En la parte inferior de la imagen, el presidente de China, Hu Jintao, durante la ceremonia de inauguración del XVII Congreso del partido Comunista chino en Beijing.
Ap / Ng Han Guan
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La nueva doctrina que Hu Jintao presentó al XVII Congreso del Partido, confirma que el desarrollo, y no la reforma política, será la principal prioridad de los dirigentes chinos, aun muchos años
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Rafael Poch Pekín.
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El discurso oficial chino sobre reforma política podría ser actual, no en el Congreso del Partido Comunista Chino, que inició ayer su sesión en Pekín, ni en el siguiente, previsto para el 2012, sino más bien en el XIX Congreso, en el año 2017. Hasta entonces, el desarrollo va a continuar siendo la prioridad política de los dirigentes chinos, por delante de cualquier consideración de reforma política.
Ese es el consenso que se deduce del análisis del discurso y los documentos oficiales de los comunistas chinos, y así lo dejó claro ayer su Secretario General, Hu Jintao. La idea de que una "democracia con características chinas", con cierta participación popular, pluralismo institucional y estado de derecho, no será posible antes de haberse concluido la actual industrialización/modernización/urbanización, está firmemente arraigada, y solo una grave crisis podría alterarla
En caso contrario, para el Congreso de 2017, China estará en vísperas de alcanzar el llamado "Xiaokang", una sociedad de clases medias, con un nivel de renta per cápita cuatro veces superior al del año 2000. Faltan diez años para ese Congreso, y trece para el año 2020, que es el horizonte para llegar al "xiaokang" (literalmente "pequeño bienestar"), por lo que estas previsiones podrían sonar a ciencia ficción.
Para tomárselas en serio hay que recordar que hace 27 años, China era uno de los países más pobres del mundo, que contenía la tercera parte de la población rural y pobre del planeta, y que su PNB era inferior a la mitad de la media mundial de los países de ingresos bajos. En un cuarto de siglo, la combinación de planificación, capitalismo, y régimen de partido único, han hecho posible la previsión de que China supere este año a Alemania como tercera economía del mundo (en volumen). Y esos avances se han hecho sobre previsiones que, en general se han cumplido, o, mejor dicho, que han sido superadas en lo económico y frecuentemente no alcanzadas en lo social, lo cual explica los actuales matices y preocupaciones sociales del discurso oficial.
Al desvelar las prioridades de su "concepción científica de desarrollo", Hu Jintao dijo ayer en un discurso de dos horas y veinte minutos, con toda claridad, que, "el desarrollo es la tarea primordial". "Es decisivo para la edificación integral del "Xiaokang" y la modernización", dijo. "Debemos empeñarnos con firmeza en la construcción económica", "entregarnos en cuerpo y alma al desarrollo", "liberar las fuerzas productivas de la sociedad", añadió. Hu sólo citó en tercer lugar la prioridad de que ese desarrollo sea, "integral, coordinado y sostenible". El nuevo concepto de "desarrollo científico", va a ser incluido en los estatutos del Partido, es decir se va a convertir en doctrina.
En un guiño a la derecha del partido, los "neoliberales" inquietos por las veleidades niveladoras y sociales introducidas en los últimos cinco años para corregir los desequilibrios, Hu dijo del Patriarca Deng Xiaoping, padre de la apertura de mercado, que, "hizo una evaluación científica del Camarada Mao y del pensamiento que lleva su nombre, y repudió la errónea teoría y práctica de tomar la lucha de clases como eslabón principal". A continuación, sentenció; "la reforma y apertura (seudónimo de capitalismo) han seguido un camino enteramente correctos, y no habrá salida si se paran o retroceden".
Todo indica que la esperanza de los dirigentes es gobernar la enorme expansión que se espera para los próximos 13 años, con el mismo nivel de éxito cosechado en los últimos 27 años. Los parches socialdemócratas, las inversiones en estado social, seguridad social, sanidad y educación, se deberán encargar de contrarrestar los enormes desequilibrios (sociales, regionales y entre campo y ciudad), exacerbados en el último cuarto de siglo.
Según un informe de Banco Mundial divulgado en abril, más de 318 millones de chinos viven en pobreza (menos de dos dólares diarios), mientras el país cuenta con un centenar de fortunas particulares por encima de los 1000 millones de dólares y con más de 320.000 millonarios, en dólares.
Las consultoras internacionales estiman que el mercado de las "clases medias" pasará de los 100 millones de consumidores actuales, hasta unos 600 millones en quince años. Los usuarios de teléfonos móviles han pasado de 230 millones en 2003, a más de 600 millones hoy, y aumentan a razón de 7 millones de unidades vendidas al mes. En cinco años, los propietarios de coches han pasado de 17 millones a 40 millones.
Hoy, los impuestos de la clase media no son muy significativos, como tampoco lo son las presiones de esta clase urbana hacia una mayor representación y participación política. Según algunos observadores, en China está vigente el principio y el consenso social difuso, "no taxation, no representation" (nula imposición fiscal / nula representación política), pero en quince o veinte años, la clase media podría dejar hasta el 40% de sus ingresos en impuestos y las cosas cambiarán.
Como hicieron los padres fundadores de la democracia occidental en el siglo XVIII y XIX, los dirigentes chinos quieren construirse una democracia a su medida, sin más poder popular que el estrictamente necesario para garantizar la estabilidad, y con garantías para los privilegios, de casta y de clase, adquiridos. Pero el momento de esa construcción no ha llegado. Será actual, quizá en el Congreso del 2017, en vísperas del "xiaokang". Desde luego, no en el actual Congreso inaugurado ayer y con una semana de sesiones por delante.
"Nuestro sistema político y nuestro partido han demostrado funcionar bien y ser adecuados a la actual fase de desarrollo, la pregunta sobre su futuro habrá que planteársela cuando lleguemos al ""xiaokang", dice, el Profesor Hu Angang, de la Universidad Qinhua de Pekín, uno de los cinco economistas más influyentes del país.
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La nueva doctrina que Hu Jintao presentó al XVII Congreso del Partido, confirma que el desarrollo, y no la reforma política, será la principal prioridad de los dirigentes chinos, aun muchos años
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Rafael Poch Pekín.
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El discurso oficial chino sobre reforma política podría ser actual, no en el Congreso del Partido Comunista Chino, que inició ayer su sesión en Pekín, ni en el siguiente, previsto para el 2012, sino más bien en el XIX Congreso, en el año 2017. Hasta entonces, el desarrollo va a continuar siendo la prioridad política de los dirigentes chinos, por delante de cualquier consideración de reforma política.
Ese es el consenso que se deduce del análisis del discurso y los documentos oficiales de los comunistas chinos, y así lo dejó claro ayer su Secretario General, Hu Jintao. La idea de que una "democracia con características chinas", con cierta participación popular, pluralismo institucional y estado de derecho, no será posible antes de haberse concluido la actual industrialización/modernización/urbanización, está firmemente arraigada, y solo una grave crisis podría alterarla
En caso contrario, para el Congreso de 2017, China estará en vísperas de alcanzar el llamado "Xiaokang", una sociedad de clases medias, con un nivel de renta per cápita cuatro veces superior al del año 2000. Faltan diez años para ese Congreso, y trece para el año 2020, que es el horizonte para llegar al "xiaokang" (literalmente "pequeño bienestar"), por lo que estas previsiones podrían sonar a ciencia ficción.
Para tomárselas en serio hay que recordar que hace 27 años, China era uno de los países más pobres del mundo, que contenía la tercera parte de la población rural y pobre del planeta, y que su PNB era inferior a la mitad de la media mundial de los países de ingresos bajos. En un cuarto de siglo, la combinación de planificación, capitalismo, y régimen de partido único, han hecho posible la previsión de que China supere este año a Alemania como tercera economía del mundo (en volumen). Y esos avances se han hecho sobre previsiones que, en general se han cumplido, o, mejor dicho, que han sido superadas en lo económico y frecuentemente no alcanzadas en lo social, lo cual explica los actuales matices y preocupaciones sociales del discurso oficial.
Al desvelar las prioridades de su "concepción científica de desarrollo", Hu Jintao dijo ayer en un discurso de dos horas y veinte minutos, con toda claridad, que, "el desarrollo es la tarea primordial". "Es decisivo para la edificación integral del "Xiaokang" y la modernización", dijo. "Debemos empeñarnos con firmeza en la construcción económica", "entregarnos en cuerpo y alma al desarrollo", "liberar las fuerzas productivas de la sociedad", añadió. Hu sólo citó en tercer lugar la prioridad de que ese desarrollo sea, "integral, coordinado y sostenible". El nuevo concepto de "desarrollo científico", va a ser incluido en los estatutos del Partido, es decir se va a convertir en doctrina.
En un guiño a la derecha del partido, los "neoliberales" inquietos por las veleidades niveladoras y sociales introducidas en los últimos cinco años para corregir los desequilibrios, Hu dijo del Patriarca Deng Xiaoping, padre de la apertura de mercado, que, "hizo una evaluación científica del Camarada Mao y del pensamiento que lleva su nombre, y repudió la errónea teoría y práctica de tomar la lucha de clases como eslabón principal". A continuación, sentenció; "la reforma y apertura (seudónimo de capitalismo) han seguido un camino enteramente correctos, y no habrá salida si se paran o retroceden".
Todo indica que la esperanza de los dirigentes es gobernar la enorme expansión que se espera para los próximos 13 años, con el mismo nivel de éxito cosechado en los últimos 27 años. Los parches socialdemócratas, las inversiones en estado social, seguridad social, sanidad y educación, se deberán encargar de contrarrestar los enormes desequilibrios (sociales, regionales y entre campo y ciudad), exacerbados en el último cuarto de siglo.
Según un informe de Banco Mundial divulgado en abril, más de 318 millones de chinos viven en pobreza (menos de dos dólares diarios), mientras el país cuenta con un centenar de fortunas particulares por encima de los 1000 millones de dólares y con más de 320.000 millonarios, en dólares.
Las consultoras internacionales estiman que el mercado de las "clases medias" pasará de los 100 millones de consumidores actuales, hasta unos 600 millones en quince años. Los usuarios de teléfonos móviles han pasado de 230 millones en 2003, a más de 600 millones hoy, y aumentan a razón de 7 millones de unidades vendidas al mes. En cinco años, los propietarios de coches han pasado de 17 millones a 40 millones.
Hoy, los impuestos de la clase media no son muy significativos, como tampoco lo son las presiones de esta clase urbana hacia una mayor representación y participación política. Según algunos observadores, en China está vigente el principio y el consenso social difuso, "no taxation, no representation" (nula imposición fiscal / nula representación política), pero en quince o veinte años, la clase media podría dejar hasta el 40% de sus ingresos en impuestos y las cosas cambiarán.
Como hicieron los padres fundadores de la democracia occidental en el siglo XVIII y XIX, los dirigentes chinos quieren construirse una democracia a su medida, sin más poder popular que el estrictamente necesario para garantizar la estabilidad, y con garantías para los privilegios, de casta y de clase, adquiridos. Pero el momento de esa construcción no ha llegado. Será actual, quizá en el Congreso del 2017, en vísperas del "xiaokang". Desde luego, no en el actual Congreso inaugurado ayer y con una semana de sesiones por delante.
"Nuestro sistema político y nuestro partido han demostrado funcionar bien y ser adecuados a la actual fase de desarrollo, la pregunta sobre su futuro habrá que planteársela cuando lleguemos al ""xiaokang", dice, el Profesor Hu Angang, de la Universidad Qinhua de Pekín, uno de los cinco economistas más influyentes del país.
EL XVII CONGRESO DEL PC CHINO
El Partido Comunista: Es un partido de estado que monopoliza la esfera de lo político. Fundamentalmente, es un espacio de poder para "gente importante" que obtiene beneficios personales de ello, aunque aun tiene muchos afiliados de base desinteresados. Tiene 73 millones de miembros, 6 millones más que en 2002. Tener el carnet no es un asunto de ideas, sino de carrera y posición social.
El Congreso: Oficialmente es el máximo órgano soberano del Partido Comunista que se reúne cada 5 años, traza la línea política (en el "informe político"), introduce cambios doctrinales, y resuelve los cambios de dirigentes. Tiene 2200 delegados. El actual Congreso es el número XVII.
El Relevo: El Congreso vota un nuevo Comité Central de 200 miembros, del que salen el Politburó ( 25 miembros) y el Comité Permanente del mismo (9 miembros). Entre los nuevos miembros del Comité Permanente figura el siguiente máximo líder nacional, que aúna los cargos de Secretario General del PC y Presidente de China.
El Sucesor: El XVII Congreso ratificará cinco años más en el liderazgo a Hu Jintao, dotándole de un equipo menos mediatizado por su predecesor, Jiang Zemin. Al mismo tiempo, situará al sucesor de Hu, probablemente el jefe del partido en Liaoning, Li Keqiang. En cinco años, en 2012, el siguiente Congreso nombrará al sucesor como nuevo líder y retirará a Hu Jintao.
¿Quién decide?: Oficialmente, el Comité Permanente y el Politburó son emanaciones del Comité Central, sometidas al Congreso. En realidad es todo al revés: dominio total de los órganos ejecutivos sobre los representativos. Los 9 miembros ejecutivos del Comité Permanente dominan al Politburó, que domina al Comité Central, que, a su vez, domina al impotente soberano Congreso de 2200 miembros. Las listas cerradas de candidatos se deciden arriba (en la dirección ejecutiva) y se ratifican en el Congreso
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Extractos del discurso
Extractos del discurso
PROSPERIDAD"Para el 2020, cuadruplicaremos el PNB per cápita del año 2000, optimizando la estructura económica y mejorando los resultados económicos a la vez que reducimos el consumo de recursos y protegemos el medio ambiente".
DESARROLLO"China debe multiplicar la demanda interna, especialmente la del consumo". De una economía basada en la inversión extranjera y la exportación, hay que pasar, "a una combinación bien coordinada de consumo, inversión y exportaciones".
CONTRADICCIONES SOCIALES"Todavía hay un numero considerable de gente pobre en el campo y las ciudades, y se ha hecho más difícil conciliar los intereses de todos los sectores".TAIWAN"Quiero hacer una llamada solemne: sobre el principio de una sola China, discutamos poner fin a la hostilidad entre las dos partes, y alcancemos un acuerdo de paz".
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La Vanguardia - España/16/10/2007
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