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En los primeros días de septiembre, Hu Jintao, Presidente chino, realizó una visita de estado a Australia, donde, además, participó en la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico), celebrada en Sydney. Se trata de la segunda visita cursada a Australia (la primera fue en 2003). China es actualmente el segundo socio comercial de Australia, quien, a su vez, lo es noveno de China. En 2006, el comercio bilateral se incrementó un 20 por ciento respecto al año anterior, alcanzando la cifra de 19.500 millones de dólares y en el primer semestre de 2007 ha aumentado un 35 por ciento. Las relaciones comerciales no parecen ser el problema.
En los contactos mantenidos en Australia, China ha reclamado un “nuevo concepto de seguridad” para la región de Asia-Pacífico, en base a los principios ya conocidos de confianza mutua, igualdad, diálogo y cooperación. El énfasis chino se producía a los pocos días de iniciarse en el golfo de Bengala unos ejercicios navales de gran envergadura en los que participaban fuerzas de EEUU, India, Japón, Australia y Singapur, en lo que parece una réplica de las maniobras llevadas a cabo recientemente por la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). La participación de portaaviones, destructores, fragatas y submarinos ha convertido estas en las maniobras de mayor calado realizadas en la región y algunas fuentes le atribuyen ya el germen de una nueva entente a contraponer a la OCS.
Las conversaciones para vertebrar una alianza de seguridad y defensa entre EEUU, Japón y Australia fueron anunciadas por Bush en la cumbre informal de la APEC. Todos ellos reiteraron que no va dirigida “contra la emergencia militar y económica de China”. De hecho, Canberra ha acordado el mantenimiento de conversaciones periódicas de alto nivel acerca de la cooperación en defensa con China. El anuncio fue realizado por el ministro australiano de exteriores, Downer, en medio de acusaciones a Bush, negadas por el aludido, de permitir que China se afiance como una nueva fuerza dirigente en Asia. Pero una cosa no quita la otra.
La red de intereses energéticos y globales que aproxima a Australia, India, Japón y Estados Unidos sirve de aglutinante de las relaciones entre ambos países y define un marco más estrecho para el diálogo estratégico que puede orientarse a controlar el poderío e influencia de China en la región. En tal sentido, es de especial importancia el acercamiento entre Estados Unidos e India.
Aunque todos los socios mantienen importantes relaciones económicas con Beijing y que los lazos que les unen a China presentan grandes potencialidades, la integración mutua de las citadas potencias presenta claros signos, aunque negados por las respectivas capitales, de configuración de una alianza basada en la lucha contra el terrorismo (al igual que la OCS) pero que también pudiera servir a otros fines. En marzo pasado, Australia y Japón firmaron una declaración conjunta en materia de seguridad. Un pacto defensivo entre las citadas potencias, más India y Estados Unidos, pudiera indicar un claro rumbo, reforzado con la evidencia de las recientes maniobras navales. Si esa percepción se afirma, la idea de dos bloques en Asia pudiera estar emergiendo de facto, acentuando una visión del equilibrio y la seguridad en la región sustendada en la promoción de una división que pueda evitar la emergencia de una superpotencia frente a la que todos manifiestan poderosas reservas.
En los primeros días de septiembre, Hu Jintao, Presidente chino, realizó una visita de estado a Australia, donde, además, participó en la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico), celebrada en Sydney. Se trata de la segunda visita cursada a Australia (la primera fue en 2003). China es actualmente el segundo socio comercial de Australia, quien, a su vez, lo es noveno de China. En 2006, el comercio bilateral se incrementó un 20 por ciento respecto al año anterior, alcanzando la cifra de 19.500 millones de dólares y en el primer semestre de 2007 ha aumentado un 35 por ciento. Las relaciones comerciales no parecen ser el problema.
En los contactos mantenidos en Australia, China ha reclamado un “nuevo concepto de seguridad” para la región de Asia-Pacífico, en base a los principios ya conocidos de confianza mutua, igualdad, diálogo y cooperación. El énfasis chino se producía a los pocos días de iniciarse en el golfo de Bengala unos ejercicios navales de gran envergadura en los que participaban fuerzas de EEUU, India, Japón, Australia y Singapur, en lo que parece una réplica de las maniobras llevadas a cabo recientemente por la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). La participación de portaaviones, destructores, fragatas y submarinos ha convertido estas en las maniobras de mayor calado realizadas en la región y algunas fuentes le atribuyen ya el germen de una nueva entente a contraponer a la OCS.
Las conversaciones para vertebrar una alianza de seguridad y defensa entre EEUU, Japón y Australia fueron anunciadas por Bush en la cumbre informal de la APEC. Todos ellos reiteraron que no va dirigida “contra la emergencia militar y económica de China”. De hecho, Canberra ha acordado el mantenimiento de conversaciones periódicas de alto nivel acerca de la cooperación en defensa con China. El anuncio fue realizado por el ministro australiano de exteriores, Downer, en medio de acusaciones a Bush, negadas por el aludido, de permitir que China se afiance como una nueva fuerza dirigente en Asia. Pero una cosa no quita la otra.
La red de intereses energéticos y globales que aproxima a Australia, India, Japón y Estados Unidos sirve de aglutinante de las relaciones entre ambos países y define un marco más estrecho para el diálogo estratégico que puede orientarse a controlar el poderío e influencia de China en la región. En tal sentido, es de especial importancia el acercamiento entre Estados Unidos e India.
Aunque todos los socios mantienen importantes relaciones económicas con Beijing y que los lazos que les unen a China presentan grandes potencialidades, la integración mutua de las citadas potencias presenta claros signos, aunque negados por las respectivas capitales, de configuración de una alianza basada en la lucha contra el terrorismo (al igual que la OCS) pero que también pudiera servir a otros fines. En marzo pasado, Australia y Japón firmaron una declaración conjunta en materia de seguridad. Un pacto defensivo entre las citadas potencias, más India y Estados Unidos, pudiera indicar un claro rumbo, reforzado con la evidencia de las recientes maniobras navales. Si esa percepción se afirma, la idea de dos bloques en Asia pudiera estar emergiendo de facto, acentuando una visión del equilibrio y la seguridad en la región sustendada en la promoción de una división que pueda evitar la emergencia de una superpotencia frente a la que todos manifiestan poderosas reservas.
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*Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China (IGADI-Casa Asia)
*Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China (IGADI-Casa Asia)
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