16/10/07

Unión Europea: la región del Báltico necesita mayor independencia energética

Rusia reconocióoficialmente la independencia de Letonia y Lituania en 1991. A partir de ese momento, los dos países bálticos encaminaron un proceso de modernización económica y social que les permitió entrar en las Naciones Unidas el 17 de septiembre de 1991 y en la Unión Europea el 1 de mayo de 2004. Todavía hoy las dos repúblicas están intentando conseguir la independencia completa. A pesar de algunos problemas de política interior, han conseguido la estabilidad política y económica. Prevalece aún una cuestión de gran importancia: escoger la política energética. Vilnius y Riga parecen decantarse por la opción europea y atlántica.
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Teresa Coratella
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Los recursos energéticos en Lituania son limitados ya que, en torno al 60% de la energía bruta utilizada se importa desde Rusia. De hecho, el país está controlado por dos empresas, la Lietuvos Dujos AB en el 72,8% y la Dujotekana UAB en el 24,6%, que compran directamente a Gazprom. La red de transporte nacional cubre unos 200 Km., con una capacidad anual de16 millones de toneladas. El precio del gas es uno de los más bajos de Europa después de Estonia y Letonia, y equivale al 47% de la media europea.Letonia en cambio, que posee y alberga algunas de las principales plantas de almacenaje de gas de la región, está conectada con gaseoductos solamente con Rusia, Estonia y Lituania. Los consumidores reciben el gas de Latvijas Gaze, cuyos principales accionistas son la alemana E.ON Ruhrgas, la rusa Gazprom y la Itera Latvija. La empresa ha declarado recientemente su intención de destinar 44,5 millones de euros para ampliar y modernizar la red nacional de distribución.
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El bienio 2005-2006 ha demostrado a Europa y a sus vecinos la importancia del tema de los recursos energéticos para las políticas internacionales y las relaciones entre los diferentes países.En marzo del 2005, Rusia pidió a Ucrania el pago de una tarifa mucho más alta por el gas y declaró su voluntad de cambiar las tipologías de transporte desde el territorio Ucraniano a Europa occidental.Empezó así la crisis energética entre Rusia y Ucrania, crisis que llegó a su punto culminante el 1 de enero de 2006 cuando Moscú decidió bloquear las exportaciones de gas hacia Ucrania, garantizando sólo aquellas que, pasando a través de Ucrania, abrían abastecido a Europa. El gobierno ucraniano ha respondido apropiándose del gas destinado a occidente. La crisis energética desencadenada, que implicó a Bielorrusia, duró pocos días pero sus efectos políticos se notaron inmediatamente en todos los países europeos y no europeos, y obviamente en las dos repúblicas en cuestión.Lituania y Letonia han percibido el peligro inminente: el aislamiento energético. Visto que Rusia, además de tener el monopolio del gas, está utilizando una política de cooperación energética con algunos países europeos, pero excluyendo a otros. Un ejemplo importante de esta política rusa es la firma en el 2005 de un acuerdo entre Gazprom y Alemania, según el cual se construirá un gaseoducto que abastecerá a Alemania de gas natural siberiano a partir del 2010. El proyecto estará financiado por Gazpron en el 51% i en un 25% por una coalición alemana formada por E.ON y Wintershall, empresa afiliada al gigante químico Basf. El gaseoducto transportará el gas siberiano hasta el muelle marítimo alemán en Greifwald, explotando las aguas internacionales del Báltico. El transporte será gratuito, porqué la materia prima no estará expuesta a las tarifas de transito que los países no europeos que separan Rusia de Europa (Ucrania y Bielorrusia) aplican para permitir el paso de gaseoductos en su territorio. Además estos días ha llegado la noticia según la cual el grupo Nord Stream (Gazprom) ha escogido la alemana Eurpipe y la rusa OMK para la adquisición de los tubos necesarios para el gaseoducto submarino entre Rusia y Alemania a través del mar Báltico. Es evidente que el proyecto queda estrechamente ligado a Moscú y Berlín. Varsovia, Vilnius, Riga y Tallin, además de no recibir ningún derecho de paso, quedan fuera de la línea de corte.El peligro de aislamiento de las dos repúblicas bálticas proviene de otros proyectos europeos y extraeuropeos como la construcción del gaseoducto Baku-Tlibisi-Ceyhan y el proyecto Nabucco que desde Turquía atravesará Bulgaria, Rumania, Grecia, Austria e Italia. De gran importancia es también la propuesta del gaseoducto Blue Stram que desde el Mar Negro transportará gas a través de Bulgaria, Serbia, Croacia, Hungría hasta llegar a Europa occidental.En todos estos casos los países del noroeste (por ejemplo Polonia) y bálticos (Lituania y Letonia) serán excluidos de la red de transporte energético. Para evitar esta situación, están intentando reaccionar de manera autónoma. Polonia, por ejemplo, participa en el proyecto Yamal-Europe junto a Gazprom, demostrando a pesar de todo que sigue vinculada a Moscú.En relación con Lituania, el país tiene en mente un intento de cooperación regional. Hay, además un dato importante a considerar, Lituania aloja la única refinería de petróleo de la región bálticaa Mazeikiu Nafta, pero esta contribuye sólo con el 3% al PNB del país y satisface solamente el 30% de las importaciones. Entre los objetivos del gobierno está la intención de valorizar las instalaciones para convertirlo en un enclave vital para toda la región báltica.
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En mayo, durante una conferencia en Cracovia promovida por Polonia, los presidentes de Polonia, Azerbaiyán, Georgia, Lituania, Ucrania y el Viceministro kazajo por la Energía e los recursos Naturales, llegaron a un acuerdo para prolongar el oleoducto Odessa-Brody hasta el puerto di Gdansk y las refinerías polacas de Plock.En agosto demás tuvo lugar en Crimea un encuentro entre el presidente ucraniano Yushchenko y su homologo lituano Adamkus. Los dos presidentes discutieron sobre un posible proyecto de construcción de una línea de transporte energética che desde Ucrania llegara a Lituania sorteando así a Rusia.De aquí se comprende la necesidad de esta pequeña república báltica de una política energética eficaz que la conduzca a una situación de autosuficiencia, por lo menos parcialmente. Lituania tiene intención de colaborar, tanto con sus históricos países vecinos, como Polonia y Ucrania, pero también con otros posibles compañeros más lejanos como Azerbaiyán, Kazajstán y Georgia.Por otra parte, en referencia a Letonia, el enfoque de la cuestión energética, parece más temeroso y cauto. En marzo, el presidente de Gazprom, Alexei Millar y el primer ministro de Letonia, Aigars Kalvitis, se encontraron en Moscú para discutir sobre una posible participación del país en el proyecto Nordstream. La pequeña república, parece tender a una colaboración con Moscú.Las dos republicas bálticas no dudan en colaborar en la búsqueda de objetivos comunes. El dos de octubre, tuvo lugar en Jurmala, Letonia, por iniciativa de los ministros de asuntos exteriores bálticos la que ha sido definida como la primera de una larga serie de conferencias 3+3: Letonia, Lituania y Estonia, por un lado y, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, por otro. Los tres pequeños países han hecho un frente común contra la política rusa y han pedido incentivar la cooperación multidimensional entre los países comunitarios más fuertes y aquellos más débiles.La Unión Europea ha respondido a la necesidad de mejorar la situación energética europea, sobretodo de los países más pequeños. El 12 de septiembre se nombraron 4 coordinadores europeos para proyectos estratégicos en el sector de la energía, su trabajo consistirá en monitorear la realización de planes de trabajo prioritarios. Entre estos proyectos está, por supuesto, el de reforzar las conexiones de las redes eléctricas de Alemania, Polonia y Lituania, y de las conexiones a las estaciones eólicas off-shore en el Báltico y en el Mar del Norte. Ambos proyectos, a pesar de no hacer referencia ni al gas ni al petróleo, son relevantes y están relacionados con las dos repúblicas. Además de pertenecer a la Unión Europea, Lituania y Letonia forman parte de otras organizaciones supranacionales. En 1992 se constituyó el Consejo de los Países del mar Báltico, del que las dos repúblicas son miembros fundadores. El Consejo se constituyó con el objetivo de convertirse en un forum político para la cooperación regional intergubernamental. Entre los principales objetivos está la explotación energética. Actualmente Letonia tiene la presidencia bianual y aprovechará, seguramente, su posición para dar peso y atención al tema de la energía.
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Los países post-comunistas se están comportando de diferentes maneras. Rusia representa un interlocutor complicado para los países bálticos que, a pesar de los esfuerzos y las iniciativas, no consiguen construir una política energética común sólida. El problema de fondo es que, a pesar de la necesidad de una modernización y una ampliación, las estructuras de base existen pero de nada sirven si no hay materia prima. Se desprende de aquí la necesidad de una diversificación nacional para la adquisición de gas y petróleo que no dependa exclusivamente de las decisiones de Moscú, sino sobretodo de los países comunitarios ligados a Lituania y Letonia por pertenecer a algo común.
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Equilibri.net - Italy/16/10/2007

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