¿Escuchan ustedes en alguna radio alguna composición musical actual italiana, francesa, rusa, alemana...? ¿Ven alguna película, clip, reportaje o documental alemanes, rusos, franceses, italianos... en cadenas de televisión estatales o autonómicas, privadas de pago o gratuitas?
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Jaime Richart
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¿Saben lo que opinan, piensan, dicen o escriben filósofos, pensadores o dramaturgos de otras nacionalidades que no sean imperiales o todo lo más británicos? ¿Tienen noticia de que haya gentes preclaras, lúcidas, sencillamente inteligentes que no sean estadounidenses o británicos, o hispanos abducidos por la monserga y el cortejo consiguiente de las semióticas, semiologías, krishnamurtis y esas visiones estrafalarias de la política, de la sociedad y de la vida en general que vienen de anglo-USA?
No. Todo pasa por las cantinelas yanquis. No hay sonido musical, no hay opinión en las televisiones, radios y barras de cafés que no suenen a pato Donald. El mundo es la estampa de un tío apuntando frenético con una pistola a otro a su cara, y la de ese mismo tío en un esquinazo con la misma pistola boca arriba preparado para descargarla. Es tremenda la destrucción de neuronas que el imperio está causando en este país... Cuando no descarga bombas racimo, priyecta neutrinos en celuloide y rayos catódicos en los países de su repertorio.
Hay algunos, muchos, todos los que mandan, que quieren hacer desaparecer del mundo la cultura propia, las ideas propias, las costumbres propias de cada territorio, de cada pueblo, de cada etnia, para que acabemos todos celebrando sólo el halloween y entonando la acción de gracias con el pavo...
Pero siendo lamentable que los mandamases del mundo comercial, político y militar sienten sus reales en países como el nuestro además de invadir otros, es mayor la consternación que causa el aplastamiento a que los financieros y medios de este país, conchavados con la óptica e intereses yanquis, nos someten. Optica e intereses que alcanzan hasta los más nimios detalles de la vida personal y social. El otro día hablaba de que en el torneo de tenis de Nueva York que difunde la televisión yanqui, no puede uno saber qué nacionalidad tiene cada jugador o jugadora. No aparece por ningún sitio. Y tampoco en las propias canchas. Como si no hubiera más que yanquis en el mundo y aduladores de los yanquis. Pero es que aquí, en España, ya hasta en los paneles de las autovías el ministerio de Obras Públicas pone avisos no en francés o en portugués, el idioma de los países limítrofes, que no estaría nada mal, sino en inglés.
A esto se llama globalización a lo bestia. Y los gobiernos españoles tan ufanos de llevarse bien con aquella canalla. Y, además, persiguiendo de paso con saña a sus homólogos latinoamericanos que hablan el mismo idioma pero tratan de preservar su dignidad y zafarse de las garras afiladas del imperio. Perra vida ésta...
Este país, aunque vive borracho de bobaliconería, ignorancia y necedad que comparte con los atlantistas americanos que a la primeras de cambio tiran de Rifle, de pistola o de ejércitos que sirven para invadir, tiene cualquier cosa menos personalidad propia. Todo aquí es de mala imitación. Ahora nos toca lo peor de lo peor de lo más abominable yanqui. Y tan contentos los cretinos...
No. Todo pasa por las cantinelas yanquis. No hay sonido musical, no hay opinión en las televisiones, radios y barras de cafés que no suenen a pato Donald. El mundo es la estampa de un tío apuntando frenético con una pistola a otro a su cara, y la de ese mismo tío en un esquinazo con la misma pistola boca arriba preparado para descargarla. Es tremenda la destrucción de neuronas que el imperio está causando en este país... Cuando no descarga bombas racimo, priyecta neutrinos en celuloide y rayos catódicos en los países de su repertorio.
Hay algunos, muchos, todos los que mandan, que quieren hacer desaparecer del mundo la cultura propia, las ideas propias, las costumbres propias de cada territorio, de cada pueblo, de cada etnia, para que acabemos todos celebrando sólo el halloween y entonando la acción de gracias con el pavo...
Pero siendo lamentable que los mandamases del mundo comercial, político y militar sienten sus reales en países como el nuestro además de invadir otros, es mayor la consternación que causa el aplastamiento a que los financieros y medios de este país, conchavados con la óptica e intereses yanquis, nos someten. Optica e intereses que alcanzan hasta los más nimios detalles de la vida personal y social. El otro día hablaba de que en el torneo de tenis de Nueva York que difunde la televisión yanqui, no puede uno saber qué nacionalidad tiene cada jugador o jugadora. No aparece por ningún sitio. Y tampoco en las propias canchas. Como si no hubiera más que yanquis en el mundo y aduladores de los yanquis. Pero es que aquí, en España, ya hasta en los paneles de las autovías el ministerio de Obras Públicas pone avisos no en francés o en portugués, el idioma de los países limítrofes, que no estaría nada mal, sino en inglés.
A esto se llama globalización a lo bestia. Y los gobiernos españoles tan ufanos de llevarse bien con aquella canalla. Y, además, persiguiendo de paso con saña a sus homólogos latinoamericanos que hablan el mismo idioma pero tratan de preservar su dignidad y zafarse de las garras afiladas del imperio. Perra vida ésta...
Este país, aunque vive borracho de bobaliconería, ignorancia y necedad que comparte con los atlantistas americanos que a la primeras de cambio tiran de Rifle, de pistola o de ejércitos que sirven para invadir, tiene cualquier cosa menos personalidad propia. Todo aquí es de mala imitación. Ahora nos toca lo peor de lo peor de lo más abominable yanqui. Y tan contentos los cretinos...
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kaosenlared.net - España/01/09/2007
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