El gobierno lo ha anunciado, está aplicándolo: ¡Los ricos cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres!
Los asalariados, y en primer lugar las clases populares, no tienen nada que esperar del nuevo gobierno y de su programa. Desde el primer discurso, el presidente ha recordado las ideas que basan su proyecto de sociedad: trabajo, autoridad, moral, mérito, identidad nacional… Tantos valores que van a conjugarse con los intereses de las clases dirigentes y propietarias y un proyecto de sociedad reaccionario y nacionalista. Inevitablemente, las desigualdades van a continuar aumentando, la precariedad va a desarrollarse, el desmantelamiento de los servicios públicos y de la protección social se va a acelerar, el moralismo impregnado de religión va a reforzar su influencia sobre la sociedad y las derivas represivas y policiales, de las que los inmigrantes y los sin papeles serán las primeras víctimas, van a ampliarse. Todas estas lógicas van a articularse alrededor de medidas muy concretas que arriesgan ser puestas en funcionamiento muy rapidamente si no nos oponemos a ellas.
Frente a esta situación, sólo la construcción de unas relaciones de fuerza en el terreno social puede cambiar las cosas y evitar que Francia conozca su turno de la misma maldición ultraliberal como Inglaterra en los años 80 con Thatcher. Es necesario romper con la política de espera demasiadas veces tomada, de organizarse y de replicar para bloquear la apisonadora liberal y policial que se anuncia, defender lo que queda de los servicios públicos y del sistema de protección social y si se puede retomar el camino de las conquistas sociales. Solo contamos con nosotros mismos y con nuestras luchas, en el día a día, en nuestros barrios y lugares de trabajo, para hacer emerger un movimiento social autónomo, solidario y emancipador portador de otra lógica y de otro proyecto de sociedad.
Frente a esta situación, sólo la construcción de unas relaciones de fuerza en el terreno social puede cambiar las cosas y evitar que Francia conozca su turno de la misma maldición ultraliberal como Inglaterra en los años 80 con Thatcher. Es necesario romper con la política de espera demasiadas veces tomada, de organizarse y de replicar para bloquear la apisonadora liberal y policial que se anuncia, defender lo que queda de los servicios públicos y del sistema de protección social y si se puede retomar el camino de las conquistas sociales. Solo contamos con nosotros mismos y con nuestras luchas, en el día a día, en nuestros barrios y lugares de trabajo, para hacer emerger un movimiento social autónomo, solidario y emancipador portador de otra lógica y de otro proyecto de sociedad.
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Rojo y Negro - España/03/10/2007
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