiempo de servicios exigidos (25 años) era casi un sueño.
Tras el triunfo de la Revolución, el financiamiento de la Seguridad Social viene dado por la contribución de los empleadores, el Estado y los trabajadores (de Empresas en Perfeccionamiento Empresarial y de la Flota Pesquera), y los gastos están dados por las prestaciones monetarias a las que tienen derecho los trabajadores y sus familias, de acuerdo con la legislación vigente.
En resumen, la esperanza de vida de los cubanos, que es ahora de 77 años, debe seguir aumentando como resultado de los logros en el sector de la salud y otros programas trazados por la Revolución. Y es que en Cuba el propósito de vivir activo y con mucha salud, ya sea como jubilado o pensionado, constituye un deber cotidiano de cada organismo involucrado en esta tarea.
Todo muy diferente a lo que está ocurriendo con los ancianos en Estados Unidos, cuyo Gobierno, mediante el denominado Plan Bush para una Cuba Libre, pretende borrar de un plumazo las conquistas sociales de los cubanos, en el hipotético e irrealizable caso de que se apoderaran del país.
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