14/10/07

Los pecados de McLaren

La primera temporada de Fernando Alonso en el seno de la escudería de Ron Dennis está plagada de trampas, decepciones y traiciones
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EDUARDO ALONSO
ealonsoc@elcomerciodigital.com
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Interrogado antes de la primera carrera en Australia si echaría de menos a Michael Schumacher, Fernando Alonso dijo que no. Quizá imaginaba que se encontraría con otro rival. Tal vez Kimi Raikkonen. Tal vez Felipe Massa. Tal vez, incluso, Nick Heidfeld. Pero nunca Lewis Hamilton. Sin embargo, el 'cachorro' del antiguo trabajador del suburbano de Londres es el hijo predilecto de Ron Dennis y de McLaren. Y ni el inglés ni la escudería anglogermana se han cortado lo más mínimo a la hora de hacer aspavientos cuando supera al bicampeón. Y, mucho menos, desgraciadamente, de favorecerlo descaradamente en la confrontación con Fernando.

Es sintomático que Lewis se desplace sonriente y se deje fotografía con cualquiera que se lo pida, mientras Alonso frunce el ceño, camina deprisa y se siente extraño incluso en el interior de su 'motorhome'. En el contexto de un enfrentamiento de tú a tú, las tácticas de equipo resultan fundamentales. Este tipo de dudas, por ejemplo, siempre fueron fáciles para Ferrari en el pasado. Nadie cuestionaba el liderazgo de Michael Schumacher. Pero no en la escudería de Woking.

El Gran Premio de Australia, primera cita del calendario, ofreció varios síntomas. Síntomas evidentes de la salud de Ferrari. Síntomas, también, de que el campamento McLaren es esencia de lo británico. Es decir, un aplauso cortés para el segundo puesto de Alonso, un aullido para el cuarto de Hamilton, pese a la presencia del padre del ovetense y de su representante, que terminarían mudándose al 'motorhome' vecino, el de Renault.

Un mal gesto, debió pensar el bicampeón. Nada más. Dennis va en serio en todo lo que hace. Y quiere volver a ganar. Y para ello necesita un campeón. Pero, sin embargo, su MP4/22 decepciona en el desierto de Bahrein cuando, una semana antes, le había hecho ganar en Malasia. Ni siquiera él mismo es capaz de explicar lo sucedido. Surge entonces, primero, el rumor y, después, la confirmación de la caída de un paflón de luz del garaje en la noche previa a la crono sobre el monoplaza plateado. ¿El resultado? Oficialmente, uno de los cuernos del coche roto, que fue reparado inmediatamente. Oficiosamente, un bólido pobre de prestaciones y alejado de los gustos del bicampeón.

Primera polémica

La cita de Montmeló no calma los ánimos. La estrategia de McLaren con el campeón no funciona y el asturiano aguanta el tipo tras el inglés. El propietario del coche número 2, pasa a encabezar los comunicados del equipo. Envalentonado, el inglés acusa públicamente a Dennis y compañía de beneficiar en las paradas a su compañero y demanda, del mismo modo, similar trato en Mónaco, la siguiente cita del Mundial.

Alonso necesitaba un golpe como el del Principado de cara a la clasificación y a todos los principios que rigen una escudería. Gana y domina. Pero no disfruta. La FIA cuestiona su triunfo. Cree que el equipo pidió a Hamilton que frenara en su persecución. Todo por un 'chivatazo' de Lewis. Dennis no pasa factura al inglés y adopta una curiosa decisión: la mejor táctica será para aquel que marque el mejor tiempo en la crono.

Con la escudería inmersa de lleno en una oscura trama de espionaje ya conocida, la nueva política se pone en marcha. Los reglajes del coche de Alonso terminan en el de Hamilton. El inglés disfruta consecutivamente de la vuelta extra en la calificación tanto en Canadá como en Estados Unidos. En ésta última carrera, se ordena al asturiano que rebaje las revoluciones cuando tiene a Lewis a tiro.

La situación se vuelve más tensa en la cita francesa. Los problemas con los sensores no le dejan calentar lo suficiente el coche en los libres, mientras que la rotura de la caja de cambios arruina su calificación. El divorcio entre las partes es patente. Hamilton recibe abrazos de todos los lados. Inglaterra tiene por fin a alguien al que agarrarse y no lo suelta. De hecho, el joven inglés, para completar un desastroso fin de semana en el Gran Premio de Europa, termina en la arena junto a media docena de coches. Sólo Lewis sigue en carrera tras ser rescatado por la grúa.

'Chivatazo' de Lewis

Todo estalla en Hungría. Alonso, con la 'pole', es relegado a la sexta posición después de ser penalizado por una maniobra que provoca la queja de su compañero Hamilton, que lo acusa de malas artes en los boxes tras no respetar él mismo las órdenes del equipo. Para la historia quedará aquel «no me jodas otra vez» que le espetó al mismísimo Dennis.

Pero no pasa nada. Al menos para el 'cachorro' inglés. Porque Alonso descubre una fuga de aceite -supuestamente porque falta la tapa- en los libres de Bélgica y los problemas con las presiones de sus neumáticos en las cronos se repiten tanto en la cita japonesa como china. Fernando Alonso se despacha a gusto en Shanghai, aunque en verdad, no dice nada nuevo. Si acaso, lo dice muy claro.

Ese distanciamiento se ha visto subrayado por la decisión esta semana de la FIA de nombrar a un supervisor especial para garantizar un trato idéntico para los dos pilotos en Brasil.
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El Comercio Digital - España/14/10/2007

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