El método noruego
Asbjørn Wah
Asbjørn Wah
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(CEPRID).- A pesar de la ofensiva neoliberal que aún asola nuestros países, los movimientos y la izquierda en Noruega han tenido algunos éxitos en los últimos años. Se han construido nuevas alianzas no tradicionales. Se han desarrollado nuevos métodos de trabajo. Se han logrado algunas victorias importantes. Hemos conseguido empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda en algunos temas importantes.
En 2005 nos deshicimos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca nuestro país, y lo reemplazamos por un gobierno de centro izquierda, con participación del Partido Laborista (socialdemócrata), el Partido del Centro (1) y el Partido de la Izquierda Socialista. La plataforma política de este gobierno de coalición es probablemente la más progresista en la Europa de hoy (2).
En el marco de la correlación de fuerzas desfavorable que prevalece hoy en la sociedad, estos son logros importantes, y nuestros compañeros de otros países han expresado gran interés por las experiencias noruegas en estas áreas. Por lo tanto puede resultar útil analizar más en profundidad lo que ha sucedido, lo que se ha logrado, y lo que hemos aprendido de las experiencias concretas –de las buenas y de las malas.
El contexto político
Cuando comenzaron a desarrollarse estas nuevas tendencias en la izquierda política durante la década de 1990, la situación en Noruega se caracterizaba también por la existencia de una ofensiva neoliberal. Las privatizaciones y licitaciones competitivas eran los temas centrales de la agenda. Los servicios públicos sufrieron el ataque. El movimiento sindical estaba a la defensiva. La desregulación y los ataques generalizados al sindicalismo y los derechos de los trabajadores no encontraron mayor resistencia, entre otras cosas porque se negociaban concesiones y se entregaban posiciones en las mesas de negociación. Un movimiento obrero relativamente despolitizado, des-radicalizado y burocratizado fue tomado por sorpresa por la ofensiva neoliberal, y la ideología del pacto social no fue capaz de explicar las nuevas políticas agresivas de las fuerzas capitalistas. Como resultado, se produjo una gran confusión ideológica y se recibieron golpes muy duros.
El liderazgo socialdemócrata “pragmático y realista” siguió las tendencias políticas dominantes y adoptó muchas de las ideas neoliberales. El clímax de este proceso en Noruega se alcanzó cuando un gobierno laborista llevó adelante en 2000-2001 algunas de las reformas de mercado más importantes de los tiempos modernos. Allí se concretó la privatización parcial de la empresa estatal de telecomunicaciones (Telenor) y de la empresa petrolera estatal (Statoil), y también se reestructuró todo el sector hospitalario en base a un modelo orientado al mercado. Al mismo tiempo, el Partido habilitó la licitación competitiva para los servicios públicos a nivel municipal.
La reorientación del movimiento sindical
En esta situación, algunos compañeros y compañeras dentro del movimiento sindical comenzaron a reevaluar sus políticas. El Sindicato de Empleados Municipales y Generales y su Presidente, Jan Davidsen jugaron un rol decisivo en estos acontecimientos –además de numerosos consejos obreros locales y ramas sindicales. Reconocieron que el movimiento sindical enfrentaba una situación nueva, y defensiva, y comenzaron a discutir y a analizar nuevas formas de enfrentar y detener la ofensiva neoliberal.
Se identificaron, en forma más o menos clara, nuevos objetivos, que se pueden resumir en los siguientes puntos:
- detener la política privatizadora
- cambiar la opinión pública
- torcer la hegemonía política hacia la izquierda
- empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda
- crear una alianza de mayoría de centroizquierda en el Parlamento
- cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad.
En otras palabras, ya no se trataba sólo de una lucha sindical estrechamente concebida, sino de un proyecto más amplio y general para cambiar la sociedad. Entre otras cosas, la derechización del partido socialdemócrata fue un elemento importante que hizo necesario que el movimiento sindical asumiera una responsabilidad política de mayor envergadura. La situación exigía una renovación –organizativa además de política.
Distintas corrientes e iniciativas de izquierda en el movimiento sindical, así como en los movimientos aliados, han seguido de muchas maneras este camino, y en una evaluación retrospectiva, podemos identificar cuatro pilares centrales que han contribuido a obtener resultados positivos:
1) Poner el énfasis en nuestros propios análisis –nuestra comprensión de los acontecimientos actuales.
2) La construcción de nuevas alianzas, amplias y no tradicionales.
3) La generación de alternativas concretas a la privatización y a la mercantilización.
4) El desarrollo de los sindicatos como actores políticos independientes.
A continuación, presento un análisis de estos cuatro pilares y de lo que se ha conseguido a partir de la reorientación de una parte (todavía minoritaria) del movimiento sindical –así como de las fuerzas y movimientos aliados.
Nuestro propio análisis
Es importante realizar un análisis exhaustivo de las relaciones económicas y sociales imperantes ya que esto resulta decisivo para el desarrollo de estrategias y alternativas. Por este motivo, hemos elaborado documentos de análisis, y organizamos proyectos de formación de carácter amplio para poder explicar y difundir en qué consiste realmente la ofensiva neoliberal mundial. La cuestión del poder social ha sido el centro de este proceso, y se ha enfatizado que detrás de la noción, aparentemente neutral, de la “globalización”, existe en curso una enorme lucha de intereses. Hoy, esta lucha, a través de la desregulación, las privatizaciones y la actual orientación de mercado, socava la democracia y nos lleva a un enorme giro negativo en la correlación de fuerzas en la sociedad.
Por supuesto, también ha habido luchas internas políticas e ideológicas en este proceso –tanto dentro del movimiento sindical como en la izquierda política. La globalización presentada por los neoliberales como un proceso inmodificable, que encuentra su expresión más fuerte en las palabras de Margaret Thatcher “No hay alternativa) (TINA por sus siglas en inglés), había ganado pie también en porciones importantes del movimiento sindical, así como en los partidos políticos de la izquierda tradicional. “La globalización ha llegado para quedarse” se había transformado en una expresión muy corrientemente formulada, y el corolario implícito era que el movimiento sindical tendría que aceptar ese hecho y adaptarse. De esta forma, el aumento de la competitividad se transformó en la principal estrategia para asegurar los puestos de trabajo. Las políticas de privatización, en el mismo sentido, también fueron interpretadas como una modernización necesaria de un sector público demodé y burocratizado.
Esta actitud aprehensiva fue rechazada por el sindicato de los trabajadores municipales y por muchas otras alianzas e iniciativas que se crearon. A través de la producción de pequeños folletos, la organización de nuestras propias conferencias, la participación en incontables reuniones y eventos de otras organizaciones, así como en el debate público general, quienes participamos en la alianza conocida como Campaña por el Estado de Bienestar (ver más adelante) planteamos otra visión muy distinta, centrada en la cuestión del poder social, la resistencia y las alternativas.
Alianzas sociales amplias
El cambio general de la correlación de fuerzas en la sociedad también llevó a la comprensión de que era necesario construir nuevas alianzas fuertes y amplias dentro del movimiento sindical y entre los sindicatos y otras organizaciones y movimientos. La Campaña por el Estado de Bienestar (3) fue uno de los resultados de esta reorientación, cuando seis sindicatos nacionales del sector público –tanto independientes como asociados a la mayoritaria Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega—unieron sus fuerzas en 1999 para luchar contra los ataques constantes a los servicios públicos (4). El Sindicato de Empleados Municipales y Generales noruego fue el que inició el proceso, y seis sindicatos se unieron a éste más adelante y luego otros nueve –la mayoría de ellos del sector privado- al igual que los sindicatos de productores rurales y la asociación nacional de jubilados, y organizaciones de mujeres, estudiantes y usuarios. En su máxima expresión esta alianza reunió 29 organizaciones, que juntas representaban más de un millón de miembros (y esto no es para nada menor en un país con 4,5 millones de habitantes).
También se tejieron alianzas en otros ámbitos. A medida que la situación financiera de las municipalidades se fue restringiendo cada vez más a consecuencia de haberse producido una redistribución general de la riqueza desde el sector público al sector privado durante la década de 1990 (5), se generalizó el descontento entre los políticos locales. Un número cada vez mayor de alcaldes presentó peticiones y se organizaron muchas manifestaciones contra el presupuesto anual del Estado formulado por el gobierno nacional. En la Campaña por el Estado de Bienestar consideramos que la situación estaba madura para organizar una oposición aún más amplia. Conjuntamente con algunos alcaldes y movimientos populares locales (6), en 2002 tomamos la iniciativa de organizar el Movimiento Popular por los Servicios Públicos. Se creó un Comité Coordinador donde participaron representantes de todos los grupos involucrados. En el correr de un año, 90 de las cerca de 430 municipalidades de Noruega ya habían adherido a la acción. Ésta fue la primera vez que las municipalidades se habían organizado en una acción fuera de las estructuras formales (La Asociación Noruega de Autoridades Locales y Regionales es su agremiación profesional), y esto contribuyó significativamente a aumentar la presión sobre el gobierno nacional y el parlamento.
Antes de la 5ª Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en diciembre de 2005 en Hong Kong, la Campaña por el Estado de Bienestar emprendió una nueva iniciativa para generar una alianza de organizaciones más amplia con más de 800.000 integrantes, en apoyo a una declaración que exigía la ruptura con las políticas de comercio neoliberales. Los sindicatos y las organizaciones de agricultores fueron quienes sostuvieron esta iniciativa, que luego fue continuada a través de la red noruega de la Campaña contra el Libre Comercio. Muchas de las fuerzas impulsoras de esta alianza fueron las mismas que unos años antes habían impulsado el Foro Social de Noruega –que fuera la parte noruega en el nuevo movimiento por la justicia social y la solidaridad y contra el neoliberalismo y la guerra. A través del desarrollo de estos procesos de alianza se produjo una radicalización de los participantes.
La iniciativa de crear una alianza parlamentaria entre el Partido Laborista, el Partido del Centro y el Partido de Izquierda Socialista también se generó en las mismas coordenadas. Hasta un año antes de las elecciones parlamentarias de 2005, el liderazgo del laborismo rechazaba por completo la posibilidad de formar un gobierno de coalición junto con el Partido de Izquierda Socialista. Fue el movimiento sindical el que llevó a buen puerto esta alianza, ya que con el pasar del tiempo, también la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega se sumó con todo su peso al proyecto. En 2001, la mayoría del congreso de esta organización decidió –contra la recomendación del Comité Ejecutivo—apoyar financieramente no sólo al Partido Laborista, sino que, por primera vez en la historia, también al Partido de Izquierda Socialista. Para el siguiente congreso, cuatro años después, también la dirección había cambiado su posición política en este tema y el líder del Partido de Izquierda Socialista fue invitado a hablar en el congreso. El sindicato de los trabajadores municipales comenzó a promover reuniones de contacto entre el Partido de Izquierda Socialista y el Partido de Centro, además del Partido Laborista. Junto con el aumento de los porcentajes de apoyo al Partido de Izquierda Socialista en las encuestas en ese momento, esto generó una presión sobre la dirección del Partido Laborista.
En Oslo se generó otra alianza antes de las elecciones parlamentarias de 2005 –centrada en la necesidad de una nueva orientación política (7). En ella participó una amplia gama de organizaciones: el consejo obrero local, Attac Noruega, la Campaña por el Estado de Bienestar, el Consejo Noruego para África, el Comité de Solidaridad con América Latina, la organización juvenil de Salvemos los Niños y un par más de sindicatos. Bajo el paraguas de Oslo2005, estas organizaciones unieron sus fuerzas para exigir el fin de las políticas neoliberales llevadas adelante por los distintos gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, durante los 20 o 25 años previos. La campaña no se centró en ningún partido político en particular sino en la necesidad de un nuevo rumbo político para el país.
Notas
1. El Partido del Centro es un partido de agricultores o partido rural, que se ha radicalizado al ser una de las fuerzas que lideró las campañas exitosas en contra del ingreso de Noruega a la Unión Europea (entre 1972 y 1994)
.2. Las experiencias reales de este gobierno, sin embargo han sido mixtas.
(CEPRID).- A pesar de la ofensiva neoliberal que aún asola nuestros países, los movimientos y la izquierda en Noruega han tenido algunos éxitos en los últimos años. Se han construido nuevas alianzas no tradicionales. Se han desarrollado nuevos métodos de trabajo. Se han logrado algunas victorias importantes. Hemos conseguido empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda en algunos temas importantes.
En 2005 nos deshicimos del gobierno más de derecha y neoliberal que haya tenido nunca nuestro país, y lo reemplazamos por un gobierno de centro izquierda, con participación del Partido Laborista (socialdemócrata), el Partido del Centro (1) y el Partido de la Izquierda Socialista. La plataforma política de este gobierno de coalición es probablemente la más progresista en la Europa de hoy (2).
En el marco de la correlación de fuerzas desfavorable que prevalece hoy en la sociedad, estos son logros importantes, y nuestros compañeros de otros países han expresado gran interés por las experiencias noruegas en estas áreas. Por lo tanto puede resultar útil analizar más en profundidad lo que ha sucedido, lo que se ha logrado, y lo que hemos aprendido de las experiencias concretas –de las buenas y de las malas.
El contexto político
Cuando comenzaron a desarrollarse estas nuevas tendencias en la izquierda política durante la década de 1990, la situación en Noruega se caracterizaba también por la existencia de una ofensiva neoliberal. Las privatizaciones y licitaciones competitivas eran los temas centrales de la agenda. Los servicios públicos sufrieron el ataque. El movimiento sindical estaba a la defensiva. La desregulación y los ataques generalizados al sindicalismo y los derechos de los trabajadores no encontraron mayor resistencia, entre otras cosas porque se negociaban concesiones y se entregaban posiciones en las mesas de negociación. Un movimiento obrero relativamente despolitizado, des-radicalizado y burocratizado fue tomado por sorpresa por la ofensiva neoliberal, y la ideología del pacto social no fue capaz de explicar las nuevas políticas agresivas de las fuerzas capitalistas. Como resultado, se produjo una gran confusión ideológica y se recibieron golpes muy duros.
El liderazgo socialdemócrata “pragmático y realista” siguió las tendencias políticas dominantes y adoptó muchas de las ideas neoliberales. El clímax de este proceso en Noruega se alcanzó cuando un gobierno laborista llevó adelante en 2000-2001 algunas de las reformas de mercado más importantes de los tiempos modernos. Allí se concretó la privatización parcial de la empresa estatal de telecomunicaciones (Telenor) y de la empresa petrolera estatal (Statoil), y también se reestructuró todo el sector hospitalario en base a un modelo orientado al mercado. Al mismo tiempo, el Partido habilitó la licitación competitiva para los servicios públicos a nivel municipal.
La reorientación del movimiento sindical
En esta situación, algunos compañeros y compañeras dentro del movimiento sindical comenzaron a reevaluar sus políticas. El Sindicato de Empleados Municipales y Generales y su Presidente, Jan Davidsen jugaron un rol decisivo en estos acontecimientos –además de numerosos consejos obreros locales y ramas sindicales. Reconocieron que el movimiento sindical enfrentaba una situación nueva, y defensiva, y comenzaron a discutir y a analizar nuevas formas de enfrentar y detener la ofensiva neoliberal.
Se identificaron, en forma más o menos clara, nuevos objetivos, que se pueden resumir en los siguientes puntos:
- detener la política privatizadora
- cambiar la opinión pública
- torcer la hegemonía política hacia la izquierda
- empujar al partido socialdemócrata hacia la izquierda
- crear una alianza de mayoría de centroizquierda en el Parlamento
- cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad.
En otras palabras, ya no se trataba sólo de una lucha sindical estrechamente concebida, sino de un proyecto más amplio y general para cambiar la sociedad. Entre otras cosas, la derechización del partido socialdemócrata fue un elemento importante que hizo necesario que el movimiento sindical asumiera una responsabilidad política de mayor envergadura. La situación exigía una renovación –organizativa además de política.
Distintas corrientes e iniciativas de izquierda en el movimiento sindical, así como en los movimientos aliados, han seguido de muchas maneras este camino, y en una evaluación retrospectiva, podemos identificar cuatro pilares centrales que han contribuido a obtener resultados positivos:
1) Poner el énfasis en nuestros propios análisis –nuestra comprensión de los acontecimientos actuales.
2) La construcción de nuevas alianzas, amplias y no tradicionales.
3) La generación de alternativas concretas a la privatización y a la mercantilización.
4) El desarrollo de los sindicatos como actores políticos independientes.
A continuación, presento un análisis de estos cuatro pilares y de lo que se ha conseguido a partir de la reorientación de una parte (todavía minoritaria) del movimiento sindical –así como de las fuerzas y movimientos aliados.
Nuestro propio análisis
Es importante realizar un análisis exhaustivo de las relaciones económicas y sociales imperantes ya que esto resulta decisivo para el desarrollo de estrategias y alternativas. Por este motivo, hemos elaborado documentos de análisis, y organizamos proyectos de formación de carácter amplio para poder explicar y difundir en qué consiste realmente la ofensiva neoliberal mundial. La cuestión del poder social ha sido el centro de este proceso, y se ha enfatizado que detrás de la noción, aparentemente neutral, de la “globalización”, existe en curso una enorme lucha de intereses. Hoy, esta lucha, a través de la desregulación, las privatizaciones y la actual orientación de mercado, socava la democracia y nos lleva a un enorme giro negativo en la correlación de fuerzas en la sociedad.
Por supuesto, también ha habido luchas internas políticas e ideológicas en este proceso –tanto dentro del movimiento sindical como en la izquierda política. La globalización presentada por los neoliberales como un proceso inmodificable, que encuentra su expresión más fuerte en las palabras de Margaret Thatcher “No hay alternativa) (TINA por sus siglas en inglés), había ganado pie también en porciones importantes del movimiento sindical, así como en los partidos políticos de la izquierda tradicional. “La globalización ha llegado para quedarse” se había transformado en una expresión muy corrientemente formulada, y el corolario implícito era que el movimiento sindical tendría que aceptar ese hecho y adaptarse. De esta forma, el aumento de la competitividad se transformó en la principal estrategia para asegurar los puestos de trabajo. Las políticas de privatización, en el mismo sentido, también fueron interpretadas como una modernización necesaria de un sector público demodé y burocratizado.
Esta actitud aprehensiva fue rechazada por el sindicato de los trabajadores municipales y por muchas otras alianzas e iniciativas que se crearon. A través de la producción de pequeños folletos, la organización de nuestras propias conferencias, la participación en incontables reuniones y eventos de otras organizaciones, así como en el debate público general, quienes participamos en la alianza conocida como Campaña por el Estado de Bienestar (ver más adelante) planteamos otra visión muy distinta, centrada en la cuestión del poder social, la resistencia y las alternativas.
Alianzas sociales amplias
El cambio general de la correlación de fuerzas en la sociedad también llevó a la comprensión de que era necesario construir nuevas alianzas fuertes y amplias dentro del movimiento sindical y entre los sindicatos y otras organizaciones y movimientos. La Campaña por el Estado de Bienestar (3) fue uno de los resultados de esta reorientación, cuando seis sindicatos nacionales del sector público –tanto independientes como asociados a la mayoritaria Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega—unieron sus fuerzas en 1999 para luchar contra los ataques constantes a los servicios públicos (4). El Sindicato de Empleados Municipales y Generales noruego fue el que inició el proceso, y seis sindicatos se unieron a éste más adelante y luego otros nueve –la mayoría de ellos del sector privado- al igual que los sindicatos de productores rurales y la asociación nacional de jubilados, y organizaciones de mujeres, estudiantes y usuarios. En su máxima expresión esta alianza reunió 29 organizaciones, que juntas representaban más de un millón de miembros (y esto no es para nada menor en un país con 4,5 millones de habitantes).
También se tejieron alianzas en otros ámbitos. A medida que la situación financiera de las municipalidades se fue restringiendo cada vez más a consecuencia de haberse producido una redistribución general de la riqueza desde el sector público al sector privado durante la década de 1990 (5), se generalizó el descontento entre los políticos locales. Un número cada vez mayor de alcaldes presentó peticiones y se organizaron muchas manifestaciones contra el presupuesto anual del Estado formulado por el gobierno nacional. En la Campaña por el Estado de Bienestar consideramos que la situación estaba madura para organizar una oposición aún más amplia. Conjuntamente con algunos alcaldes y movimientos populares locales (6), en 2002 tomamos la iniciativa de organizar el Movimiento Popular por los Servicios Públicos. Se creó un Comité Coordinador donde participaron representantes de todos los grupos involucrados. En el correr de un año, 90 de las cerca de 430 municipalidades de Noruega ya habían adherido a la acción. Ésta fue la primera vez que las municipalidades se habían organizado en una acción fuera de las estructuras formales (La Asociación Noruega de Autoridades Locales y Regionales es su agremiación profesional), y esto contribuyó significativamente a aumentar la presión sobre el gobierno nacional y el parlamento.
Antes de la 5ª Cumbre Ministerial de la Organización Mundial del Comercio en diciembre de 2005 en Hong Kong, la Campaña por el Estado de Bienestar emprendió una nueva iniciativa para generar una alianza de organizaciones más amplia con más de 800.000 integrantes, en apoyo a una declaración que exigía la ruptura con las políticas de comercio neoliberales. Los sindicatos y las organizaciones de agricultores fueron quienes sostuvieron esta iniciativa, que luego fue continuada a través de la red noruega de la Campaña contra el Libre Comercio. Muchas de las fuerzas impulsoras de esta alianza fueron las mismas que unos años antes habían impulsado el Foro Social de Noruega –que fuera la parte noruega en el nuevo movimiento por la justicia social y la solidaridad y contra el neoliberalismo y la guerra. A través del desarrollo de estos procesos de alianza se produjo una radicalización de los participantes.
La iniciativa de crear una alianza parlamentaria entre el Partido Laborista, el Partido del Centro y el Partido de Izquierda Socialista también se generó en las mismas coordenadas. Hasta un año antes de las elecciones parlamentarias de 2005, el liderazgo del laborismo rechazaba por completo la posibilidad de formar un gobierno de coalición junto con el Partido de Izquierda Socialista. Fue el movimiento sindical el que llevó a buen puerto esta alianza, ya que con el pasar del tiempo, también la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega se sumó con todo su peso al proyecto. En 2001, la mayoría del congreso de esta organización decidió –contra la recomendación del Comité Ejecutivo—apoyar financieramente no sólo al Partido Laborista, sino que, por primera vez en la historia, también al Partido de Izquierda Socialista. Para el siguiente congreso, cuatro años después, también la dirección había cambiado su posición política en este tema y el líder del Partido de Izquierda Socialista fue invitado a hablar en el congreso. El sindicato de los trabajadores municipales comenzó a promover reuniones de contacto entre el Partido de Izquierda Socialista y el Partido de Centro, además del Partido Laborista. Junto con el aumento de los porcentajes de apoyo al Partido de Izquierda Socialista en las encuestas en ese momento, esto generó una presión sobre la dirección del Partido Laborista.
En Oslo se generó otra alianza antes de las elecciones parlamentarias de 2005 –centrada en la necesidad de una nueva orientación política (7). En ella participó una amplia gama de organizaciones: el consejo obrero local, Attac Noruega, la Campaña por el Estado de Bienestar, el Consejo Noruego para África, el Comité de Solidaridad con América Latina, la organización juvenil de Salvemos los Niños y un par más de sindicatos. Bajo el paraguas de Oslo2005, estas organizaciones unieron sus fuerzas para exigir el fin de las políticas neoliberales llevadas adelante por los distintos gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, durante los 20 o 25 años previos. La campaña no se centró en ningún partido político en particular sino en la necesidad de un nuevo rumbo político para el país.
Notas
1. El Partido del Centro es un partido de agricultores o partido rural, que se ha radicalizado al ser una de las fuerzas que lideró las campañas exitosas en contra del ingreso de Noruega a la Unión Europea (entre 1972 y 1994)
.2. Las experiencias reales de este gobierno, sin embargo han sido mixtas.
Como éste no es el tema de este artículo, los que estén interesados en nuestras experiencias con el gobierno de centro izquierda, pueden ver un análisis anterior del tema en mi artículo:“Left Parties in Government: The Norwegian Case”
http://www.rosalux.de/cms/fileadmin/rls_uploads/pdfs/Themen/Sozialforen/ESF_2006/Wahl_left-parties.pdf
3. Ver www.velferdsstaten.no. El autor de este artículo ha sido el coordinador nacional de esta alianza desde sus inicios.
4. Además del Sindicato de Empleados Municipales y Generales, han participado los siguientes sindicatos: el Sindicato de Servicios Civiles, El Sindicato de Educadores Sociales y Trabajadores Sociales, el Sindicato de Maestros, la Asociación de Enfermeras/os y la Asociación del Personal de la Salud y Cuidados Sociales. Los tres primeros eran afiliados a la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega. El sindicato de enferemeras/os estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Académicos y Profesionales, en tanto que el sindicato de maestros no estaba afiliado a ninguna confederación. El sindicato mencionado en último lugar estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Vocacionales, pero posteriormente se ha fusionado con el sindicato de trabajadores municipales.
5. El sector público redujo su participación en el Producto Bruto Interno de Noruega del 52 al 43 por ciento entre 1992 y 1998.
6. En 2000-1 los movimientos locales desarrollados tanto en Finnmark como en Nordland (dos condados del norte del país) se opusieron a los efectos de las políticas neoliberales.
7. El término “un nuevo rumbo político” ha sido usado mucho por la izquierda en Noruega durante los últimos años para exigir un cambio en la política – una toma de distancia del neoliberalismo y de la desregulación y privatización, hacia políticas progresistas con un mayor control democrático de la economía. Esto incluye una crítica a las políticas de los gobiernos socialdemócratas y de derecha, que en realidad no difirieron mucho entre sí durante las décadas de 1980 y 1990. Es en ese mismo sentido que se usa en este artículo.
3. Ver www.velferdsstaten.no. El autor de este artículo ha sido el coordinador nacional de esta alianza desde sus inicios.
4. Además del Sindicato de Empleados Municipales y Generales, han participado los siguientes sindicatos: el Sindicato de Servicios Civiles, El Sindicato de Educadores Sociales y Trabajadores Sociales, el Sindicato de Maestros, la Asociación de Enfermeras/os y la Asociación del Personal de la Salud y Cuidados Sociales. Los tres primeros eran afiliados a la Confederación Nacional de Sindicatos de Noruega. El sindicato de enferemeras/os estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Académicos y Profesionales, en tanto que el sindicato de maestros no estaba afiliado a ninguna confederación. El sindicato mencionado en último lugar estaba afiliado a la Confederación de Sindicatos Vocacionales, pero posteriormente se ha fusionado con el sindicato de trabajadores municipales.
5. El sector público redujo su participación en el Producto Bruto Interno de Noruega del 52 al 43 por ciento entre 1992 y 1998.
6. En 2000-1 los movimientos locales desarrollados tanto en Finnmark como en Nordland (dos condados del norte del país) se opusieron a los efectos de las políticas neoliberales.
7. El término “un nuevo rumbo político” ha sido usado mucho por la izquierda en Noruega durante los últimos años para exigir un cambio en la política – una toma de distancia del neoliberalismo y de la desregulación y privatización, hacia políticas progresistas con un mayor control democrático de la economía. Esto incluye una crítica a las políticas de los gobiernos socialdemócratas y de derecha, que en realidad no difirieron mucho entre sí durante las décadas de 1980 y 1990. Es en ese mismo sentido que se usa en este artículo.
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BolPress - Bolivia/17/09/2007
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