A menos que el Kremlin se concentre en la política social, la creciente división de Rusia en grupos regionales y sociales aislados dará al traste con todas las oportunidades del desarrollo nacional, advierten algunos economistas y sociólogos.
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La sociedad rusa no deja de estratificarse. "En estos últimos años vamos presenciando la desintegración del espacio social y una segregación activa en Rusia, donde han ido surgiendo decenas de regímenes económicos aislados", constata Evgueni Gontmacher, del Centro de Política Social. Más de la mitad de la población, según este experto, no participa en el desarrollo de la economía y se dedica exclusivamente a la tarea de supervivencia, al margen de ambiciosos proyectos como el fomento de nanotecnologías o el flamante avión Sukhoi SuperJet-100.
La creciente presencia de inmigrantes es otro fenómeno a tomar en cuenta. "Solamente en Moscú se publican ya siete periódicos en idioma chino, así que el próximo presidente debería preguntarse qué clase de país le tocará gobernar", señala el investigador. "La crisis demográfica y los problemas educacionales cambiarán al grado de lo irreconocible la fisonomía de Rusia, la cual dejará de ser el país de los rusos para transformarse en una nación de inmigrantes como, por ejemplo, Canadá".
Ya están a la vista los primeros síntomas. La esperanza de vida entre los varones de Smolensk y Tver, dos provincias de la zona europea de Rusia, ha bajado a 51 años. Apenas uno de cada diez rusos tiene actualmente el acceso a la asistencia médica de calidad. También hay una desproporción abismal entre diversas regiones, resalta Natalia Zubarévich, directora de programas regionales en el Instituto independiente de Política Social: "El crecimiento económico se concentra únicamente en Moscú y en la zona petrolífera de Tiumén mientras que los demás territorios rayan en el estancamiento".
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La sociedad rusa no deja de estratificarse. "En estos últimos años vamos presenciando la desintegración del espacio social y una segregación activa en Rusia, donde han ido surgiendo decenas de regímenes económicos aislados", constata Evgueni Gontmacher, del Centro de Política Social. Más de la mitad de la población, según este experto, no participa en el desarrollo de la economía y se dedica exclusivamente a la tarea de supervivencia, al margen de ambiciosos proyectos como el fomento de nanotecnologías o el flamante avión Sukhoi SuperJet-100.
La creciente presencia de inmigrantes es otro fenómeno a tomar en cuenta. "Solamente en Moscú se publican ya siete periódicos en idioma chino, así que el próximo presidente debería preguntarse qué clase de país le tocará gobernar", señala el investigador. "La crisis demográfica y los problemas educacionales cambiarán al grado de lo irreconocible la fisonomía de Rusia, la cual dejará de ser el país de los rusos para transformarse en una nación de inmigrantes como, por ejemplo, Canadá".
Ya están a la vista los primeros síntomas. La esperanza de vida entre los varones de Smolensk y Tver, dos provincias de la zona europea de Rusia, ha bajado a 51 años. Apenas uno de cada diez rusos tiene actualmente el acceso a la asistencia médica de calidad. También hay una desproporción abismal entre diversas regiones, resalta Natalia Zubarévich, directora de programas regionales en el Instituto independiente de Política Social: "El crecimiento económico se concentra únicamente en Moscú y en la zona petrolífera de Tiumén mientras que los demás territorios rayan en el estancamiento".
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RIA Novosti - Russia/30/09/2007
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