Los líderes latinoamericanos que intervinieron hoy ante la Asamblea General de la ONU se mostraron mayoritariamente críticos hacia EE.UU. y las políticas económicas de los países más ricos que no permiten el desarrollo de los pobres.Así fue en el caso de dos de los representantes de la llamada "nueva izquierda" latinoamericana como los presidente de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa.Morales pidió "cambiar los modelos económicos actuales y erradicar el capitalismo" y Correa un "cambio del sistema económico mundial" si se quieren alcanzar los logros que pretenden los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que pretenden reducir la pobreza a la mitad para 2015.Además de Bolivia y Ecuador, intervinieron hoy los presidentes de El Salvador, Elías Antonio Saca, y de Haití, René Préval, así como el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque.Venezuela también tenía previsto intervenir hoy pero al decidir su presidente, Hugo Chávez, no asistir, el turno correspondiente a su canciller, Nicolás Maduro, quedará para principios de la próxima semana.Al tomar la palabra, Evo Morales dijo que la comunidad internacional debería plantearse la "posibilidad de cambiar la sede de la ONU", después de los "insultos" recibidos por "el dueño de la casa", el presidente de EE.UU., George W. Bush.Morales denunció que su delegación tuvo muchos problemas para conseguir los visados de EE.UU., y "llegamos aquí, y nos vemos amenazados por el dueño de la casa"."Deberíamos de pensar en cambiar la sede de la ONU" tras esa situación, dijo Morales, que mostró su desagrado por la intervención el martes de Bush, en la que denunció la falta de libertad que existe en algunos países.Se refería Bush a Birmania y Cuba, de la que dijo que "el largo mandato de un cruel dictador está llegando a su fin" en una referencia a la salud del líder cubano Fidel Castro.Por su parte, el presidente de Ecuador criticó por demasiado modestos los ODM y presentó a los miembros de la ONU su iniciativa Yasuní-ITT, para evitar la emisión de 111 millones de toneladas de dióxido de carbono en su país.Desde la tribuna multilateral, Correa aseguró que los ODM (un compromiso adoptado por 189 países en septiembre de 2000 con el horizonte temporal de 2015) sirven para "satisfacer conciencias, limitando las aspiraciones del cambio social".Como prueba de esa conciencia por parte de Ecuador expresó la disposición de su Gobierno a dejar de explotar cerca de 920 millones de barriles de petróleo y evitar así la emisión de cerca de 111 millones de toneladas de carbono, por la quema de combustibles fósiles.La intervención del presidente de El Salvador, Elías Antonio Saca, se centró en pedir un compromiso internacional para combatir el desarrollo de las maras o pandillas y apeló a la solidaridad entre países para evitar la "quiebra" de los que dependen del petróleo."Es necesaria la cooperación de todos los estados, especialmente de Latinoamérica, para combatir una de las mayores amenazas a la democracia y al desarrollo económico", reclamó Saca, que también pidió un refuerzo de la cooperación internacional para combatir los extremismos, el terrorismo y el cambio climático.En el ámbito económico, el líder centroamericano abogó por la coordinación de una política macroeconómica común, que atienda tanto a los países industrializados como a los que están en desarrollo.También pidió a los países productores de petróleo que diseñen mecanismos para flexibilizar los precios del crudo y los carburantes, de forma que sus incrementos no afecten de forma tan negativa a los países en desarrollo.Por su parte, el presidente de Haití aseguró que ese país ha dejado atrás el pasado turbulento que lo convirtió en un ejemplo de "estado fallido", en el que tropas internacionales intervinieron dos veces en poco más de una década."Hemos conseguido establecer un clima de tranquilidad y de convivencia en el seno de la clase política, que es una condición esencial para permitir a las fuerzas políticas poner fin a las sempiternas querellas de clanes", agregó Préval.Destacó que las bandas armadas, que durante años asumieron el control de sectores del país, se han desmantelado y "ya no hay ninguna zona prohibida para nuestros ciudadanos en nuestro territorio".Agradeció la labor de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (MINUSTAH), que el Consejo de Seguridad envió en 2004 tras el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide, y la reciente extensión por un año más de su mandato.
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El Comercio - Ecuador/27/09/2007
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