15/10/07

Un Intento de Anti-Propaganda

15/10/2007
OPINIÓN
Alberto Valiente Thoresen
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El escritor salvadoreño Francisco Gavidia (1863-1955) contribuyó con su trabajo a desarrollar las incipientes instituciones modernas de El Salvador. Fue un defensor incansable de ideales liberales y la democracia, y a él le debemos una considerable parte de la conciencia histórica salvadoreña. En «Francisco Gavidia y su Ideario Liberal», Jorge Vargas Méndez cita a Gavidia diciendo: «La indiferencia intelectual es una traición a la democracia, un robo a la patria, una estafa a la libertad». ¿Qué escribiría Gavidia si aún viviera hoy, viendo la situación política salvadoreña? Ciertamente empezaría por reconocer importantes avances, pero creo que además no se mantendría indiferente a la indiferencia intelectual con que se tratan ciertos temas en la política salvadoreña. Esto resulta en mala información y conocimiento tergiversado.
De acuerdo al filósofo Xavier Zubiri, los antiguos griegos identificaban tres formas de conocimiento diferentes: discernimiento, definición y demostración, que es enseñar de donde vienen los planteamientos. En nuestros días, los diferentes métodos para demostrar son fundamentales para la aceptación o rechazo de postulados. Esto parece tan obvio que no merece mención. Pero veamos ciertos mitos de la política salvadoreña que se propagan en diversos medios sin ser cuestionados, y que no tienen base en una demostración, o al menos, su demostración es controvertida, y por ello, su tratamiento merece una actitud más crítica.
El primero es asumir que la polarización política en El Salvador es el resultado de la polarización en la sociedad, y que los partidos políticos tan solo responden a los deseos de los ciudadanos. Una lógica que no sea crítica al funcionamiento del sistema político y los partidos políticos puede fácilmente aceptar este argumento. En otras palabras, de acuerdo a este planteamiento perezoso, hay polarización porque eso es lo que la población quiere y el sistema político solo representa lo que la gente quiere. Pero si tomamos en cuenta la investigación reciente, la situación es más complicada.
De acuerdo al estudio «The Political Culture of Democracy in El Salvador 2006» (La Cultura Política de Democracia en El Salvador 2006), del Latin American Public Opinion Project (Proyecto de Opinión Pública de América Latina) de Vanderbilt University en los Estados Unidos, realizado en cooperación con FUNDAUNGO y el IUDOP, 53,4 por ciento de los salvadoreños están decepcionados con el sistema político, ocho por ciento más decepcionados que en 2004. Esto puede deberse en gran medida al hecho que 6 de cada 10 salvadoreños piensan que los partidos políticos son «para nada democráticos» o son «tan solo un poco democráticos». De igual manera, de acuerdo a la «Encuesta de Evaluación del año 2006» realizada por el IUDOP, la tercera parte de los salvadoreños no tiene un partido político de preferencia, no sabe o no quiere revelar sus preferencias político partidarias. Este grupo es más grande que el de votantes posibles de cada uno de los dos partidos más grandes. ¿Qué nos dice esto? Cuando menos, nos revela que el comportamiento de los partidos políticos no necesariamente responde a lo que los votantes quieren. Más bien es necesario sospechar que los partidos dominan la agenda política y manipulan a la población con propaganda que polariza, de acuerdo a sus intereses, sin representar los intereses de la mayoría del electorado. La explicación de por qué hay dos partidos grandes no es necesariamente que los votantes sólo quieren dos opciones políticas. Más bien, las investigaciones nos llevan a pensar que gran parte de los votantes simplemente se conforma con las opciones que hay, aunque estas no los representen.
El otro mito que se suele presentar sin mayor discusión es el tema del «modelo de Venezuela». Ya hemos visto en elecciones pasadas, cómo la idea reducida de la situación política de un país ha sido usada para proyectar el desarrollo de la situación política de El Salvador en caso de que el FMLN gane la presidencia. Tal es el caso de cómo la presentación de una imagen negativa de Cuba se usó con fines propagandísticos durante las elecciones presidenciales pasadas, exitosamente causando temor en algunos votantes sobre las posibilidades de un triunfo del FMLN. De cara a las elecciones de 2009, ciertos grupos han iniciado este tipo de propaganda, usando más que todo el caso de Venezuela, como ejemplo de un país que se mueve hacia el totalitarismo. Los argumentos que suelen usarse para justificar esta imagen negativa de Venezuela son: «el cierre» de Radio Caracas Televisión (RCTV), los poderes especiales del presidente Hugo Chávez otorgados por la Asamblea Nacional, la re-nacionalización de empresas y la falta de comportamiento diplomático del presidente Hugo Chávez. La actitud de la gran mayoría de periodistas en El Salvador es aceptar la imagen negativa de Venezuela. Pero, ¿cuáles son las las demostraciones de estos argumentos que se usan para justificar la imagen negativa de Venezuela? Si las vemos más de cerca, nos damos cuenta que son cuando menos controversiales.
Primero, aunque todos estos críticos hablan del cierre del canal RCTV, la verdad es que este canal todavía está al aire a través de televisión por cable. Completamente apegado a las leyes venezolanas, lo que ha hecho el gobierno de Venezuela es no renovar el permiso de RCTV de transmitir en el espectro radioeléctrico (es decir todo lo que se puede ver en la televisión con una antena sencilla). Como debiera ser conocido por todos, casi todos los gobiernos del mundo regulan el espectro radioeléctrico con estrictas reglas, ya que este se ve como un recurso limitado que debe servir intereses públicos. Así como las escuelas son reguladas y necesitan licencias para enseñar. De esta manera, en Estados Unidos, desde 1927 se han pasado diversas leyes que establecen el carácter público del espectro radioeléctrico y los requerimientos que los canales de radio y televisión deben cumplir para tener derecho a una licencia para operar. En Estados Unidos, esta normativa es regulada por la Federal Communications Commission (FCC) (Comisión Federal de Comunicaciones), que es una agencia de gobierno independiente que responde directamente al Congreso. Esta agencia se ha negado a renovar (otorgar) licencias de canales de radio y televisión en repetidas ocasiones. Los argumentos del gobierno de Venezuela para negar la renovación de la licencia de espectro radioeléctrico de RCTV se basaron en las leyes venezolanas. El argumento más importante fue el hecho que RCTV modificó su programación en abril de 2002 para apoyar el golpe de estado ilegal contra el presidente electo Hugo Chávez. Imaginemos qué haría la FCC en los Estados Unidos si una de las cadenas con licencia en el espectro radioeléctrico estadounidense, contribuyera a un golpe de estado contra el presidente George W. Bush. Hemos visto a la FCC reaccionar por mucho menos, por ejemplo, cuando los medios permiten malas palabras en sus programas o el seno descubierto de Janet Jackson.
Segundo, no hay duda que es preocupante que se concentre demasiado poder en el Ejecutivo de cualquier Estado. Sin embargo, hay que tener en mente que las formas concretas de cada república son diferentes y que hay sucesos que explican por qué esto es así. En el caso de Venezuela, en febrero de este año, la Asamblea Nacional le otorgó al presidente Hugo Chávez 18 meses de facultades extraordinarias para realizar cambios de política energética y en diez otras áreas. Lo que preocupa más es que esta Asamblea Nacional está compuesta por representantes de partidos que apoyan a Chávez en su totalidad. Pero ¿por qué se ha llegado a esa situación de poca pluralidad y controles al poder? El control que los partidos pro-Chávez tienen en la Asamblea Nacional se debe a un boicot de los partidos de oposición al proceso electoral de 2005, cuando se retiraron de las elecciones a tan solo cuatro días de los comicios. Esta fue una elección que la misión de observadores de la Unión Europea calificó de «altamente confiable a pesar de varias irregularidades de procedimiento», pacífica y la misma misión consideró «una sorpresa el hecho que se retiraran los partidos de oposición». Recientemente, Chávez anunció su paquete de propuestas de política, que serán sometidas a referendo público. Esto es lo especial de este caso y lo que apoya el argumento de Chávez, sobre intentar construir una democracia basada en el verdadero poder de la gente. No son muchas las democracias que someten a referendo las propuestas de ley que vienen de las facultades extraordinarias del Ejecutivo. De manera que obviamente la situación no es ideal, pero la pregunta no es ¿por qué hace Chávez esto contra Venezuela? Más bien la pregunta apropiada es ¿quien es responsable de atentar contra la democracia en Venezuela? ¿Un presidente electo por la gente y que una y otra vez hace uso de referendos públicos para corroborar el mandato de sus políticas, o una oposición política y mediática que ha intentado un golpe de estado ilegal y ha boicoteado elecciones? Es curioso que los que propagan información sobre la falta de democracia en Venezuela, operen con dos reglas distintas para medir la democracia y no ataquen la falta de democracia en los Estados Unidos. El presidente George Bush ha concentrado poder en el Ejecutivo como ningun otro antes que él, haciendo uso de «signing statements» (declaraciones firmadas) y dándose la autoridad de no tomar en cuenta más de 750 leyes promulgadas desde que tomó posesión. Además, le ha mentido a la población sobre las causas de la guerra en Irak, ha reducido los derechos de los ciudadanos estadounidenses con su apoyo al «Patriot Act» (Ley Patriótica) y ha autorizado la tortura como mecanismo de interrogación. El presidente George W. Bush también recibió facultades extraordinarias para decidir sobre una invasión a Irak. Pero él no sometió su decisión a un referendo público. El Ejecutivo de Estados Unidos usó estas facultades para embarcar al país en la ocupación de Irak, algo que la mayoría coincide en identificar como uno de los errores más grandes de política exterior de Estados Unidos desde la Guerra de Vietnam. Nuestro actual Ejecutivo apoya esta guerra. ¿Adonde están los defensores de la libertad y la democracia cuestionando esto? ¿Por qué no se preocupan por la democracia salvadoreña si seguimos el modelo de Estados Unidos?
Tercero, la discusión sobre la re-nacionalización de empresas es más complicada dependiendo de cada caso concreto, pero no hay razones para pensar que es negativo en términos generales solo porque sí y requiere igualmente una actitud crítica abordar este tema.
Finalmente, la falta de comportamiento diplomático de Chávez y lo que podemos llamar, falta de modales, no se puede discutir. Pero la actitud intelectual crítica debe estar ahí para evitar transferir nuestro disgusto con un comportamiento individual de un presidente de una república, a nuestra valoración del funcionamiento del sistema político de esa república. Esa falta de actitud crítica fue la que llevó a muchos estadounidenses a elegir a George W. Bush, quienes votaron por él porque les caía bien como persona. Pero un amigo para tomar una cerveza no es necesariamente un buen presidente. De igual forma, puede ser que una persona egocéntrica, arrogante y sin modales diplomáticos sea buen presidente.
Reconocer críticamente la relatividad de nuestro conocimiento no nos debe llevar a afirmar que todo el sistema político en El Salvador esté mal o que hay que aceptar sin cuestionar lo que sucede en Venezuela. Todo lo contrario. El punto es precisamante que cuando no hay actitud crítica tenemos indiferencia intelectual, y esto, como bien decía Gavidia, es una traición a la democracia, un robo a la patria y una estafa a la libertad.
cartas@elfaro.net

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