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Israel-Hay cosas de la Franja de Gaza que es mejor no verlas. Por lo menos así lo entiende Israel, que esta semana decidió que cortará el suministro de luz al millón y medio de personas que viven en esa región, en represalia por los ataques con misiles Kassam por parte de las milicias palestinas.
El Gabinete de Seguridad del país hebreo prepara un plan que no sólo contempla el cese de la electricidad, sino que prevé suspender el servicio de agua y combustibles, para sofocar aún más al territorio gobernado por Hamas desde hace tres meses.
Esta medida es la única respuesta que encuentra el gobierno israelí frente a las duras críticas de los sectores conservadores, a propósito de los bombardeos desde la Franja de Gaza hacia localidades del territorio hebreo, como Sderot y sus alrededores. Días atrás, 69 soldados israelíes fueron heridos cuando un misil de fabricación hogareña se estrelló en la base militar de Zikim, al norte de la región palestina. La Jihad Islámica y los Comités de Resistencia Popular se atribuyeron el hecho.
De esta forma, la Franja de Gaza se semeja cada día más a un ghetto, donde un millón y medio de palestinos viven hacinados y aislados del mundo, encerrados entre las vallas israelíes y el Mar Mediterráneo.
Algunos datos pueden ayudar a dimensionar esta situación: Casi dos tercios de la población de esa región vive por debajo del nivel de pobreza. Antes del inicio de la Intifada en septiembre de 2000, por lo menos 30 mil palestinos que actualmente viven en Gaza trabajaban en las industrias israelíes. Para diciembre de 2003, esta cifra se redujo a 4 mil, según datos del Banco Mundial. La disminución se debe al bloqueo y al cierre de fronteras.
Asimismo, cerca de 45 palestinos murieron cada día del año 2004, como resultado de la violencia y los enfrentamientos. Entre 2001 y 2005, más de 24 mil perdieron sus hogares como resultado de las demoliciones llevadas a cabo por el ejército israelí, según informa la BCC.
Algunas semanas atrás, la ONU advirtió que esa región corría el riesgo de depender totalmente de la ayuda humanitaria, debido al bloqueo económico sostenido por Estados Unidos, la Unión Europea y algunos países de Oriente Medio, así como al cierre de las fronteras con Israel y Egipto, países de los cuales provienen la mayoría de los productos primarios que se consumen allí.
Las duras sanciones contra la Franja de Gaza, son en realidad un escarmiento para Hamas, agrupación armada islamista y radical que lucha por la independencia de Palestina. Cabe señalar que el año pasado, esta fuerza ganó las elecciones legislativas, lo que implicó un inmediato boicot internacional, por considerarla terrorista.
Luego de un intento fallido por aliarse con Al-Fatah, conducción laica de la Autoridad Palestina, Hamas se hizo del control de la Franja de Gaza tres meses atrás, lo que endureció la política de aislamiento mundial, sobre todo de Israel, que pretende efectuar lo que alguna vez se denominó “castigo colectivo”.
Al igual que la ONU, decenas de Organizaciones no Gubernamentales advierten sobre la catástrofe del bloqueo. Luego del cierre de las puertas de Karni, principal punto de comercio entre Israel y la Franja de Gaza, el portavoz de la ONG Oxfam Internacional en Jerusalén, Michael Robin Bailey, explicó que “bajo la ocupación y las restricciones de movimiento que implica, la población de Gaza ha tenido que hacer frente al paro y al aplastamiento de su desarrollo durante años. Desde 2000, ha habido una tendencia creciente en la dependencia de la ayuda humanitaria, y ahora el 85 por ciento de la población necesita ayuda alimentaria para cubrir sus necesidades nutricionales básicas”.
De la misma forma, Amnistía Internacional (AI), advirtió hace algunos días sobre el riesgo de la suspensión de servicios planeada por el Gabinete de Seguridad de Israel.
“La interrupción del suministro de bienes y servicios básicos como el agua y la electricidad –que la población de Gaza no puede obtener de otras fuentes debido a los bloqueos impuestos por Israel- constituiría un castigo colectivo de la población de Gaza que violaría el derecho internacional humanitario, que prohíbe toda forma de castigo colectivo”, afirma el documento publicado en su página web.
Asimismo, AI hace responsable al país hebreo de la crisis humanitaria que sufre la Franja de Gaza. El comunicado explica que “en su condición de potencia ocupante, Israel es el responsable último de garantizar el bienestar de los 1,5 millones de palestinos” que viven en esa región.
Si bien Israel retiró sus fuerzas al perímetro del sector palestino, así como a los colonos judíos instalados allí desde la ocupación en 2005, AI sostiene que el país hebreo “mantiene el control efectivo de la Franja de Gaza. Ejerce un control total sobre las fronteras terrestres, el espacio aéreo y las aguas territoriales” del territorio, así como “sobre la circulación de personas y mercancías que entran en la Franja de Gaza.
Por su parte, la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni defendió el plan de retaliación israelí. "Tenemos medios que no son sólo militares. Es nuestra obligación adoptar esas medidas", declaró la funcionaria en referencia al corte de suministros.
De todas formas, el estado hebreo nunca descartó la opción militar. Si bien nadie piensa en una intervención armada con tropas terrestres, los aviones de la milicia israelí sobrevuelan la Franja de Gaza atacando objetivos selectos. Decenas de niños fueron asesinados a causa de de los bombardeos en los últimos años.
Las explicaciones son tan elementales como indignantes: o se trata de daños colaterales o, sencillamente, los milicianos “usan a los niños como escudos humanos”. De cualquier manera se encuentran muertos.
La situación de asfixia en la que se encuentra la Franja de Gaza genera postales que recuerdan los peores años del fascismo en Europa. Yasmin Moor es una palestina-estadounidense que escribe para el sitio Electronic Intifada desde Rafah, Gaza. La crudeza de sus descripciones merece ser trascrita textualmente.
“¿Debería comenzar describiendo los efectos de los cierres de fronteras?- se pregunta Moor en su artículo “Asistiendo al colapso de Gaza” - Estos cierres son, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la razón de que Gaza se encuentre al borde del colapso económico, y de que, de no haber cambios en las próximas semanas, la población entera acabe dependiendo completamente de las ayudas sociales. Todos podemos ver los efectos de estos cierres en los mercados, donde sólo hay unas pocas verduras, y estamos obligados a depender de los paquetes de alimentos de la UNRWA, que contienen harina, arroz y aceite”.
“Ni siquiera podemos cultivar nuestra propia comida, porque los campesinos se han quedado sin suministros, incluidos los fertilizantes. Sin embargo, Israel pone todas las facilidades para el cultivo israelí de frutas y verduras en el interior de Gaza, cuando así lo desea. Estamos forzados a comprar y comer de la mano de nuestro ocupante, y apoyar así su economía mientras vemos la nuestra desplomarse”.
De la misma forma, Yasmin Moor se refiere a la terrible situación sanitaria de la Franja de Gaza. “¿Cómo puedo describir los efectos de la huelga de los funcionarios del gobierno, incluidos los basureros, -se pregunta- que provoca por ejemplo que la basura de Gaza no se haya recogido en las dos últimas semanas, con las moscas, cucarachas y ratas invadiendo nuestras calles y hogares? Tenemos que guardar todo refrigerado, incluida el azúcar, a causa de las ratas. Gaza se ha quedado incluso sin veneno para ratas de ningún tipo”.
“La gente aquí se ha quedado sin dinero. Aunque consiga cubrir sus necesidades mínimas alimentarias, no tiene medios para comprar cosas como ropa o material escolar para sus hijos, o para pagar el alquiler. No tienen trabajo ni dinero, y así gastan su tiempo yendo y viniendo a la playa de Gaza, porque no hay nada que hacer en Gaza”.
La Franja de Gaza es hija de la ocupación militar, y víctima de un bloqueo asfixiante, que la lleva a parecerse a un ghetto. Pero hay algo que es aún más efectivo para amedrentar y que se cuela hasta en los huesos. Yasmin Moor intenta dar cuenta del miedo que infunda Israel a los ciudadanos palestinos con su “castigo colectivo”: “estamos aterrorizados por los tanques que han estacionado frente a nosotros –dice-, y por los F-16 que pasan una y otra vez sobre nuestras casas. ¿Cómo puedo describir los aviones que se lanzan sobre nosotros en vuelo rasante en plena noche para aterrorizar a nuestros hijos, que se quedan gritando durante el resto de la noche?”.
Israel-Hay cosas de la Franja de Gaza que es mejor no verlas. Por lo menos así lo entiende Israel, que esta semana decidió que cortará el suministro de luz al millón y medio de personas que viven en esa región, en represalia por los ataques con misiles Kassam por parte de las milicias palestinas.
El Gabinete de Seguridad del país hebreo prepara un plan que no sólo contempla el cese de la electricidad, sino que prevé suspender el servicio de agua y combustibles, para sofocar aún más al territorio gobernado por Hamas desde hace tres meses.
Esta medida es la única respuesta que encuentra el gobierno israelí frente a las duras críticas de los sectores conservadores, a propósito de los bombardeos desde la Franja de Gaza hacia localidades del territorio hebreo, como Sderot y sus alrededores. Días atrás, 69 soldados israelíes fueron heridos cuando un misil de fabricación hogareña se estrelló en la base militar de Zikim, al norte de la región palestina. La Jihad Islámica y los Comités de Resistencia Popular se atribuyeron el hecho.
De esta forma, la Franja de Gaza se semeja cada día más a un ghetto, donde un millón y medio de palestinos viven hacinados y aislados del mundo, encerrados entre las vallas israelíes y el Mar Mediterráneo.
Algunos datos pueden ayudar a dimensionar esta situación: Casi dos tercios de la población de esa región vive por debajo del nivel de pobreza. Antes del inicio de la Intifada en septiembre de 2000, por lo menos 30 mil palestinos que actualmente viven en Gaza trabajaban en las industrias israelíes. Para diciembre de 2003, esta cifra se redujo a 4 mil, según datos del Banco Mundial. La disminución se debe al bloqueo y al cierre de fronteras.
Asimismo, cerca de 45 palestinos murieron cada día del año 2004, como resultado de la violencia y los enfrentamientos. Entre 2001 y 2005, más de 24 mil perdieron sus hogares como resultado de las demoliciones llevadas a cabo por el ejército israelí, según informa la BCC.
Algunas semanas atrás, la ONU advirtió que esa región corría el riesgo de depender totalmente de la ayuda humanitaria, debido al bloqueo económico sostenido por Estados Unidos, la Unión Europea y algunos países de Oriente Medio, así como al cierre de las fronteras con Israel y Egipto, países de los cuales provienen la mayoría de los productos primarios que se consumen allí.
Las duras sanciones contra la Franja de Gaza, son en realidad un escarmiento para Hamas, agrupación armada islamista y radical que lucha por la independencia de Palestina. Cabe señalar que el año pasado, esta fuerza ganó las elecciones legislativas, lo que implicó un inmediato boicot internacional, por considerarla terrorista.
Luego de un intento fallido por aliarse con Al-Fatah, conducción laica de la Autoridad Palestina, Hamas se hizo del control de la Franja de Gaza tres meses atrás, lo que endureció la política de aislamiento mundial, sobre todo de Israel, que pretende efectuar lo que alguna vez se denominó “castigo colectivo”.
Al igual que la ONU, decenas de Organizaciones no Gubernamentales advierten sobre la catástrofe del bloqueo. Luego del cierre de las puertas de Karni, principal punto de comercio entre Israel y la Franja de Gaza, el portavoz de la ONG Oxfam Internacional en Jerusalén, Michael Robin Bailey, explicó que “bajo la ocupación y las restricciones de movimiento que implica, la población de Gaza ha tenido que hacer frente al paro y al aplastamiento de su desarrollo durante años. Desde 2000, ha habido una tendencia creciente en la dependencia de la ayuda humanitaria, y ahora el 85 por ciento de la población necesita ayuda alimentaria para cubrir sus necesidades nutricionales básicas”.
De la misma forma, Amnistía Internacional (AI), advirtió hace algunos días sobre el riesgo de la suspensión de servicios planeada por el Gabinete de Seguridad de Israel.
“La interrupción del suministro de bienes y servicios básicos como el agua y la electricidad –que la población de Gaza no puede obtener de otras fuentes debido a los bloqueos impuestos por Israel- constituiría un castigo colectivo de la población de Gaza que violaría el derecho internacional humanitario, que prohíbe toda forma de castigo colectivo”, afirma el documento publicado en su página web.
Asimismo, AI hace responsable al país hebreo de la crisis humanitaria que sufre la Franja de Gaza. El comunicado explica que “en su condición de potencia ocupante, Israel es el responsable último de garantizar el bienestar de los 1,5 millones de palestinos” que viven en esa región.
Si bien Israel retiró sus fuerzas al perímetro del sector palestino, así como a los colonos judíos instalados allí desde la ocupación en 2005, AI sostiene que el país hebreo “mantiene el control efectivo de la Franja de Gaza. Ejerce un control total sobre las fronteras terrestres, el espacio aéreo y las aguas territoriales” del territorio, así como “sobre la circulación de personas y mercancías que entran en la Franja de Gaza.
Por su parte, la ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni defendió el plan de retaliación israelí. "Tenemos medios que no son sólo militares. Es nuestra obligación adoptar esas medidas", declaró la funcionaria en referencia al corte de suministros.
De todas formas, el estado hebreo nunca descartó la opción militar. Si bien nadie piensa en una intervención armada con tropas terrestres, los aviones de la milicia israelí sobrevuelan la Franja de Gaza atacando objetivos selectos. Decenas de niños fueron asesinados a causa de de los bombardeos en los últimos años.
Las explicaciones son tan elementales como indignantes: o se trata de daños colaterales o, sencillamente, los milicianos “usan a los niños como escudos humanos”. De cualquier manera se encuentran muertos.
La situación de asfixia en la que se encuentra la Franja de Gaza genera postales que recuerdan los peores años del fascismo en Europa. Yasmin Moor es una palestina-estadounidense que escribe para el sitio Electronic Intifada desde Rafah, Gaza. La crudeza de sus descripciones merece ser trascrita textualmente.
“¿Debería comenzar describiendo los efectos de los cierres de fronteras?- se pregunta Moor en su artículo “Asistiendo al colapso de Gaza” - Estos cierres son, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la razón de que Gaza se encuentre al borde del colapso económico, y de que, de no haber cambios en las próximas semanas, la población entera acabe dependiendo completamente de las ayudas sociales. Todos podemos ver los efectos de estos cierres en los mercados, donde sólo hay unas pocas verduras, y estamos obligados a depender de los paquetes de alimentos de la UNRWA, que contienen harina, arroz y aceite”.
“Ni siquiera podemos cultivar nuestra propia comida, porque los campesinos se han quedado sin suministros, incluidos los fertilizantes. Sin embargo, Israel pone todas las facilidades para el cultivo israelí de frutas y verduras en el interior de Gaza, cuando así lo desea. Estamos forzados a comprar y comer de la mano de nuestro ocupante, y apoyar así su economía mientras vemos la nuestra desplomarse”.
De la misma forma, Yasmin Moor se refiere a la terrible situación sanitaria de la Franja de Gaza. “¿Cómo puedo describir los efectos de la huelga de los funcionarios del gobierno, incluidos los basureros, -se pregunta- que provoca por ejemplo que la basura de Gaza no se haya recogido en las dos últimas semanas, con las moscas, cucarachas y ratas invadiendo nuestras calles y hogares? Tenemos que guardar todo refrigerado, incluida el azúcar, a causa de las ratas. Gaza se ha quedado incluso sin veneno para ratas de ningún tipo”.
“La gente aquí se ha quedado sin dinero. Aunque consiga cubrir sus necesidades mínimas alimentarias, no tiene medios para comprar cosas como ropa o material escolar para sus hijos, o para pagar el alquiler. No tienen trabajo ni dinero, y así gastan su tiempo yendo y viniendo a la playa de Gaza, porque no hay nada que hacer en Gaza”.
La Franja de Gaza es hija de la ocupación militar, y víctima de un bloqueo asfixiante, que la lleva a parecerse a un ghetto. Pero hay algo que es aún más efectivo para amedrentar y que se cuela hasta en los huesos. Yasmin Moor intenta dar cuenta del miedo que infunda Israel a los ciudadanos palestinos con su “castigo colectivo”: “estamos aterrorizados por los tanques que han estacionado frente a nosotros –dice-, y por los F-16 que pasan una y otra vez sobre nuestras casas. ¿Cómo puedo describir los aviones que se lanzan sobre nosotros en vuelo rasante en plena noche para aterrorizar a nuestros hijos, que se quedan gritando durante el resto de la noche?”.
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Glocalia - España/15/09/2007
Glocalia - España/15/09/2007
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