23/10/07

Israel: escasa representación de los trabajadores árabes e inmigrantes

Gracias a las actividades económicas realizadas por Histadrut desde antes de la formación de Israel y a su organización socialista-sionista, el Estado judío ha podido prosperar a lo largo de las décadas manteniendo las desigualdades sociales bajo control. Para responder a las exigencias de los mercados mundiales y de las inestabilidades políticas internas, el histórico sindicato israelí se ha visto obligado a replantear sus campos de acción, perdiendo la influencia política y económica de sus años de máximo esplendor, y reduciendo sus filiaciones. Si bien todavía se trata del sindicato mayoritario, no logra responder a las respuestas de los trabajadores más desfavorecidos: los árabes y los inmigrantes.
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Elisa Morici
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Israel es el único país en el que el movimiento sindical surgió todavía antes que el proceso de industrialización y que la propia formación del Estado. La primera organización constituida fue la Jewis Worker's Federation, conocida como Histadrut, y formada hacia finales del siglo XIX por los emigrante judíos llegados a Palestina desde Turquía. Desde su fundación, la organización se impuso como un instrumento esencial para el desarrollo económico, social y laboral. Después de que se proclamara el Estado de Israel, asumió una importante influencia política a través del Partido Laborista, haciendo posible que la Knéset (Parlamento israelí) se decidiera a aprobar un amplio cuerpo legislativo de protección del trabajo. La asociación controlaba, además, diversas actividades económicas del sector agrícola, industrial y bancario. En su momento de mayor esplendor, en los años 70, el Histadrut controlaba actividades económicas por un valor cercano el 30% del PIB nacional y contaba con cerca de 1,5 millones de afiliados, el 85% de la fuerza laboral del país. Por su papel interno en la organización del Estado, el Histadrut se podía definir como “un Estado dentro del Estado”, proveyendo desde asistencia sanitaria a pensiones, pasando por seguros, y ayudas a la vivienda; además de actividades recreativas y culturales.
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En los años 90, el papel del Histadrut se replanteó profundamente. En primer lugar, el Partido Laborista perdió el control del sindicato: la nueva presidencia abandonó las actividades que no estaban directamente ligadas al sindicalismo clásico, decidiendo modificar el nombre de la asociación por New Histadrut. En 1995, se aprobó la ley de aseguración sanitaria obligatoria nacional, por la cual se privaba al sindicato de uno de sus principales incentivos. El número de inscritos en 1996 descendió de 1,8 millones de personas a 200.000 en sólo un año.Según las cifras actuales, presentadas por la propia asociación, en 2006 el Histadrut contaba con 700.000 miembros, lo que equivale al 26% de la fuerza laboral. Por número de afiliados, su competidor más directo es el National Workers Organization, también anterior a la formación del propio Estado israelí, en los años 30, con una orientación opuesta al socialismo del Histadrut, y que actualmente cuenta con 300.000 afiliados (11% de la fuerza laboral). Existen otras 40 organizaciones entre sindicatos y asociaciones profesionales independientes, como la de los profesores (Grade School Teacher's Union y High School Teacher's Union) o la de médicos (Doctor's Union).La influencia del sindicato en la política y la economía del país ha disminuido considerablemente en comparación con las décadas anteriores y con los años que siguieron a la formación de Israel: este cambio ha sido inducido por la orientación política de los sucesivos gobiernos, que han tendido a la descentralización -imitando a sus socios occidentales- y a la superación de las tendencias socialistas-sionistas y solidarias del Histadrut de los orígenes. Hoy en día, el Histadrut sigue siendo la principal fuerza en temas de contratación, cuestiones salariales y trabajadores. Su importancia es especialmente significativa en el sector público, dónde jugó un papel clave el pasado marzo, organizando las protestas de los trabajadores municipales, que se quejaban por no haber sido remunerados durante varios meses.El Histadrut, a pesar de ser el mayor sindicato del país, se muestra incapaz de responder a las demandas provenientes de un importante sector de la fuerza laboral, al excluir, de hecho, a los trabajadores árabes y palestinos empleados en Israel. Estos últimos, ascienden a cerca de 57.600; mientras que los trabajadores extranjeros, provenientes principalmente de los países asiáticos, sumarían unos 200.000 (datos del 2006 proporcionados por el Banco de Israel).La denuncia proviene, además de organizaciones no gubernamentales para la defensa de los derechos humanos, además de la International Trade Union Confederation (ITUC). En su análisis sobre las condiciones de la libertad de asociación de los trabajadores en el mundo del año 2006, la ITUC reveló, de hecho, una discriminación contra los trabajadores palestinos. Aunque se reconoce el derecho de los trabajadores provenientes de las Territorios Ocupados de Cisjordania y de Gaza a organizar sus propios sindicatos en Israel o bien a unirse a asociaciones israelíes, en la práctica, dentro del Histadrut, no tienen derecho a voto en las elecciones de los órganos directivos. Además, los sindicatos palestinos tampoco pueden extender su actividad a los territorios israelíes. Por otro lado, el Histadrut está poco implicado en la defensa de las condiciones de trabajo del sector de la construcción, donde los trabajadores palestinos y árabes son mayoría. La discriminación resulta aún más evidente en la región de los Altos del Golán, bajo dominación israelí, dónde se aceptan trabajadores árabes a condición de que renuncien a la ciudadanía siria. Los trabajadores extranjeros son a menudo víctimas de la explotación, y excluidos de los sindicatos.
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Las demandas desatendidas de los trabajadores inmigrantes y árabes son hábilmente acogidas por las nuevas organizaciones que intentan hacerse un hueco en el panorama sindical israelí, como el Workers' Advice Centre (WAC), también conocido en Israel bajo en nombre árabe de Ma'an, para favorecer su difusión entre estos trabajadores.El WAC se dirige a trabajadores no sindicados, ya sean árabes, israelíes o inmigrantes, sin distinción religiosa ni étnica, poniendo énfasis en el sentimiento de segregación del que son víctimas los árabes en el contexto productivo israelí. No se sabe el número exacto de los trabajadores que están afiliados a este sindicato, pero, en cualquier caso, no es uno de los sindicatos más grandes del país. Ello es debido, en parte, a su juventud: el WAC fue oficialmente inscrito en el registro de asociaciones hace siete años, con lo que cuenta con muy poco tiempo en comparación a los históricos sindicatos israelíes. Sin embargo, y a pesar de su breve andadura, el sindicato se ha logrado presentar ante el Ministro de Comercio e Industria y el Ministro de Agricultura como promotor de los proyectos de integración de los trabajadores árabes en el sector de la construcción y de la mano de obra local en el sector agrícola, luchando contra la explotación de los trabajadores extranjeros.La WAC condena sin paliativos la política israelí de ocupación de Cisjordania, sosteniendo que el Gobierno actual es el principal responsable de la grave situación humanitaria en la que se encuentra la Franja de Gaza, oponiéndose a la construcción del muro de separación y cooperando activamente con los sindicatos palestinos. Sus miembros denuncian las medidas de aislamiento aplicadas en Cisjordania, consideradas como perjudiciales para la dignidad de los trabajadores palestinos, estableciendo su declaración de principios al afirmar que “las preocupaciones de los trabajadores palestinos son un deber moral para los sindicatos israelíes”. El programa político del WAC ha sido suscrito y ampliado por la Organization for Democratic Action, o Da'am, un partido de inspiración marxista que se presentó a las últimas elecciones de renovación de la Knéset, en marzo de 2006, donde obtuvo el 0,1% de los votos, quedando por tanto excluido de la asamblea.
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El Workers’ Advice Centre es una asociación nacida de la necesidad de los trabajadores insatisfechos por el Histadrut, el mayor sindicato israelí, que no ha logrado renovarse para recuperar la importancia del pasado. Si bien se ha abierto a la participación de ciudadanos árabe-israelíes, el Histadrut sigue siendo una asociación discriminatoria, como evidencia su mismo reglamento. Además este sindicato es mirado con recelo por sostener una ideología sionista. Según Ilan Pappe, historiador israelí y profesor de la universidad de Haifa -actualmente residente en Reino Unido como signo de protesta ante su Gobierno- el Histadrut no es una asociación que cumpla su misión de proteger a los trabajadores, sino que solamente expresa su ideología sionista. Así mismo, sostiene que sin el Histadrut, para Israel hubiera sido imposible colonizar el mercado laboral de los Territorios Palestinos, obteniendo mano de obra a bajo coste y mejorar el rendimiento de su propia economía.
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Traducción de Daniel García
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Equilibri.net - Italy/23/10/2007

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