19/10/07

Kirchner deja una Argentina en crecimiento bajo la amenaza de la inflación

Néstor Kirchner deja la presidencia de Argentina con el fruto de cinco años consecutivos de crecimiento económico, pero su modelo muestra signos de debilidad, con una inflación convertida en el blanco de las críticas de la oposición.A Kirchner se le reconoce, sobre todo, el mérito de haber logrado mantener un superávit del Tesoro en un país que en las últimas décadas ha vivido con una adicción a las cuentas públicas en rojo, como destacan muchos economistas.Los expertos atribuyen a su gestión una parte del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) a una tasa mayor al 8 por ciento anual en promedio, con lo que se redujeron los altos índices de desempleo y pobreza que registraba el país al comenzar esta década.Pero matizan que hubo factores excepcionalmente favorables a la recuperación económica, como el alza de los precios internacionales de los productos agrícolas y una relativa tranquilidad y bonanza de los mercados financieros.Kirchner y su ex ministro de Economía Roberto Lavagna, candidato presidencial opositor en las elecciones del 28 de octubre, se disputan el mérito de haber sacado al país del mayor cese de pagos de la historia por medio de un canje de bonos por 102.000 millones de dólares aceptado en el año 2005 por el 76,15 por ciento de los acreedores, pese a implicar una quita nominal del 65,4 por ciento.Queda pendiente la refinanciación de bonos en mora por más de 20.000 millones de dólares en manos de acreedores que rechazaron el canje.El gobierno de Kirchner es acusado del manejo discrecional del presupuesto nacional y de manipular los índices de inflación hacia la baja. Además, se le reprocha un aumento del gasto público y la falta de inversiones necesarias para sostener el crecimiento."A medida que la economía crece hay que aumentar el superávit del Tesoro, hay que gastar más en las épocas malas y no al revés, como pasa ahora", subrayó a Efe el experto Lucas Llach, uno de los que objetan el modelo económico vigente, basado en el aliento al consumo con una política cambiaria que mantiene depreciado al peso argentino.Llach, investigador del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, asegura que hay una "alarmante" inflación, que según datos oficiales de los primeros nueve meses del año acumula un alza del 5,8 por ciento, la mitad de lo que calculan consultoras privadas.Consideró que depreciar "mucho" el peso para superar la crisis fue una medida acertada, pero advirtió que ahora eso alienta la inflación, porque la demanda supera con creces a la oferta de bienes y servicios, al calor de la mejora de los salarios, la bajada del desempleo y un contexto mundial de depreciación del dólar estadounidense.Los sectores más pobres de la población triplicaron sus ingresos desde 2002 al pasar de un salario mensual promedio de 109 pesos a otro de 337 (34,3 a 105,9 dólares), según un informe de la consultora Cuore Consumer Research (CCR).El ingreso del 10 por ciento más rico pasó en estos cinco años de 3.461 a 6.678 pesos (1088,4 a 2.100 dólares), es decir casi el doble.De todos modos, este informe destaca que el 10 por ciento más pobre de la población vive con algo más de 11 pesos diarios (3,5 dólares) frente a los 700 (220,1 dólares) del sector más rico (medio millón de hogares).Según datos oficiales, la tasa de desempleo se situó en el 8,5 por ciento de la población en el segundo trimestre del año frente al del 24,1 por ciento del mismo período de 2002, cuando el país sufría la peor crisis económica y social de su historia."Hay que dar una señal de que empieza una política económica diferente, con baja inflación y un pacto social con pautas definidas de ajuste de los salarios y de inversión", puntualizó Llach.Un estudio de la consultora Ecolatina señala que luego de la "importante recuperación" de estos años, la inversión equivale al 22 por ciento del PIB argentino, tres puntos menos de lo necesario para asegurar un crecimiento económico del 5 por ciento "sostenible en el largo plazo".A juicio de los expertos, la inversión también fue desalentada porque desde 2002 permanecen congeladas las tarifas de servicios públicos para consumo domiciliario, hecho al que además se atribuye la crisis energética que padeció el país a mediados de año.La primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, favorita en las encuestas a suceder a su esposo, ha dicho sin dar mayores detalles que se propone aplicar un "ajuste gradual" de las tarifas y alcanzar un pacto social que equilibre los intereses de empresas y trabajadores.
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Unión Radio - Venezuela/19/10/2007

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