Naciones Unidas - (EFE) - Los países latinoamericanos reclamaron durante la 62 Asamblea General de la ONU que hoy concluyó un cambio en la política económica del mundo, que para unos debería suponer abandonar el modelo capitalista y para otros abrir los mercados internacionales.Las dos posiciones de los países de la región quedaron definidas a grandes rasgos a lo largo de las intervenciones ante el pleno de la ONU, en el que también exigieron una reforma del Consejo de Seguridad, en el que tres de ellos aspiran a ocupar un puesto no permanente.
México, que cerró hoy las intervenciones de América Latina, reclamó una ampliación en el número de miembros del máximo órgano de Naciones Unidas, "para adecuarlo a las circunstancias" de los nuevos tiempos, a través de su embajador ante la ONU, Claude Heller.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue mucho más allá en el llamado a la reforma de la ONU, y abogó por el traslado de su sede fuera de Estados Unidos.
El mandatario se indignó por los "insultos" lanzados por el "dueño de la casa", el presidente de EE.UU., George W. Bush, durante su intervención el primer día de la Asamblea, en la que se refirió a la falta de libertad en Cuba y la enfermedad del líder cubano Fidel Castro.
Estas alusiones suscitaron una protesta formal de la delegación cubana que, encabezada por el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, que se levantó y abandonó la sala del plenario.
Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Cuba denunciaron en sus discursos lo que llamaron el "capitalismo salvaje" representando por Estados Unidos, al que acusaron de las desigualdades que sufre Latinoamérica.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió un cambio en la arquitectura económica mundial, que combata la pobreza y disminuya "las distancias sociales, económicas, territoriales, ambientales y culturales".
Criticó por demasiado modestos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que consideró solo sirven para "satisfacer conciencias".
Esta sesión fue también la del regreso a la ONU, después de 18 años tras su última participación como jefe de Estado, del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien criticó "el capitalismo imperialista" que impone "un orden económico mundial dictado por una minoría de dictadores que buscan sus intereses".
Otros países, como Uruguay, Honduras, Perú o Colombia, fueron mucho más moderados en sus críticas al sistema económico global y centraron su atención en reclamar una verdadera apertura de los mercados de las naciones más ricas del planeta.
"Los países en desarrollo no necesitan tanto que les ayuden, sino que se les garantice un acceso libre a los mercados", sostuvo el canciller uruguayo, Reinaldo Gargano.
Gargano aseguró que un comercio "efectivamente libre" evitaría a las naciones más pobres tener que recurrir al crédito internacional y les permitiría generar los recursos necesarios para desarrollar sus economía.
Por su parte, el mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, criticó la "exagerada alza" de los aranceles que la Unión Europea (UE) cobra al banano exportado por los países centroamericanos, así como la revisión que EE.UU. quiere hacer del Tratado de Libre Comercio firmado en 2006 con la región.
El vicecanciller peruano de Asuntos Extranjeros, Gonzalo Gutiérrez Reinel, defendió la firma de acuerdos comerciales bilaterales en su país como vía para garantizar el crecimiento económico.
"Ante la incertidumbre de las negociaciones de la Ronda de Doha y una evaluación prudente de las posibilidades efectivas de integración en la subregión andina y en América Latina, Perú viene concertando Tratados de Libre Comercio (TLC) con sus grandes socios comerciales", aseguró.
El embajador de México ante la ONU, Claude Heller, presentó la candidatura de su país a ocupar el sillón de miembro no permanente que Perú dejará libre al final de 2007.
A esa misma plaza también dijo aspirar el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, mientras que Costa Rica ha dejado saber que está igualmente interesada.
El canciller de Costa Rica, Bruno Stagno Ugarte, instó a la comunidad internacional para que adopte un tratado que regularice la venta de armas y que refuerce el papel de la ONU de velador de la seguridad y la paz.
Stagno Ugarte recordó al plenario que "la seguridad no se obtiene multiplicando armas".
México, que cerró hoy las intervenciones de América Latina, reclamó una ampliación en el número de miembros del máximo órgano de Naciones Unidas, "para adecuarlo a las circunstancias" de los nuevos tiempos, a través de su embajador ante la ONU, Claude Heller.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue mucho más allá en el llamado a la reforma de la ONU, y abogó por el traslado de su sede fuera de Estados Unidos.
El mandatario se indignó por los "insultos" lanzados por el "dueño de la casa", el presidente de EE.UU., George W. Bush, durante su intervención el primer día de la Asamblea, en la que se refirió a la falta de libertad en Cuba y la enfermedad del líder cubano Fidel Castro.
Estas alusiones suscitaron una protesta formal de la delegación cubana que, encabezada por el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, que se levantó y abandonó la sala del plenario.
Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Cuba denunciaron en sus discursos lo que llamaron el "capitalismo salvaje" representando por Estados Unidos, al que acusaron de las desigualdades que sufre Latinoamérica.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, pidió un cambio en la arquitectura económica mundial, que combata la pobreza y disminuya "las distancias sociales, económicas, territoriales, ambientales y culturales".
Criticó por demasiado modestos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que consideró solo sirven para "satisfacer conciencias".
Esta sesión fue también la del regreso a la ONU, después de 18 años tras su última participación como jefe de Estado, del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien criticó "el capitalismo imperialista" que impone "un orden económico mundial dictado por una minoría de dictadores que buscan sus intereses".
Otros países, como Uruguay, Honduras, Perú o Colombia, fueron mucho más moderados en sus críticas al sistema económico global y centraron su atención en reclamar una verdadera apertura de los mercados de las naciones más ricas del planeta.
"Los países en desarrollo no necesitan tanto que les ayuden, sino que se les garantice un acceso libre a los mercados", sostuvo el canciller uruguayo, Reinaldo Gargano.
Gargano aseguró que un comercio "efectivamente libre" evitaría a las naciones más pobres tener que recurrir al crédito internacional y les permitiría generar los recursos necesarios para desarrollar sus economía.
Por su parte, el mandatario de Honduras, Manuel Zelaya, criticó la "exagerada alza" de los aranceles que la Unión Europea (UE) cobra al banano exportado por los países centroamericanos, así como la revisión que EE.UU. quiere hacer del Tratado de Libre Comercio firmado en 2006 con la región.
El vicecanciller peruano de Asuntos Extranjeros, Gonzalo Gutiérrez Reinel, defendió la firma de acuerdos comerciales bilaterales en su país como vía para garantizar el crecimiento económico.
"Ante la incertidumbre de las negociaciones de la Ronda de Doha y una evaluación prudente de las posibilidades efectivas de integración en la subregión andina y en América Latina, Perú viene concertando Tratados de Libre Comercio (TLC) con sus grandes socios comerciales", aseguró.
El embajador de México ante la ONU, Claude Heller, presentó la candidatura de su país a ocupar el sillón de miembro no permanente que Perú dejará libre al final de 2007.
A esa misma plaza también dijo aspirar el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, mientras que Costa Rica ha dejado saber que está igualmente interesada.
El canciller de Costa Rica, Bruno Stagno Ugarte, instó a la comunidad internacional para que adopte un tratado que regularice la venta de armas y que refuerce el papel de la ONU de velador de la seguridad y la paz.
Stagno Ugarte recordó al plenario que "la seguridad no se obtiene multiplicando armas".
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El Nuevo Diario - República Dominicana/04/10/2007
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