En septiembre el Congreso de Estados Unidos aprobó una transferencia a Israel de algunas de las armas más modernas que existen, valorada en 1.200 millones de dólares. La mayor parte del suministro, que terminará de entregarse en 2012, se destinará a la aviación militar (IAF). A este acuerdo se añade otro importante convenio de colaboración en un sistema de defensa multinivel capaz de hacer frente a los misiles balísticos.
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Domenico Guglielmi
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Poco a poco, los medios de comunicación están recibiendo los detalles de la venta de armas realizada por Estados Unidos a las Fuerzas Áreas Israelíes (IAF) por un valor de 1.200 millones de dólares. Las propuestas de la Administración para llevar a cabo esta venta, que fueron presentadas al Congreso en una serie de cuatro paquetes, estuvieron paralizadas por el habitual proceso legislativo de revisión, que duró 50 días y que terminó a finales de septiembre.
Domenico Guglielmi
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Poco a poco, los medios de comunicación están recibiendo los detalles de la venta de armas realizada por Estados Unidos a las Fuerzas Áreas Israelíes (IAF) por un valor de 1.200 millones de dólares. Las propuestas de la Administración para llevar a cabo esta venta, que fueron presentadas al Congreso en una serie de cuatro paquetes, estuvieron paralizadas por el habitual proceso legislativo de revisión, que duró 50 días y que terminó a finales de septiembre.
Tres de los paquetes se ocupaban de la sustitución de los misiles, las municiones y los juegos de bombas, mientras que el cuarto se refería al suministro de combustible para los aviones, previendo el envío de 132 millones de galones (unas 470.000 toneladas), por un valor de aproximadamente 308 millones de dólares. La venta de misiles y de diez mil bombas ha sido asimismo valorada en unos 799 millones de dólares. Entre las armas que se incluyen en esta transacción destacan cincuenta misiles Gbu-28 anti-búnker teledirigidos, de 5.000 libras de peso y 10.000 kit JDAM (Joint Direct Attack Munnition) que, al colocarse sobre las bombas, sirven para guiarlas con precisión contra cualquier adversario, bajo cualquier tipo de condición climática y hasta 25 kilómetros de distancia (este sistema permite a los aviones permanecer a gran altura y reducir así considerablemente el riesgo de ser atacados por las fuerzas antiaéreas). En el lote se han incluido también 4.000 juegos de bombas guiadas por láser Paveway II (de las que Israel ya posee una gran cantidad), 11.000 Mk-84 y Mk-82 y 2.000 Blu-109 que sirven para penetrar las defensas más potentes. Como se observa, todos estos artefactos están destinados a penetrar y golpear con fuerza los búnker subterráneos. La venta incluye también 500 misiles aire-aire Sidewinder Aim-9M de corto y medio alcance y doscientos Aim-120C (AMRAAM). La mayor parte de este suministro llegará inmediatamente a Israel, y el resto será entregado dentro de cinco años. Queda contemplada la posibilidad de introducir cambios en el pedido durante ese periodo en función de las necesidades contingentes. Según los americanos, esta disposición constituye una clara ventaja para la autoridad israelí, ya que le otorga la posibilidad de elegir en el transcurso de estos cinco años entre las diferentes opciones disponibles. Las empresas americanas que avalan el acuerdo son Boeing, Raytheon, Alliant Techsystems, Northrop Grumman, Honeywell y Lockheed Martin.Además de este acuerdo, el Ministro de Defensa israelí Barak y el Secretario de Defensa americano Robert Gates, han decidido crear un Comité Mixto en el Pentágono para estudiar las posibilidades de desarrollar un sistema de defensa común contra los ataques de misiles. Durante las discusiones se ha hablado de la necesidad de modernizar uno de los sistemas de defensa israelí, los Arrows II, cuya función es la de interceptar misiles como los de Siria e Irán. Además, los técnicos de ambos países están trabajando en un proyecto paralelo, llamado David's Sling, para desarrollar un sistema de defensa contra los misiles de radio medio-largo como los usados por Hezbolá. Israel está también desarrollando un tercer sistema llamado Iron Dome para abatir a los misiles de radio corto Qassam y Katyusha. Según los portavoces de ambos gobiernos antes de cinco años el sistema de defensa denominado “Magic Wand” (“Barita Mágica”) estará operativo. No obstante, la importancia de estos acuerdos de defensa va mucho más allá de este gigantesco suministro, habiendo iniciado su recorrido después del ataque al Líbano. Ya durante este conflicto Estados Unidos comenzó a proporcionar a Israel materiales de emergencia. De hecho, esta operación se desarrolló con gran velocidad y menos de 48 horas después de la petición realizada por Israel, Estados Unidos envió no sólo provisiones y municiones, sino también funcionarios de seguridad del Pentágono.En los acuerdos se incluyen también disposiciones sobre los equipamientos de tierra. La Ramta Division of Israel Aerospace Industries (IAI) está desarrollando dos prototipos no tripulados Caterpillar de fabricación americana. El primero de ellos, llamado Front Runner, está basado en el Multi-Terrain Loader MTL 257, mientras que el segundo se basa en el resistente D9T. Otro acuerdo importante versa sobre los sistemas producidos en colaboración con la compañía israelí Saltom para mejorar el mortero automático Cardom, utilizado tanto por las Fuerzas Armadas Israelíes (IDF) como por el ejército americano.Este acuerdo se enmarca en una colaboración aún más amplia que se desarrolla a nivel global. En 2005 el Ministerio de Defensa israelí y Donald Rumsfeld suscribieron un acuerdo acerca del suministro de armas de Israel a terceros países. De hecho, sólo en los últimos meses Estados Unidos ha dado su consentimiento a que Israel venda a China un satélite comercial idéntico al Qfeq-5 utilizado por el ejercito israelí. Estados Unidos se ha justificado diciendo que se trataba de un “acto de cortesía hacia los amigos israelíes como compensación por las pérdidas ocasionadas a la industria militar por la prohibición de suministrar armas a Venezuela, que está sometida a un embargo”. Israel por su parte se muestra favorable a un Oriente Medio armado contra Irán. Recientemente, el Ministro Barak ha reafirmado que Israel no se opondrá a que Washington venda armas a los países del Golfo, ni siquiera a Arabia Saudí, a la que también Estados Unidos ha vendido el sistema JDAM.
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Los principales objetivos de Israel son devolver el stock de municiones a los niveles de antes de la guerra del Líbano y reforzar la IAF, que puso en evidencia sus límites durante los combates del año pasado. Para Estados Unidos estas provisiones se encuadran “dentro del interés nacional americano en materia de seguridad, que pasa por el impulso de las capacidades de auto-defensa de Israel”. Los tipos de armamentos con los que Israel será dotado en los próximos cinco años son una prueba de su intención de atacar los búnker subterráneos donde podrían ocultarse armas no convencionales. Algunos de estos escondites han sido localizados en Siria después del reciente vuelo de reconocimiento realizado por los cazas israelíes en la parte occidental del Líbano y en Gaza (los búnker de Hezbolá y de Hamás). Siria podría ser en este sentido uno de los inmediatos objetivos de Israel.Sin embargo, la estrategia que va unida a esta financiación podría ser mucho más amplia y mejor preparada. Algunos medios de información dicen que Dick Cheney, hace algunos meses, habría pedido a Israel como compensación atacar el emplazamiento nuclear iraní de Natane. De hecho, se cree que, precisamente, el objetivo final de la estrategia israelí-americana y del suministro aprobado por el Congreso podría ser el de llevar a cabo un ataque contra Irán. Aún así, en el contexto actual parece improbable que se produzca un ataque contra Teherán debido a la convergencia de muchos factores, como el fortalecimiento del aparato defensivo iraní, las dificultades para enfrentarse a múltiples adversarios o la imposibilidad de eliminar con un ataque relámpago la capacidad de represalia iraní. Actualmente es imposible proponer un ataque por tierra, que la mayor parte de los analistas califican de inútil y sin posibilidades de éxito. La batalla tendría que desarrollarse en los cielos y es precisamente desde esta perspectiva que adquiere sentido el fortalecimiento de la IAF. A pesar de ello, es imposible que Israel pueda ser el primero en atacar Teherán y parece más factible que sea Washington quien tome la iniciativa. Israel como máximo podría conseguir, por medio de alguna acción militar, crear las circunstancias adecuadas para una intervención estadounidense.La superioridad aérea, por tanto, sigue siendo la principal prioridad, sobre todo en un momento en el que Siria e Irán están dando pasos de gigante en materia de misiles. Obviamente en este campo la supremacía se juega en materia electrónica y la estrategia consiste básicamente en inutilizar el radar del enemigo para evitar de esta forma las baterías anti-aéreas. Justamente ha sido el reciente vuelo de reconocimiento realizado sobre Siria lo que ha puesto en evidencia este estado de cosas. La neutralización de Siria, la primera que podría iniciar represalias sobre las ciudades israelíes, es, en este sentido, el primer paso para un posible ataque de Irán.
Los principales objetivos de Israel son devolver el stock de municiones a los niveles de antes de la guerra del Líbano y reforzar la IAF, que puso en evidencia sus límites durante los combates del año pasado. Para Estados Unidos estas provisiones se encuadran “dentro del interés nacional americano en materia de seguridad, que pasa por el impulso de las capacidades de auto-defensa de Israel”. Los tipos de armamentos con los que Israel será dotado en los próximos cinco años son una prueba de su intención de atacar los búnker subterráneos donde podrían ocultarse armas no convencionales. Algunos de estos escondites han sido localizados en Siria después del reciente vuelo de reconocimiento realizado por los cazas israelíes en la parte occidental del Líbano y en Gaza (los búnker de Hezbolá y de Hamás). Siria podría ser en este sentido uno de los inmediatos objetivos de Israel.Sin embargo, la estrategia que va unida a esta financiación podría ser mucho más amplia y mejor preparada. Algunos medios de información dicen que Dick Cheney, hace algunos meses, habría pedido a Israel como compensación atacar el emplazamiento nuclear iraní de Natane. De hecho, se cree que, precisamente, el objetivo final de la estrategia israelí-americana y del suministro aprobado por el Congreso podría ser el de llevar a cabo un ataque contra Irán. Aún así, en el contexto actual parece improbable que se produzca un ataque contra Teherán debido a la convergencia de muchos factores, como el fortalecimiento del aparato defensivo iraní, las dificultades para enfrentarse a múltiples adversarios o la imposibilidad de eliminar con un ataque relámpago la capacidad de represalia iraní. Actualmente es imposible proponer un ataque por tierra, que la mayor parte de los analistas califican de inútil y sin posibilidades de éxito. La batalla tendría que desarrollarse en los cielos y es precisamente desde esta perspectiva que adquiere sentido el fortalecimiento de la IAF. A pesar de ello, es imposible que Israel pueda ser el primero en atacar Teherán y parece más factible que sea Washington quien tome la iniciativa. Israel como máximo podría conseguir, por medio de alguna acción militar, crear las circunstancias adecuadas para una intervención estadounidense.La superioridad aérea, por tanto, sigue siendo la principal prioridad, sobre todo en un momento en el que Siria e Irán están dando pasos de gigante en materia de misiles. Obviamente en este campo la supremacía se juega en materia electrónica y la estrategia consiste básicamente en inutilizar el radar del enemigo para evitar de esta forma las baterías anti-aéreas. Justamente ha sido el reciente vuelo de reconocimiento realizado sobre Siria lo que ha puesto en evidencia este estado de cosas. La neutralización de Siria, la primera que podría iniciar represalias sobre las ciudades israelíes, es, en este sentido, el primer paso para un posible ataque de Irán.
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En los próximos diez años se prevé que Estados Unidos aumente notablemente los suministros de armas a Israel. Se calcula que, después de 2013, este país podría gastar hasta 3.100 millones de dólares anuales. Hoy por hoy, con un gasto que asciende a 1.200 millones de dólares, se han alzado numerosas protestas en Israel contra esta inversión, tanto por parte de aquellos que se oponen a vivir en un país que se proyecta permanentemente hacia la agresión militar y que descuida las necesidades internas de la población, como por parte de aquellos otros que sostienen las industrias militares nacionales (Rafael Armaments, IAI, IMI) y que creen que con esta decisión el Ministerio de Defensa está dando preferencia a las armas americanas antes que a los mismos productos de origen israelí. Estos últimos defienden a capa y espada la política que durante los últimos años ha estado desarrollando el Gobierno de Israel, a través de la cual parecía querer emanciparse de la dependencia externa del suministro de armas. Dos de los principales productos americanos que han venido a sustituir a los israelíes son los misiles aire-aire Sidewinder y AMRAAM, que ofrecen mayores garantías que los israelíes Python-5 y Derby. La razón de esta elección no es la superioridad tecnológica de las armas americanas ya que Israel posee las mismas capacidades; la razón es más bien de tipo económico-financiero: este acuerdo podría repercutir sobre las exportaciones de la industria israelí, pues en estas circunstancias es como si los productos israelíes no hubieran recibido la aprobación internacional.El Ministerio de Defensa ha afrontado estas críticas resaltando la necesidad urgente de rellenar los almacenes de armas y asegurando que ahora mismo invertir, por ejemplo, en la investigación de nuevos sistemas de radar no es una prioridad puesto que es algo que requiere una gran inversión de tiempo.Para Estados Unidos el suministro a Israel forma parte de la lógica de armar Oriente Medio para dejar atada la estrategia anti-iraní. De hecho, hace uno meses suscribieron un acuerdo similar con Arabia Saudí. El objetivo final de esta estrategia es otorgar a la región los instrumentos adecuados para que pueda defenderse de forma autónoma dentro del complejo juego de equilibrios que ha impuesto la potencia iraní. Además, Washington pretende de esta forma ir desligándose progresivamente de Irak, en un momento en el que las presiones internas a consecuencia del fracaso de la guerra, así como la presión ejercida por los lobbies israelíes, han comenzado a ser totalmente insostenibles por parte de la administración de Bush. Además, con todo esto, las oportunidades para llevar a cabo una agresión contra Irak se están reduciendo. De hecho, si no funciona la diplomacia de la ONU y de la AIEA, el verano del 2008 podría constituir la última de estas oportunidades.
En los próximos diez años se prevé que Estados Unidos aumente notablemente los suministros de armas a Israel. Se calcula que, después de 2013, este país podría gastar hasta 3.100 millones de dólares anuales. Hoy por hoy, con un gasto que asciende a 1.200 millones de dólares, se han alzado numerosas protestas en Israel contra esta inversión, tanto por parte de aquellos que se oponen a vivir en un país que se proyecta permanentemente hacia la agresión militar y que descuida las necesidades internas de la población, como por parte de aquellos otros que sostienen las industrias militares nacionales (Rafael Armaments, IAI, IMI) y que creen que con esta decisión el Ministerio de Defensa está dando preferencia a las armas americanas antes que a los mismos productos de origen israelí. Estos últimos defienden a capa y espada la política que durante los últimos años ha estado desarrollando el Gobierno de Israel, a través de la cual parecía querer emanciparse de la dependencia externa del suministro de armas. Dos de los principales productos americanos que han venido a sustituir a los israelíes son los misiles aire-aire Sidewinder y AMRAAM, que ofrecen mayores garantías que los israelíes Python-5 y Derby. La razón de esta elección no es la superioridad tecnológica de las armas americanas ya que Israel posee las mismas capacidades; la razón es más bien de tipo económico-financiero: este acuerdo podría repercutir sobre las exportaciones de la industria israelí, pues en estas circunstancias es como si los productos israelíes no hubieran recibido la aprobación internacional.El Ministerio de Defensa ha afrontado estas críticas resaltando la necesidad urgente de rellenar los almacenes de armas y asegurando que ahora mismo invertir, por ejemplo, en la investigación de nuevos sistemas de radar no es una prioridad puesto que es algo que requiere una gran inversión de tiempo.Para Estados Unidos el suministro a Israel forma parte de la lógica de armar Oriente Medio para dejar atada la estrategia anti-iraní. De hecho, hace uno meses suscribieron un acuerdo similar con Arabia Saudí. El objetivo final de esta estrategia es otorgar a la región los instrumentos adecuados para que pueda defenderse de forma autónoma dentro del complejo juego de equilibrios que ha impuesto la potencia iraní. Además, Washington pretende de esta forma ir desligándose progresivamente de Irak, en un momento en el que las presiones internas a consecuencia del fracaso de la guerra, así como la presión ejercida por los lobbies israelíes, han comenzado a ser totalmente insostenibles por parte de la administración de Bush. Además, con todo esto, las oportunidades para llevar a cabo una agresión contra Irak se están reduciendo. De hecho, si no funciona la diplomacia de la ONU y de la AIEA, el verano del 2008 podría constituir la última de estas oportunidades.
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Traducción de Paula Martos
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Equilibri.net - Italy/19/10/2007
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