El país carece de una política estructurada en esta materia, dice Julia Tagüeña
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El gobierno debe destinar más recursos y plantear una estrategia para los próximos 30 años
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Carolina Gómez Mena
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México carece de una política estructurada en ciencia y tecnología, tiene un exiguo presupuesto destinado a este sector –canaliza 0.46 por ciento del PIB– y padece escasa “cultura científica”, señaló Julia Tagüeña, titular de museos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien sostuvo que para lograr el despegue en esta área se deben destinar mayores recursos gubernamentales y privados, y establecer una estrategia a largo plazo: dos o tres décadas. “El gobierno tiene que apostar no a su sexenio, sino a un proyecto de muy largo plazo”, apuntó al exponer el caso de Suecia, donde se plantearon esquemas estructurados que ya rinden frutos. Esta nación europea tiene uno de los mayores porcentajes de inversión en esta materia.
Según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) Suecia destinó en la última evaluación de la OCDE 3.98 por ciento de su PIB a ciencia, lo que equivale a más de mil 150 dólares per cápita en gasto e investigación y desarrollo experimental (GIDE). En circunstancias similares se encuentran Finlandia, Japón, Corea y Estados Unidos.
Papel preponderante
En entrevista, al concluir la ceremonia conmemorativa de los 20 años de la edición de la serie La ciencia para todos, del Fondo de Cultura Económica, que en ese periodo ha publicado 214 ¿? títulos, la experta se refirió al hecho de que a los mexicanos les “gusta la ciencia, pero a la familia media no le interesa que sus hijos sean científicos(as) porque consideran que son otras las carreras que les sirven para ganarse la vida; existe un prejuicio que hay que desterrar”, comentó.
Asimismo, refirió que en el país (en los niveles medios, por ejemplo) la enseñanza de la ciencia no tiene un papel preponderante ni mucho menos se enseña de manera didáctica, y sostuvo que ese importante vacío muchas veces lo pueden llenar espacios como los museos interactivos.
“Hay que pugnar por ofrecer a los maestros acciones didácticas que vuelvan la enseñanza formal mucho más atractiva. Ahí entran los museos, que pueden ser un apoyo motivador; por ejemplo, nosotros tenemos Universum, donde recibimos continuamente a grupos. El museo puede ser un foro de apoyo a la enseñanza formal. Las revistas y publicaciones e inclusive otros medios de comunicación pueden incidir en que la ciencia se vea atractiva.”
La también investigadora titular C del Centro de Investigaciones en Energía de la UNAM e investigadora nivel II del Sistema Nacional de Investigadores insistió en que el escaso avance de la ciencia y tecnología en el país no sólo se explica por el bajo presupuesto destinado al rubro, sino también por la “insuficiente” cultura científica que posee el país, y resaltó que el gobierno debe poner mayor énfasis en la divulgación de la ciencia, pues ésta puede dsempeñar un papel importante en la sociedad, la cual “si está enterada de la importancia de la ciencia para el progreso del país se va a sentir más motivada para dirigir a sus hijos hacia ella; generar esa cultura científica nos va a convertir en un país diferente”.
No obstante, insistió en que lograr lo anterior lleva tiempo, y “muchas veces este país no se da ese tiempo, se quiere sacar todo rapidísimo”.
Patentes y publicaciones
En este sentido, destacó lo hecho por países como Brasil, el cual invierte casi uno por ciento de su PIB en ciencia y tecnología y además ha logrado que las empresas privadas aporten casi la mitad de esos recursos. Citó también el caso de Corea; “hace 30 o 40 años estábamos idénticos, y ahora ha despegado de manera impresionante porque la política nacional apoyó el desarrollo de la ciencia y la tecnología, al grado que ese país destina alrededor de 2.7 por ciento de su PIB a esta materia”.
Según la experta, en México hay que “democratizar la ciencia” a fin de que no esté en manos de unos cuantos, pues ello también limita el avance científico y tecnológico e impide contar con mayor número de patentes y publicaciones.
Sobre este punto precisó que mientras Estados Unidos cuenta con 34 por ciento de las publicaciones científicas del mundo, Brasil, cuenta con 1.33, Corea del Sur 1.71 y México 0.64 por ciento.
Esto –sostuvo– no quiere decir que en el país haya científicos de bajo nivel –todo lo contrario, los que hay son muy buenos–, sino que su escasez en comparación con el número de habitantes del país es lo que hace la diferencia.
Mientras en México existen poco más de 46 mil personas dedicadas de tiempo completo a la investigación científica, en Brasil son 117 mil y en Estados Unidos más de un millón 260 mil y en Japón más de 880 mil.
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El gobierno debe destinar más recursos y plantear una estrategia para los próximos 30 años
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Carolina Gómez Mena
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México carece de una política estructurada en ciencia y tecnología, tiene un exiguo presupuesto destinado a este sector –canaliza 0.46 por ciento del PIB– y padece escasa “cultura científica”, señaló Julia Tagüeña, titular de museos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien sostuvo que para lograr el despegue en esta área se deben destinar mayores recursos gubernamentales y privados, y establecer una estrategia a largo plazo: dos o tres décadas. “El gobierno tiene que apostar no a su sexenio, sino a un proyecto de muy largo plazo”, apuntó al exponer el caso de Suecia, donde se plantearon esquemas estructurados que ya rinden frutos. Esta nación europea tiene uno de los mayores porcentajes de inversión en esta materia.
Según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) Suecia destinó en la última evaluación de la OCDE 3.98 por ciento de su PIB a ciencia, lo que equivale a más de mil 150 dólares per cápita en gasto e investigación y desarrollo experimental (GIDE). En circunstancias similares se encuentran Finlandia, Japón, Corea y Estados Unidos.
Papel preponderante
En entrevista, al concluir la ceremonia conmemorativa de los 20 años de la edición de la serie La ciencia para todos, del Fondo de Cultura Económica, que en ese periodo ha publicado 214 ¿? títulos, la experta se refirió al hecho de que a los mexicanos les “gusta la ciencia, pero a la familia media no le interesa que sus hijos sean científicos(as) porque consideran que son otras las carreras que les sirven para ganarse la vida; existe un prejuicio que hay que desterrar”, comentó.
Asimismo, refirió que en el país (en los niveles medios, por ejemplo) la enseñanza de la ciencia no tiene un papel preponderante ni mucho menos se enseña de manera didáctica, y sostuvo que ese importante vacío muchas veces lo pueden llenar espacios como los museos interactivos.
“Hay que pugnar por ofrecer a los maestros acciones didácticas que vuelvan la enseñanza formal mucho más atractiva. Ahí entran los museos, que pueden ser un apoyo motivador; por ejemplo, nosotros tenemos Universum, donde recibimos continuamente a grupos. El museo puede ser un foro de apoyo a la enseñanza formal. Las revistas y publicaciones e inclusive otros medios de comunicación pueden incidir en que la ciencia se vea atractiva.”
La también investigadora titular C del Centro de Investigaciones en Energía de la UNAM e investigadora nivel II del Sistema Nacional de Investigadores insistió en que el escaso avance de la ciencia y tecnología en el país no sólo se explica por el bajo presupuesto destinado al rubro, sino también por la “insuficiente” cultura científica que posee el país, y resaltó que el gobierno debe poner mayor énfasis en la divulgación de la ciencia, pues ésta puede dsempeñar un papel importante en la sociedad, la cual “si está enterada de la importancia de la ciencia para el progreso del país se va a sentir más motivada para dirigir a sus hijos hacia ella; generar esa cultura científica nos va a convertir en un país diferente”.
No obstante, insistió en que lograr lo anterior lleva tiempo, y “muchas veces este país no se da ese tiempo, se quiere sacar todo rapidísimo”.
Patentes y publicaciones
En este sentido, destacó lo hecho por países como Brasil, el cual invierte casi uno por ciento de su PIB en ciencia y tecnología y además ha logrado que las empresas privadas aporten casi la mitad de esos recursos. Citó también el caso de Corea; “hace 30 o 40 años estábamos idénticos, y ahora ha despegado de manera impresionante porque la política nacional apoyó el desarrollo de la ciencia y la tecnología, al grado que ese país destina alrededor de 2.7 por ciento de su PIB a esta materia”.
Según la experta, en México hay que “democratizar la ciencia” a fin de que no esté en manos de unos cuantos, pues ello también limita el avance científico y tecnológico e impide contar con mayor número de patentes y publicaciones.
Sobre este punto precisó que mientras Estados Unidos cuenta con 34 por ciento de las publicaciones científicas del mundo, Brasil, cuenta con 1.33, Corea del Sur 1.71 y México 0.64 por ciento.
Esto –sostuvo– no quiere decir que en el país haya científicos de bajo nivel –todo lo contrario, los que hay son muy buenos–, sino que su escasez en comparación con el número de habitantes del país es lo que hace la diferencia.
Mientras en México existen poco más de 46 mil personas dedicadas de tiempo completo a la investigación científica, en Brasil son 117 mil y en Estados Unidos más de un millón 260 mil y en Japón más de 880 mil.
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La Jornada - México/21/09/2007
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