14/10/07

Presidente del senado deja el cargo en Brasil

RIO DE JANEIRO (Xinhua) El presidente del senado brasileño Renan Calheiros solicitó licencia por 45 días, al término del primer capítulo de su prolongada agonía política que ha durado cinco meses.

A lo largo de todo ese tiempo lo que había empezado como un enfrentamiento casi personal entre la dirección de una revista semanal y el senador Calheiros se transformó en una lucha sórdida, primero con la oposición, luego con los propios aliados.

Según el senador Aluisio Mercadante, del Partido de los Trabajadores (PT, en el gobierno), cuando el primer juicio político del presidente del senado se había llegado a un acuerdo para que Calheiros fuese absuelto, a cambio de dejar transitoriamente el cargo.

Seis abstenciones providenciales (entre ellas la de Mercadante) aseguraron que el senador fuese considerado inocente de pagar la pensión de su hija extramatrimonial con dinero de una empresa contratista de obras públicas.

Pero Calheiros no cumplió su parte. El gobierno se vió en la incómoda situación de tener que seguir sosteniendo a su problemático aliado, mientras los ataques de la oposición arreciaban y se materializaban en otras cuatro acusaciones contra él.

El senador de Alagoas fue aconsejado por su compañero de partido (y ex presidente del Senado), el diputado Jader Barbalho, a no abandonar el cargo, cuyo poder le permitiría administrar la crisis de la forma más favorable para él.

Hace cinco años, Barbalho fue obligado a renunciar a su mandato de senador para que éste no fuese impugnado, después de haberse licenciado de la presidencia, debido a acusaciones de desvío de fondos públicos y otros crímenes.

Calheiros se aferró al cargo con uñas y dientes, y efectivamente lo utilizó de manera directa para tratar de protegerse. Su grupo llegó a expulsar de la poderosa Comisión de Constitución y Justicia del Senado a dos fundadores del partido al que pertenece ahora.

Es arriesgado deducir que la destitución de los senadores Pedro Simón y Jarbas Vasconcelos, baluartes históricos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y de moral inatacable, haya sido la gota que colmó el vaso.

Pero creó un clima de desconformidad tan generalizada que obligó al PT a abandonar públicamente a Calheiros, mientras senadores de la oposición ofrecían a los dos destituidos sus propios lugares en la estratégica comisión.

La evidencia de que ya no contaba con el apoyo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo que finalmente el presidente del Senado arrojase la toalla y pidiese su licencia, para tratar de evitar lo peor: la destitución.

El problema del gobierno del PT es que 45 días es un plazo muy corto, durante el cual estará empeñado en aprobar la prórroga de un impuesto que resulta imprescindible para cerrar las cuentas públicas del próximo año.

Y el segundo capítulo de la tragicomedia ya empezó: los diferentes grupos políticos empiezan a postular sus candidatos para suceder a Calheiros, en el entendimiento de que éste no volverá al cargo definitivamente.

La paralización del Senado durante cinco meses, como consecuencia de los problemas en torno a su presidente, perjudicó directamente al gobierno, que necesita entrar a un año con elecciones (municipales, en 2008) con algunos triunfos en la mano.

Y nada asegura que dentro de 45 días la crisis no vuelva a agudizarse, tanto si Calheiros vuelve a su puesto como si se hace necesario elegir un nuevo presidente para el principal cuerpo legislativo.
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Xinhua - China/14/10/2007

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