17/9/07

Tensa atmósfera en Pakistán

El regreso de Sharif ha planteado un serio desafío al debilitado presidente Musharraf ante unas controvertidas elecciones y el aumento de la violencia extremista

El ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif fue inmediatamente deportado a su vuelta del exilio. Su regreso a Pakistán ha planteado un serio desafío al debilitado presidente Pervez Musharraf ante unas controvertidas elecciones y el aumento de la violencia extremista. Sin embargo, la operación en contra suya ha sido provocadora y puede tener consecuencias contraproducentes.
El Tribunal Supremo dictaminó el mes pasado que el antiguo primer ministro exiliado Nawaz Sharif, y su hermano Shahbaz Sharif, tenían un derecho inalienable a regresar a Pakistán. También dictaminó que el Gobierno no debía retrasar su regreso.

■ Destacado industrial. Nawaz Sharif nació en 1949 el seno de la familia de un destacado industrial de Lahore, hecho a sí mismo, Mian Mohammad Sharif, en 1949. La familia (oriunda de Cachemira) se trasladó de la India a Pakistán en 1947. Se licenció en la Universidad pública de Lahore y siguió los pasos de su padre en la industria, empezando con un modesto negocio de piezas metálicas antes de fundar Ittefaq Group of Industries.
Su carrera política comenzó cuando fue designado ministro de Finanzas de Punjab en 1981, durante el régimen militar del general Muhammad Zia-ul-Haq. En 1985, fue nombrado primer ministro de Punjab, un destacado puesto político, teniendo en cuenta el estatus de Punjab como provincia mayor y más importante del país. Representaba a un distrito electoral urbano en Punjab, y debe su entrada en la política a los contactos de su padre con los militares.

■ Desarrollo de su carrera. En 1986, se unió a la Liga Musulmana, y su propia facción surgió tras la muerte de Zia-ul Haq en 1988. Se convirtió en el sucesor político de Zia, en términos ideológicos, y su fuerte apoyo entre los militares y la agencia de Inteligencia de Inter.-Servicios le ayudó a conseguir su superviviencia política. Desde su feudo del Punjab a finales de la década de 1980, se opuso fuertemente al Gobierno federal de Bhutto, y comenzó a surgir una rivalidad que se ha prolongado hasta ahora.
Llegó a ser primer ministro en 1990, sustituyendo a una corta administración de Bhutto, después de haberse presentado a las elecciones con una plataforma de gobierno conservador y anticorrupción. Su mandato, apoyado por los partidos religiosos, duró hasta abril de 1993, cuando el presidente Ghulam Isaac Khan destituyó a su gobierno. El Tribunal Supremo rechazó la destitución, pero la crisis política en torno a su administración continúo y Bhutto volvió al poder en octubre de 1993. Sharif volvió a sustituir a Bhutto como primer ministro en 1996.

■ Repercusión política. Durante su segundo mandato, consiguió una amplia mayoría parlamentaria y fue más independiente de la influencia de los militares y más decidido en materia política. Su hermano, Shahbaz, fue nombrado primer ministro de la provincia de Punjab. Mientras tanto, Nawaz hizo varios movimientos notables, entre ellos:

— Llevar a cabo una prueba nuclear en 1998.

—Enmendar la Constitución para eliminar el derecho del presidente a disolver la Asamblea Nacional y reforzar el papel del primer ministro.

■ Políticas polémicas. Algunas de sus políticas fueron controvertidas, entre ellas el intento de introducir una legislación basada en la sharia, y su estilo de liderazgo atrajo críticas. Participó en una disputa con los jueces, y con los militares sobre los acercamientos de paz que hizo hacia la India. Sharif se opuso al conflicto de Kargil de 1999, supervisado por Musharraf, lo que intensificó una disputa personal entre el presidente y su jefe del Ejército que condujo a su salida.

■ Resurgimiento político. En las últimas semanas, Sharif ha vuelto a surgir como una fuerza política importante, tanto más cuanto que su rival, Bhutto, se ha desacreditado por intentar un acuerdo preelectoral con Musharraf. Ha sido un gran beneficiario de esta asociación de su rival con un presidente desacreditado, declarando que no negociaría un acuerdo con Musharraf y criticando a Bhutto por violar la promesa de democracia que los dos primeros ministros exiliados habían firmado anteriormente.
Ha tendido la mano a los partidos políticos y religiosos y ha formado una nueva alianza política, exceptuando al Partido del Pueblo de Pakistán de Bhutto, que está desafiando abiertamente a Musharraf. Su vuelta fue apoyada por los partidos de todo el espectro político. En términos ideológicos, su Liga Musulmana de Pakistán (Nawaz) es conservadora.
Su feudo es Punjab, pero también cuenta con bastante apoyo en la Provincia Frontera del Noroeste y en Sindh. Todavía no es un partido nacional como el Partido del Pueblo de Bhutto. En las elecciones de 1997, Sharif ganó escaños en todo el país, podría probablemente conseguir el 25-30% de los votos nacionales. (Sin embargo, tanto Bhutto como Sharif están sujetos actualmente a una prohibición constitucional de lograr un tercer mandato como primer ministro).
El partido de Sharif planteará aún más amenazas serias al presidente si puede atraer otra vez a los miembros que perdió en 2002. Musharraf espera ser reelegido para las asambleas nacional y provincial, pero si los miembros de la Liga Musulmana de Pakistán dirigente le retiran su apoyo estos planes se verían perjudicados.
Con un ojo puesto en los intereses de Occidente, Sharif ha prometido ser duro con el terrorismo y echar a los talibanes, y alega que sus ideas de centro derecha moderada están en línea con los ideales y expectativas de los paquistaníes.

■ Implicaciones de la deportación. Sin embargo, el Gobierno ha respondido a esta reaparición con una importante demostración de fuerza. Miles de sus partidarios han sido detenidos y se han reabierto los casos de corrupción contra el ex primer ministro. Hoy ha sido acusado de más delitos. Esto amenaza con inflamar una atmósfera ya tensa.

El evidente deseo del Gobierno de ser duro con sus oponentes corre el riesgo de provocar más protestas e intranquilidad en el país, planteando la perspectiva de una declaración de estado de emergencia que supondría el retraso de las elecciones.

Su decisión de deportar a Sharif va contra la sentencia del Tribunal Supremo del mes pasado y probablemente va a ser contestada. La tensión entre el Ejecutivo y la Justicia se intensificará.

La perspectiva de una vuelta de Bhutto se ha complicado, y ahora es improbable, a menos que fracasen las conversaciones con Musharraf y quiera mostrar su solidaridad con Sharif como colega “defensor de la democracia”.

La deportación de Sharif y la demostración de fuerza contra sus partidarios añadirá presión sobre Washington para que no siga apoyando al presidente Musharraf. Ha respaldado las conversaciones mantenidas entre Musharraf y Bhutto, pero estas tienen poca credibilidad y parece que no sintonizan con el movimiento nacional a favor del cambio.
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La Gaceta de los Negocios - España/17/09/2007

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