La periodista y escritora canadiense, Naomi Klein criticó la 'cultura de la impunidad' que domina la intervención estadounidense en Irak, y aplaudió la madurez de los españoles mostrada a través de su 'conocimiento histórico' que les permitió superar el trauma experimentado tras los atentados del 11 de marzo con motivo de la presentación en España de su libro 'La Doctrina del Shock: El Auge del Capitalismo del Desastre', en el que examina la influencia de las grandes corporaciones en economías y sociedades marcadas por la guerra o por los desastres naturales. Con esta nueva obra, publicada nueve años después de 'No Logo' -- uno de los principales 'manuales anticorporativos' del movimiento antiglobalización, Klein expone la relación intrínseca entre el estado de confusión que vive una población durante un conflicto armado o tras una catástrofe natural, y la labor de las grandes empresas que aprovechan la confusión para explotar los recursos de dicha zona, y contando con la complicidad de regímenes, en su mayoría dictatoriales, para establecer una política de capitalismo salvaje sobre una población reprimida.
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En este sentido, la autora expone los ejemplos de países latinoamericanos del Cono Sur, como Chile o Argentina, así como la Rusia poscomunista, la China de la década de los años 90, hasta el actual conflicto en Irak. En su libro, la autora también analiza las consecuencias de desastres naturales como la inundación de Nueva Orleans o los recientes incendios en California. La conclusión siempre es la misma: tras un desastre, la voluntad del Gobierno y de las corporaciones es privatizar todos los recursos disponibles.'La atracción por el desastre está relacionada por el deseo de reconstruir y empezar desde cero. Es más una pretensión del neoliberalismo para igualarse con una democracia, pero es todo lo contrario', afirmó Klein. Las compañías y los Gobiernos con los que colaboran actúan con impunidad porque 'en mitad del desastre, la gente no es capaz de participar completamente en un sistema democrático por la desorientación en la que está inmersa'.Cuando la población está traumatizada, es 'más fácil manipular la situación'. Esta acción ilegal abarca tanto los 'desastres voluntarios', como el golpe militar efectuado en Chile por el fallecido general Augusto Pinochet contra el Gobierno de Allende, como los desastres económicos, que atraen fondos internacionales que terminan 'empleándose de forma antidemocrática, sin el consenso de todos', caso de Rusia, una democracia joven que ha acabado transformada en una 'oligarquía de poder'.El libro, ya a la venta en España, estudia además el 'éxito' la implantación de la teoría económica del Milton Friedman y la Escuela de Chicago como base sobre la que las empresas 'ejercen un capitalismo salvaje' que tiene como consecuencia 'corrupción' e 'impunidad para las clases más ricas'.'El primer experimento de la teoría de Friedman comenzó en 'el laboratorio' de Chile', explica Klein. 'Provocó corrupción en masa, desempleo y pobreza, pero también ventajas para los ricos', declaró la autora, que se negó a considerar que las ideas de Friedman se hayan 'aplicado de forma perfecta'. Lo que importa, según la periodista, es que se han aplicado 'de forma exitosa'.Sin embargo, existe defensa contra esta tendencia, y la defensa parte del individuo. Para Klein, las personas pueden prepararse ante este 'estado de shock', siempre y cuando entiendan el síntoma principal que comporta: una 'regresión psicológica' que acompaña al trauma contra la que es posible defenderse. En el caso de los desastres medioambientales, la 'necesaria' lucha contra el cambio climático es, para Klein, 'uno de los mejores ejemplos en la lucha para superar el shock'.
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IRAK
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La periodista canadiense trazó un oscuro panorama de la situación que actualmente se vive en Irak, inmerso en una ocupación que 'sigue destrozando' al país árabe. Para Klein, de nuevo, se trata de un problema de mentalidad: si no se quiere devolver al país lo que le pertenece, hay que asegurarse de que se garantice un futuro a los iraquíes cuando se retiren las tropas estadounidenses. España no está al margen en este caso: Klein incluyó a Repsol dentro de ese 'saqueo' que sufre la industria del 'oro negro' en Irak.'Lo mínimo es que se dejara de robar en Irak, y España está involucrada en este robo. Esta empresa está participado en la privatización de la industria petrolera en Irak, y la única esperanza para el pueblo iraquí es que puedan ser dueños, en un futuro, de la riqueza que pueda dar su petróleo'.'A Irak le debemos una reparación, pero en Estados Unidos existe una cultura de la impunidad', declaró Klein. 'No se trata de ganar en Irak. Si nosotros quisieramos hacer lo correcto en Irak, lo que deberíamos hacer es perder. Les debemos una reparación después de esta guerra ilegal que se ha llevado a cabo'.¿Existe la posibilidad de un cambio a corto plazo en la política estadounidense si se produce un giro en el poder?. Klein lo duda. 'Cuando se trata de política en Estados Unidos, siempre me equivoco' reconoce. 'Es muy probable que los demócratas ganen, pero dudo que algo cambien. Las compañías siguen en el centro de toda la actividad en Washington', afirmó.'El problema es el sistema en sí, porque hay una integración indisociable entre el Gobierno y las empresas: los altos cargos de un partido se convierten en los altos cargos de las empresas cuando abandonan su cargo público', explicó la escritora canadiense, hablando de uno de los principales problemas de la economía moderna: el 'corporativismo' que relaciona el Gobierno y la economía privada.
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CONCIENCIA HISTÓRICA EN EL 11-M
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En referencia a los atentados de Madrid del pasado 11 de marzo de 2004, Klein aprovechó para diferenciarlos de los sucedidos en Nueva York, resaltando la capacidad de los españoles para desconfiar de sus dirigentes, a través de su conocimiento de la historia, en lugar de recurrir a la reacción 'infantil' de escudarse detrás de ellos, como sucedió tras los atentados contra las Torres Gemelas.'Giuliani -- ex alcalde de Nueva York y precandidato republicano a las primarias presidenciales -- era despreciado en Nueva York, y los índices de popularidad de Bush estaban por los suelos tras el escándalo de las elecciones en las que salió victorioso', afirmó Klein. Después del 11-S, 'el pueblo pasó a tener una confianza extrema en sus líderes, una reacción típicamente infantil de buscar amparo en ellos'.En España, sin embargo, lo que produjo el shock fue 'desconfianza' y un deseo de 'concentración, de estar juntos' a través de las manifestaciones porque 'la unión hace la fuerza'. En Estados Unidos, Bush 'animó a todo el mundo a salir de compras', una de las 'actividades más aisladas que uno pueda imaginar'. Para Klein el conocimiento de la Historia distinguió la reacción de los españoles, empleando dicha conciencia como 'un mecanismo para conseguir absorber el trauma de la masacre'.
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Terra Actualidad/Europa Press/31/10/2007
Terra Actualidad/Europa Press/31/10/2007
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