Opinión
La neutralidad de Panamá
José Domingo Arias*
La neutralidad de Panamá
José Domingo Arias*
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He leído con interés el artículo de I. Roberto Eisenmann Jr. "China: Ofensiva de Seducción", y es mi interés hacer algunos comentarios al respecto. Pienso, al igual que Eisenmann, que Estados Unidos ha desaprovechado su oportunidad de oro, como potencia hegemónica, para utilizar ampliamente su poder blando.
En mi opinión personal, si bien es cierto que la actual conducción de la política exterior norteamericana los ha debilitado en el frente de las alianzas, la fortaleza de Estados Unidos, aunque cuestionada permanentemente, se mantendrá por un periodo considerable. Mientras EU mantenga el liderazgo tecnológico, económico, militar y financiero queda un largo camino por recorrer antes de definir un nuevo "balance de poder" al estilo de la guerra fría.
China se perfila como la más importante de las potencias emergentes, sin embargo, nunca se ha de dejado de reconocer su condición de país en desarrollo. Su política exterior, como todo asunto manejado por mortales, puede caer en desaciertos, pero no es la regla.
Es muy difícil medir y juzgar la situación interna de China, con el mismo criterio con el que se cuestiona a las naciones desarrolladas o a las democracias del hemisferio occidental. El ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger en su libro Does America Need A Foreign Policy?: Toward A Diplomacy For The 21st Century, observa que muchos de los recientes errores que se han cometido en política exterior, se deben a la mala práctica de encasillar bajo una formula única a todos los países. Explica, sin dejar de respetar principios universales, cómo el mundo de hoy está regido por cuatro sistemas que coexisten a la par: Asia, el hemisferio occidental incluyendo Europa y América Latina, Medio Oriente y África.
De acuerdo con Kissinger, y sin entrar en detalles, cada uno de estos sistemas comparte vínculos históricos, étnicos, religiosos, geopolíticos, económicos, estratégicos e ideológicos y que deben ser considerados separadamente, para no cometer el error de juzgar fuera de contexto.
Con relación al último párrafo del artículo, en el que recomienda mantener el statu quo en las relaciones diplomáticas con China, en pro de una política de neutralidad, siento discrepar profundamente. En efecto, la diplomacia es "una actividad esencialmente política y una institución del sistema internacional" (Berridge). Es una herramienta que permite a las naciones mantener canales de comunicación abiertos, prescindiendo de sus diferencias de régimen constitucional y social, tal como lo establece la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, con la posibilidad de discutir asuntos que afectan sus intereses nacionales y el de sus ciudadanos.
Es importante aclarar que Taiwan NO es miembro de las Naciones Unidas, NO es miembro de la Organización Mundial del Comercio, y NO tiene relaciones diplomáticas con las naciones que conforman el 98.6% de la población mundial. El hecho de que China sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU fortalecerá la neutralidad de Panamá en caso de establecerse las relaciones diplomáticas entre ambos países. No olvidemos que China es el segundo usuario del Canal.
En este contexto, tener relaciones diplomáticas con Taiwan lejos de representar una posición neutral, refleja un sesgo inexplicable desde el punto de vista diplomático y político. Taiwan fue un invento de la guerra fría, y terminada la misma ha dejado de tener importancia para los propios Estados Unidos. El presidente George Bush, en su reciente cumbre con el presidente chino, Hu Jintao, expresó que Taiwan no es un Estado independiente. En caso de establecer relaciones diplomáticas con China, se podrían tener relaciones comerciales con Taiwan y Panamá deberá insistir en la reunificación pacífica de China.
He leído con interés el artículo de I. Roberto Eisenmann Jr. "China: Ofensiva de Seducción", y es mi interés hacer algunos comentarios al respecto. Pienso, al igual que Eisenmann, que Estados Unidos ha desaprovechado su oportunidad de oro, como potencia hegemónica, para utilizar ampliamente su poder blando.
En mi opinión personal, si bien es cierto que la actual conducción de la política exterior norteamericana los ha debilitado en el frente de las alianzas, la fortaleza de Estados Unidos, aunque cuestionada permanentemente, se mantendrá por un periodo considerable. Mientras EU mantenga el liderazgo tecnológico, económico, militar y financiero queda un largo camino por recorrer antes de definir un nuevo "balance de poder" al estilo de la guerra fría.
China se perfila como la más importante de las potencias emergentes, sin embargo, nunca se ha de dejado de reconocer su condición de país en desarrollo. Su política exterior, como todo asunto manejado por mortales, puede caer en desaciertos, pero no es la regla.
Es muy difícil medir y juzgar la situación interna de China, con el mismo criterio con el que se cuestiona a las naciones desarrolladas o a las democracias del hemisferio occidental. El ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger en su libro Does America Need A Foreign Policy?: Toward A Diplomacy For The 21st Century, observa que muchos de los recientes errores que se han cometido en política exterior, se deben a la mala práctica de encasillar bajo una formula única a todos los países. Explica, sin dejar de respetar principios universales, cómo el mundo de hoy está regido por cuatro sistemas que coexisten a la par: Asia, el hemisferio occidental incluyendo Europa y América Latina, Medio Oriente y África.
De acuerdo con Kissinger, y sin entrar en detalles, cada uno de estos sistemas comparte vínculos históricos, étnicos, religiosos, geopolíticos, económicos, estratégicos e ideológicos y que deben ser considerados separadamente, para no cometer el error de juzgar fuera de contexto.
Con relación al último párrafo del artículo, en el que recomienda mantener el statu quo en las relaciones diplomáticas con China, en pro de una política de neutralidad, siento discrepar profundamente. En efecto, la diplomacia es "una actividad esencialmente política y una institución del sistema internacional" (Berridge). Es una herramienta que permite a las naciones mantener canales de comunicación abiertos, prescindiendo de sus diferencias de régimen constitucional y social, tal como lo establece la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, con la posibilidad de discutir asuntos que afectan sus intereses nacionales y el de sus ciudadanos.
Es importante aclarar que Taiwan NO es miembro de las Naciones Unidas, NO es miembro de la Organización Mundial del Comercio, y NO tiene relaciones diplomáticas con las naciones que conforman el 98.6% de la población mundial. El hecho de que China sea miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU fortalecerá la neutralidad de Panamá en caso de establecerse las relaciones diplomáticas entre ambos países. No olvidemos que China es el segundo usuario del Canal.
En este contexto, tener relaciones diplomáticas con Taiwan lejos de representar una posición neutral, refleja un sesgo inexplicable desde el punto de vista diplomático y político. Taiwan fue un invento de la guerra fría, y terminada la misma ha dejado de tener importancia para los propios Estados Unidos. El presidente George Bush, en su reciente cumbre con el presidente chino, Hu Jintao, expresó que Taiwan no es un Estado independiente. En caso de establecer relaciones diplomáticas con China, se podrían tener relaciones comerciales con Taiwan y Panamá deberá insistir en la reunificación pacífica de China.
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*El autor es primer vicepresidente de la Asociación Panameña de Amistad con China
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La Prensa - Panamá/20/09/2007
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